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diciembre 10, 2023

Lisa Appignanesi Todo sobre el amor (fragmento)

Desde la exclusividad, desde la exclusión, desde la búsqueda que todas las personas tenemos, lecturas para pensar y repensar.

 "¿Qué hace que el secreto sea un estimulante tan potente de la pasión? La respuesta puede estar en el hecho de que el amor y el sexo, tanto antes como después de haber experimentado cualquier pareja, son componentes tan activos de nuestras vidas secretas de fantasía. De hecho, el mismo olor del secreto Todo el turbio terreno del sexo entre adultos puede establecer un espacio de secreto, una puerta cerrada, dentro de un niño. La precoz Maisie de Henry James en What Maisie Knew cierra una puerta dentro de sí misma a las parejas de los adultos adúlteros que la rodean para poder mantener su inocencia, mientras sigue intuyendo los hechos "corruptos" de la vida y dejándolos retumbar dentro de ella. Este tipo de escisión interna puede persistir fácilmente en la vida posterior, estableciendo el secreto y lo prohibido como requisitos previos para la pasión sexual. A veces esto puede implicar el secreto de Como las bellas durmientes, las mujeres también hoy en día necesitan con bastante frecuencia ser despertadas al deseo, tomando su estímulo del deseo del otro y atribuyéndolo a esa otra persona. Mientras tanto, tanto hombres como mujeres acompañan los actos sexuales con sus parejas legítimas al despliegue secreto de fantasías: aquellos terceros que pueden hacer que el acto en sí sea más placentero o posible.

Por supuesto, el secreto también consiste en mantener a otros fuera, estableciendo un perímetro vigilado. En primer lugar, contra el cónyuge, siempre un actor clave en los amores ilícitos. Sin esa peligrosa tercera presencia que proporciona una sensación de peligro inminente y rivalidad permanente, el calor de la pasión adúltera puede apagarse. De hecho, el sentimiento del otro en la puerta es esencial. Sólo a su sombra los amantes pueden literalmente estar "fuera de control", más allá de la regulación que gobierna el matrimonio. El secreto mismo actúa como un medio transgresor de liberación. Sin embargo, el hecho de que el otro se mantenga en el perímetro también provoca una serie de emociones hostiles y ambivalencias. Los celos, la envidia, la avaricia y el dolor acechan en los mundos de los amantes adúlteros secretos y de aquellos de quienes se protegen."


octubre 01, 2020

¿Cómo llegué a tallerear con Lena Yau?

"Escribo para respirar. Escribo porque quizás no sé hacer otra cosa. Entiendo al mundo como texto para ser leído, asimilado, recreado, reescrito. Imagino que tanta lectura, de libros y de realidad, hace poso en mí y luego busca salida." Lena Yau, escritora Venezolana radicada en España. Entrevista en Puchero,2018 

No les voy a atrasar mucho: no tengo idea como llegué a "tallerear" con Lena Yau, puedo confesar que he sido fisgona de sus escritos, hasta de contacto en LinkedIn la tengo. De paso, les recomiendo buscarla, ella les sorprenderá. 

Hace algunas semanas me animé y le escribí: cuestión de tiempo, de llegar al borde en medio de la ansiedad y justo antes de iniciar un "nuevo grupo".  Heme aquí inundada de lecturas en medio de los días que poco alcanzan, o las capas de responsabilidad acumuladas tal polvo. Me encuentro con cámara y micrófono silenciado porque justo "allí" hay un mar de voces, un jolgorio de migrantes en tiempos, circunstancias, comida y dolor, algo parecido a una logia, una hermandad. 

Se puede ser extraño y se seguirá extraño; sin embargo, en esos suculentos minutos que duran las sesiones, nos desprendemos de sentimientos, de dolores, de traumas, de arrastres, de pieles vividas y ella "la Lena" con un extraño y silencioso cariño, va más allá de la sesión, de los libros sugeridos, de las lecturas hechas o de los avances procrastinados.  Ella, nos llama a su mesa, la de todos, cada uno aporta el ruido, la música, la pausa, el sabor de la casa dejada, el sopor del vino. De pronto ante la tarea, te maravillas de las personas que escuchas, que desconoces y que gracias a la virtualidad, a una pandemia, a nuestra condición de fortuna, nos  "juntamos" sin pretensión. Personas agudas, intensas, extensas, indecisas, constructoras, marcadas con herrajes y cuanta cosas se pueda pensar. Hay momentos en que a una se le achica el cuerpo, se le pega la barriga al pecho y se olvida para qué está ahí.

Yo no pretendo aprender a escribir ni una obra, ni un personaje, aunque debería, pretendo no dejar de escucharles, de leer, de dejarme recomendar, disfruto infantilmente cuando encuentro una persona que es lectora voraz, quien con agudeza abre puertas, algo así a un filtro de Google (¿me darán crédito por el anuncio?)  Gracias a esta fresca y corta posibilidad es que estoy de regreso a este espacio, con ganas de volver a decir. 

Gracias por no haberse ido y visitar algunosabrazos, el blog con el nombre más rosado del "topten mundial." 

julio 07, 2019

El mes de los zapatos rojos

Ojala vivas todos los días de tu vida. 
Jonathan Swift


Antigua, Guatemala
Julio, 2019
Hoy es mi día, el que me ha tocado vivir, 7 del 7 nací, vine al mundo como un pacto, como parte de un nuevo comienzo entre mis padres; aún no sé si es bueno o es malo, pero eso sí explica la paciencia cariñosa de ellos hacia mí. 

Estoy aquí, sin saber qué contar, como esa manera de seguir presente en un espacio donde me he repetido varias veces. Dónde por ahora tengo poco que contar. 

Reconozco que he sido amada, esperada, llorada, abandonada, que me he despedido sin estómago, he hecho mi teatro y mi luto, he roto mis esperanzas, he olvidado algunas promesas, así como he dado pasos cortos y tardíos. En resumen, no soy diferente a vos, a quien lee estas desarticuladas ideas. 

