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octubre 20, 2009

Jairo Anibal Niño

Hay cosas tristes, historias tristes, pues quizá porque toda la vida, la fuerza y la euforia siempre llevan ese olorcillo a muerte, a fin o final. Hoy quisiera decir que no estoy triste, pero sí; los motivos por los cuales la noche cierra así, no vienen al caso, son los de siempre: las sombras de lo que sigue después de la vida, sería una buena idea tener el valor de un niño.

"¿Cómo se pasa al otro lado del espejo?

Para pasar al otro lado del espejo, se necesita del valor temerario de un niño de siete años, de su facultad para convertir el azul en quetzal y la nube en garza. El sabe que tiene que ascender por la vertiente más peligrosa del espejo, trepar cuidadosamente para no tropezar con el brillo, afianzar con firmeza el pie para evitar hundirse en la garganta de los reflejos, y eludir el encuentro cegador con los ojos de su doble. Entonces llegará a la cúspide y pasará al resplandor del otro lado, descendiendo por la parte oscura de la luna." Jairo Anibal Niño

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