buscador y encontrador

Mostrando entradas con la etiqueta Las citas son mixtas y recortadas de aquí y allá. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Las citas son mixtas y recortadas de aquí y allá. Mostrar todas las entradas

diciembre 03, 2008

Un correo más que extenso (quizá te tome muchos minutos para leerlo)

Esta noche, al igual a otras noches que vengo de regreso a casa después del trabajo o cualquier tontería, que hace que pueda tomar autobús antes de las 9:30pm, se sentó un hombre junto a mi. Poca fue la atención que le di, realmente venía entretenida entre una llamada telefónica y el periódico- ya que es dificultoso leer con poca luz y en movimiento, aunque me gusta así.-

He tratado de recordar como inició la conversación segunda, ya que la de arranque trataba sobre mi capacidad de leer en oscuridad, con cierta distancia y sin lentes. Seguidamente hablamos de su vida.


Comenzó diciendo "no hay salario para la familia", inmediatamente y sin saber por qué, comprendí. Ojo, no lo digo de manera poética, ni romántica de identificación instantánea.

Tiene el hombre de la gorra 25 años de trabajar en un sitio. El sabe que es peligroso, manipula químico, los cuales reconoce, le dañan la vista -sí así arrancó la conversación siguiente-


Aunque él sabe al igual que sus compañero, del daño a su salud, de allí los hijos enfermos, deformes y discapacitados. La empresa le provee casa, agua, salario y solo le cobra una mínima parte de luz.


El está claro que si sus compañeros y él se juntan, quizá podrían hacer algo, pero lo cierto era que la organización es grande, multimillonaria -comentaba- y ellos eran ignorantes. Así, cuando por ocasiones estaban descontentos los trabajadores, la empresa llevaba gente a dar discursos, cerrando todas las actividades con algún almuerzo -así se quedaban tranquilos.-


Este lunes, él pidió permiso por un día. Vino al hospital. Tenía que ver a su hermana, quien con 65 años, tiene cáncer de pulmón -lo común parece-. La operaron, aún así ya hizo metástasis. Contaba el hombre, que el médico le pronosticó un 10% de probabilidades de sobrevivencia, por lo cual le indicó a su familia "el cuñado", que fuera "preparando" la fosa, el ataúd y toda la cuestión mortuaria.



El hombre de gorra, con 25 años a cuestas en la plantación bananera, peón agrícola del Caribe de mi país, recibió una “regañada” de sus 3 hijas (las que son normales a diferencia de los hijos de sus compañeros), quienes le reprochaban que se había marchado con solo un día de permiso y ya llevaba dos más acuestas aquí con su hermana. Sin embargo, para él era justo quedarse lo que fuera para al menos ir todas las tardes de visita.


Era su hermana, no por eso hay salario que pague la familia. Parecerá estúpido y algo ingenuo –al menos así me siento yo-, pero corrió tanto por mi cabeza en una distancia de 11 kilómetros.


Cerré el periódico, guardé el teléfono, le miré a la cara, le escuché al inicio con interés histórico (atando cabos de lo que conocía de su zona) me sorprendí, de que pareciera que nada hubiese cambiado de la historia de los 30, 70, 90 del siglo de atrás. Me sentí avergonzada ante su propia postura de él. Quise ser confidente y casi darle una palmada.


Cerramos la conversación cuando se bajó del autobús 5 paradas antes de la mía.

Reitero, sonará extraño, confirmo: fue vivir sin más y de nuevo, lo leído en los periódicos, lo investigado en la universidad. Todo tenía sabor a "no cambio", a pequeño, lo diminutos que somos, la intrascendencia de las décadas o del "desarrollo", el sin movimiento del trajín, del corre y corre sin más.



Ahora: un poco de historia

La actividad bananera nació a raíz de la falta de recursos que sufría la última etapa de la construcción del ferrocarril al atlántico. Ante tal hecho y con capital estadounidense, Minor Keith, ingeniero director de la construcción, propone cultivar productos exportables en las áreas aledañas a las vías férreas; de esta forma el siete de febrero de 1880 zarpa de Puerto Limón, rumbo a Estados Unidos el primer cargamento de banano


El producto inicia una etapa de aceptación en el mercado internacional y para el año 1884 hay 35 fincas extendidas en unos 4.000 acres, con 570.000 cepas que producen cerca de 420.000 racimos. Otros inversionistas estadounidenses invierten (...) más de 800.000 acres y el ferrocarril es concedido por 99 años a Minor Keith como contraprestación por su arreglo financiero de la deuda inglesa.