Si me conoces y aún sin conocerme, sabrás que llevo un nombre de fantasía y el nombre de una de mis abuelas ¡vaya combinación!, que ni en las novelas latinas lo usarían.  Soy afortunada, el número de la lotería de hoy fue el 70, va con mi número de cábala, aún sigo sin apostar al azar, solo en ocasiones especiales y con la seguridad de que siempre perdí. He vuelto a retomar la lectura, camino a paso ligero, aún; me preocupo de las canas en la sien derecha, tomo menos café, más tisanas y más leche, aún sigo sin disfrutar los bananos; la religión del agua tibia en la ducha es mía y sobretodo ya no soy la misma. (perogrullada), al día de hoy discuto con mis padres como insoportable adolescente, aunque su paso es más lento, más exiguo y casi apagado, no renuncio (mi error) a pensar que somos los de ayer, aunque lo sé a todas luces que, no somos los mismos.

Me gusta el mes de Dorothy (como la fantasía del mago de Oz), con zapatos rojos aunque fuera solo en el cine, siguiendo ese camino de baldosas amarillas con esa oculta esperanza a ser un alma menos petulante y más sabia, con el coraje, el corazón y la cabeza para poder ver con bondad a los otros, a los míos, a mí.

Si lees esto, si me lees, feliz cumpleaños también, un año más quizá, uno menos también, con la fortuna de poder respirar, de poder seguir luchando por quebrar los preconceptos que tenemos para con nosotros mismos, para con los otros, la fortuna de poder caminar aunque sea unos minutos más de este presente que está en nuestras manos, el poder ser y estar. 

mayo 17, 2018

Alguna vez fue así - Bendetti

No crean que ando de nostalgias, es que estoy borrando el buzón de borradores del blog (todo con B)

Otro post viejito este fue del día mismo en que murió Benedetti. No sé como lo dejé pasar, eso fue un 17 de mayo del 2009 aunque para mí sería como un agosto. No hay más que decir, La tregua, ese libro escrito como diario. 

"Domingo 16 de junio

No me besó. Yo tampoco tomé la iniciativa. Su rostro estaba tenso, endurecido. De pronto, sin previo aviso, pareció que se añejaban todos sus resortes, como si hubiera renunciado a una máscara insoportable, y así como estaba, mirando hacia arriba, con la nuca apoyada en la puerta, empezó a llorar. Y no era el famoso llanto de felicidad. Era ese llanto que sobreviene cuando uno se siente opacamente desgraciado. Cuando alguien se siente brillantemente desgraciado, entonces sí vale la pena llorar con acompañamiento de temblores, convulsiones, y, sobre todo, con público. Pero, cuando además de desgraciado, uno se siente opaco, cuando no queda sitio para la rebeldía, el sacrificio o la heroicidad, entonces hay que llorar sin ruido, porque nadie puede ayudar y porque uno tiene conciencia de que eso pasa y al final se retoma el equilibrio, la normalidad. Así era el llanto de ella. En este rubro no me engaña nadie. 

«¿Ya pasó todo?», pregunté. «Sí, pasó todo». Era mentira, pero ambos comprendimos que hacía bien en mentir."

abril 20, 2018

Haruki Murakami (este fue un post olvidado del 2010)

Hace días terminé el libro... es profundo y sencillo, es cotidiano y vivo, tiene una tristeza atada y un sinsentido guiado.

I once had a girl, or should I say, she once had me...
She showed me her room, isn't it good Norwegian wood?

She asked me to stay and she told me to sit anywhere,
So I looked around and I noticed there wasn't a chair.

I sat on a rug, biding my time, drinking her wine,
We talked until two and then she said: "It's time for bed"

She told me she worked in the morning and started to laugh.
I told her I didn't, and crawled off to sleep in the bath

And when I awoke, I was alone, this bird had flown
So I lit a fire, isn't it good Norwegian wood.




diciembre 20, 2014

Nostalgia del Bosque de Arquímedes González Torres, Nicaragua

Nicaragua, ese país que tiene tanto que contar... quiero copiarles algo de un escritor que es una joya, quien fuera elegido por el Instituto Goethe de Alemania como autor emergente de Centroamérica y de ahí traduce al alemán su obra.

Nostalguia del Bosque.

Dicen que maté a esos niños, pero juro que no.

Los cráneos encontrados en mi casa los descubrí en el bosque un día que recogía madera. Recuerdo que caía una llovizna leve, de esas que no empapan.

Me adentré en el bosque y fui a la colina en busca de pedazos de madera porque soy escultor y obtengo mi material de ramas caídas para cortarlas, tallarlas, pintarlas y vender figuras en el centro.

Iba con mi bolso en el que guardo el serrucho y de pronto, tropecé con un pequeño promontorio.

Bajé la vista y ahí estaban: dos cráneos semienterrados sin cabellos ni el resto de los huesos. Los recuperé y los miré largo rato, pensando qué hacer. Confieso, fue mala idea traerlos a la casa, pero no imaginé que a esos niños los habían matado porque ellos me contaron otra cosa.

Les quité la tierra y el lodo acumulado. Tenían mala dentadura, los cepillé y los acomodé en la mesa de noche. Me senté en el sillón y los observé. Cansado, los coloqué en la repisa y al día siguiente, ahí estaban.

Ya no estaba solo.

Al principio no hablaban pero se les quitó el susto de ser encontrados y de poco soltaron palabras. Uno se llama Ignacio y el otro José. Huyeron de su madre y se vinieron a la capital en donde se sentían felices de estar libres de maltratos.

Pero las malas amistades los arrastraron a los barrios más peligrosos y ahí conocieron a otros niños sin inocencia. Olieron pega y de tanto hacerlo, se les olvidaba comer y con los años no recordaban ni los nombres de sus padres.

