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octubre 28, 2008

El color de mis sonidos

No tengo la habilidad de tocar instrumento alguno y menos de poder entonar algo, a duras penas se de teoría musical lo que sabe un niño de Kafka a los cinco años. Aún no he aprendido el orden de todos los instrumentos en una orquesta, ni creo que lo vaya a hacer finalmente. Sin embargo reconozco que disfruto la música como un enano en campo floreado y sin alergia de primavera. Es decir me gusta la textura, el movmiento, el color de los sonidos, la música que despide la cotidaneidad que a veces me revienta la paciencia también.


Hace algunas semanas miraba pedazos de un documental que trataba sobre la sordera congénita, la que ahora puede corregirse a partir de un implante cócleo. Es así como se mencionaba el proceso que vivían dos personas, una pareja que por 60 años, más o menos fueron sordos, es decir desde su nacimiento.

La cosa continuaba con el proceso de adaptación de ellos y el cómo adecuaron los espacios con luces y movimiento para poder "notar" los sonidos de sus hijos; pero también trataba de sus hijos del cómo se incorporaron a la dinámica de los padres que escuchaban con las manos y los pies por medio de vibraciones.

Posteriormente me enteré de la discusión que se lleva en algunos sitios de Estados Unidos acerca de todo el tema de cultura de los sordos, en donde hay personas que debaten el derecho y la cultura de ser sordos, de no incorporarse a ese mundo de ruido y sonido.

Qué fina es la línea verdad, la de elegir que debe o no ser para una persona; en la cual algo que fue extraño para ellos por tanto tiempo, fue deseado, soñado y añorado, se convirtió en un proceso de nueva adaptación. ¿De qué hablo? del implante coclear que vivió esta pareja, les hizo enfrentar nuevas situaciones: uno evolucionando más que el otro, uno sintiéndose culpable porque el otro no evolucionaba, ambos temiendo mucho y contando poco, uno tomando la decisión de escuchar como esa forma de vivir y el otro de desconectar también como la decisión de vivir; uno viviendo cada cosa como una aventura el otro como un castigo aunque fuese el mismo tema, fue entonces cuando uno entró al lava autos cinco, cien veces para sentir los sonidos del agua, de algo que no significaba nada más que el movimiento, el otro responsabilizaba a los sonidos de su propio dolor.

El silencio es tan valioso, es tan único tan particular, como la lectura de un libro, cada vez que este es visitado por alguien es casi que vuelto a escribir, es nuevamente vivido. En la otra mano el sonido, el que te permite distinguir el "ánimo", la condición, la procedencia, el que te recuerda que hasta caminar sobre el pasto fresco, verde, corto y húmedo tiene ondas, el que hace un vínculo suave o intenso entre la roca tirada sobre el agua mansa y la mano, el ojo y el oído.

Alguna vez pensé en un "sentido que pudiese sacrificar", hoy no estoy tan segura y me doy cuenta que cada parte tiene su tarea. El elegir uno de estos por sobre el otro me llevará no solo al imperio de un sentido sobre los otros, sino también a una nueva lectura, a una realidad diferente, a resultados distintos aunque parezcan lo mismo. En fin, hay mucho que hilar en torno a esto y lo que escribo solo es un arranque.

octubre 19, 2008

El boomerang

Siempre ha llamado mi atención ese implemento que atribuían a los aborígenes australianos, y que más bien pareciera que es del noreste de África, o del sur de California y hasta de la India, dicen algunos. El asunto es que me gustaría aprender a usarlo, pero volviendo a boomeran(g) Sergio Ramírez, político y escritor nicaragüense, quien se hizo escritor alimentado por historietas, radionovelas y cine (según el dice), tiene un blog con ese nombre: http://www.elboomeran.com/blog/7/sergio-ramirez/

Lo que sigue, es de uno de sus libros, no de su espacio, pero si hay tiempo, quizá visitarlo no cae mal. Nadie dice que hay que compartir lo que manifiesta, yo no lo hago necesariamente. Sin embargo, en esta región con
tanta necesidad de proposición, él podría ser alguien que propone...

