"Los árboles del Sur frutos extraños,
sangre en las hojas y sangre en la raíz,
cuerpo negro balanceándose en la brisa del sur,
fruta extraña que cuelga de los álamos.
Escena pastoral del sur galante,
los ojos hinchados y la boca torcida,
aroma de las magnolias, dulce y fresco,
entonces el repentino olor a carne quemada.
Aquí está la fruta para los cuervos de arrancar,
a que la lluvia se reúnen, para que el viento chupe,
para el sol a la putrefacción, por los árboles a la baja,
aquí es un cultivo extraño y amargo."
sangre en las hojas y sangre en la raíz,
cuerpo negro balanceándose en la brisa del sur,
fruta extraña que cuelga de los álamos.
Escena pastoral del sur galante,
los ojos hinchados y la boca torcida,
aroma de las magnolias, dulce y fresco,
entonces el repentino olor a carne quemada.
Aquí está la fruta para los cuervos de arrancar,
a que la lluvia se reúnen, para que el viento chupe,
para el sol a la putrefacción, por los árboles a la baja,
aquí es un cultivo extraño y amargo."
Todos tenemos un mes o varios, quizá. Meses que son producto de la sumatoria de eventos (sin que estos sean exclusivamente felices o tristes, sí significativos), con los años a excepción de los cumpleaños (e inclusive estos), voy perdiendo la memoria de los días específicos (no suelo anotar fechas), solo sé que de pronto el "ánimo se transforma".
Por ejemplo, podría decir que abril es un mes significativo, marcado por la muerte, entonces tendría que sumar mayo, agosto o diciembre. Al decir verdad, todo el calendario (12 son muy pocos). Ya lo sabemos, no todas las muertes, ni todas las alegrías tienen la misma textura.
Puedo dedicarme a dibujar como es mi mes de agosto, entre cumpleaños y desamores significativos (para poner, según yo, drama), pero ¡que pereza! (lo soy bastante, que lo diga mi hermana). Eso de detallar las virutas que le saltaron a uno, de rayar las paredes con mocos y lágrimas no me va ya. Ni siquiera el de querer escuchar comentarios, explicaciones o tener la energía para conversar.
El mes se ha convertido en lo que es, entre queques de natalicio de los años que les queden a mis padres, o el mes después del cumpleaños de "Dorothy y sus zapatos rojos", es la época que se llenan los periódicos de anuncios de los "regalos que una madre quiere para su día": (¡viva la lavadora, la batidora, la cama con colchón!). A este punto y desde hoy faltarán 144 días para finalizar el año, o lo que es igual 4,73 meses, será el periodo de discusión extraordinaria de proyectos en la Asamblea Legislativa y cualquier crisis pasará a ser noticia en desarrollo. Agosto nunca fue el tiempo de vacaciones de ningún verano, dejó de ser el mes en que alguien me pedía perdón por obligación o yo pedía disculpas por limitación. ¡viva el rey muerto! que siga el normal curso la vida, con todo y sus series televisivas de otoño, en ciernes.
Todos tenemos agostos en momentos de vida (nada nuevo les estoy contanto) y el único fin de este post es no dejar morir el blog o el mes.
Besos.
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