Robaron en viviendas cercanas, los atraparon y les dieron palizas porque la Policía no podía detenerlos, sin embargo cada día se hacían más fuertes y experimentados. Corrían detrás de una mujer y zas, le quitaban la cartera o esperaban que sacaran el dinero y chas, se lo arrebataban o seguían a su víctima y pum, le daban de golpes, bangán, de patadas y le quitaban los zapatos, la camisa y los pantalones para cambiarlos por pegamento.

Fue Ignacio el que enfermó. Del ayuno estaba enflaquecido. No le quedaban fuerzas y José se esmeraba en cuidarlo. En las mañanas José salía en busca de algo qué robar, regresaba con la pega y le daba al hermano para reconfortarlo.

En la pocilga donde vivían con los otros diez muchachos, José descubrió que abusaban de Ignacio y eso no lo soportaría. Suficiente habían aguantado con su padrastro.

Se fueron de ese horrible tugurio y se quedaron en el bosque. Pero Ignacio en la intemperie se puso peor, con fiebres y vómitos de color negro y un día, José no logró despertarlo y se quedó junto a él consumiendo los cuatro vasos de pega que había conseguido dos días antes.

José se sentía muy mal por la muerte de su hermano y le dio por no comer. Robaba, compraba pega y corría al bosque porque al tardar, los zopilotes y perros aprovechaban para arrancar y devorar una mano, un brazo o una pierna de su hermano.

Un día, José descubrió que había muerto.

Por muchos meses la pasamos alegre haciéndonos compañía, sin embargo una mujer lo estropeó todo. Vino a buscar una de las piezas que me había encargado.

Ignacio y José oyeron golpes en la puerta y me gritaron:

—¡No la dejés entrar!

Pero no hice caso.

Al ver los cráneos su expresión fue de espanto, pero la tranquilicé:

—Son Ignacio y José —le dije presentándolos.

Me denunció a la policía y desde hace dos años estoy en esta celda insistiendo en mi inocencia y padeciendo, porque me alejaron del bosque, de Ignacio y José.

diciembre 30, 2013

Reflexión sobre la mentira o lo que es igual a Otra vida en la maleta


"El suyo era de esos casos en que los prejuicios, la inteligencia o el cinismo de los enfermos engaña al terapeuta." Otra vida en la maleta, Gregorio Casamayor y A. G. Porta 

No soy crítica literaria, ni escritora. Soy una lectora cualquiera de este mundo de 7 billones de personas; como tal, tengo un criterio formado de lo leído, sugerido, regalado, comprado, "robado" y encontrado. Es así como escribo y no espero en ningún momento con estas líneas, ponerme al nivel de los críticos que han dicho antes algo acerca de Casamayor y Porta o bien con este post, no esperaría que vayan corriendo a buscar la novela (sugeriría que sí), en el sitio más cercano. Sin embargo puedo afirmar que, la manera en que fue escrita "Otra vida en la maleta", atrapa, consume y vive. 

Las primeras 100 páginas me las leí de un tirón, sin sentido de tiempo y espacio y el prólogo de los editores, fue ese inicio justo que se requería para comprender como un sujeto, en este caso dos y a cuatro manos, iban a contar una historia acerca de una, dos, tres o más personas. Las siguientes, fue armar el rompecabezas.

El libro es una reflexión acerca de la mentira, en donde el silencio está más atado a la cobardía quizá, al orgullo, al cinismo o el no saber como asumir una responsabilidad que corresponde. Lo cierto es que todo en la vida tiene consecuencias y jamás imaginamos, por mucho que le echemos cabeza, por dónde saltará la liebre y quedará la bancarrota. 

Hace un año y medio, leí "La vida y las muertes de Ethel Jurado, la cuál me dolió, sentí ese cariño por Ethel, esas ganas de tenderle la mano; en esta, quizá lo mismo por África, o las ganas inmensas de partirle la cara a Natalia, por ese desprecio, o esa insana inteligencia, por esa soledad y esa estupidez.

Toparse con "Otra vida en la maleta", es tal vez la ficción de otras vidas, quizá la nuestra... Léalo. 

"... en cambio, sí la oí repetir que le hubiera gustado ser pez elefante porque este animal tiene la clase de talento necesario para reconocer su entorno y de la misma manera que calcula los volúmenes de los objetos que lo rodean y sabe reconocer de qué están hecho, identifica a otros seres y determina de cuáles puede fiarse y de cuáles no. Así, ella podría haber intuido que materia era la que sustentaba las historias..."

Ah y para quienes se preguntan si existe el señor pez, ciertamente es de África Occidental. Gracias Gregorio, por semejante detalle, de enviar hasta estos trópicos ese estupendo libro y por hacerme llegar a esta chica.

Bueno gente, un delicioso 2014, que viajen con maleta ligera.

julio 30, 2012

Malinche de Edward Rosset


"La soledad, el sentimiento y conocimiento de que uno está solo, excluido del mundo, no es una característica exclusivamente mexicana. Todos los hombres, en algún momento de sus vidas, se sienten solos. Y lo están. Vivir es separarse de lo que fuimos para acercarnos a lo que seremos en el futuro. La soledad es el hecho más profundo de la condición humana." - En 'El Laberinto de la Soledad'.


Una de las bases de mi formación ha sido la historia. En la adolescencia, un profesor me enseñó esta a través de la mitología, impulsándome a conocer un poco más de todo hasta quedar atrapada. Historia antigua es una de mis favoritas y allí los pueblos del mar. De la edad media, aunque suene morboso, la Santa Inquisición, además de vida cotidiana y redes sociales, que es algo a lo cual se ha dado valor de manera reciente. La introducción quizá es para excusar mi crítica.

En mi año de lectura de "grandes libros" por tamaño, recién finalizo Malinche. Este fue un regalo de cumpleaños (de años pasados) dado con mucho amor. Al principio yo pensé que me topaba con el libro de Laura Esquivel, más este es de un autor español llamado Edward Rosset (padre inglés de allí el apellido.)

