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julio 11, 2008

Toc, toc, toc: ¿Hay alguien en casa? Enfermedades silenciosas, esas que no se manifiestan clínicamente al principio.

Cuando eras pequeño el dolor de panza era eso dolor de panza, la fiebre era eso fiebre, el golpe era eso el golpe y el moretón en la piel, el dolor de muela era eso dolor de muela sea por que te salía un diente nuevo o bien iba para abajo uno usado, cariado y sin ganas de seguir en la boca. ¿Qué quiere decir? Que quizá si el mensaje de tu cuerpo usado de niño te decía esas cosas, suerte de vos que eras un niño con un crecimiento normal, aunque hubieses vivido en la última casa de la barriada o con el techo desvencijado, bien en el palacete de los cuentos.

Linfoma de Hodgkind- problemas hematológicos, mononucleosis infecciosa, daños hepáticos, , cierto tipo de desórdenes psicológico y neurológicos, tumores cerebrales, cáncer, celiaquía, bulimia, anorexia; en general las enfermedades autoinmunes( hay más de 80) -mal de Chron y siga la procesión...

Hay un camino extenso de enfermedades silenciosas muchas de las cuales probablemente no he escuchado ni escucharé jamás, al menos que en la tómbola de los “premios de la vida”, obtenga algún letra o número de esos, solo que hay un pequeño detalle, y es que dependiendo del momento y las condiciones, el tiempo puede fulminar o dar alguna oportunidad de combatir.

Parece que este tipo de situaciones te dejan sin defensa. Caes sin entrenamiento a un juego clave. Se instala en tu vida sin que puedas oponer grado alguno de resistencia por semejante inquilino; pero no hay peor silencio que el autoimpuesto.

El de llevar las cosas “solo” a veces se da por que se desconoce, sucede también que cuando algo sale la luz no tienes la mínima idea de que hacer o para donde tomar; quizá por que no comprendes lo que significan las noticias, quizá por que aún eres “joven” en la vida para asumir que hay algo que no funciona.

Ser joven (niño, adolescente, adulto) iniciando trayecto y tener “algo defectuoso” es como una lucha con el sello de temor al fracaso con vos y con los otros, sea la condición que tienes, el mundo que rodea, las batallas que se avecinan sin saber o sabiendo-eso es suerte-, la incertidumbre, la predicción, la reacción, el día a día.

Lo sensato pareciera radicar en tomar algunas previsiones, paso 1: Ponerte(o te llevan) a las órdenes de los médicos (serán más de uno), ya que entre lo que te dicen las personas a las que les comentas, además de las historias que cada uno tiene que contar, sumado al universo de conocimiento, desconocimiento y tratamiento hay (en el mejor de los casos) efectivo van a pasar millones de segundos (que ya no son tranquilamente tuyos.) El paso 2: Supongo que las preguntas que te haces, ver donde estuvo el detalle, preguntarte si había algo que hacer o no, lo matizas con un posible conjunto de ataques de incertidumbre sobre los cuales verás que hay luces de esperanza y otros momentos donde la mancha gris petróleo será bien densa.

Si el desenlace no es positivo (al menos para uno) pues sumas a veces de manera más temprana el cierre del círculo de la vida. Sin embargo, si las noticias son positivas y la vida ha de seguir, con lo cual solamente tendrás “eso” latente-manifestante, pasarás por el mundo de manera normal, sin que parezca que hay gran problema, probablemente algo más alerta para que no te incluyan esto o lo otro en la comida; saber que si te da una fiebre podría ser la manifestación de aquello; que si te da un nuevo calambre es el aviso de algo irritable, más entre brinco y salto vas sorteando la existencia.

He de confirmar que se tiene suerte si el silencio se ha manifestado, aunque no lo digo por que mi oficio sea ser optimista, sino por que quizá se cuenta con alguna oportunidad de ser escuchado y con esto de obtener alguna respuesta al toc, toc del golpecillo en la puerta. Cuando eso sucede al menos tendremos que colocarnos una flor verde en la solapa.

1 comentario:

Ricardo Umaña Larios dijo...

La vida es cambio, es evolución. Las enfermedades son también una manifestación propia de la vida. Todos nacemos con un reloj de autodestrucción, que nos permite (en ocasiones) impulsar la evolución un paso más, y luego nos elimina sistemáticamente para abrir campo para las nuevas generaciones. Las enfermedades buscan acelerar ese proceso, eliminando prematuramente a quienes poseen alguna característica particular, que no sea "conveniente".
Los seres humanos hemos alterado algo del proceso natural de la evolución de las enfermedades, tratando de protegernos artificialmente con medicamentos, en lugar de enfocarnos en la estimulación de las respuestas naturales del cuerpo. Sin embargo, he de reconocer que esto es solamente una tesis (que no puedo demostrar, pero en la que creo religiosamente). Además de que en ocasiones, no hay tiempo suficiente para alcanzar ese nivel de autosanación.
Si se compara con la sociedad, donde la promulgación de leyes vacías contra la violencia han promovido un mayor nivel de intolerancia y agresividad, el abuso en la aplicación de cierto tipo de medicamentos (especialmente antibióticos), lejos de acabar con las enfermedades, las ha vuelto más virulentas.
Sin embargo, a mi criterio, uno de los factores más determinantes en la lucha por mantenerse sano (si es que ese estado existe) está en la actitud hacia la vida: la mente debe estar enfocada hacia la salud. Aún en ambientes hostiles, la buena actitud le permite al cuerpo curar sus heridas (tanto en lo físico como en lo emocinal). La vida me ha enseñado que, si alguien desea morir, es muy probable que lo logre.
Es un tema muy interesante.
Gracias por permitirnos meditar sobre él.
Gracias.