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febrero 20, 2016

Antonio López García, España

Como niña con juguete nuevo, ese no esperado, ese que se abre frente a vos como un mundo que escapa a la mano, al ojo, al entendimiento, que sabes que es, pero no puedes aún palparlo, ese que sorprende, así me siento. Gracias a mi profesor, descubrí a Antonio López García, ¡es una maravilla! y ahora quisiera estrecharle, tomarme algo caliente con él, verle hacer, sentirme enamorada.

Cuando alguien hace de un dibujo (esa "simple" representación bidimensional) algo que parece una fotografía, cuando detalla movimiento en cada punto, la natural perfección en un retrato en el que no dudas que sea la persona, cuando tienes que detenerte a contemplarla, a ver que te dice; eso es destreza, coordinación corazón-mano-ojo-cabeza.  Saber leer, saber plasmar, saber la luz de donde viene y hacia don de va: es un maestro y no se diga que es un "viejo formalismo el saber dibujar."

Sé que he sonado como una fanática incontenida pero si miran estos dibujos entenderán la maravilla de quien está detrás de ellos y con estos. y, esto no acaba allí, hay escultura, pintura, hay tanta vida en el cuerpo que ya tiene ochenta años (¡qué inspiración)
Restos de comida, 1971


Hombre operado, 1969


Estudio con tres puertas, 1969-1970

febrero 10, 2016

Espacios de la memoria

Las hojas se mueven como les da la gana, 
con prisa o lentas y perezosamente inmóviles al final de los días,
secas, crujientes y una que otra jugosa. 

No nos importa si es verano, otoño o primavera,
aquí parece que todo es igual. Siempre hay capas,
una sobre otra, en ciclos, con ese orden fortuito que suma años.

Ha pasado tiempo, igual que un respiro molido,
tan rápido como las noticias de facebook en la pantalla del teléfono.

No somos amigos, ni  nos interesa, 
realmente nunca existimos,
pero hicimos cambios, evitamos cosas,
no mencionamos planes, caminos o alegrías.

Las hojas siguen, los locos no han cambiado, por cierto, creo que son más,
hay uno que otro recuerdo, hay uno que otro que pregunta,
hay espacio para memorias, eso nos compone a todos, hasta a los olvidados

Es hermoso este niño, el olvido, la oportunidad de borrarse a fuerza 
de sol, de capas de hojas, de distancia, de todas las significancias muertas en asfixias y desidia.

La memoria, ese laberinto que no comprendemos.