buscador y encontrador

septiembre 27, 2008

Del circo

Que dificultoso debe ser para un payaso, quien es hasta un buen sujeto, tratar 1001 formas de hacer sonreír y apenas recibir una par de muecas.

Quizá para el maromero también lo sea, quien a su vez hace una y mil piruetas con las manos y los pies al ponerse el semáforo en rojo, pero al final cuando ha acabado e inicia el recorrido por el medio de la calle a lo largo de la línea de autos, las ventanas se cierran en su nariz.

Ni qué decir del trovador o del cuentacuentos, oficios unos pasados de moda, ambos con sus mil historias, intentando sacar a las personas del sopor del día o meterlas livianas en el caminar de la noche tal vez sin más que un aplauso opaco por respuesta.

Es duro sí, intentar/hacer sonreír, acalmar a quienes tienen el ánimo triste y el andar roto, o bien a aquellos de alma algo raída y sonrisa descompuesta, el tacto apagado y el impulso apenas latente.

No se si es extenuante pero sí complejo, más de lo que parece, tanto para uno como para el otro , el lidiar cuando ambos están en lados opuestos de la acera aún en la misma calle o ambos de frente en la mesa sin moverse.

Por estos días encuentro personas más tristes, como si rondara ésta de manera más frecuente entre la gente, como si el sonreir se hubiese vuelto exclusivo de unos pocos o como si el reino del contacto se hubiese cerrado por inventario.

septiembre 26, 2008

Un día, no cualquiera

“no se como comerlo o comprenderlo, no hoy,
no aún, es decir las cosas
lo de pensar,
lo de contar secretos,
lo de ser cómplices
y no lo preguntas, solo dices sí,
como cuando te dicen, oye hay un risco, es un brinco, es alto, usas un paracaídas, todo estará bien, hay rocas abajo, una inmensidad y no te preguntan si saltas, solo saltaste como con una extraña confianza que entre la ansiedad, el temor, el bombeo de los órganos, sea lo que sea, los segundos que tardes, los minutos que lleve, valdrá la pena.”

Suena un poco suicida verdad. Me pregunto ¿quién no ha sido suicida así alguna vez? Hasta las personas cuya naturaleza es diferente, no diría que menos arriesgada o de pasos más planificados, pero si más pausadas.

En fin quizá me refiero al momento cuando vas aumentando la velocidad del automóvil sabiendo que si sigues así “algo sucederá”. Podría ser cuando sales a trotar hasta que el cuerpo tiemble porque no se puede dar más, pero “necesitas” hacerlo para recuperar luego la fuerza. El choque de cuerpos en violencia en un partido de rugby. La decisión de que nazca o no una criatura. No lo se si será al llorar hasta al extremo del vómito o de la tristeza profunda, gris, arrugada, plomiza y severa. Sería en algunas ocasiones la acción kamikaze al tomar una sola decisión, la firma de un solo documento de cese o el compromiso aún sin saber de qué trata la vida.

Lo cierto, o al menos yo lo siento así, es que hay que estar muy vivo para poder llegar al punto de ese riesgo que llamé suicida. No es el calor del momento que te hace de manera pasional mandar todo al carajo, no es la pasión de la venas que quema todo al paso. No es el abandono de la situación, o la prepotencia. No es acerca de nada de lo mencionado.

Hablo de la elección y el sentimiento que le acompañ, llevándote a ser más fuerte, más decidido, más intenso, más humano, más sincero, más egoísta, deconstructor acelerado, y constructor novato con visos de arquitecto. Es la fuerza vital que puede venir en arrebato, en cuentas o como corolario, son los pulmones abiertos sin mesura, el corazón bombeando a su intensidad, las manos fuertes, la vista certera, el oído agudo, la piel vibrante, es acerca de estar vivo.

septiembre 25, 2008

Dos mundos: Benedetti y Lautrec

Como la bandera en el monte más alto -por lo que significa- quise poner esto, me refiero al poema (Benedetti) y a la pintura de Lautrec-Tolousse (mismo de mi gato en la fotografía), son dos mundos, dos formas de acercarse, dos tiempos diferentes, personas finalmente.


Lo hice quizá pensando en esa flor de campo hallada al pasar, la que por sí sola hace que uno se devuelva o al menos entorne la vista; o sintiendo el golpazo del viento que hace el cabello a su antojo, o la persistente agua que le lava a uno los pensamientos además de la cara.


Hoy finalmente logré “guindar” esto en el blog motivada bajo varios eventos, fechas y sucesos. Rescato que, en parte ha sido por "corazón coraza" por lo cual fue abierto el espacio, donde al pasar los meses me he animado a experimentar, vivir y abrir más de lo pensado.