Aquí viene el pero: lamento decir que tenía tanto tiempo de no leer algo cuyas páginas me dejaran la sensación de pudo ser. Quizá porque estoy marcada por libros de historia del calibre de la Conquista de México de Hugh Thomas, o Salvador de Madriaga. Lo relacionado con lo cultural y demográfico en libros como el Costo de la Conquista de Linda Newson, o las Crónicas de las indias. Bien por novelas como Tenochtitlán de José León Sánchez o por la forma en que escribe Latinoamérica sobre el asunto. 

Menciona los acontecimiento claves: desde el embarque de Hernán Cortés desde España y luego desde el Caribe hacia su destino, el cual lo convertiría en el más grande conquistador de todos; hasta la forma de ver el mundo por Bartolomé de las Casas; pasando por Malinche, la mujer que fue esclava, intérprete, secretaria, prostituta, amante y madre del primer mexicano. Por momentos usa un lenguaje tipo Jane Austin y otros tan europeizado (sí ya sé que es una novela ambientada en "ese" momento) que si bien podría tener "buenos monólogos internos", a mi juicio tiene esa carga de "moderna" con estereotipos "postmodernos" arrastrados.

Sin embargo y como no estoy hablando de manera positiva de algo y reconozco que hay otras visiones, quizá algunos de ustedes sean lectores de este señor, les anoto después de tanto buscar, un enlace con una crítica "que te cagas" por poco y lo llama libro de culto.http://www.hislibris.com/malinche-edward-rosset/ . Quizá sea cierto, mas en mi biblioteca de hoy, no. ¿Puede ser mañana? 

Lo cierto es que, quizá todos en algún momento hemos hecho o hemos pensado como Cortés: quemar las naves como una medida desesperada para no regresar atrás.

A propósito de todo y saltando de tema e inspirada por lo anotado aquí, les invito a leer a Octavio Paz con un análisis fantástico y atemporal de 1950 llamado "El Laberinto de la Soledad", en donde expone como la sociedad mexicana tiene una visión trágica que ha mantenido a través de las generaciones, viniendo de ese inconsciente colectivo de la malinche y la violación: sus hijos (los mexicanos). Quienes hayan vivido en México, quienes son mexicanos o quienes quieren adentrarse un poco en este tema, deben darle su debida lectura. Allí aparece un capítulo llamado "Los hijos de la Malinche."

Na, gracias por el libro, sabes lo que significa...

junio 30, 2012

La vida y las muertes de Ethel Jurado

No quiero pensar porque no quiero que el dolor del corazón 
sea una al dolor del pensamiento. Emilo Castelar 


Quienes me conocen, saben que desde niña me encantan los caleidoscopios y luego los fractales. Ni uno ni otros los termino de entender y tampoco dejan de fascinarme. Quizá estos como otros ciertos temas han permeado tanto en esta sujeto, pues algunas veces me han achacado pensamiento fractal no lineal. En fin, debo comentar que al abrir otro de los 101 libros que no he leído y los cuales tampoco quiero seguir transportando de un sitio a otro sin leer, me sorprendí gratamente.

Es interesante como hay ciertos gatillos, ganchos o estímulos. A mí me lo causó ver que los capítulos de un libro estaban divididos en fractales y lo que eso significa desde el pensamiento físico y matemático. 

No puedo decir que "La vida y las muertes de Ethel Jurado", es una "novela feliz" sino una honesta y liberadora al menos para Ethel, quien finalmente se vuelve más libre que sus propios amigos y familia. Es un texto que produce inquietud en medio de una lectura fluida, tal como respirar, a pesar de que en este caso cuesta. Es iniciar conociendo casi en las primeras páginas el final de la mano de este narrador- escribano (Greogrio Casamayor)

Finalmente, de todo lo que más me sorprende es como desde una sensibilidad sin carga de "artilurgios y cursilerías",  se desgrana una historia dura; diría que cotidiana en algunas familias, quien todos podriamos decir hemos conocido desde una distancia o una cercanía. 

Hoy tengo ganas de un abrazo,

junio 20, 2012

Katherine Neville y su Ocho



¿Qué es el futuro? ¿Qué es el pasado? ¿Qué somos? 

¿Cuál es el fluido mágico que nos rodea y oculta las cosas que más necesitamos saber? 
Napoleón Bonaparte

Me da algo de vergüenza confesar que, aunque amo la literatura tengo limitaciones en estos afectos. No tolero los libros que llevan páginas y páginas de diálogo, o los que parecen pedazos de queso de 1 kilo o como un ladrillo de 600 páginas de papel de baja calidad, quizá por la extensión algo soporífera o el material en que fueron hechos, me costó leer de un tirón "El Quijote" en sus 2 volúmenes, o la Biblia, o la guía telefónica. Debo confesar que desconozco la razón (y no me interesa), lo que produce en mi recibir un libro de 500 páginas y bajo el título de "best seller" es pereza indiscutible y desconfianza instantánea. Sí tengo mis estereotipos eh.

Todo para decir que llevaba casi un año de no leer textos bajo esa clasificación. Sin embargo en los últimos 8 días al menos de un promedio de 90 páginas diarias, me he "devorado" un libro que cumplía todos esos "requisitos". Por un tiempo me dejé atrapar por algo que llevaba todo este tiempo  en mis manos y del cual no pasaba de la página 24. 

Debo confesar que si bien no me interesa volver a leer un "mamotreto" en un tiempo, (retornaré a mis libros de mediano tamaño), este sin ser la luminaria, o sin obligarme a retroceder para analizar ciertos puntos, fue entretenido, con una combinación inteligente de historia, aventura y uno de mis juegos favoritos: el ajedrez. 

Es así como reconozco que ciertos escritores estadounidenses tienen un "je ne sais pas quio" que les permite jugar en estas líneas de entretenimiento, suspenso y realidad con apenas los bosquejos de una trama, esto sin ser por ello "ilustres" maestros. Aunque con lo dicho no niego que hay grandes escritores, solo estoy hablando de ciertos leídos por esta.

