Al entrar a quinto año de la escuela yo tenía 11 años, no recuerdo los problemas propios del cambio hormonal, leía aún libros de cuentos y alguna novela corta, tenía llaves de la entrada principal de la casa, con lo cual me sentía más que mayorcita y, aunque sabía donde quedaban ciertos sitios del mundo (con todo y capitales, además de otros hechos), no tenía la más remota idea de lo que sucedía en el centro de cada uno de esos países. Resumen: con once años, era una persona con apenas 4015 días vividos, con algunos kilómetros viajados y un poco más de tonterías.
Hace tres días un estudiante universitario fue asesinado por su "ipod", el hecho lo llevó a cabo un niño de 13, quien tiene un expediente delictivo desde los 11 y cuya familia tiene un historial extenso de pertenencia a pandillas. En ese país del asesinato, que se supone uno de los más felices y también más seguros de Latinoamérica, existe desde mediados de la década del noventa del siglo pasado una Ley de Justicia Penal Juvenil compuesta por 144 artículos y que juzgan a las personas a partir de los 12 años de edad.
Un analista de la universidad pública más grande de ese país concluye: "Sin lugar a dudas, en la Ley está presente una nueva concepción de política criminal. Se transforma el modelo tutelar paternalista por una orientación punitivo-garantista. Se entiende al joven o adolescente como un sujeto, no sólo titular de derechos legales y sociales, sino como un sujeto responsable por sus actuaciones frente a la Ley penal. (...) La idea de la responsabilidad del joven y del adolescente está fundada en la convicción de la comprensión de la ilicitud del hecho. Actualmente, sería muy difícil sostener que un joven o adolescente de 12 a 18 años, tiene una incapacidad, o una falta de madurez para comprender la ilicitud del hecho."
Entonces y en concordancia personal con el autor cierro su intervención: "Para comprender correctamente el fenómeno de la delincuencia juvenil, debemos rechazar de plano cualquier análisis o explicación simplista. La delincuencia en general, y en particular la que comenten los jóvenes y los adolescentes, no se origina en la Asamblea Legislativa, ni en este gobierno en particular, ni tampoco en la falta de legislación. El origen es más lejano, profundo y complejo. La delincuencia no surge en el vacío, es el resultado de diversos factores de riesgo y respuesta social. En la complejidad de las estructuras sociales, económicas y familiares de toda sociedad es donde se encuentra su explicación." Carlos Tiffer Sotomayor