Hace casi una semana, compartí con algunos de los míos, un correo con varios y escuetos detalles de Mauricio Funes, actual presidente de El Salvador. El contenido estaba relacionado con ese estado de locura invasora y de inseguridad creciente en esta zona del mundo... El presidente del país más violento de América Latina envió a su hijo a Francia para alejarlo del peligro de la violencia, darle otra oportunidad de vida; sin embargo, este murió de esa forma (violentado) en manos de otros.
A partir del correo, "uno de los míos", una mujer, una amiga (si ella así me permite llamarla), persona con quien me encontré por cosas de mi trabajo hace años atrás, en aquellos días cuando yo estaba ligada al patrimonio de la zona, o a la ciencia y he de confesar que con muy pocas herramientas... En fin, ella a quien le tengo un afecto que solo se profundiza con esa forma de sentir y transmitir a través de la distancia, me escribió.
Le pregunté si podía publicarlo (al menos fragmentos), no me contestó, pero es tal el mar intenso de ideas, de esta periodista, también luchadora de tantas causas que quiere otras formas de vida, que me permito compartirlo aquí, con ustedes, pues también forman parte de algunos de los "míos". Un abrazo.
"A mi me da la sensación de que esto es algo así como un tigre, un bebé, un peluche, dos botellas de cerveza y una radio a todo volumen, metidos todos juntos en una lavadora a 1000 revoluciones. El mundo actual me refiero. Una locura.
¿Recuerdas aquella iniciativa que te conté que tuve para escribir noticias positivas entre los contactos de mail?. Bueno fracasó estrepitosamente. Fracasó absolutamente. Y si lo piensas en serio, es terrible. ¿Cómo puede ser ?!. Pues es.
Lo peor es que sobre estos cimientos que estamos construyendo, debemos educar y enriquecer a nuestros hijos, a los peques que vienen, y la cosa pinta dura. No digo que no haya proyectos, personas e ideas totalmente válidas y son habitualmente, las que se toman como ejemplo o en muchos casos resulta difícil acceder a ellas/os. Aún así, cuando se lee algo que emociona y da un poco de esperanza hay que gritarla a los cuatro vientos para que llegue muy lejos y contagie a alguien, quien sea, en alguna parte.
Esta mañana leía en el periódico acerca de un Centro de Alto Rendimiento, para el desarrollo de menores con altas cualidades, se distingue especialmente porque utilizan métodos de razonamiento un tanto diferentes a los occidentales, haciendo que los niños aprendan a preguntarse. Decía la entrevistada -"Trabajamos el pensamiento crítico y el proceso de investigación. Contamos con niños que destacan por su inteligencia y también por su creatividad, motivación o producción; no podemos hablar sólo de inteligencia, sino de inteligencias. Me sorprende que el colectivo científico, cuando plantea un recurso educativo exija un cociente intelectual determinado. Aquí se quiere realizar un curso educativo sin esas trabajas; el Coeficiente Intelectual es lo de menos, todo el mundo tiene altas capacidades en algún campo determinado, sólo que hay que trabajarlas"- ... Y seguía la entrevista en esos términos.
Y el caso es que palabras como estas nos hacen pensar que sí, que se puede hacer muchas cosas bien y que si la educación estuviera más enfocada al desarrollo de la Inteligencia Emocional, de las capacidades personales de cada uno/a tienen/tenemos, y no tanto a alcanzar objetivos académicos, la educación serviría para que tantas veces la violencia careciera de sentido porque no serviría para llenar ningún vacío personal que es lo que básicamente ocurre cuando una persona agrede a otra y la maltrata física o psicológicamente. La educación bien aplicada puede desplazar la violencia y la intransigencia, pero para ello es también necesario que quien educa esté debidamente preparado; enfocado en esa dirección.
Bueno, no es fácil en todo caso. Y a veces no sabes dónde meterte para huir de tantas injusticias. grrrrr...
Pero antes de terminar, un pensamiento positivo al menos:
Aquí ha llegado el sol, por fin. Las rosas están preciosas en mi terraza. Llegan también las vacaciones y con ellas los paseos por el monte. Y además de mis sobrinos preciosos, tengo ahora un ahijado chiquitín y risueño...."