El Ocho se llama el libro que consumió parte de mis días y que tiene una segunda parte. Se ambienta entre finales del siglo XVIII y el XX. Aparecen desde Gadafi hasta Marat y Napoleón y cuenta la historia de una ajedrez (el de Montglane). Se mezcla con Argelia, Gran Bretaña, Estados Unidos y Francia. Al decir verdad es un poco colocho, pero como no soy crítico de literatura solo lectora ávida, hago este post y dejo en sus manos la decisión de comprarlo, recibirlo por una festividad, pedirlo prestado (mejor) o descargarlo en la red.

mayo 23, 2012

Yann Martel Vida de Pi (fragmento)

Fotografía del archivo personal
"Pi coleccionaba creencias como si fueran saquitos de azúcar, mezclando felizmente el colorido hinduismo con sus fantásticos dioses-animales, el cristianismo con su Dios humano de infinito amor, y el islam, cuyo rito de rezar le parecía una suerte de ejercicio fácil. Yoga de día de calor para beduinos. Asanas sin sudor, cielo sin esfuerzo. (...) Los hindúes, por su capacidad de amar, son en verdad cristianos lampiños, mientras que los  musulmanes, por su forma de reconocer a Dios en todo, son hindúes con barbas, y los cristianos, en su devoción a Dios, son musulmanes con sombrero.

Hay días que hasta los no ateos creen... parece que todos queremos una respuesta de eso que nos supera y por lo tanto llamamos divino.  Por cierto, y para no perder la costumbre de colgar algo de música, algo de Ravi Shankar y George Harrison, de quien hasta ahora vengo a descubrir que tenían ciertas melodías juntos. Bueno al decir verdad no soy asidua de ciertos sonidos como el de la citara...  http://youtu.be/zOowX86BWdQ

febrero 10, 2012

Codornices, pétalos y lágrimas: Como agua para chocolate

Hay un libro "de cocina" realmente una novela, con la cual me sentí identificada y más que eso vivida casi al minuto de leerla. La mujer contaba su vida a través de lo que preparaba, es así como en una de las secciones que recuerdo bien a pesar de que ya pasó más de una década desde su lectura, es cuando ella preparaba codornices con pétalos de rosas mientras lloraba, eso provocó algo más... Como agua para chocolate de la mexicana Laura Esquivel es un libro que si son amantes de la comida pero en especial la preparan, deben leerlo.  ¿Por qué la traigo a colación? Pues la literatura es para mí fundamental y ella dijo algo que ilustra un poco las imágenes: "uno es lo que come, con quién lo come y cómo lo come".
Encocado de langosta y langostinos
Locro de papa
Ají
Cuy asado

octubre 20, 2011

Jorge Luis Borges: "El amenazado"

Es el amor. Tendré que cultarme o que huir.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz.
La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única.
¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras,
la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas,
la serena amistad, las galerías de la biblioteca, las cosas comunes,
los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se
levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las ventanas, pero la sombra no ha traído la paz.
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos me cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.)
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.

septiembre 10, 2011

El día de los hechos 10/09/2011 denso y vacío...

Por muy imposible
que me parezca
hasta tu recuerdo
poco a poco
se está muriendo
dentro de nada
seremos vacíos
de espacio y tiempo
ecos de carne y hueso
que latieron felices
y que ahora olvidados
en los días muertos
se pudren en silencio.
Ecos de carne y hueso, Toro Salvaje



Hoy es una mezcla de todo. Quizá produzca la desapetencia de terminar de leer el post, quizá hubiese una sensación de no terminar de comprender lo que se lee, quizá se encuentre un idioma o una significancia que no se reconoce, quizá sea densidad en el contenido, quizá sea el vacío que contiene. quizás, quizás, quizás...

Abre la puerta y mira dentro.
Un alfiler bajo la cama.
Una capa polvorienta en la mesa de despacho.
Minucias y microbios, el miedo a no poder
prevenir lo inevitable. Será.
Lo que tenga que ser. El eratismo de lo oscuro,
la disolución del instante.
El ratón se arrastra fuera de su casa,
recuerda dónde comió por última vez una larva,

Elegía, Mary Jo Bang (Bartebly, 2010)



Pon tu frente sobre mi frente y tu mano en mi mano
Y hazme lo juramentos que romperás mañana
y lloraremos hasta que amanezca,
mi pequeña fogosa,
Paul Verlaine
Fotografía del archivo personal

"A veces me creo y no. Otras tantas me perdono no llorar la realidad de lo obvio. Hace mucho que dejé de llorar la potestad inútil de la palabra y su pecado virginal.

¿Qué nos empuja a la clausura? ¿Qué nos imprime esa aura incandescente de viejos albores? Algo yace inmóvil. Algo que nos sujeta el ánimo hasta la parálisis mientras arañamos la lluvia que apenas nos satisface, mientras la necesidad juega a fulgir un verdor de trepadora en la memoria.Una memoria construida en la anticipación de una noche caníbal donde el sexo se sujetaba al amor en un abrazo endémico (...) 

Alguna vez podría abandonar todo gesto hostil, todo símbolo que me preceda protegiéndome de malherirme. Podría y no. Podría ensayar gestos sustitutos que se inicien, que prosperen, que se filtren por complacencia. Podría y no (...) Quisiera suponer una gran rebelión de mi parte, un negarme nacido desde el pozo del alma y con el cuerpo asintiendo, tocarte. Tocarte de cerca, apenas cerca como una emboscada que intuyes y no eludes. Una artimaña de trama compleja, de peligrosa confianza.

