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junio 24, 2008

Matusalen no es suficiente en la ciudad de los dioses y su castigo: la belleza del mundo mundial.

"El tiempo es la imagen de la eternidad en movimiento". Platón.
¿Por qué será que a veces de manera insaciable luchamos por detener el tiempo?

Vendas frías. Masaje reductivo. Toxina botulínica. Laxantes de supermercado y tés desintoxicantes. Antioxidantes naturales. Vitaminas empaquetadas. Agua de manantial, agua alcalina. El bisturí. Lipoescultura. Liposucción. Yoga. Pilates. Oxigenoterapia. Joyas - ¿Me harán sentir más joven?. Tortugas de Galápagos. Bacteria milenaria de los hielos permanentes del Yukon en Canadá. Ritos tibetanos. Mejores condiciones del sistema salud (eso hace la diferencia). Cocina/comida light. Menos sol. Bloqueador solar. Arcilla-barro reductivo. Peeling. Ácido. Pastillas recetadas. Colágeno inyectado. Silicón incorporado. Terapias: Bienestar holístico (aromaterapia, terapia energética); termoterapia; mesoterapia; drenaje linfático; acupuntura; rayos láser. Alimentación sana: ocho vasos de agua al día, menos azúcar, no grasas trans, dieta hipocalórica. Vida saludable: más ejercicio, menos licor, quizá vino tinto, no tabaco, cero drogas… Telomerasa-enzima. Melatonina-hormona. Parece que la vida se me va en un cuento que busca extender mi eternidad humana sin límite.

¿Es acaso envejecer parte natural del proceso de morir? ¿Es morir parte del proceso natural de la vida? ¿Acaso morir no significa dar paso, entregar la batuta que una vez tomaste entre las manos y saber que puedes entregarla para que se renueve con otros aires, con otras vistas?

Estaba ojeando una de esas revistas que no te dan más que imágenes de la moda que impera o del día a día de los colores de la alta costura, algo que no me exigiera pensar; pero fue tal el bombardeo que necesitaba levantar una ceja y una nota en el blog sobre ésta industria entre la vanidad, el ocio, la venta, la bondad de la oportunidad y el delirio de lo brillante, algo que estoy segura no solo me pasa a mi.

Tal parece que desde hace algunos años de manera más intensa, no solo no basta con querer ser menos feo según el canon oficial y/o más bello según lo que nuestro alrededor establece; sino también, ser menos viejo (aunque queramos dignificar la vejez como trata Japón) y/o más joven (según la exigencia de los mundos laborales “competitivos” actuales). Me pregunto si retrasar el envejecimiento o hacernos menos feos es la clave de esto. Si vernos bien aunque nos parezcamos todos a punta de bisturí, de brebajes, de sortilegios hará que nos aceptemos mejor, nos matemos menos, nos queramos más, participemos en todo, nos deprimamos menos, muramos mejor, nos comuniquemos más; digo por hacer uso de algunos de los anuncios y situaciones que nos ofrece el mercado mundial.

¿Queremos vivir más o menos solos? lo siento, pero hago esa pregunta porque debo mezclar el valor belleza con otros valores, con otras necesidades, con esa extraña pirámide de prioridades que ha sido inventada. No digo que tener dos ojos en lugar de tres no me guste, o que siendo mujer y no preocuparme del bigote y el gasto de depilación no sea cómodo según mi parámetro de belleza y comodidad. No digo que no me guste la ropa vistosa o la renovación de mi guardarropa según pueda hacerlo. No digo que me gustaría pasar por la etapa que los graciosos hoyuelos se vuelven en atenuadas y sexis líneas, luego en amenazas de rutas pronunciadas que finalmente se constituyen en arruga y en canales imborrables del tiempo inexorable.

¿Será que queremos ser más bellos, más jóvenes compitiendo con los jóvenes biológicos, que de por sí quieren competir con los niños y estos supongo que llegarán a pelear el vientre con los no natos aún? Todo a pesar de que por dentro estemos igual o atenuadamente envejecidos, maduros por dentro, menos lozanos de órganos (para ponerlo en buenas palabras.) ¿Será que ocultamente nos gustaría ser un dibujo animado, una película que no cambia la cual si envejece la retocan o la salvan en otro formato?… No lo sé.

A algunos no les preocupa la belleza, -¿habrán carecido de ella?- A otros no les preocupa la vejez -¿Habrán aprendido a negociar con ella?-. Hay unos que no les preocupa el que dirán -¿Dictará esto finamente toda su vida?-. A otros no les llama el mundo de la moda mundial, es así como se le puede sumar a la lista.



La inmortalidad en esta vida ¿para qué? y ¿por qué? ojo no es que quiera morir hoy… supongo que ya entonces no sirve para algunos creer en la sabia inmortalidad, en el espacio etéreo celeste donde quizá no haya hambre o dolor…

El mundo mío, de todos, tan plagado de contradicciones, como de cuentas de vidrio adheridas con hilos a una prenda; me lleva a pensar como quiero estar, como quiero verme, no solo ante mis ojos, sino ante los ojos de mis personas, sea de quien quién quiero gustarle/querele más en unos ámbitos que en otros, sea ante mis amigos/as, mi familia, mis perros y gato por continuar la lista... Me pregunto ¿cómo los quiero ver?, ¿cómo quiero que sean y luzcan? He de decir que no quiero que sean diferentes de quienes son y de como lucen, quiero envejecer con ellos, quiero estar y que estén hasta donde podamos, quiero -aunque las oculte- tener canas, quiero el sabor del sexo con años y del renovado, quiero el vistazo de la malla de líneas que se cruzan en la piel y que aún así me permiten tomar lo bello que significa.

Que irónico verdad, porque aunque uso máscara para cubrir las pequeñas y grandes imperfecciones de mi piel -porque a mi no me gustan-, si les pregunto a todos los míos, suelen decirme que tal como soy me piensan, gustan y toman; es decir con el paso del tiempo. Mi gente (también variopinta) asume de mi los años, el cambio de mis formas, de la estructura, aunque yo salga del parámetro de belleza del mundo mundial, (ojo no digo que los mios no admiren algunos parámetros establecidos)... finalmente parece que aceptarse como siempre y como nunca, comienza por nosotros y nuestro alrededor. Es así como parece que el horizonte a veces se desdibuja frente a nuestros propios ojos, sobretodo cuando compramos los paquetes de aceptación que nos venden.

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