Ser no solo empujado, sino incitado, provocado, convocado y casi hasta seducido a escribir, logra de alguna manera que te chupes la idea de que sí puedes conseguirlo. Es decir, encontrar ideas, armonizarlas, convocarlas, vivirlas, construir con ellas y que te construyan y arrebaten. Es un brinco amplio, consistente y fuerte, es más que un reto, es una cuestión de sentimiento y razón, aunque pueda parecer cursi, masticado y envuelto previamente.


Confirmo que es tiempo de aniversarios, momento para celebrar. Podría decir un pretexto para cualquier cosa, claro si lo encontramos. En este caso sí hay motivos para abrir las puertas de este rincón perdido de un bar-café, sí hay razón, siempre la ha habido, para poder sentarnos a charlar y a más. Por favor cada persona que lee siéntase bienvenida, no puedo de menos dejar de compartir este hoy.


Corazón coraza, Mario Benedetti

"Porque te tengo y no

porque te pienso

porque la noche está de ojos abiertos

porque la noche pasa y digo amor

porque has venido a recoger tu imagen

y eres mejor que todas tus imágenes

porque eres linda desde el pie hasta el alma

porque eres buena desde el alma a mí

porque te escondes dulce en el orgullo

pequeña y dulce

corazón coraza

porque eres mía

porque no eres mía

porque te miro y muero

y peor que muero

si no te miro amor

si no te miro

porque tú siempre existes dondequiera

pero existes mejor donde te quiero

porque tu boca es sangre

y tienes frío

tengo que amarte amor

tengo que amarte

aunque esta herida duela como dos

aunque te busque y no te encuentre

y aunque

la noche pase y yo te tenga y no."

septiembre 18, 2008

Lo siento mucho

En definitiva hay unos días, más que otros, que ciertos sentimientos atacan en tropa, se organizan de manera particular y lo dejan a uno en medio del parque como abandonado, en derrota y con un sabor ferroso en los labios.

Revisar lo vivido se hace necesario ante tal tropel de sensaciones, como si el vistazo por enésima vez sirviera de algo, como si estuvieras seguro que durante las revisiones habrías omitido algún punto, una línea, un entronque y que quizá en ese momento lo notarás finalmente. ¿Para qué?, pues al menos para comprender qué pasó.

Ver pasar los años e ir notando como estás mullido, pero sobretodo como está mullida tu relación, eso damas y caballeros, son palabras mayores. Viste crecer a los tuyos, hiciste quizá no lo mejor según los juicios, pero intentaste lo mejor que sabías.

Tienes en la libreta mental de apuntes tanto, desde lo mejor y lo no tan bueno, hasta lo inclasificable, lo que igualmente te asusta, pues pareciera que siquiera esa sensación está más. Ahora cada paso desemboca en guerra: si colocas un armario nuevo y no en la esquina señalada, si hoy no hiciste el almuerzo, si compraste algo diferente en el supermercado, los gestos de cuchillos, espadas, tenedores y silencios se hacen más comunes, lo peor más profundos. Comenzaste por dejar de intentar intensamente, por renunciar a sentimientos de culpa, o bien por solo dejarte invadir por un tufo de tensa y calmosa irritabilidad.

No es que hayas dejado de ser buen sujeto o que la otra persona lo haya dejado de ser. No es que quieras irte de casa o echar a alguien de esta. No es que ya no le quieras, solo ya no le comprendes y tal así, también se ha ido gastando el ejercicio de intentar.

Qué triste cuando se nos gasta la voluntad de querer hacer o tratar. Qué triste que viviendo en la misma casa seamos dos extrañas personas. Que compartiendo la misma habitación y sabiendo que vos irás a la derecha y yo a la izquierda, ya ni siquiera podamos ver derecha o izquierda, vos te reís a carcajada partida en una habitación y yo aquí escribiendo para vos, sin que lo notés.

Pareciera que ya no puedo contar con vos, ni vos conmigo, aunque así pudiese ser. Solo parece que hemos asumido esa condición como la forma de coexistencia. Es tiempo de dividir...

Has crecido, sos grande, yo también, sabés. Los papeles se han invertido en tanto, ahora que yo soy inclusive más vieja que vos, quizá no tanto pero lo soy, no estoy en condición de enseñarte más, o vos de aprender de mi. Sos recalcitrante, ciertamente ambas lo somos, no en vano tenemos vínculos.

De vez en cuando me enviás flores, una nota, un mensaje de postal. Te quiero, lo sabés, me querés lo reconozco, si alguien preguntase, sin titubear te mencionaría. Sin embargo, realmente sos extraña persona para mi y yo para vos, siempre viceversa.

Dialogamos aún, solo que tan poco, compartimos espacios aún solo que tan esporádicos, nos leemos el pensamiento, sin embargo ya no el día a día. ¿Qué lees hoy? hasta eso desconozco. Te miro crecer, me miro marcharme una sin la otra, y yo que pensé que eso no nos iba a suceder...

