I am sailing, I am sailing, home again 'cross the sea. I am sailing, stormy waters, to be near you, to be free.
R. Steward
La naturaleza humana es así de extraña, con la distancia por ejemplo se producen unas tremendas ganas de cercanía que a veces no se tienen tan seguidas en el día-a-día, pues esta vida se dosifica con el calor cotidiano.
También se producen unas distancias que parecen insalvables como un extenso hilo de agua o una zanja profunda y oscura, se da en espacios y con personas que no se pensarían, de pronto esos todos se vuelven extraños con el abrir y cerrar los ojos.
En todo caso cualquiera que sea la impresión, siempre tiene un ojo del tinte nuestro que es diferente del tinte o la razón del otro.
Pensaba en esto, entre espacio y espacio del poco alentador documento que reviso, enfrascada en los últimos días, con ganas de dormir mucho, la temperatura que solo ha oscilado entre 14 y 21, la lluvia continua con ese aire friíllo que se "mete" por los pies.
Brotó, un "susto" en la ausencia, como si todo lo que hemos visto y vivido, amigos y vida, sentimientos fueran una ilusión. Seguía en el cuento de Buzzati. "Porque el colombre es un bicho que no perdona. Y si se pusiera a seguir a esta nave, eso querría decir que uno de nosotros estaba perdido (...) Navegar, navegar, ése era su único afán(..)Hasta que de pronto un día Stefano reparó en que se había hecho viejo, viejísimo" había huído siempre y el día que decidió no hacerlo más, estaba algo reservado para lo cual era tarde.
De todas las "ilusiones" me preguntaba cuál temía más que no fuera una verdad, si vos, si yo, si nosotros, si nosotras, si los nuestros, si aquello, si lo mío, si lo tuyo, si esta realidad.