Después de la crisis de la década de 1920 Costa Rica permaneció estancada prácticamente desde 1913 hasta 1926 (...) 1900 -1930 El muy bajo nivel de los salarios pagados, así como las condiciones laborales (...) permitieron una elevada tasa de plusvalía.


La situación en Limón comenzó a tornarse caótica antes de 1927. Crónica de un periodista: "...las calles de Limon son despilfarraderos... que hay cada sima que da horror, que existen en esas calles montazales y pantanos que constituyen la mayor amenza para la salubridad pública, por ser creadores de zancudos y mosquitos transmisores de malaria y otras enfermedades.


En términos generales para 1927 el 90% de la población económicamente activa de la provincia de Limón, no tenía acceso a la propiedad; solo el 8.8% dijeron ser propietarios y este porcentaje se empleó en actividades agrícolas propias.


En 1942 un grupo de "trabajadores organizados" de las plantaciones bananeras de la United Fruit Company en Costa Rica le escribieron al Presidente de la Repùblica y le pedía que interviniera la "situaciòn angustiosa" soportada por aquellos que trabajaban (...) en la irrigación del veneno spray, destinado a curar o preservar los bananales de la enfermedad denominada sigatoka... Nosotros, los trabajadores del Spray basados en la experiencia amarga de nuestro trabajo, decimos a usted que en nosotros es corriente el dolor de cabeza, tos de la noche y mal deojos, es decir, padecemos de la vista, del cerebro, y de los pulmones, estamos muy propensos a la tuberculosis."


Muchos después de su sustitución por tecnologías más modernas, el programa de control manual de la sigatoka de la United Fruit sigió siendo, de acuerdo a uno de los principales fitopatologistas "el proyecto más grande de atomización jamás llevado a cabo en el mundo."


En Costa Rica, entre todas las actividades agrícolas, el cultivo del banano es el que utiliza mayores cantidades de agroquímicos. En promedio, en las plantaciones bananeras se aplican hasta 44kg de sustancia activa por hectárea por año. En 1987, el cultivo de banano consumiò el 35% de las importaciones de plaguicidas del país (von DUszeln 1988; Thrupp, 1988)


La incidencia de intoxicaciones laborales con plaguicidas en la provincia de Limón (la principal productora de banano para exportación) respecto al resto del país es de un 77%. La incidencia de intoxicaciones laborales en el cultivo del banano fue de 59.9% y 63.9% en 1995 y 1996, respectivamente, con respecto a los otros cultivos agrícolas en Costa Rica.)


Las áreas de mayor producción bananera, que abarcan la Región Atlántica y el cantón de Sarapiquí, en la Región Huetar Norte, presentan, la mayor incidencia de intoxicaciones por plaguicidas en Costa Rica: 63 de cada 1.000 trabajadores bananeros presentan problemas.


En el país, para 1990, el 75 y 78% de los trabajadores intoxicados correspondían a trabajadores de campo en Limón y Guápiles, respectivamente. De esos porcentajes, el 25 y 20% eran trabajadoras de las plantaciones empacadoras. El 17% de las denuncias correspondian a mujeres incluidas mujeres embarazadas. Debido a la alta incidencia en las intoxicaciones se ha determinado que las mujeres tienen más problemas en las plantas empacadoras (79%), mientras que los hombres presentan más accidentes durante la aplicación de la plaguicidas (62%) (Vergara, 1991)

La tasa calculada de intoxicaciones laborales en la actividad bananera es de 6,4% de trabajadores agrícolas bananeros con denuncias por intoxicaciones con plaguicidas por año, cifra que representa más de un 100% de diferencia con respecto al 3% de intoxicaciones en los trabajadores agrícolas de los países en desarrollo (WHO/UNEP, 1990).


Con respecto a las intoxicanciones crónicas y efectos a largo plazo, el caso de mayor conocimiento y de gran alarma ha sido el de la esterilización de más de 20 mil trabajadores de las zonas bananeras de Costa Rica, expuestos al DBCP en los años setenta (Ramírez y Ramírez, 1980; Thrupp, 1191)


Facio Brenes, Rodrigo. Estudio sobre Economía Costarricense.

Viales Hurtado, Rony José. Después del enclave 1927-1950

Marquart, Steve. Pesticidas, pericos y sindicatos en la industria bananera costarricense, 1938-1962

Amador Marvin y Yamileth Astorga. Banano que envenena. Foro Emaús