Hay sentimientos que se instalan como aves de paso con alas negras, fuertes, brillantes con ese color metalizado que solo tienen cierto tipo de noticias. Otros, parecen cantos rodados en alguna peña, por un sísifo con ningún futuro, ni de actor, ni de hombre. Cualquiera que sea, los que se parecen a las lagartijas siempre los llevo a asolear, para que no se les peguen los hongos, para que brille la piel al sol y no me asfixien por no poder respirar bien...
En fin, a todos los que me conforman les tengo su sitio, no es un altar o algo parecido, solo es una repisa por donde se mueven, pululan, arrastran, pelean, se esconden, duermen hasta el dolor, se encuentran para la hora del café, o se suicidan cuando toman mucho guaro, huyen o me abandonan, se ejercitan con algún éxito o simplemente de la manera más quedita, les dejo partir.
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