"La imaginación empieza con el acto de ver sin ser dado tocar. Alguien imaginó primero el origen de las estrellas y pasaron milenios antes de que otro alguien pudiera medir sus distancias. La expansión de la mente hacia un estado gaseoso es la imaginación, el primer estado del pensamiento racional. Razón y representación son entonces uno mismo. Ese acto no tiene ni antecedentes, ni sustitutos. Y aquel que piensa imaginando, necesita representar en el lenguaje no sólo lo que imagina, también la propia realidad que lo circunda; una representación, esta última, que desde entonces e inevitablemente estará teñida con los mismos colores de la imaginación." Mentiras verdaderas, Sergio Ramírez.

octubre 08, 2008

Sub y Sab (subcomandante marcos y joaquin sabina)

Según las leyendas urbanas, que abundan más ahora que vivimos en urbes todos aglomerados, la canción que les copio la escribió Joaquín Sabina a partir de una solicitud del subcomandante Marcos, quien deseaba decirle a su embajadora de fuego, la mujer que quería, que apesar de todo él estaba allí.

Para quienes no saben de Marcos, él es líder principal del grupo armado indígena mexicano llamado Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), mismo que apareciera en escena el 1 de enero de 1994, cuando lanzaron una ofensiva militar en la que tomaron seis cabeceras municipales del estado sureño mexicano de Chiapas, para demandar democracia, libertad, tierra, pan y justicia para los indígenas.

No puedo dar fe de semejante cosa, no es necesario, al menos para mi la canción es suficiente por ella sola. Escucharla vale, el Sabina casi no canta, pero la siente.

Como si llegaran a buen puerto mis ansias,

como si hubiera donde hacerse fuerte,

como si hubiera por fin destino para mis pasos,

como si encontrara mi verdad primera,

como traerse al hoy cada mañana,

como un suspiro profundo y quedo,

como un dolor de muelas aliviado,

como lo imposible por fin hecho,

como si alguien de veras me quisiera,

como si al fin un buen poema me saliera...

una oración.

Como si la arena cantara en el desierto

los cantos de sirena del mar Muerto,

como si para crecer sobraran las escaleras,

como si escribiera un ciego un libro abierto.

Ven a poblar el zócalo de ojos,

siembra de migas de pan caliente

mis canas de alcanfor adolescente.



octubre 05, 2008

Todos los uruguayos (III) final

Cierro con dos escritores "más recientes" Eduardo Galeano y Cristina Peri Rossi, el primero más conocido que la segunda. A veces con Galeano me sucede que, lo siento tomador de ideas o de formas de Cortázar, quizá solo soy yo o mi neurosis... sin embargo lo que digo no le quita lo grandioso, él inicia.

Lecciones contra los vicios inútiles.
"El desempleo multiplica la delincuencia, y los salarios humillantes la estimulan. Nunca tuvo tanta actualidad el viejo proverbio que enseña: El vivo vive del bobo, y el bobo de su trabajo. En cambio, ya nadie dice, porque nadie lo creería aquello de trabaja y prosperarás.

El derecho laboral se está reduciendo al derecho de trabajar por lo que quieran pagarte y en las condiciones que quieran imponerte. El trabajo es el vicio más inútil. No hay en el mundo mercancía más barata que la mano de obra. Mientras caen los salarios y aumentan los horarios, el mundo laboral vomita gente. Tómelo o déjelo, que la cola es larga."

Cristina Peri Rossi ha escrito más de lo que conozco y traducido más de otros. Yo me sorprendo cuando la visito, me gusta su forma.

Distancia justa en el libro Otra vez eros
"En el amor, y el boxeo
todo es cuestión de distancia.
Si te acercas demasiado me excito
me asusto
me obnubilo
digo tonterías
me echo a temblar
pero si estás lejos
sufro entristezco
me desvelo
y escribo poemas."

octubre 04, 2008

Uruguayos todos (II)

Hoy es el día para dos de mis queridos, dentro de los cuales está uno de mis favoritos de todos los tiempos: Mario Benedetti, quién está en los últimos momentos de vida y el otro quien fuera su amigo, colega y compatriota, Juan Carlos Onetti.