Lo cierto es que no me caben los ojos en tanta ternura y en el nombre de tu nombre me hiere el costado una sangría de renuncias prodigiosas que no mareamos de goces absurdos.Cae un Dios que nos mira a los ojos del porvenir, marca de vapor casi fragmentada, la fruición de dos oscuridades escandalosas, agnosia y efeméride del día aquel en que se empezó a arder de cara, de pie..."  Andrea Breq

junio 17, 2011

Sí, yo también te quiero

Semanas de todo un poco: leer basura, ponerme al hilo en planificación, solo llegar al periódico y las noticias de la radio o de la web;  en fin, no dedicadas a algo que nunca he dejado de querer, la lectura a libros de tinta y papel. Tengo en mis manos un regalo nuevo: El Ocho de Katherine Neville. Confieso que no sabía que esperar de este, ahora tengo que decir que, en definitiva hurtaré un párrafo para colocarlo en el blog; sin embargo eso sucederá cuando termine la página 626, mientras tanto diré que tiene uno de los juegos que más me gustan y menos practico ya, el ajedrez.

Ahora bien, como una de mis amigas queridas ha sido tan amable de corregir (para nada) el estilo de un escrito que lleva meses llenándose de polvo virtual, decidí que por hoy lo dejamos guindando en la red, como para tener suficiente tiempo de seguir con la otra lectura que luego reseñaré.

Correcto, lo que leerás es parte de esos grupitos llamados Cuadernos sueltos, como diría Gil Evans (palabras más o menos) en una de sus entrevistas, en el jazz se han tocado cosas terribles también, aún así cuando lo interpretas y lo grabas, esos 3 minutos de grabación generan un sentimiento de gloria. Por supuesto lo que sigue es algo como eso.


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El ajedrez es la vida, Bobby Fischer

Mientras me fumo esto, hábito que he adquirido a fuerza de querer huir de espacios cargados de gente, me retoma a la cabeza lo que apagarse conlleva. No significa que se acabó el combustible del tanque de gas y dejó de funcionar la estufa, o que los carbones no dan para más y se quedaron completamente negros, o que se desinfla el globo aerostático - me gusta volar-, ni siquiera se trata de las últimas horas de un moribundo. Me refiero a lo que piensas, el paso único de los años.

Después de la ducha me miro el espejo y noto la barbilla saludando el sur, los pliegues cuelgan de las extremidades de las orejas, las manchas de melanina aparecen irregularmente hasta en los rincones no expuestos al sol. Sigue esa tos grosera instalada en los bronquios, el cabello seco, -recuerdo que nunca le he dado tratamiento alguno- Mi cara, la porosidad en obvia, amplia en sí misma y extendida, la navajilla ha dejado sus marcas en el camino que mi mano ha hecho cada mañana desde los 16 –bueno hay algunos días de excepción como es obvio-. Sí la cara, esa cara que conozco de memoria y sin embargo aún necesito espejo para poder recorrerla; estos surcos no me molestan y la malla de arrugas tampoco, no me considero tan vanidoso, nunca lo he sido digo yo. Sin embargo a lo que no me acostumbro es a estos ojos míos; es menos lo que puedo ver y no hay cirugía que cambie, solo "retardamientos" y eso de usar dos tipos de lentes que si de cerca o si de lejos, que si para mirarte o para dejarte de mirar me tiene algo frito. Ahora noto menos lo diferente, según yo sigo teniendo un poco más de veinte, bueno y un poco menos de cabello. No veo tan radicales los cambios en el espejo, ni siquiera la gravedad de la permuta de dirección de mis dedos a pesar de que lo visible es tan visible y que lo oculto da cierto miedo volverlo a ver con lo cual, es más sencillo ignorarlo.

Me he comenzado a preguntar si mejor sigo con esta vida que elegí, si mejor no hago estos cambios tardíos de mis hábitos, en todo caso me siento más cómodo con esta forma mía de ser, por eso es mía, además y total ya he recorrido más de la mitad del camino, aunque esto no lo diga en voz alta o lo mande al bote de las cosas que no quiero pensar. -Ciertamente aún soy joven-.

No quiero rumiar mi decisión y mis indecisiones, me da una flojera tener que explicar, el deber de ponerle palabras a todo o la responsabilidad que se va cargando en la espalda como joroba invisible. Me gustaría eso sí recuperar la ilusión, pues ya ni me arrepiento, tomo caminos en donde el dolor de barriga que me generaban las cosas es superado de manera simple como las mareas de vida diaria o solo con una pequeña omisión; el furor me alcanza en el mejor de los casos para algunas semanas y ya no sé si para meses continuos. Cada cierto tiempo tengo hambre de otras. Ciertamente doy gracias de que estés, pero es esa mezcla de excitación tardía y gratitud anciana de que andes en mi vida como ese fruto fresco que me gusta, que alcanzo y que por su propio ritmo me cansa, me hace cierto ruido.

No puedo disculparme por lo que he dicho, aunque finalmente debería de hacerlo, pero ahora te voy a dejar y me voy a dejar. Es un abandono doble y una decisión que justificaré como la mejor, así es, me gusta lo que soy aunque no lo diga y he ejercido eso en todos estos años que al fin de cuentas no son tantos y ya lo son.  Sí he pensado esto de irse apagando lentamente, todo se nos apaga unas cosas más rápidas y otras más levemente.  Lo cierto es que estoy muerto en vos hace tiempo y vos en mí, pero finalmente estar muerto me ha gustado, lo hemos llevado bien tal como la mano durante todas estas décadas con la navajilla, pero no te preguntaré que piensas, ya lo sabes me cansa esto de ponerle palabras a todo, aunque deberíamos, aunque es necesario para llenar estos vacíos y estas interrogantes cuya respuesta ya sabemos.

Lo sabías, iba a fumarme todo esto, iba a preguntarme cómo se apaga uno lentamente mientras durara el cigarrillo
. Quizá siga pensando en algunas cosas y me salten penas o dudas en una mañana de esas, como las lluvias que se dejan repentinas al inicio de las primavera en medio del café y la comodidad. Más ambos seguiremos con actitud colega y de amigo, de mártires, de amantes idos, de vecinos, hasta que el tabaco muera.