He de confirmar que no solo me siento derrotada, sino más bien bastante fracasada, que eso sería casi lo de menos, lo más fuerte para mi hoy, es que soy ajena a vos, como si tuviéramos poco contenido para poder sostenernos en frente y seguir.

Quisiera como siempre tener esperanza, pero hasta esa se me ha ido gastando con esto. Si bien seguimos adelante, y de alguna forma otra vez nos retomaremos de camino. Hoy no es el día.

Saber que todo comenzó con querer volar y con tu kiwi http://www.youtube.com/watch?v=sdUUx5FdySs

septiembre 15, 2008

Instrucciones de vuelo, encuentro y desencuentros

"Encontré al hombre que sabe volar y no puedo escaparme ahora". La niña de los ojos negros escribiéndole a la amiga.

Paso uno: Encierre en espacio seguro el vértigo que le producen las alturas, de manera tal que pueda asomarse de vez en cuando y apreciar la vista panorámica.

Paso dos: No piense que volar es dejar de andar, sobretodo si usted es un pedestre, recuerde también que los pedestres siempre vemos hacia arriba, porque quizá tengamos envidia de los seres que sí pueden volar.

Paso tres: Aprenda a sortear los vientos, pero sobretodo la melancolía que a veces produce intensas ganas de dejarse estrellar.

Paso cuatro: Cuerpo, reconozca por favor el engranaje que lo compone, no piense que todo son alas, ojo ser cuidadoso con esto, sobretodo porque hay seres que de un vistazo ya se fueron por las alturas.

Paso cinco: Si escucha las radiotransmisiones, trate por favor de evitar las necias radiointerferencias, ponga un pelín de atención porque quizá encontrará algo rescatable, pero si se ha iniciado en este ejercicio y lo logró, aunque le tiemble el pulso, aunque la mirada se humedezca, aunque la boca se le seque siga. Intente, siga adelante, no se detenga, levante la cabeza, acelere el pulso, use las piernas.

Paso seis: No es fácil, se lo aseguro, todo será más complicado y a veces doloroso, quizá más allá de los manuales, cifras, citas y sentimientos llevados anteriormente.

Paso siete: Ignóreme. Que otros le cuenten mejor.

Saludos,

Yo

Nota 1: Si decide tomar un seguro, le comprendo, es más le insto a que lo intente una vez en la vida y se dará cuenta que no sucede nada. Es decir el dinero no lo necesitará, porque sus accidentes no serán los de carretera sino de otro tipo.

Nota 2: Recuerde al menos dejar espacio, para quienes son considerados brujas, ícaros, un poco davincescos, principiantes de aeronáutica, hijos del helio y otras formas menos divertidas; sobretodo no le hale a nadie los pies hacia abajo, eso finalmente puede provocar la muerte de alguno.

Nota 3: Si desea aventurarse interpretando sueños, adelante.

El volar al ras del suelo puede ser tan sorprendente como volar al ras del océano, solo habría que modificar algunas de las instrucciones…

septiembre 14, 2008

Sherlock Holmes

"Holmes no era un hombre de vida desordenada; modesto en su manera de ser, regular en sus costumbres, rara vez se acostaba después de las diez de la noche, al levantarme, había salido ya de casa después de haber tomado su desayuno. El día lo pasaba entre el laboratorio químico y la sala de disección, y algunas veces se daba largos paseos, casi siempre por las afueras de la población. No puede formarse una idea de su actividad cuando estaba en uno de esos períodos de excitación. Transcurría algún tiempo, venía la reacción, y entonces días enteros, desde que amanecía hasta que anochecía, se los pasaba tumbado sobre un canapé, inmóvil y sin articular palabra. Sus ojos tomaban una expresión tan vaga y soñadora, que cualquiera le hubiera tomado por un imbécil o por un loco si su sobriedad característica y la perfecta moralidad de su vida no hubieran sido una constante protesta semejante suposición." Estudio en escarlata, Artur Conan Doyle

¿Dónde estará en estos momentos ese muchacho?

La pierna cruzada, cigarrillo en mano, la lluvia a penas intensa, esa tipo gota constante que se deja colar entre las hojas.

Teclea sin cesar, ya no más en la máquina de escribir Remington, que aunque hijo de esta generación apenas la usó cuando fue estudiante. Ahora es el computador Toshiba en mano, la cual está tan ajada como la máquina pero aún es más veloz, tanto como sus ojos o sus pensamientos.

Me da por pensarle cuando se dejar mirar a través del cristal del jardín. Escritor incansable, ahora parece estar en medio de una noticia, no se si de guerra, ya que en este lado del mundo no las hay tal y como las solíamos conocer. Ahora son nuevas versiones, nuevas formas de luchar y amigar casi contratodo y contratodos.

