Tengo la fortuna de irme topando por la vida con personas de todo tipo, tamaño y pensamiento, un día de estos estaba con una de esas; una psicóloga que debió ser perito en un juicio de una adolescente contra su abuelo, por violación. Comentaba como algunos miembros de la familia le increparon en el proceso, le preguntaban la razón por la cuál no había perdonado a su pariente, siguiéndole así un juicio. La adolescente, manifestó algo que mueve el mundo: porque lo perdoné, porque quiero continuar mi camino, porque perdonar no significa olvido y porque quiero dar cierre y tener una vida normal, es por lo cual quiero que asuma las responsabilidades de sus actos.
Hay formas y formas de violencia, no solo la física, intelectual o laboral; están las más complejas de violencia encubierta y socialmente aceptada que hacen a las parejas esconderse, que justifica la existencia de tres en una relación, que normaliza vínculos, dolores, disminuciones y sumisiones de unos a otros, situaciones a medias, entristecedoras, las cuáles dejan en bancarrota a todos, violencia que puede ser contra nosotros mismos y contra aquellos con los quienes estamos, pero que "es normal" en casi todos los rincones del planeta.
La realidad es que el mundo se debate la vida entre ser aceptado, aceptarse y ser querido, es en nombre de eso que se realizan tantas cosas, las cuales solo terminan por dañar a otros olvidando que, somos frágiles criaturas luchando por conectarse.
Estos primeros párrafos vienen a propósito de los nuevos programas de Educación para la Afectividad y Sexualidad Integral de un país centroamericano llamado Costa Rica. Los esfuerzos que se están haciendo en torno al tema deben llamar nuestra atención, pues a pesar de la oposición de sectores conservadores que han motivado desde consultas en la sala constitucional hasta debates en múltiples programas; o bien de acaloradas discusiones, hasta jocosos comentarios sociales, sin obviar ofensas, desaprobaciones y sobretodo aprobaciones. Se pone en evidencia un asunto o muchos a la vez, propio no de un país sino de decenas: ¿Cómo abordamos las personas la afectividad?, ¿cómo la construimos?, ¿en qué nos basamos?, ¿qué produce disfrute y placer?.
Lo abordado en estos programas de estudio afecta a las y los jóvenes del presente, así como a los adultos del ahora. Si le dan una lectura, sea breve o profunda, veran que los contenidos abarcan desde la construcción de identidad, la autoestima, la violencia, el relacionamiento y la construcción de un mundo que va más allá de un coito, una afirmación de un arquetipo o un modelo de persona o de hombre y mujer.
Pudiéndome extender más, pero invitándolos mejor a leer los programas de estudio (www.mep.go.cr), les dejo una canción de una banda mexicana llamada Camila, lo interesante de esta es que, pertenece una campaña de varias organizaciones no gubernamentales que inician la labor conjunta a partir de una consulta sobre las principales preocupaciones y necesidades de la población mexicana joven, ¿y adivinen qué? Son los mismos temas que a todos nos atañen y preocupan, los mismos de los nuevos programas de estudio. Los jóvenes, los adultos, los niños son los mismos en todos los lugares, lo que separan son las fronteras de cualquier tipo. ¡A leer se ha dicho y a practicar más también!