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marzo 30, 2015

El llanto de las cosas, Roberto Sosa 1930-2011

En mi haber se encuentran historias cortas, intentos de poemas sobre mujeres, unas fuertes, otras débiles -¿quién ha dicho que ser fuerte o débil es un continuo sin descansos?-, pero colocarlas a veces en ciertos espacios podría sorprender de manera un poco extraña, incómoda, y tal parece que a una inmensa mayoría no le gusta la incomodidad, el confrontar no está en la lista de "por hacer" aunque a veces se deba,  pareciera que abordar ciertos temas debe ser "lateral". La palabra conflicto asusta y pensamos en asesinatos sin sentido o violencias oscurantas... en fin, hay tanto por decir en esta vida, cosas que se repiten una, dos, cientos de veces y sociedades nuestras marcadas por sucesos y acciones repetitivas en los espacios menos impensables. 

Por otra parte, hay personas que saben decir de la forma "más bella" lo que puede ser duro. La poesía es una de esas formas. Esa palabra breve, trabajada, que no es producto de sentarse y "boom" cayó la inspiración...-¡qué tontería!-; esa palabra trabajada  y mucho, no por eso significa sudores de horas, o humores de minutos o la acción de cinco palabras bien puestas. El ejercicio de escribir es una acción "mágica", extenuante, libertadora, imaginario fractal, de creación desde lo conocido y no, es la maravilla de saber decir estoy vivo.

Un autor hondureño, por ocasiones es necesario visitar los idos, un maestro de la pluma. 

Roberto Sosa 

Mamá
se pasó la mayor parte de su existencia
parada en un ladrillo, hecha un nudo,
imaginando
que entraba y salía
por la puerta blanca de una casita
protegida
por la fraternidad de los animales domésticos.
Pensando
que sus hijos somos
lo que quisimos y no pudimos ser.
Creyendo
que su padre, el carnicero de los ojos gateados
y labios delgados de juez severo no la golpeó
hasta sacarle sangre, y que su madre, en fin,
le puso con amor, alguna vez, la mano en la cabeza.
Y en su punto supremo, a contragolpe, como desde un espejo,
rogaba a Dios
para que nuestros enemigos cayeran como gallos apestados.

De golpe, una por una, aquellas amadísimas imágenes
fueron barridas por hombres sin honor.

Viéndolo bien
todo eso lo entendió esa mujer apartada,
ella
la heredera del viento, a una vela. La que adivinaba
el pensamiento, presentía la frialdad
de las culebras
y hablaba con las rosas, ella, delicado equilibrio
entre la humana dureza y el llanto de las cosas

julio 23, 2009

Por las ramas: jueves de mediación y cierre de negociación

Jueves 23, los jueves y los números impares son bonitos, -esa es una de mis pequeñas cábalas y supersticiones- confirmo que he expuesto mis pies a barrido, he pasado bajo cientos de escaleras, he visto más de una vez un gato negro a los ojos, me he quedado hasta la medianoche en un cementerio, he hecho lo innombrable los días martes o viernes treces, entre otras cosas.

Aún falta un día más antes de que diga, otra semana que se fue volada. Además puedo ir -cuando lo logro- a una clase de baile, que más bien es de calistenia para quienes somos muy torpes -lo puedo asegurar.

Los jueves, un día que no tiene ni un pie aquí, ni uno allá. Así pienso y así quedó la negociación entre los "dos bandos visibles" hondureños entre Micheletti y Zelaya. ¿Por qué?, pues después de tres semanas de intentar "revertir un golpe de estado" cosa que sería algo sin precedentes en la historia, las declaraciones del mediador en el cual manifestada la búsqueda de un equilibrio entre los requerimientos de ambos grupos, en este caso el presidente de Costa Rica fueron respondidas con ningún resultado.

Los chicos micheletti se llevaron el documento para analizarlo en casa, agradecieron el esfuerzo y la acogida. Los chicos zelaya agradecieron el tema y declararon la cosa un fracaso desde el día uno, anunciando de una vez que el depuesto presidente (ex-presidente a mi juicio si me pongo muy semántica) se disponía marchar a Nicaragua para entrar a Honduras “su tierra”, caminando.

Todos debemos hacer concesiones en una negociación, es una premisa -aunque sea una-, la historia así lo ha demostrado. Parciera que siempre debemos preguntarnos ¿hasta qué punto están los países y sociedades dispuestas a este ceder?, sobretodo las personas que “presiden”, pues siempre es acerca de gente.

Si bien no conozco muchas persona que estén de acuerdo con un golpe de estado, en el tema hondureño las posturas (como lo normal) son encontradas y reacias en este caso. Es como si al escuchar ambos grupos asientas, sí tienen razón de un lado, sí tienen razón del otro. ¿Será acaso que sí tienen razón pero en planos distintos? Finalmente la democracia es la suma de esos encuentros diferentes en un espacio común.

Ver a Honduras aislada, sin hacer la lectura de la reciente historia centroamericana, sin releer lo que han dicho por años los “famosos barómetros” de gobernabilidad, democracia y satisfacción (la insatisfacción). El olvidar lo que sucede con ciertos gobiernos en Suramérica sin recordar las personas y a quienes representan, es como tener una fotografía con los bordes perdidos e inclusive su figura central borrosa.

Sí es complejo el escenario y sí Honduras parece que profundiza su condición espiral, pues pasan los días, las semanas, los meses y pareciera que la siguiente vez que nos demos cuenta será noviembre y aún no estará de acuerdo nadie. Ojalá que no suceda… ojalá que sea el juego de la cábala y la superstición, no la realidad, mientras unos abren los ojos de susto, otros manifiestan espanto y se mantienen todos de pie casi sin moverse.