No se si realmente está con esa noticia, la llamada primicia, ¿cuál será por cierto? En cualquier caso todos debemos esperar sus comentarios, el mensaje que llega, el correo de la mañana, las nuevas de cambio o quizá las de la última noche.

Sin siquiera proponerlo, elabora un punto aquí, cruza una línea allá. A veces, cuando le cambia la cara, casi podrías notar lo que sucede en el mundo. Un viso de nube, es el huracán quizá más para él que para los otros. La mirada entornada sin sonrisa, es un tejer, no se si de malas noticias, pero al fin una elaboración muy puntual. Todos sabemos cuando él está produciendo, porque teclea más rápido de lo normal, tuerce un poco la cabeza hacia la derecha y la lectura hacia la izquierda. Si viene sonrisa, sabemos que es “una buena maldad.”

Es mi amigo también, como de otros. No es el compañero de copas, sino más, quizá no el buen vecino, pero siempre tendrá una palabra para vos. Es un maestro, un detective, un investigador con todo y sabueso.

Ese es el chico que está al otro lado del cristal, pierna cruzada, pantuflas azules, pantalón de algodón y camisa de un día cualquiera.

septiembre 09, 2008

La circunstancia

La ventaja de las lágrimas a mi juicio, es que son como enjuagues que se le aproximan a uno de un pronto a otro, sin solicitud de entrega. A veces sabes que las necesitas, otros días no te percatas aún hasta que suceden, como ese chaparrón que cae algún día de verano producto de una nube gris, gorda, rechoncha y cargada a lo largo del viaje por el tiempo.

Algunas saltan por una, otras se avalanzan por los otros. La verdad es que hay una ruptura, no se si de la ecuanimidad, del orden, del sentido, del sinrazón o de la fuerza. Parece como si una ráfaga muy intensa y fuerte te diera un bofetón a veces de dolor y también de felicidad. Lo cierto, es que quiebra.

El agua lava, no solo las calles con sus montañas de basura, o los ríos arrastrando cuanto paso hay en el camino. El agua lava, a veces limpia o enturbia los sentimientos sedimentados, convirtiéndose en la mayoría de las ocasiones en el chaparrón de aviso de que pronto, aunque no sabes cuando, tus sentimientos rejuvenecidos y apropiados se presentarán ante vos.

No hablo siquiera de esa acción que podría dejar la nariz trancada, cual elefante con gripe crónica en el último año. Ni de los ojos como tomate convertido en vidrio, del dragado de energía que lleva consigo todo deslave, o quizá de las centellas que brotan con nosotros.

No quiero hablar de los motivos, pero sí de la circunstancia cuando te sostienes la cabeza pensando que no hay salida. Cuando masticas por minutos, horas y días que el otro no va a sobrevivir. que los pronósticos son insostenibles, que los mensajes no son de buen augurio. Cuando quieres arrancar la corteza con las uñas y aún no tienes respuesta, no llaman... Cuando la incertidumbre se apersona justo a tu costado y la ansiedad toca una melodía profunda.

Sin ser optimista por defecto, quiero cerrar para mi, con ese instante cuando el mensaje de las buenas noticias llega en las palabras, en el anuncio de la mirada, en la mano sostenida, en el devolverse y decidir hasta aquí y voy a comenzar, o al mirar hacia delante extender los dedos y pedir ser acompañado.

No se cuanto de esto es cierto o bueno para mi, lo que puedo afirmar es que de vez en cuando las lágrimas no están de más.

septiembre 07, 2008

Techo seguro

"Cuando nos despertamos nos miramos a los ojos: no hay nada para comer". En la maltrecha ruta del norte de Haití que lleva a la destrozada ciudad de Gonaives, exiliados errantes y habitantes con los pies en el agua padecen hambre en medio de la tierra abnegada.

Es un golpe para los ojos, ver los cadáveres flotar arrastrados fuera de sus lápidas en el cementerio vecinal. Como si fuera poco, tienes el agua por el cuello cubriendo más de 50 centímetros del suelo y el cielo a tormenta cerrada.

No te preocupas por salvar los electrodomésticos, si es que los hay.Ahora es acerca de la vida. Te preguntas si llegará mañana un mejor momento.

Las tripas suenan, porque hay hambre, -la constante es el hambre por estos lares- y cada vez que llueve así, se pone peor. Si hubiese algo de suerte, que la habrá momentáneamente, llegarán los camiones de algún tipo de ayuda humanitaria, quizá ellos no revivan a mis nuevos muertos, pero al menos a mi no me dejarán morir.

El agua enfría el cuerpo, la temperatura baja y no hay más que lo que llevo puesto, ¡Cuánto desearía algo mejor!, pero pareciera que hoy no es el día, además el cielo se rasgó el alma.

