buscador y encontrador

Mostrando entradas con la etiqueta Cavolina un caracol microscópico alado. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Cavolina un caracol microscópico alado. Mostrar todas las entradas

diciembre 10, 2014

Adios (I)

yo me acostaba, ella se acostaba conmigo
yo me dolía y ella dolía conmigo
a la par/ en silencio
                             me miraba desde las pestañas doradas y los ojos oscuros 
yo no caminaba y ella lo hacía poco
pasaba horas a mi izquierda/ en silencio
yo comencé a caminar/ella seguía en silencio
me veía y sonrería 
movía su cadera, su torso 
me amaba y yo a ella/
nos amábamos 
                      de repente 
envejeció más rápido que yo
tenía 80
y eran tan rubia que no se notaban las canas
y era tan silente que no notaba lo vieja...
volvió a dormir conmigo, pero para dejarse cuidar
sin embargo/ yo había llegado tarde
no había manera de dar marcha atrás//
la envolví con mis colores
le acaricié la cabeza
lloramos cada con un margen de distancia
Fallecida el 14-12-2014


diciembre 31, 2008

Con nombre de fantasía y correo irónico ¿qué más necesito?

Yo nunca podría escribir una novela, quizá atreverme a hilar cuentos pero muy cortos de tres párrafos tal vez y a bordar una que otra imitación de poesía.

Puede que sea mi personalidad, la limitada imaginación o la real imposibilidad de poder llevar el hilo conductor de algo más allá de dos páginas, lo cual me empuja a tal afirmación.

No es que escriba poesía o ensayo con buentino, sino con algún grado de suerte he logrado pensar que podría escribir algo o hasta afirmar que soy escuchada.

El comentario anterior, no significa que haya escrito ensayo algún; lo más extenso: mi tesis de grado por un total de 467 páginas, anexos, glosario y muchas noches de desvelo, más los años de intensa lucha para aprender a agrandar el tamaño de la letra, reducir los márgenes de la hoja, y todo eso. ¿Por qué tantas páginas? Ni yo lo se...

Si bien es cierto, alguna vez alguien dijo que un libro se escribe cuantas veces es leído y que este se escribe cada vez que es leído. Yo no poseo aún la habilidad o el "don" (esto es para los más esotéricos) de tomar una mano -la de cualquier persona- y llevarla a lo largo de un trayecto, solo con las líneas de una historia.

Afirmaría que tengo algunos dotes en mi haber: soy fantasiosa, divago mucho, puedo dormir hasta tarde y acostarme aún más tarde, no tengo tan mala caligrafía y sí una ortografía mejorable (hasta Borges lo reconoció, pero claro este sujeto es un indiscutible), tengo algo de vista nublada, leo de todo un poco, conozco algunas redes sociales, tengo algo de aprendiz de historia. Aún así no es suficiente.

¿Por qué toda esta perolata? Sería porque por estos días estaba desempolvando mis libros, acomodando unos nuevos, notando lo mucho que aún me falta por leer, quedando boquiabierta de los cientos de espacios literarios, inicios de poesía, ganas de decir las cosas hay por allá afuera. Reordenando algunos de mis escritores favoritos, incorporando algunos nuevos, que si Remarque, que si la Belli, que si el Fuentes o el Galeano, que si la Rossi, el Girondo, el Benedetti, el González, el Kundera o el Sánchez, si el Zonta o la Reyes y bueno todo ese polvo, moho y horas hacen que una se pregunte y ¿cómo demonios abrí un blog?

Ah sí, porque tengo nombre de fantasía, hay personas que me hacen pensar que creen en mi, tengo un correo algo cursi e irónico, el sitio es gratuito, la cuenta de Internet permanente y además llevo por dentro suficientes ganas de vida.