Onetti, El cerdito: "La señora estaba siempre vestida de negro y arrastraba sonriente el reumatismo del dormitorio a la sala. Otras habitaciones no había; pero sí una ventana que daba a un pequeño jardín parduzco. Miró el reloj que le colgaba del pecho y pensó que faltaba más de una hora para que llegaran los niños. No eran suyos. A veces dos, a veces tres que llegaban desde las casas en ruinas, más allá de la placita, atravesando el puente de madera sobre la zanja seca ahora, enfurecida de agua en los temporales de invierno.Aunque los niños empezaran a ir a la escuela, siempre lograban escapar de sus casas o de sus aulas a la hora de pereza y calma de la siesta. Todos, los dos o tres; eran sucios, hambrientos y físicamente muy distintos. Pero la anciana siempre lograba reconocer en ellos algún rasgo del nieto perdido; a veces a Juan le correspondían los ojos o la franqueza de ojos y sonrisa; otras; ella los descubría en Emilio o Guido. Pero no trascurría ninguna tarde sin haber reproducido algún gesto, algún ademán de nieto."

Bendetti, hay tanto según yo pero hoy solamente tenemos
Asunción de ti- 3
"Puedes querer el alba
cuando ames.
Puedes
venir a reclamarte como eras.
He conservado intacto tu paisaje.
Lo dejaré en tus manos
cuando éstas lleguen, como siempre,
anunciándote,
Puedes
venir a reclamarte como eras.
Aunque ya no seas tú.
Aunque mi voz te espere sola
en su azar
quemando
y tu sueño sea eso y mucho más.
Puedes amar el alba
cuando quieras.
Mi soledad ha aprendido a ostentarte.
Esta noche, otra noche
tú estarás
y volverá a gemir el tiempo giratorio
y los labios dirán
esta paz ahora esta paz ahora.
Ahora puedes venir a reclamarte,
penetrar en tus sábanas de alegre angustia,
reconocer tu tibio corazón sin excusas,
los cuadros persuadidos,
saberte aquí.
Habrá para aprender otra piedad
y el momento del sueño y el amor
que aquí permanecieron.
Esta noche, otra noche
tú estarás,
tibia estarás al alcance de mis ojos,
lejos ya de la ausencia que no nos pertenece.
He coservado intacto tu paisaje
pero no sé hasta donde está intacto sin tí,
sin que tú le prometas horizontes de niebla,
sin que tú le reclames su ventana de arena.
Puedes querer el alba cuando ames.
Debes venir a reclamarte como eras.
Aunque ya no seas tú, aunque contigo traigas
dolor y otros milagros.
Aunque seas otro rostro
de tu cielo hacia mí."

octubre 03, 2008

Uruguayos todos (I)

Horacio Quiroga –cuya vida es más fuerte que sus propios libros y quien ha leído sus textos pues saben a lo que me refiero- , Juana de Ibarborou , Juan Carlos Onetti, Mario Benedetti, Eduardo Galeano, Cristina Peri Rossi se han ido calando desde Uruguay a mi vida. Cuando los fui encontrando uno a uno y en desbandada, me fui sintiendo de alguna manera mujer uruguaya, quise su patria, busqué sus vidas, quise conocer su tierra, su exilio, su calma y su mar…


Me gustaría alguna vez sentarme a charlar con ellos, sean vivos, sean muertos. Así como estamparle un beso a uno de mis poetas favoritos, contarle que con él comencé a querer diferente y así con cada uno hilar historias de las que me parecen entrañables…


Hoy comienzo con dos de ellos, vamos con uno de los mayores cuentistas de latinoamérica, un loco, un grande. Horacio Quiroga. El Hijo y otros cuentos es uno de mis libros favoritos, lo he comprado, regalado, perdido, comprado otra vez. Les copio Los desterrados.


