Cuando Saramago conoció a Pilar detuvo todos los relojes de su casa. Él se "dio" por notificado que ella podría ser, que ella era. Saramago murió, una parte de Pilar con él y parece que muy pocos lo notaron. Yo detuve los relojes y no tuve si quiera el mínimo efecto.
Cuaderno suelto II
A veces se vale tanto como el peso de la nada.
Se apuesta tanto como el alma, que pesa nada.
Se llega a tanto como el agua del río atrapada entre las manos,
la que queda en nada.
Corran, huyan, llega la tropa,
llega la cobarde, llega el estúpido,
llega la noche con cascos azules,
llega la pena, llega el dolor y no podrán hacer nada.
Llegaron para cambiar la vida otra vez y sin una mano extendida que asir.
Cuaderno suelto IV
Y yo que soy pobre,
que soy cobarde,
que soy delirio,
yo te ruego, yo te pido,
yo suplico lo que nunca he dicho: intenta.
1 comentario:
Qué buenos tus cuadernos sueltos! Si se te pierde alguno y lo encuentro, no te lo devuelvo...
Publicar un comentario