Maldices la lluvia, ¿cómo no hacerlo?, si desapareció frente a la vista toda la familia, además de un pueblo entero con casas, bueyes, cabritos. Sin embargo, los números no valen, ya que todo vuelve pronto a su “normalidad” sin memoria de lo sucedido.

Estoy segura que a mi no me atenderán tanto, si por ahora solo hay 50, 100, 500 muertos, y si además tratan lo que sucedió en el sudeste asiático, Nepal, India, Bangladesh como algo antiguo, a pesar de sus treinta millones de desplazados del año anterior. Lo confirmo, lo de estas tierras no es tan importante; sino por qué en tantas décadas el tiempo se detuvo con el cambio.

¿Cómo se hace uno notar? Si se tiene frío y hambre, si la constante es la escasez, si lo que se teme es la epidemia, si lo que se quiere hoy es solamente dormir en espacio salvo, sin pensar y en compañía del recuerdo de los muertos.

septiembre 06, 2008

Aceite de roca


Una de las características del petróleo, es que por su densidad no suele mezclarse con el agua, es una capa que aunque convive con este elemento mantiene la diferencia particular de su propia condición.

De origen orgánico, fósil, fruto del proceso de transformación química por el calor y la presión sobre aquella mezcla que viene del zooplancton y las algas depositadas en los fondos carentes de oxígeno y cubiertos por capas pesadas de sedimento.

Es así como los productos más ligeros de la transformación química ascienden a la superficie por medio de los escapes. La materia densa sin suerte, como el "aceite", no escapa, se deposita si cae en trampas.

La vida como la conozco hoy, no puede ser la misma como hace años antes del petróleo que “tocó" lo económico, lo social y porqué no, lo cultural. Traigo a colación esta materia por la imagen que rondaba en mi cabeza hace algunas horas, cuando al intentar incorporarme a una dinámica no nueva, sentí la poderosa dificultad de reunir las condiciones para hacerlo.

Sabemos todos que el relacionamiento humano puede ser complicado, más aún si hay que desenvolverse en un espacio dónde la diferencia numérica y de opinión de unos hacia vos o tu entorno, sobrepasa tus ganas de entrar en lid.

He de confesar que lo hice, entrar en escena y colocarme en posición estratégica, no recuerdo que me frecuenten las ganas de evitar opinar -aunque sí sucede-. Sin embargo al cabo de un rato, francamente deseé unirme a la pandilla de sujetos que no sobrepasan los 7 años de edad. Ya que parecía que el barro, la chichota, el moretón, el rasguño resultaba un tanto más desafiante en igualdad de ombligos y condiciones que desenmarañar la frustración colectiva sobre mi país.

Si bien es cierto, comparto tal frustración, -que al fin y al cabo abrió un espacio para cualquier otro tema-, me río de la forma en que algunas personas dictamos cátedra, eso de asegurar que la opinión de uno será la verdadera ya que es producto de la experiencia ¿Quién no tiene diferentes experiencias en un mismo tema?

Confirmo que hubo un momento dónde tuve la gana imperiosa de dar la llave de la legislación y decir damas y caballeros, es su tarea limpiar el estado del sitio. Verdad que es fácil disertar. Verdad que no se dan cuenta que ustedes también son petróleo.

¿Por qué lo digo? Pues una gota de petróleo en medio del agua, no se mezcla, no importa si está en franca “desventaja” proporcional, solo su naturaleza parece no permitirlo. Fue de esta forma, que yo me sentí una gota negra en medio de un mar blanco, rodeada por aquí y por allá, tratando de explicar y decir, te comprendo, pero a pesar de nuestra condición, nuestra densidad sigue siendo diferente y no por eso una mejor que la otra.

A su vez, mi contraparte también fue en su momento petróleo y no agua, pues parecía que no importaban las décadas en las que había estado aparcado en este lado del mundo y en esta región; ya que puedo confirmar, había aprendido como buen taxónomo a la clasificación pero parecía negligente al olvidar el ambiente en el que se habían desenvuelto las personas y las especies.

Que ironía no, pretender que un joven país se construya en dos centurias, lo que a otros les tomó siglos y milenios, donde la tarea no radica en solamente mirar el “desorganizado y algo sucio espacio” dónde se está, sino también, ese caldo de cultivo, que aunque complicado, hace cocer y germinar muchas más cosas de las que pensamos.

Finalmente, no decidí si entrar en disputas sobre matrícula educativa, sobre asfalto y octanaje, sobre corrupción o corruptela, sobre la lenta forma de los cuerpos, decidí atacar la comida -tal parece que sigo aumentando de peso-, y disfrutar la albahaca verde que estaba plantada en el horizonte del jardín donde estábamos…

septiembre 03, 2008

Platero y yo

De algún sábado por la noche...
Quiero acariciar tu cara,
aunque luego no pueda cruzar la línea
y deba quedarme al otro lado de la ventana.