Sí yo también te quiero.

abril 30, 2011

Ya todos lo sabemos- Ernesto Sábato falleció

‎"Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano". (Antes del fin)

A veces hay que romper silencios para ciertos momentos, sobretodo cuando hay que quitarse el sombrero, agachar la cabeza, guardar las palabras y ser testigo de otra vida apagada pero no sin antes  haber dado tanto como lo hizo en este caso Ernesto Sábato. 

Hablar de Sábato es hablar de complejidad o de una forma de tejer que no es sencilla de mirar. Él es otro de la historia de este pedazo de tierra llamada Latinoamérica y de un delicioso país llamado Argentina. En lugar de escribir más les anoto unos enlaces que podrían ser obligatorios, sobretodo el último.

http://www.elpais.com/articulo/cultura/Fallece/escritor/argentino/Ernesto/Sabato/elpepucul/20110430elpepucul_2/Tes

http://www.bbc.co.uk/news/world-latin-america-13248749

http://www.epdlp.com/escritor.php?id=2248

abril 10, 2011

Los enamoramientos

Javier Matías en su libro Los enamoramientos retrata una historia cualquiera un poco pesimista, un poco sombría y cuyo tema central son las diferentes dimensiones de ese estado. El libro cuenta a través de los ojos de una mujer que observa fascinada como cada mañana una pareja de enamorados se encuentran en un café, hasta que deja de verlos para enterarse posteriormente que, el hombre había sido asesinado y habría quedado todo con un tinte de impunidad. Como diría el autor, el amor tiene sus facetas oscuras y grises, no todo es alegría o plenitud. 

La reseña me hizo hizo recordar tres cosas, mi propio cuento en donde disfrutaba encontrar cafetines y donde 30 minutos bastaban hasta que llegó el ya no suficiente.  El informe que esta semana expuso el Banco Mundial (Crimen y violencia en Centroamérica: un desafío para el desarrollo) y que mi madre estaba de luto por la violencia de la impunidad, así como en el libro.

Este lado del mundo (Latinoamérica) está convulso, no necesariamente por las manifestaciones del "poder ciudadano", de las elecciones insufribles de Perú, de las estupidez en Guatemala cuando su presidente y esposa deciden divorciarse para poder hacer lo que los Kirchner hicieron en Argentina, o por el autoritarismo que encuentras por doquier y que a mi juicio se manifiesta más fuerte en el Sur que en el Centro. 

Se encuentra hirvente, temerosa, escondida, agitada, crispada y cansada de la violencia en cualquiera de sus formas. México libra una guerra de baja intensidad (por ponerle un nombre) del 2006 al presente han muerto 34.000 personas. El triángulo norte de Centroamérica concentración de la violencia (Guatemala, Honduras y El Salvador) no se escapa, ni siquiera el llamado paraíso costarricense, país al que le cuesta 0,58% de su PIB  o 96  millones de dólares al año y esto a pesar de que ha sido catalogado el más seguro. Es chocante saber que es constitucionalmente permitido en Guatemala tener hasta 5 armas y que se tiene el derecho de comprar hasta 3000 municiones al mes; es decir se podrían gastar 100 balas por día o que El Salvador tiene la tasa más alta de homicidios de América Latina con 58 muertes por cada 100.000 habitantes (una de las más altas del mundo también) e invierte un 1,99% de su PIB más de 260 millones de dólares al año en seguridad pública o privada.

Me preguntarán ustedes por qué hablo de violencia, bueno porque pensaba en todas esas formas, las que salen de los enamoramientos, las que se llevan en los hogares, entre las personas, en la demagogia, por la radio o la televisión y los periódicos en las que no se necesitan armas para herir o matar. Todos sin excepción estamos expuestos a esas formas en diversos espacios, en las relaciones de inconvivencia y a veces pareciera que no afecta, pero a mi juicio, la misma inevitablemente se va depositando sobre uno y lo penetra como la capa de hollín de la contaminación de las calles y así pareciera que nos acostumbramos a vivir con una suerte de brazos caídos, o con olor a muerte impregnado por dentro o por fuera. No basta con decir que necesitamos un cambio o redireccionar nuestras geografías, requiere de un trabajo constante, intenso y decidido de hacer esfuerzos diferentes antes de que esto realmente nos mate o seamos un cascarón de personas.

Les recomiendo la lectura de ambos, porque la vida y la muerte, las querencias y no querencias tienen siempre ficción y realidad.

marzo 17, 2011

La piel del miedo, Javier Vásconez

El placer por la lectura comenzó con los mundos que dibujaba mi madre en las historias que me relataba, las que fabricaba de cualquier cosa mientras me llevaba caminando por los alrededores de la casa. Luego ella me enseñó a leer cuando ya no podía contármelas más, así me lo dijo; tendría yo 4 o 5 años y leía en voz alta diciendo, punto, punto y coma, fue una crisis comprender el punto y aparte y el punto y seguido. En fin, ella junto con una de mis tías y uno de mis hermanos hicieron el grato favor de permitirme descubrir la literatura.

Joven, más joven, más fresca, más ingenua y bastante quinceañera, pensaba que había nacido en un continente algo verde y en una época poco interesante. Sin embargo como el tiempo permite que uno se pueda desprender de ciertas petulancias para cargarlas con nuevas, me dejó encontrarme con libros de grandes que muchos conocemos. Descubrir América Latina en la literatura es delicioso a pesar de que solo escuchamos de 1 persona de cada 100.000 que escriben, intentan o hacen. Es así como se fue poblando mi vida con Borges, Mistral, Girondo, Darío, Paz, Rulfo, Vallejo, Gallegos, Martí, Benedetti, Lispector, Lillo, Neruda, Guillén, Bolaño, Asturias, Cardoza, Amado, Caicedo, Debravo, Dobles, Oreamuno, Sabines, Onetti y blah, blah, blah.

