A veces pienso que hasta el frío sufre y bastante más de lo sospechado. Me parece un solitario, alguien quien ha sido olvidado, y cuando intenta acercarse lográndolo, le sale tan mal, que solo provoca que la gente se encierre dentro de sí misma, le tire la puerta a la cara, encienda la calefacción y no se asome a las ventanas.
Es duro querer ser abrazado, querido alguna vez y aunque lo intente, ser tan poco para que alguna persona finalmente apueste por estar.