Quiero flores recién cortadas ,
aunque luego deba dejarlas morir antes de cruzar el borde de la entrada.

Quiero que caigas conmigo en deuda,
aunque luego no me fueras a pagar una sola castaña.

Finalmente, me daría por cuenta saldada, si me dieras
de tu tiempo en un campo de limoneros y naranjas justo amanecidas.

No te engañes, eso es lo que quiero.

septiembre 02, 2008

Paraíso tropial

Alguna vez pensé que van gogh me conocía, años antes de que naciera y que degas quizá me había dejado los borradores de lo que no soy -Qué petulante-, pero entre Klimt, Tamayo y Guayasamín, junto a un poco de lluvia, podría gastarme horas enteras de vida. Realmente hoy solo quiero dejar suelto esto:

A veces parece
que sobra de todo
sobran palabras
sobran fantasmas

sobran besos
sobra soledad
sobre el atardecer

sobra el verde con azul y rojo
sobra el corazon y los espacios
es tiempo de sembrar
en el paraíso tropical

septiembre 01, 2008

365 días

No te parece que por si solo es un regalo, el pensar que has generado algo nuevo. Casi es sentirse como pandora abriendo su caja de piedras y sorpresas (claro sin la línea del desastre, aunque también puede ser), y quizá sin la petulancia de esta o de un dios cualquiera. Podría decir que por primera vez se siente uno artista, capaz de hacer, conquistador de lo indómito y sonriente sin sentido.

Confirmo que ser artífice de un cambio, quizá sin haberlo esperado o deseado, sin haber entrado en estado de gestación por nueve meses, o sin haber movido hilos para tejer algo, nos deja con los ojos dilatados de inmensa sorpresa.

Es cierto que cambiamos, al mezclarnos el suficiente tiempo para que alguien nos conozca o le conozcamos, sea por antagonismo o por paralelismo, por conjunción de nuevas energías, o porque sus piojos pasaron a ser los tuyos en un salón de clases, porque el emparedado que se cayó lo limpiaste en el pantalón, lo comiste y lo compartiste, porque llorar cambia, porque el “uso y desgaste” nos lleva a moldearnos la vida.

Nosotras las personas, encontraremos en algún punto de inflexión que la ebullición nos ha llevado a otro lugar. Que ya no somos los mismos y estaremos más sorprendidos, cuando allá afuera nos demos por enterados que nuestra vida es otra.

Decisiones matizadas de otra tonalidad. Acercamiento desde espacios no pensados. Paladeo de sabores “nuevos”. Visualizaciones con ojos expuestos a otra intensidad de luz. No somos los de hace 53 semanas atrás. Hasta la panza es nueva y el intestino más viejo o el surco más profundo.

La constante es el cambio tanto como no darse por enterado siempre. La realidad es que los años nos llevan en tropel y nosotros vamos cargando de cuanta cosa la cajuela del automóvil, sin a veces percatarnos.

¿Qué será lo que observamos cuando de vez en vez volvemos la mirada hacia la distancia?, cuando llega o se marcha la gente. Cuando en definitiva sabemos que no somos los mismos, que ya recorrimos lugares, los cuales han vuelto a aparecer lejanos pero esta vez porque no los frecuentamos. No es acaso un cambio darse cuenta que además tenemos el valor de ver eso, de reconocer que unos nos cambian a otros. De que los otros nos significan tanto. De saber decir lo que ansiamos.

Mi vida es otra diametralmente en tanto, desde hace 365 días atrás que más bien parecen años.

agosto 30, 2008

Seda- Baricco

Cada loco con su tontera, esa es una expresión supongo conocida por todos nosotros. La otra noche, al decir varias noches ya, me prestaron un artículo de un ron que me parece delicioso (no soy ronera he de decir), Zacapa. Para sorpresa mia, este elixir que vale un bigote probar, es añejado en toneles de ron que han sido "quemados" manualmente y que a su vez ya han contenido otros licores, en este caso vino de jerez.

El arte de los sabores, el placer que esto conlleva y la búsqueda de la maravilla de la mano con la excelencia del paladar, parece algo que nos ha llevado durante la historia de la humanidad en búsqueda de mundos, a “conquistar personas y espacios”, a acercar latitudes.

Es así como encontramos rutas de sal, rutas de especies y rutas de seda. En todas ellas y en otras más que no he de nombrar, sea porque las desconozco o porque mi afán no es tratar este asunto hoy, siempre ha habido un loco, un idealista, una persona que en tiempo diferente, juntó a otros poco cuerdos o todos a su vez se fueron por allí en su motor común. ¡Qué motivo tan potente como un amor!, el que podría llevarte a perder la cordura y la razón.

Para quienes me conocen, saben que el café es una bebida que me encanta, quizá no soy tan adicta como mi hermana -a quien no le regresa el alma hasta que no haya bebido un poquito de este, sea después de cualquier cosa-.