Un día de esos y varios más me saltó el vacío del fin, de la muerte de los que leo, no porque me conocieran sino porque se agotaría todo, pensaba en las casi nulas posibilidades de quienes podrían renovar lo que siente, piensa y sueña esa tierra linda. Ciertamente no contaba con esos vivos como Márquez, Galeano, Mutis, Ospina, Fuentes, Llosa, Ramírez, Peri, Belli, Gelman, Sepúlveda, Restrepo, Mastreta, Bryce Echenique y cuantos más que no he leído y están allí afuera, aunque hay unos y otros que pueden ser llamados maestros y no.

Me gusta saber que por ahí, en algún sitio, hay alguien que tiene esa inmensa capacidad de enamorar con las letras, de atrapar, de crear, de suspender y que algunos de nosotros seremos tomados como bichos en telaraña en esta tierra dispersa llamada Latinoamérica, que está viva, que vive en iniquidad, con petróleo, bosques, mares, oxígenos, con muchas palabras aún por decir, con caudillos sembrados en uno que otro país, que lucha ante la violencia, que es desordenada y en plena construcción. Todo esto para una muestra, un botón:

"Desperté en medio de la noche con el ruido de los disparos en el corredor, fue como si rebotaran desde el rellano de la escalera hasta mi conciencia y, unos segundos después, el estruendo había prendido como un relámpago dentro de mí. No tengo una imagen coherente de cómo reaccioné ante esa cadena de disparos y los insistentes alaridos de mi madre. sólo a través de los gritos supe que estaba viva. La violencia había estallado, era un volcán derramando lava ardiente ante mis ojos. Tuve un presentimiento. Me escondí entre las sábanas y todo se tiñó de una blanca reverberación. Corrí descalzo hacia un rincón del cuarto, busqué refugio detrás de un sillón, pero el horror que experimentaba era tan frío como las tablas debajo de mis pies. Me preguntaba quién había disparado en medio de la noche y había hecho añicos el delicado cristal de mis sueños. Sentía un torbellino en la cabeza. Al abrir los ojos perdí el equilibrio y me encontré apretando con las uñas el borde del sillón. Con sigilo de gato cambié de lugar, respiré con ansiedad, sentí humedad en la nuca y las palmas de las manos. El miedo se expandió por todo mi cuerpo, contagiando mis nervios hasta alimentarme con la sangre de la violencia. Alguien tendría que haberme advertido lo que debía hacer. No sabía como comportarme... Tenía diez años, pero esa noche comprendí que el miedo nos multiplica..."

Este libro trata de la historia del dolor, de la vida con epilepsia y algo más.

noviembre 17, 2010

Borradores de cuentos inconclusos

Tenía que regresar. Si bien el cuerpo le permitía hacer más o el cerebro no se había cansado aún -pues ambos estaban acostumbrados a empujar los límites, a vivir de la nada-; sus bolsillos no daban una gota ante tanto desajuste y tanta ausencia.

El tiempo se había acabado en el trabajo y los que no sabían, los ignorantes de todo el cúmulo de sucesos, exigían su presencia, la paciencia acostumbrada y el buen tino de su peculiar carácter.

Regresó como se había marchado: andando, retomando las huellas que había hecho cuando caminaba hacia delante, hacia el fin, según él. Cuando poco faltó para tirarse por la línea de los rieles, por el salto de un viejo río o buscar con más fuerza para encontrar a la orden el conocido veneno contra hormigas.

Al llegar a la última colina que abría paso al valle vivido, sintió el cuchillo en la barriga y el ardor en el cuerpo. Cada montaña de las que había sembrado estaba arrasada. Era más pobre ahora, mucho más… más viejo, más desilusionado, con menos fe -si es que alguna vez la tuvo-, con más arrugas y lo que más le estorbaba es que estaba más triste y más enojado.

Volvió la vista en una larga mirada hacia toda la tierra con su base y sus bordes, reconoció el silencio y la ausencia, la miseria, el conteo menudo de los detalles, las preguntas de siempre, la pobreza de las fuerzas y de los esfuerzos. Se volvió a encontrar anciano, mala persona, torpe, dispuesto a probar labios "viejos" con aprensión a su propia repulsión, con miedo a reconocer que ya no era el mismo, a hacer por temor a su propia condición.

Había logrado quemar la mayoría, sino arrancarla o intoxicarla con el combustible. Destruir significó que ya no estaban más que los rastros de cada campo que había sembrado en conjunto o solo por su motivo. Los espacios de bosque, los de flores perennes, los de plantas estacionales, las medicinales, las piedras colocadas en murillos, las otras que dibujaban rutas. Todo lo posible de quemar fue quemado.

Hacían falta cosas sí, la casa -bueno nunca existió se decía-, los papeles, las notas, las cuentas bancarias, las fotografías, las cintas sueltas, la bebida reservada, quedaba aún todo lo que no se podía quemar, ni fumar, ni embriagar, ni abortar tal como las palabras y los sucesos.

En esta ocasión, no había como en otras un sol resplandeciente aunque fuera una tarde seca. No había una de esas brisas frescas de los libros y las historias, no había mas que nubes grises que se comían los bordes blancos que parecían brillar a lo lejos. No había nada, ese era el precio del retorno, el clavo ardiente de la soledad y el contenido de la basura.

octubre 17, 2010

Acerca de ladrones

"En años anteriores, el invierno sólo llegaba al dormitorio de los cadetes, colándose por los vidrios rotos y las rendijas; pero este año era agresivo y casi ningún rincón del colegio se libraba del viento, que, en las noches, conseguía penetrar hasta en los baños, disipar la hediondez acumulada durante el día y destruir su atmósfera tibia. Pero Cava había nacido y vivido en la sierra, estaba acostumbrado al invierno: era el miedo lo que erizaba su piel."
La ciudad y los perros, Mario Vargas Llosa 


De pie en el campo en medio del pasto
Hincado en el piso en medio del barro
Lagrimada la cara en medio del espacio
¿Quién tomó su fe?,dime -¿qué es fe?-
¿Quién tomo sus esperanzas?
¿Quién le dejó miedo?
¿Cómo haces para mirar a la cara?