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marzo 08, 2009

No me olvides

Al cruzar la calle, dar un paso con la izquierda, flexionar el torso en la misma dirección un halón me recuerda que no hay tal agilidad.

Ciertos días, la pesadez que hala la mitad de la espalda como pegamento de tensión, el adormecimiento de 3 de 5, la punzada, el calambre, la "insensibilidad", me recuerdan anuncios viejos, noticias del día con tufillo de años.

¿Por qué suceden justo ese instante? No aprendo y hago siempre la misma pregunta.

Solo es cuestión de precaución, es verdad. Sin embargo, hay días que no vale de nada, ni el estar de pie, ni dormida o sentada, ni al estar amando o yaciendo, solo se abalanza a decir presente.

En ocasiones, le dejo una leve sonrisa, un vistazo de chequeo, una palmadita diciendo "tranquilo". Otros días, (porque siempre hay una doble cara en cada moneda), cuando la fuerza es superior a mi ánimo y voluntad, me revuelca como una ola pasajera, ignorante del daño y con toda su consecuencia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Inmortalidad"

Me resisto a pensar que en el olvido
mi nombre anidará, como se queda
entre la verde fronda, en la arboleda,
al volar de los pájaros el nido.

Rechazo la noción de que, perdido
mi aliento, al claudicar mi última rueda,
cuanto viví, cuanto mi cuerpo hospeda,
quedará bajo tierra consumido.

Quebrado estará el eje en el carruaje,
señalando el final de mi viaje,
sus despojos pudriéndose a la sombra.

Y remontándome de entre las ruinas,
mi paso encauzaré hacia las colinas,
mientras la brisa nómada me nombra.

Francisco Alvarez Hidalgo
España (1935-)