"El hombre y su machete acababan de limpiar la quinta calle del bananal. Faltábanles aún dos calles; pero como en éstas abundaban las chircas y malvas silvestres, la tarea que tenían por delante era muy poca cosa. El hombre echó, en consecuencia, una mirada satisfecha a los arbustos rozados y cruzó el alambrado para tenderse un rato en la gramilla. Mas al bajar el alambre de púa y pasar el cuerpo, su pie izquierdo resbaló sobre un trozo de corteza desprendida del poste, a tiempo que el machete se le escapaba de la mano. Mientras caía, el hombre tuvo la impresión sumamente lejana de no ver el machete de plano en el suelo. Ya estaba tendido en la gramilla, acostado sobre el lado derecho, tal como él quería. La boca, que acababa deabrírsele en toda su extensión, acababa también de cerrarse. Estaba como hubiera deseado estar, las rodillas dobladas y la mano izquierda sobre el pecho. Sólo que tras el antebrazo, e inmediatamente por debajo del cinto, surgían de su camisa el puño y la mitad de la hoja del machete, pero el resto no se veía. El hombre intentó mover la cabeza en vano. Echó una mirada de reojo a la empuñadura del machete, húmeda aún del sudor de su mano. Apreció mentalmente la extensión y la trayectoria del machete dentro de su vientre, y adquirió fría, matemática e inexorable, la seguridad de que acababa de llegar al término de su existencia."


Por el otro lado y con otro sabor a la señora Juana de Ibarbourou
Noche de lluvia
"
Llueve... espera, no duermas.
Estate atento a lo que dice el viento,
y a lo que dice el agua que golpea
con sus dedos menudos en los vidrios.
Todo mi corazón se vuelve oídos
para escuchar a la hechizada hermana
que ha dormido en el cielo,
que ha visto el sol de cerca,
y baja ahora elástica y alegre de la mano del viento,
igual que una viajera que torna
de un país de maravilla.
Cómo estará de alegre el trigo, amante(...)
Espera, no te duermas.
Escuchemos el ritmo de la lluvia.
Apoya entre mis senos tu frente taciturna
"

octubre 01, 2008

Octubre: La India por A Domínguez

Me pican las manos, he estado tentada a escribir, pero también me propuse este mes tratar de "guindar" solamente cosas de otros, cosas que en lo personal me parecen "grandes" en su contenido o forma. Gente que piensa, escribe o siente de manera particular.

Va la primera publicación, claro a mi amigo no le he pedido permiso de autor o le pagaré por esto. Sin embargo está el atenuante que él escribe correos en "masa" y nos abre a todos camino sobre lo mismo, con lo cual podría pensar que también puedo compartir esto de manera abierta...

"Hola a todos
Si en Tailandia y en Laos te sientes como Ulises atado al palo mayor intentado no escuchar el canto de las sirenas, la India es como una buena patada de Chuck Norris en todas las pelotas: desagradable y dolorosa, sin contemplaciones.

Es el último lugar del mundo que recomendaría para quince días de turismo tranquilo y, sin embargo, para el cooperante con ganas fustigarse un poco la espalada esto es Disneylandia. Aquí se pueden disfrutar prácticamente todos los problemas de un país subdesarrollado, e incluso tiene algunos que son exclusivos. Su peculiaridad es precisamente la habilidad para sobrevivir impertérrita ante tanta penuria.... Algunas regiones incluso se las han apañado para cerrar los ojos, taparse los oídos y crecer a un ritmo del 8% anual.

Los agricultores se suicidan por las reformas económicas del FMI, los niños también; los musulmanes y los hindúes están a palos; el Tsunami arrasó el sur, océanos de basura cercan las ciudades; el trabajo infantil crece, los fetocidios femeninos también..., y el sistema de castas, la esclavitud, la corrupción, el clasismo inglés y la moral victoriana, la contaminación, los franceses en general, los vegetarianos ...

Lo único que no tienen todavía son maras y, en general, inseguridad ciudadana. Gandhi les enseñó a tomarse las cosas con calma.

