buscador y encontrador

Mostrando entradas con la etiqueta Digujo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Digujo. Mostrar todas las entradas

junio 20, 2015

Agosto 2015

Combinar los afectos de alguien, darles formas como si uno fuera su mano es un ejercicio que a veces resulta y otras no. Lo cierto es que en ambos lados se hace con cariños. Coordenadas en la próxima ocasión, abrazos



marzo 20, 2015

Marañas y vientos

El viento no está muerto,
solamente quiere conversar...

Nada de susurros, piruetas o mece hamacas.
Pedacillos de hojas caen como lluvia deshidratada, pulverizada.
Flores cansadas de las ramas se dejan arrancar, listas para cualquier resultado
El polvo seco, muy seco sí,
rubio con destellos oscuros, casi castaño mediano 40,
solo se contenta con ser levantado a veces 
acumulado otras, de manera poco juiciosa,
simplemente se quiere marchar,
sin detenerse, sin pensar la hora o el lugar

Ahí están las llaves que cantan,
siguen pegadas a la aldaba 
se balancean sostenidas por la cuerda.
Quizá así  debería de sonar el móvil de la entrada,
pero está mudo... dicen eso mismo de mí.


Todo se acumula
los autos, 
las motocicletas,
la gente
el camión,
los perros
el niño pegado al muro,
los gritos de los muchachos,
la aspiradora de esa casa,
los tacones del último piso.

Demasiado ruido

Sin embargo, el viento lo calma, 
cuando se "pone"
sencillo, 
perezoso,
 brevemente intenso y sostenido,
cuando se desliza entre mis piernas sin pena,
choca en mis brazos aún fuertes,
se cuela por los pensamientos 
y por más cursi que suene,
me hace sentir que,
 puedo volar. 

Maraña I, 2014

Maraña II; 2015

Maraña III, 2015

octubre 23, 2009

Este octubre

Hay semanas de semanas, unas duras y otras no tanto, todas pasan y finalmente a una se le olvidan el orden en que estaban o el color de la ropa, lo que se comió o hasta el perfume que usaba. Sin embargo y en ciertas ocasiones, suceden cosas que no se pueden borrar como el pizarrón o romper como la hoja de la libreta.

Esta semana me acosté a dormir y me desperté con un torbellino de malas noticias. Porque dejémonos de tonterías han sido malas en su mayoría, excepto por ese cachito de luz conformado por algunos.

Estoy sorprendida de mi propia reacción; es decir, a pesar de las náuseas tremendas que se colocan en medio de mi pecho y mi vientre, de la desesperación que le acelera el latido, el dolor de cabeza que sale punzante por los ojos o cualquier lado de los hemisferios, sigo tranquila.

Ciertamente me siento algo agotada, podría blasfemar de la familia que tengo, de tener tanta, de que son personas que viven y mueren, de causar colapsos temporales y permanentes de partes del sentimiento. Tengo en la mano 5 tristes noticias y esto de querer es agotador.

Cierra hoy repitiéndose el inicio de una: mi hermano, la noche de lluvia, la moto, la señal de alto saltada, yo temprano del trabajo, el comentario similar de "como llueve ojalá y no tenga un accidente", ahora acompañando a mis padres, llamando por teléfono a los otros, la diferencia: no murió hoy. Esto da un descanso pues el accidente no fue tanto.

Ahora, mientras me gasto el tiempo y llegan más adelantos de noticia, escribo en el diario público.