Un 18 de septiembre mi madre fue al hospital. En ese entonces no conocía la fecha o el día; solo sabía que había salido con mi hermano en ese hermoso carro Ford rojo de doble cabina en el que hacíamos los viajes largos. Mi madre decía que ¡ya era la hora!
Mi padre no fue, no recuerdo donde estaba. Yo sí sabía lo que iba a suceder aunque a ciencia cierta no sabía por dónde saldría de la barriga de mi madre, eso a pesar de mi experiencia previa con mi hermana pequeña, pues siempre pensé que había sido con la navidad. Así es, venía el minúsculo de la familia, que por cierto ahora es el más grande, dormía mucho, tenía la piel suavecita y olía rico... casi siempre me ha gustado el olor de los bebés.
Ha pasado mucho tiempo, el más pequeño aún lo sigue siendo y no cambiará esa privilegiada condición...Ya está grande, hecho todo un caballero joven, un joven señor, es el incansable, el luchador, el servicial, el honrado, el obsesivo que rompió los esquemas de edad en su vida personal.
Me gusta, el estado en el que estamos, ahora somos más hermanos que antes, un pequeño clan de 3 o 4 que se disgusta, enoja, se separa, se encuentra y se quiere. Feliz cumple al pequeñín.
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