Delhi es una ciudad pobre, superpoblada y contaminada, pero sobre todo, sucia. Dicen que es por el Hinduísmo. Los hindúes viven enamorados de su alma y del ultra mundo. La realidad, sobre todo el concepto de lo público, se la pela. Es la antítesis de Escandinavia. Menos del 1 % de la población se digna a pagar impuestos directos.

Los edificios se caen a cachos. La televisión pública y otras instituciones se esconden en pisos viejos de madera, a veces sin ascensor. A mi compañero holandés se le perdió la cartera y fuimos a denunciarlo. La Comisaría podría haber sido perfectamente el escenario de “Delicatessen”: dentro, las paredes desconchadas, luz natural, y ni un sólo ordenador. Sobre una pizarra y escrito en tiza, se mostraba una tabla con la evolución del crimen en el barrio. La suma, “17 crímenes menos en 2006”.

Junto a nosotros, en la mesa de al lado, 5 policías estudiaban absortos una cartulina, con el mismo interés con el que te volcabas sobre el libro de texto en el colegio. “Al primero que levante la cabeza le enchufan el marrón de los turistas”. Uno, que para eso viaja, reconoce a su propia raza, así que insistí un poco y nos llevaron ante el inspector jefe, que también estaba en pleno trance en la oficina de al lado. No le quedaban formularios, que mejor lo escribíamos a mano, así, “sobre este papel de cuadritos que me acabo de encontrar, da igual que esté un poco arrugado”. Su secretario no acababa de encontrar un sello, así que nos trajeron un par de cubatas. Mientras, nos avasallaba a preguntas, fascinado por los toros y el sistema de diques holandés. Una hora más tarde, salíamos de la comisaría pellizcándonos, con el papelito sellado y un nuevo amigo.

Y eso era una zona residencial. Conforme te alejas del centro de Delhi, se va formando un denso morteruelo de basura, niños desnudos, monos, leprosos, perros famélicos, mendigos tullidos, vacas sagradas y gorrinos, todos revueltos, todos escarbando entre el metro de mierda que los separa del suelo firme. Cuando viajas en coche, y te da por parar, primero vienen los monos, a los que se supone que tienes que sacarles una foto, y luego el dueño, a insistir. Tanto si le das como si no, se empiezan a amontonar gente y animales en torno al coche. Por momentos te ves dentro de una peli de zombis, y casi gritas ¡Arranca!!!

La segunda parada del viaje fue el Desierto de Rajhastan. 12 horas en un tren sacado de la película “Gandhi”. Incluso diría yo que ha acumulado bastante mierda desde entonces. La manta que nos dieron tenía más biodiversidad que Tortuguero, y eso lleva su tiempo.

Ya en la estación, tienes que pasar de puntillas para no pisar a nadie. La gente duerme apelotonada sobre los andenes, hambrientos y tranquilos, acostumbrados a los retrasos de los trenes.

Nada más bajarse en la estación de Rajhastán, te das de bruces con un camello y un viejo guardia en los huesos, comiendp en el suelo con la mirada perdida. A su lado, la lanza y el turbante, también en posición de descanso, completan la caricatura de Buckinham Palace. Detrás del camello está el desierto y, como en otros desiertos, la vida es bastante jodida. Quizás lo que más llama la atención es la mirada de las mujeres, humillada y aterrada, y ahora que lo pienso otras cuarenta putadas, pero paso de pasarme tres párrafos contando penas.

También ha tenido su lado bueno. Los indios tienen dos pasiones: el críquet y el cine. Es una locura. Desde hace 40 años, en el sur del país no ha habido un sólo gobernador que no haya sido actor o director de cine. Los niños pueden mantener una conversación normal sólo citando diálogos de películas (en España conozco alguna que otra que también puede, como mis hermanas, pero son consideradas frikies, de hecho pocas veces lo hacen en público). La gente es muy expresiva y directa. Y me ha venido bien, ya estaba cansado de las sutilezas orientales. Aquí te gritas con el taxista por 5 céntimos, y luego todos tan amigos. Además, se come de puta madre, en los sitios caros, en los baratos, y en el suelo. Lo que no decían en Indiana Jones cuando la rubia no quería tragarse la comidita del poblado es que, como todo el mundo sabe, las rubias americanas son tontas y no saben apreciar nada que no sea una hamburguesa.

