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agosto 20, 2015

El presente

Todo está cotidiano, como si desempolvar fuera pan nuestro de cada día, cambiar el agua al florero, abrir la puerta al gato, está esa espeluznante impresión de que al día de hoy es lo que se ama hacer, lo que sigue el resto de la vida; y, en un minuto comienza esa música que viene de no sé donde, la trompeta va abriendo paso por la piel, las venas abiertas, lentas, densas como la lava que transporta rojos oscuros, granates, incendiarios.

Bailar con esa pereza entre el bolero y el dolor del blues, tocar a través de la ropa con la autoridad y el derecho, ¿cuál?, un sentimiento en medio de las piernas, unas ganas de empujar la pelvis, un deseo en la cabeza, los ojos dejan el cuerpo. Deslizarse, la humedad del baño recién terminado, la limpieza de cinco minutos, sin pecado y sin rencor, la saliva de lobo feroz, las urgencias improcedentes y desordenas, el olvido, las uñas, la trompeta otra vez, el minuto 8:32 ya no es mío...

3 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Cuando manda el deseo las lógicas se desmoronan.

Besos.

Adriana Alba dijo...

Fantástico!
Abrazos.

Adriana Alba dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.