He de mencionar que nací en una tierra cuya planta y su fruto, me dio comida, cobijo, sufrimiento y motivo para crecer, un país que celebró los 200 años de industria alrededor del "amargo" elixir.

El café tiene toda una historia, un proceso que lo lleva a lo artístico; este necesita para crecer un suelo rico y húmedo, que absorba bien el agua y drene con rapidez el exceso de precipitación. Los mejores suelos son los formados por un pequeño manto de hojas, materia orgánica y roca volcánica desintegrada. Hay que velar por la exposición al sol, por los insectos, los hongos y si todo sale bien, una planta produce su primera cosecha de rendimiento pleno casi a los cinco años de edad.

Sea arábica o robusta, la primera es superior que la segunda en cuanto a sabor, calidad y cuerpo. Al igual que la aceituna para el aceite, el té, la uva para el vino, los licores en general, el tiempo cuenta, el proceso como "la forma de tratarlos", de moldear el sabor, su color, su aroma, su cuerpo son una danza. Es así como hay tonos amarillos y dorados, dulces, afrutados, achocolados, con sabor a pimienta o recordando maderas. Todo es posible en ese universo.

Sin embargo me ronda una pregunta por la cabeza ¿Pero que pasa cuando la especialidad limita finalmente al placer? Ya no solo el café es el café que disfrutas, o el vino es eso: el delicioso vino que corre por tu garganta sin la clasificación profunda de año, color, origen.

¿Qué sucede con el paladar experto que no perdona al novato o al que nunca aprendió la diferencia?Tal parece que con los años, con el tiempo, llevás a madurar para más o para menos el olfato, el gusto, la razón o el sentimiento. No podríamos pedir que todos disfrutemos igual, o que cada sabor se repita en el sitio que visitas.

Sería corto de nuestra parte y algo más, considerar que lo que conocemos es lo correcto o lo mejor. ¿Por qué no pensar que hay mundo allá afuera que nos podría lleva a nuevas rutas de especies?

Asomarse y volver a visitar, porque aunque hallamos pensado que lo hemos visto todo o hay poco más por conocer, la vida nos podría tirar al piso a la vuelta de la esquina, con una zancadilla, recordándonos así que no hay humano alguno que haya visto o saboreado todo en la humanidad.

Bien que anden personas con locura por allí, dispuestas a jugarse un chance, aquel que por ocasiones les produzca vértigo, les explaye los pulmones, agolpe sangre en las mejillas, les arranque el estómago y después de elevares a tal punto, sean depositados en caída estrepitosa o bien plácida calma. Por cierto, deberías de leer Seda, es un libro que merece ser vivido.

agosto 23, 2008

Sintiéndome azul

A veces las patrias de otros no nos figuran mucho. Sin embargo en el momento en que iniciás un lazo significativo con alguna persona que no precisamente nació en tu misma tierra, comienza un interés particular, sobretodo si te quedás el tiempo suficiente para poder aprender de ella y hasta en distancia mamar de la teta de su país.

Guyana Inglesa es el nombre de un país, al cual poca cercanía le tengo, realmente se llama República Cooperativa Guyana. Asumo que ustedes saben donde está, sino pues por allí la rastrearán. Como contaba, no significaba nada para mi, solo eso un lugar más de Suramérica. Al pasar los años aprendí que es la ‘tierra de muchas aguas’; de los cientos de migrantes, que la búsqueda del Dorado hasta allí llegó; de los cimarrones, chinos, javaneses e indios y a pesar de que no soy “ducha” en el arte de la preparación de comidas, pues también me inicié haciendo roti y una especie de estofado de camote. El responsable, Ian mi compañero de trabajo en una organización que hace justo una década dejé.

Podría sumar el Vegemite, que no se si me quedaría con el australiano o el inglés (el segundo lo encuentro más suave que el primero). Para quien se pregunta en qué consiste, pues es una pasta de levadura que se unta sobre pan, es oscura como el color de la ciruela y sabe “a demonios en la primera entrada”. Lo siento amigos aussies pero es así, con y a pesar de su amor.

Lágrima de madre, el café que encuentras en algunos lugares de Argentina (con muchaaaa leche y poco café), a Marissa le gusta ese. En cambio a mi me gusta el país, los dulces, su gente de Buenos Aires, de su Patagonia, de su “puritico sur.”, podría gastarme muchos días de vida por ahí, entre los parques y las ferias de domingo, entre las cafés al aire libre y las pantallas con películas que al menos yo les pongo poquita atención.

Gracias al Festival de Montreal, el jazz comenzó a representar algo. Lugares como New Found Lands, Winnipeg, Nova Scotia, Muskoka, Vouncover, Guelp, Toronto, comenzaron a hacerme pensar que ese país sería mi morada alguna vez en la vida. Allí aparcados en lugares distintos están personas que aún hoy llamo amigos.