La comida es un ritual gozoso. Primero hundes los dedos de la mano derecha en el arroz y lo empapas en cualquiera de los 8 tipos distintos de salsas. Luego remueves, juegas con los dedos, ansioso. Empiezas por las más picantes, y poco a poco vas pasando al salado y luego al dulce. La mezcla es deliciosa. Como os podéis imaginar, en estas situaciones estoy en mi salsa. Todo está basado en el principio sagrado de que cualquier alimento que no se coma con la mano derecha no es digno de ser comido. No dejaban de asombrarse de mi rápida adaptación.

Se supone que la izquierda es para limpiarse el culo, porque no hay papel higiénico. Parece fácil, pero me gustaría veros en la situación. Al cuarto día y con dos cervezas, es imposible acordarte de con qué mano has hecho qué cosa. De hecho ya estoy dudando cual era la mano del principio sagrado.

Lo único que todavía me cuesta es sentarme en plan “flor de loto” durante horas. Pasado un ratito, el dolor de culo es insoportable. Dios no me hizo para eso.

En cuanto al curro se refiere, han sido dos semanas a saco, sin repetir hotel ni una sóla noche. 4 ó 5 entrevistas al día, muchas horas de carretera, tren, y en general, una experiencia cojonuda. En este viaje me han acompañado dos auténticos cracks: Sriram, un investigador local, y Kees, un experto holandés en televisión educativa. Sriram es la revirgen Santísima. El sólito ha montado un programa de mentores para ayudar a sacar a niñ@s de la prostitución y de los basureros. En 3 años ya son miles de niños. Al mismo tiempo produce películas escritas por los chavales. Son incómodas y muy provocativas. Luego las exhibe en las barriadas y basureros y comunidades de la zona. Si os interesa, se pueden ver en www.nalandaway.org

Entre otras cosas, con su ayuda creo que podemos mostrar cómo algunas organizaciones (Unisfinteres varios) han perdido un poco el rumbo con tanto rollo de la participación infantil. Utilizan a los niños más para recaudar fondos para sí mismos que para crear un impacto en la población: en resumidas cuentas, cogen al niño, le enseñan a hacer películas, el niño filma el basurero, la gente se queda patidifusa porque no ha visto algo así en su vida, se llevan al niño a forums internacionales, el niño gana premios, palmaditas en la espalda y el jurado aplaude el “dolor que rezuma” el documental y todos a hacerse la foto. Luego el festival termina, el jurado a su casa y el niño de vuelta al dolor del basurero, a intentar encajar en un mundo que ya no puede aceptar.

Estoy sistematizado el proceso, y creo que les va a escocer un rato. No sé si estoy siendo muy constructivo, pero ¡Ay rediossss, cómo me gusta tocar las pelotas!

Bueno, vamos terminando. Antes de volverme a Sri Lanka, me tomé un día para ir a ver el Taj Majal, la primera maravilla del mundo. Y bueno, pues muy bonito, muy currado, pero un edificio al fin y al cabo. Te quedas más flipado con las dantescas cuatro horas de carretera entre Delhi y Agra.

Ya estoy de vuelta en Colombo. Ayer los militares me despertaron a las 4 de la mañana. “Inspección rutinaria, los papeles”. En éstas vuelvo a la habitación y ¡Oh pesadilla hecha realidad!, No encuentro el pasaporte. A la media hora, los señores de verde se cansaron de esperarme y se largaron, quizás por ser blanco e inofensivo, quizás por pereza. Un vecino lo encontró a la mañana siguiente. Se me había caído por el camino.Antes de reíros, quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

El domingo que viene voy a Bangladesh, mi último destino. Dos semanas allí, una o dos semanas de encierro para escribir, y de vuelta a casa. (Calculo que a mediados de octubre). Tengo la garganta seca y con muchas ganas de ponerla a remojo, así que intentaré que sea antes.
Un abrazo,"