buscador y encontrador

mayo 29, 2015

11/12/1954 - 29/05/2015 Estadios de la situación

"En África cuando llueve en el momento de un funeral 
significa que Dios te da la bienvenida"
-I-
lento viene el caracol
da vuelta con la rueda,
vuelta y vuelta otra vez
sube y baja,
es un conocido,
no es amigo,

-II-
se presiente,

una se resiste a creer,
aún ahora, que después de 125 días
de goteo, de máquinas zigzagueantes, mudas,
blancas, grises con partecillas de plástico
capaces de alterar el ánimo de los analfetas como yo;
no suene nada,
no registra como se apaga todo,
la nostalgia, las oportunidades,
la lucha,

-III-
todos extraños
nos encontramos en el mismo cuarto de espera de 1,5 x 3 metros,
hay una sola ventana hacia el parqueo,
hay tantas historias,
la gente casi siempre llora,
con esperanza y sin resignación,
yo pensé que para los otros: los huérfanos,
la vida sería diferente,
más ser huérfano te da libertad de marcharte,
no pensé eso,

-IV-
no son tan bonitas las camisolas blancas
ni la aparatología que viene de alemania o japón,
huele bien el lugar, o yo nunca noté nada,
ni siquiera pudo ver la temporada 5 del juego de tronos,

-V-
¿quién sería?,
se supone que hacía milagros,
me molesta pensar que, se reservó uno aquí...
puede ser que la magia era partir,

-VI-
¿cómo se fue?
¿a qué hora?
¿está seguro?
¿a dónde?

-VII-
si, otra vez
falleció alguien
quien fue amado y no.

___________
Sigue lloviendo, ya hace horas, supongo que hay una buena fiesta por tu llegada
Descansa en paz, Carlos.

mayo 20, 2015

He aquí que tu estás sola, Jaime Sabines

Fui a encontrar a Sabines ya crecida,con años sobre mis hombros, nueve le faltaban a él para morir. Sí está muerto, aún así, no dejo de enamorarme, de leerlo, si supiera cuantas veces me he sentado aquí para mirarlo se sorprendería, pensaría que casi es un acoso. Sencillo, irónico, doliente, amor, ese es Jaime Sabines, a mí me apetecía que me visitara aquí, que se quedara.

He aquí que tú estás sola y que estoy solo.
Haces tus cosas diariamente y piensas
y yo pienso y recuerdo y estoy solo.
A la misma hora nos recordamos algo
y nos sufrimos. Como una droga mía y tuya
somos, y una locura celular nos recorre
y una sangre rebelde y sin cansancio.
Se me va a hacer llagas este cuerpo solo,
se me caerá la carne trozo a trozo.
Esto es lejía y muerte.
El corrosivo estar, el malestar
muriendo es nuestra muerte.

Ya no sé dónde estás. Yo ya he olvidado
quién eres, dónde estás, cómo te llamas.
Yo soy sólo una parte, sólo un brazo,
una mitad apenas, sólo un brazo.
Te recuerdo en mi boca y en mis manos.
Con mi lengua y mis ojos y mis manos
te sé, sabes a amor, a dulce amor, a carne,
a siembra, a flor, hueles a amor, a ti,
hueles a sal, sabes a sal, amor y a mí.
En mis labios te sé, te reconozco,
y giras y eres y miras incansable
y toda tú me suenas
dentro del corazón como mi sangre.
Te digo que estoy solo y que me faltas.
Nos faltamos, amor, y nos morimos
y nada haremos ya sino morirnos.
Esto lo sé, amor, esto sabemos.
Hoy y mañana, así, y cuando estemos
en nuestros brazos simples y cansados,
me faltarás, amor, nos faltaremos.

mayo 10, 2015

Blanco y azul

Quizá motivada por la semana latinoamericana al no acoso callejero, dejo esto aquí. Algo del baúl, de esas partes de donde el polvo, el moho caen y cubren en una oscuridad casi total...

Ponerse de pie,
arreglarse la falda,
colocar la mesa en su lugar.
Todas son decisiones.

Recoger el hilo de persona,
martillar las piernas,
y coser la compostura.
¿Dónde cayó?

Cerrar la puerta del 4to piso
detrás: al hombre,
al amigo, al amigo del amigo,
al amigo del jefe, al jefe de los jefes,
el que tiene una niña en el colegio europeo,
al latino picante que vive en una vieja metrópoli,
al adicto a las pastillas,
siete pasos y medio y la oficina queda atrás.

El teléfono es inofensivo,
aún así, hay nombres que asustan,
lobos enfurecidos al otro lado de los muros,
respiración seca,
se necesitan testigos,
una es culpable de oficio...

Se toman muchas personas
y una sola (yo)
para llegar ahí,
nadie escucha a la nada,
es viernes,
no se sabe noticia.

Comencé a pensar que había soñado,
que todo era una pesadilla con tres moretones
y el cabello deshecho.