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junio 10, 2011

Música y fotografía



Estaba dejándome estar,
oyendo el tiempo caer en los relojes de arena. Mirando un minuto partir... Jorge Drexler

y agradeciendo a quien es un conocedor: Solitary dog sculptor, un son 
"Give that slow knowing smile" http://youtu.be/p4NSoDfhhO0


octubre 18, 2009

A la caza de Moby Dick (cada cola es absolutamente distinta, una huella digital)

Así me sentía este fin de semana, pero sobretodo hoy que durante 4 horas estuvimos un grupo de 12 personas en altamar avistando Yubartas o Ballenas Jorobadas.

La estación cerraba oficialmente pues estos cetáceos van de regreso hacia el sur y en compañía de sus crías, las que vinieron a dar a luz en las costas pacíficas de algún país de Centroamérica, que tiene como característica que conjunta tanto las jorobadas del norte como del sur, de las cuales quedan en el mundo 7.000 y 10.000 respectivamente.

Octubre de migración lleva el sello de poca probabilidad, de corta esperanza de avistamiento ya que los ballenatos tienen el peso o grasa suficiente para soportar el agua fría y han aprendido lo básico: "inmersiones".

No crucé los dedos ante lo anterior, pero todo pintaba gris y peor cuando se abrieron paso las lluvias desde pasadas las 6 de la mañana y por más de tres horas. Caminamos hacia la playa de donde saldríamos, tristemente una tortuga lora estaba solitaria, muerta, encallada y con su bolsa de huevos vaciada. No se podía hacer "snorkeling" pues el agua estaba turbia igual, ¿qué más podría no pedir?

Pensaba despedirme de todo el plan de ese día, prometiéndome que regresaría en diciembre para el tiempo de las falsas orcas, sobretodo después de varias horas en alta mar, pero sucedió lo bello de la historia, una madre con su cría estaban nadando hacia el sur.

Hacían ambos inmersiones de pocos minutos precedidas de pequeñas encorvaciones de la cría "avisando" esa toma de oxígeno; siguió la historia pues nos fuimos cerca de la roca ballena y allí nadando y saltando, marcano el paso de su subgrupo (es decir de la madre y la cría) había un macho, maravilloso que no escatimó nadar velozmente y hacer todo tipo de acciones, hasta que llegó ese "salto" esperado, el cual lo hace a uno sentirse "mínimo de lo pequeño", esa forma de despedirse e irse a la profundidad.

agosto 19, 2009

Sobre libros, heridas y rinocerontes

Ingrato es el oficio de ser madre o padre como de ser hijo(a). En ambos casos lo es y en ambas direcciones. Hay momentos tan largos como los días en donde lo que se haga no es suficiente, así de intenso o quizá egoísta es la cosa. Lo cierto, es que en ambos "bandos" hay gente que da la guerra, la talla y la lucha.

En las últimas semanas he leído por tractos el periódico y Hakuri Murakami. Sin terminar este aún, llegó a mi un pedido especial, un caído de las manos, con olor a nuevecillo, con sabor a bienvenido y cuyo deseo se despertó a partir de una crítica que leí.

"Heridas causadas por tres rinocerontes." El libro es pequeño por la brevedad de los capítulos, por la textura de las páginas, por el tamaño y tipo de letra, de alguna forma todo me recordó el Baricco que me regalaste, pero es un texto completamente diferente.

Bastó con tomarlo para correr entre el taxi y el autobús, 37 páginas al día siguiente que llegó. No puedo evitar recordar gente mía y sobretodo "vos", mucho tiene que ver con que la historia es de un padre y su hijo, de una cosa llamada leucemia, de algo no esperado y tal sorpresa. Trata de nosotras las personas y cito "de la rabia, la angustia, la desolación, la incertidumbre, pero también de la ternura, la alegría, la compasión y la esperanza." No sé si comparto lo que dice la cita que coloqué, lo que sí aseguro es que es cercano, de allí que quise colocar un "pedacito".

"TARDES QUE SE ENLAZABAN. Como un triángulo. Pero la tarde es un juguete en manos del niño. Yo soy la nieve. Y quiero ser un manual para vivir en la nieve. El niño enfermo me convierte en esquimal. Y en cacería. la enfermedad es un pupitre. Yo juego a recordar. Para evadirme. Pero sufro, no soporto la insistencia de la fiebre, su rencor, sus colchones falsos, su primogenitura. Me rebelo. Soy la nieve cayendo en un estanque. Soy lo que no quiero ser.

LLAMADAS que uno jamás espera. Me preguntan por Yorgos, por su enfermedad (---) También hay llamadas y cartas que uno espera. Que lo dan todo. Que me fortalecen. Llamadas y cartas que me empapan como un aguacero. Como un aguacero en noches donde no existen los impermeables." Fernando Sanmartín

agosto 17, 2009

Historias: Virginia Grütter

Hay países que producen literatos como si fueran gotas de agua, muchas y multiplicadas, algo diferentes unas de otras, pero al fin aguas.

Hay lugares que con la historia, más de sangre y brecha profunda produce literatos que usan las letras para marcar el camino, como los dientes en la tierra. Sí de todo hay y somos testigos, unos países son más prolijos que otros.

Hipótesis muchas que si dolor, necesidad, suerte o entendimiento. Yo sé poco de estas. La sensación que tengo es que conocemos más de lo universal que de aquellos de la "vuelta de la esquina". Sí, sí, ya sé que es por el tema de casa editorial, dinero, mercadeo y demás. Pero ojo, ahora tenemos menos pretextos para adentrarnos en las "tripas" de los otros y quizá entender (nos) un poquito mejor.

Virginia Grütter murió en el 2000, llegó a la edad de 70 años, hizo teatro, poesía, critica y sobrevivió a cierto tipo de muertes, las que la dejan a uno viva, pero con cierta parte muerta y aún un olor de fresca. A continuación algo parecido a eso que llaman sentimiento de culpabilidad que nos fabricamos o algunas veces heredamos, sobre esos temas de creencias y demás:

La confesión
"Qué de flores marchitas, qué de rodillas,
Qué de horas arenosas y amarillas,
De candelabros,
Yo hincada siempre hincada y suplicando.
Golpeando no sé dónde por mis entrañas
Desesperada
Por encontrar pecados
Dentro del alma.
Era como meterse la mano por la boca
Para sacar un mono o una sompopa.
Algo muy feo
Para poder mostrárselo al cura añejo
Que me esperaba austero tras la cortina
De aquel confesionario de negra harina.
Los panes rotos
De mis sueños sencillos, hasta aquel foso
Yo le llevaba
Como prendas de buena enreligionada
Y así aprendía
A odiar mis vanidades con mis sortijas
Y a buscar males
Donde sólo habría habido noches serenas
Pero me hincaba
Muy dentro de mí misma y le espetaba
Todo lo que podía ir recogiendo
En mis horas de santo recogimiento
De cas y ortigas
De sierpes venenosas y lagartijas
Lo que juntaba
En horas de ejercicio desmelenada
Y así aprendía
A creerme lo de afuera y lo de arriba
Que yo inventaba
A base de mi histeria dosificada.
Vírgenes dolorosas en sus sitiales
Caras almidonadas tras los vitrales
Mirando al cielo
Enseñando el camino de aquel consuelo
Me contorneaban
Y yo buscaba el suelo con la mirada
Toda cohibida
De no ser aceptable para esa vida
Cual fruta fresca
Que quiere sacar savia de rama seca.
Aprendí a mentir males para los otros
Yo soy vieja maestra en esos modos
Y ahora estoy aprendiendo en esta vida
A no mentirme males para mí misma."