"Escribo para respirar. Escribo porque quizás no sé hacer otra cosa. Entiendo al mundo como texto para ser leído, asimilado, recreado, reescrito. Imagino que tanta lectura, de libros y de realidad, hace poso en mí y luego busca salida." Lena Yau, escritora Venezolana radicada en España. Entrevista en Puchero,2018
No les voy a atrasar mucho: no tengo idea como llegué a "tallerear" con Lena Yau, puedo confesar que he sido fisgona de sus escritos, hasta de contacto en LinkedIn la tengo. De paso, les recomiendo buscarla, ella les sorprenderá.
Hace algunas semanas me animé y le escribí: cuestión de tiempo, de llegar al borde en medio de la ansiedad y justo antes de iniciar un "nuevo grupo". Heme aquí inundada de lecturas en medio de los días que poco alcanzan, o las capas de responsabilidad acumuladas tal polvo. Me encuentro con cámara y micrófono silenciado porque justo "allí" hay un mar de voces, un jolgorio de migrantes en tiempos, circunstancias, comida y dolor, algo parecido a una logia, una hermandad.
Se puede ser extraño y se seguirá extraño; sin embargo, en esos suculentos minutos que duran las sesiones, nos desprendemos de sentimientos, de dolores, de traumas, de arrastres, de pieles vividas y ella "la Lena" con un extraño y silencioso cariño, va más allá de la sesión, de los libros sugeridos, de las lecturas hechas o de los avances procrastinados. Ella, nos llama a su mesa, la de todos, cada uno aporta el ruido, la música, la pausa, el sabor de la casa dejada, el sopor del vino. De pronto ante la tarea, te maravillas de las personas que escuchas, que desconoces y que gracias a la virtualidad, a una pandemia, a nuestra condición de fortuna, nos "juntamos" sin pretensión. Personas agudas, intensas, extensas, indecisas, constructoras, marcadas con herrajes y cuanta cosas se pueda pensar. Hay momentos en que a una se le achica el cuerpo, se le pega la barriga al pecho y se olvida para qué está ahí.
Yo no pretendo aprender a escribir ni una obra, ni un personaje, aunque debería, pretendo no dejar de escucharles, de leer, de dejarme recomendar, disfruto infantilmente cuando encuentro una persona que es lectora voraz, quien con agudeza abre puertas, algo así a un filtro de Google (¿me darán crédito por el anuncio?) Gracias a esta fresca y corta posibilidad es que estoy de regreso a este espacio, con ganas de volver a decir.
Gracias por no haberse ido y visitar algunosabrazos, el blog con el nombre más rosado del "topten mundial."