Como mi ritual personal de celebrar el cumpleaños del blog, abril es el mes donde suelo colocar cosas de otros, de esas personas a las que le salen las palabras de una forma que "toca" a en este territorio.
Este año ha sido caótico, lo sé, algo disperso, una mezcla de tremendas punzadas de alegría con rayos profundos de tristeza pero al acercarnos al cierre, para no perder el hilo de ese ritual que disfruto, les dejo en su mesa un breve artículo de un chico-hombre que está metido de lleno en la interculturalidad latinoamericana, en los derechos de las personas, en el conflicto de estar vivo. Dejo el tema (violencia) por justas razones, porque se habla de este en latinoamérica y el mundo. Sin embargo, el número de casos de violencia contra niños, niñas y mujeres parece no mermar, las estadísticas de Centroamérica son alarmantes, pero no escapan países con España, Irlanda, Italia, por citar algunos. Desde los años de 1990, Guatemala registró más de tres mil feminicidios; El Salvador, casi dos mil; Honduras, mil 18; Costa Rica, unos 310; Chile, más de 300; y Argentina, más de mil 500.Cada uno quizá tome algo.
"Se necesita una inteligencia de la indignación que abra un espacio para que la práctica de los derechos humanos pase cada vez más a concebirse como lucha política por un cambio social, lo que indefectiblemente debe hacer remitir a esa práctica al inicio de la vida, esto es, a los derechos de niños, niñas y adolescentes." Educardo S. Bustelo
Hace pocos meses en Costa Rica concluyó la campaña electoral. Uno de los candidatos que participó en la contienda y aún tiene la opción de llegar a ser presidente en alguno de los comicios de la década venidera, propuso que todo el país se convierta en una zona franca. Al principio me imaginé una especie de caricatura al estilo de Chaplin, unos tiempos modernos con un país entero sometido a los absurdos rigores del frenesí productivista, sin más identidad que aquella marcada por el ritmo de la fábrica, la desequilibrada apertura externa y la estandarización de los horarios, las costumbres y el consumo. La brutal transculturización de la vida cotidiana, una suerte de utopía en negativo de mundo infeliz en que el mencionado candidato se ve a sí mismo y a sus hijos formando parte de la élite de los alfas gobernantes, mientras la gran mayoría de los demás serían simples y prescindibles epsilones gobernados.
Sin embargo, el sentido caricaturesco de la utopía negativa del político de marras se me empezó a desvanecer al recordar una síntesis que años atrás le escuché a Clara Jusidman: “Juárez como ventana del futuro”, refiriéndose al Municipio de Juárez, en el norteño Estado de Chihuahua, México. La síntesis pronunciada, producto de los trabajados de investigación de la señora Jusidman, expresa con sentido profético y una buena dosis de ironía mordaz y esclarecedora ya no una caricatura, sino el posible título de un relato que podría terminar siendo cuento de horror. Desde entonces, pienso que es muy importante hacer una conexión entre lo que en principio parece ser la propuesta caricaturesca de un demagogo político costarricense y las consecuencias reales de las apuestas vampirescas de crecimiento económico, que amenazan con succionarle la dignidad, el tiempo y el alma a sociedades enteras.
Dicho de otro modo, lo que ocurre con la sociedad juarense nos debe importar a todos, por sus niños, niñas y adolescentes, por la violencia, por sus mujeres muertas y la perversión con que han sido asesinadas, por sus adolescentes reprimidos y los masacrados a sangre fría. Pero si acaso el dolor y la desgracia ajena no fueran motivos suficientes, nos debe importar porque el modelo productivista ahí instalado no tiene la humanidad como medida. En Juárez las campanas doblan por sus muertas, por sus muertos, por sus niños y niñas, por sus adolescentes, por una sociedad signada por el productivismo y la violencia. Desde ese desierto las campanas doblan por todos nosotros, porque puede que Juárez sea una ventana de nuestro propio futuro.
Ciudad Juárez
Lunes 26 de abril, 2010
La noche nos sorprende a orillas del otrora Río Bravo en el borde fronterizo entre Juárez y El Paso, dos ciudades que sabemos son una sola, aunque del otro lado una camioneta de la migra se estaciona exactamente en dirección nuestra para recordarnos que eso cada día es menos cierto. Le hago una señal de mi "aprecio" al policía gringo que me responde con un toque del claxon, como advirtiéndome "see you later asshole" y a mí me vale. Mañana la Mesa de Infancia del Consejo Ciudadano por el Desarrollo Social de Ciudad Juárez presentará una propuesta en conferencia de prensa, les acompañaré porque cinco años atrás habíamos planteado un diálogo social y político que ahora la ciudadanía quiere retomar. Se trata de un llamado contra la barbarie, un llamado a buscar salidas poniendo el énfasis en prevenir que la infancia siga siendo una pieza más de este ajedrez de violencia, un llamado a pensar otro futuro. Mi amiga Lourdes Almada, Secretaria Ejecutiva de la Mesa de Infancia, me habla de su propio conflicto espiritual, la necesidad que tiene de no perder la fe en que todavía hay una salida del abismo. Yo no lo sé, por ahora me basta con creerle a ella, a su congruencia, a su admirable cordura en esta ciudad de locos, a su valiente militancia por la vida." Mauricio González
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