Los días calurosos de verano sobretodo si son domingos, se prestan para una vidilla que solo se presenta en los barrios del sur. Ves a la gente recién levantada con las cobijas aún "pegadas" salir a comprar pan a la panadería o la tienda general de la esquina, a eso le suman leche, huevos, paté, mantequilla, café y el periódico -claro dependiendo del bolsillo-

Los vendedores ambulantes de los barrios del sur, que llegan hasta tu casa, los que pasan por las "urbas" -complejos habitacionales que no son iguales que los "condos" -esos con seguridad incorporada-, son diferentes a los que encuentras en las calles, están organizados, yo he visto vendedores de ropa o polacos en autos, quienes pasan por la cuota cada sábado, vendedores de carne empaquetada que andan en (bici)"cleta", lecheros -de estos casi no quedan-, vendedores de huevos en cartones de 30, hacedores de jardines y muy esporádicamente -solo cuando construyes- soldadores y reparadores.
El trabajo "informal" es la lucha común, la forma de buscarse la vida en estos barrios del sur, dónde la gente no es perseguida por "la policía municipal" pues no están apostados en las calles y aceras. Los del norte se burlan, los del este u oeste creen que existe pocos y cuando ven personas así, quizá algunos hacen mal de ojo.
Aquí y este día en especial cada persona va a su ritmo, el cuál pareciera más amigable en domingo, con su dinámica menos atropellada de los sábados, o el autismo de la "entresemana". Me gustan esos domingo soleados, en donde las calles tiene su propio movimiento, preparándose quizá para el lunes, las casas tienen música, olores de cocina preparando, gente lavando autos, perros exacerbados por quienes pasan por sus "territorios", niños despreocupados, la lotería del finde, los suplementos especiales del diario, el anuncio de una semana a estrenar.