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julio 30, 2009

Julio 30

Quizá piensen que mi ánimo está algo alicaído. Hoy podría decirles que sí. Extrañamente no sé las razones o el motivo.

Barajaba si sería que es cierre de mes. Que si extrañaba al otro, a la persona que le pone el sabor o chispa a mi vida o en esos días tontos. Que si sería la señal de alguna hormona escapada. Bien que es algo tarde en la noche recien entrada, pues aquí no hay cuatro estaciones de larga jornada. O es porque estoy escuchando los Beatles y Michelle precedida por Eleanor Rigby (ambas canciones le ponen un toque no sé qué a mi ánimo) Quizá un día con sabor variopinto, con algún reducto de aquella gritería de las 5:30 en mi oficina días atrás. El asunto es que no concreto (para variar), así que busqué y busqué algo que le diera forma a lo que me ronda en la cabeza y aquí esta:

Janos Arany, En las guerras
" En las guerras, antiguamente,
no seguían principio alguno,
el más fuerte siempre al más débil
le quitó todo cuanto pudo.
Ahora no es así. El mundo
regido está por conferencias:
cuando se hace el fuerte una trampa.
Se reúnen- y allí la aprueban. " Budapest 1817-1882

julio 21, 2009

Horas de oficina

Es extraño, aún me descompensa escuchar gritos de una persona a otra, sea en la calle, frente a frente, por el teléfono.

El sonido "chillón" retuerce mis oídos, pero además acelera mis latidos y según de donde provenga o como se dé, me revuelve las tripas. Esto me quedó de años atrás, y aún no me explicó de dónde proviene tal cúmulo de sensaciones...

Las 5:30 de la tarde de este día, intentaba concentrarme en pendientes de días que deben salir justo el mañana miércoles. Un poco "workaholic" (¿se dirá así?) o algo mártir pues la labor inició a las 7:15. Sin embargo solo es un día más de esos que comenzó a cerrar con un casi me voy para que cataplún saltaran gritos telefónicos, amenaza de "cuidarme" e interpelación personal...

Me pregunto qué no cruza y se confunde en la cabeza de ciertas personas que toman una sola palabra para elaborar una realidad distante de lo
"sucedido."

Durante 10 minutos de vida escuché retahílas, no encontré mucho que decir, solo afirmar “no ponga palabras en mi boca ni manifestaciones no hechas.” (Sí algo aprendí del mundo diplomático), finalmente lo mejor que encontré en mi bolso de herramientas, fue dejar que hablar… total ni había diálogo, ni prisa.

Han pasado dos horas de lo que les relato, el ritmo cardiaco regresó a su rumbo, me entretuve para variar en otras cosas, oscureció con cielo azul en tres tonalidades. Me apetece llegar a casa, quitarme los zapatos, poner los pies en agua tibia, beber té rico, mirar mi programa favorito de martes de ficción (Sí ahora estoy enganchada con uno llamado Fringe). Me pregunto cómo reaccionaré mañana, si esta es otra más que se repite… No sé. Si algo sucede, quizá les cuente