La gran ciudad, el mundo desconocido, comenzar la vida, abrir los ojos más allá de las pupilas, latir de ansiedad, New York de pasada. No sería justa si le quitara la excitación a la California, o su parque de Wyoming, que aún está marcado en mi lista de lugares a visitar, junto a la Alaska de Rose.

Podría decir que soy capaz de entrarle a los bichos mexicanos, si me acompañaran con un buen tequila y mayor convencimiento del Sergio o la Cristina. Me tomaría toneles de vino al lado del lago di Garda o quizá solo me perdería en un castillo de esos del norte de Italia. No obstante me guste el sushi, prepare tzaziki, hummous, intente hacer tortilla española, salmorejo o sopa juliana. Aunque pudiese pretender comer los ciento y un pescados o mariscos que “algunos” por allí devoran, no es cierto. Lo que si se puedo decir, es que he encontrado gente querida en medio de esos “españoles perdidos” en estos países.

Es así como hay historias de la Guatemala profunda, o del Honduras intentando ser ciudad; de gente perdida de la República Dominicana, de algún lugar del Senegal, del Ecuador de las alturas o del Perú pendiente, del Uruguay de mis amores -por todos sus escritores- y gente de viaje… Hay más.

Todos representan un pedazo diferente de su propia patria. Dejémonos de tonterías, pero ser ciudadano del mundo y vivir allá afuera, nos depara pequeños espacios de menor ciudadanía natal y más de los otros mundos. Pareciera que nos obliga a ser embajadores, aunque no lo hayamos pedido.

Nos da la tarea de acercar mundo o vivir en la total discrepancia, de encender la radio y poner oído atento a lo que pasa en el Pakistán, al nuevo logro de la China, a la reforma de la Francia, el revuelo de la Colombia, la convulsión de la Nicaragua, la Corea tan distante.

agosto 18, 2008

Sin Novedad en el Frente: Erich Marie Remarque

Si bien es cierto, las guerras nunca nos llevan a ningún lado y de eso estamos todos de acuerdo, no tardan en desaparecer y aparecer nuevas y antiguas riñas, enervados y recordados conflictos.

Las luchas, sean contra el narcotráfico, contra el terrorismo, contra la invasión de unos a otros (unos sí pueden hacerlo, otros no), contra la liberalización de un territorio, contra la pobreza y el pobre, contra el desamor, contra el abandono. Guerras, batallas, enfrentamientos, la destrucción e hija de todas estas.

Aunque el firmamento no estará rojo para algunos, porque su lucha no implica armas, bombas, fuego o el ruido ensordecedor de un avión volando bajo la puerta. El miedo se asoma con ojos grandes por cada lugar.

Es así como esa calma, oscura, densa, por ocasiones demasiada ensimismada para dejar un sabor de "tensa tranquilidad", inicia un paso en dirección perdida hacia ese momento donde estallará y dejará partículas de guerra esparcidas por todo el suelo.

Un golpe, una bala perdida dejando los ojos desorbitados, el músculo abierto, el frío en pecho, el llanto sin respuesta, la desolación del abandono, la habitación hecha trizas. No sabes bien si será el sonido del grillo concertando, si es la roca sobre el tejado, o que finalmente ya comenzaron detonar nuevamente las municiones. Quizá un cañón por aquí, una metralleta por allá, un grupo de palabras que hieren hasta el hondo, todos son detonantes.

Abres el diario de hoy. Tal parece que es el mismo de ayer, por lo tanto será casi el mismo de mañana. Es poco lo que cambia. Aparecen entre las páginas brazos, piernas, cuchillos, muertos por un lado y otro. Todos testigos y protagonistas quizá sin aviso de lo que sucede.

Acompañan entre las secciones los políticos haciendo "las paces" con blancas aves y teñidas banderas, presupuestos aumentando (pero no para el rubro comida). Comenzamos a impacientarnos de tanto que ocurre a nuestro alrededor y no parecen ser "buenas noticias", o desde hace años esperamos que lleguen finalmente a nuestros manos.

Esa asfixia de la violencia, debe empujarnos de alguna manera a dotarnos de buenas raciones, no solo para cuando la flaca hambre ataque, o el techo no sea suficiente protección; sino cuando el ánimo se pierda como hilo de cabo de candela (solo un poco más y se apagará).

Alguna provisión debemos intentar, que lleve un temor renovado de salvar el pellejo ante esa concesión frente a la indiferencia que parece rondar por las calles, la que hace que no pestañemos más de una vez al halar un gatillo, al pasar junto a una persona tirada en la calle -con la sola extrañeza de que es un estorbo, un bulto mal colocado y no otro igual.-, la que justifica de cualquier manera el acabar con una vida, apagar el radio, retirar la palabra o volver la cara en otra dirección.