Pocos conocen los poemas de Lewis Carroll y muchos replican sin cesar una de sus más grandes obras (Alicia en el país de las maravillas). Aquí dejo una muestra, mezcla entre nostalgia, cuento y realidad, como siempre en el día 7 del mes 7, donde la vida ha sido un cuento... A boat beneath a sunny sky- Lewis Carroll A boat beneath a sunny sky lingering onward dreamily in a evening of July (...) Eager eye and willing ear, (...) Long has paled that sunny sky: Echoes fade and memories die: Autumn frosts have slain July. Still she haunts me, phantomwise, Alice moving under skies Never seen by waking eyes. Children yet, the tale to hear, Eager eye and willing ear, Lovingly shall nestle near. In a Wonderland they lie, Dreaming as the days go by, Dreaming as the summers die: Ever drifting down the stream -- Lingering in the golden dream -- Life, what is it but a dream?
En un mundo donde la "fresh flesh" genera presiones en ocasiones inmanejables, que parecieran empujarnos a espacios de ansiedad y locura... Hay gente como nosotros, más cuerda y quienes nos recuerdan la belleza en cada persona.
Anímense a darle un vistazo al Nu project... Seguido la dirección:
allí, como siempre estaré:
al abrir la mano y encontrarla vacía
al abrir los ojos y no mirar nada,
al encontrar en el pecho una triste cosquilla.
allí, estaré
en los ojos que coquetean en otra dirección
en la saliva que ella traga sin probarla vos
en la duda en medio de tus piernas
en el arrepentimiento tardío
en la piel como arena
allí, estaré
en medio del trópico con lluvias y soles
en la amnesia de los años
en la bancarrota
allí, como nunca estaré:
al sumar tus años que ahora abonan poco,
escalando tu espina dorsal como un escalofrío
en esos inviernos donde tarda en llegar la primavera.
A la fruta madura, se le nota la edad en los ángulos de las piernas, la cara y el brazo en la carne bajo la ropa en la voz que le explota
desde la garganta
a las historias que sostiene entre los dedos
de cada año en el mes de abril
En el jardín de mis deseos habitan rayos, truenos, lluvia y neblina/ pasto suave a los pies, flores de naranjo, cafeto y belladona. En el jardín de mis deseos habitan tactos, olores, sabores, saliva, sudor y sueño; hierbabuena, jengibre, romero/
se encuentran noches con sus días y algunas tardes perdidas;
vive, todo lo que no se ha marchado, borrado o perdido
en medio del polvo, la nube o la ceniza.
En el jardín de mis deseos
aún hay cantos, ecos y cosas perdidas
aún se encuentra un aún enredado en medio de nadas.
No me he olvidado de vos,
de visitar la esquina,
de poner el reloj de la tarde,
de comer dulcetinas.
No me he olvidado de vos,
dos cucharadas de azúcar en el expresso,
la cerveza bien fría,
el tic de la pierna derecha,
y las manos un poco torcidas.
No me he olvidado de vos
disculpa, no he tenido respiro.
Lo que pasa y no sé como decirte es que,
el polvo no te afecta, el verano no te reconoce,
Lo cierto es que para los muertos no hay espacio en casa.
Hay días como ayer, antes de ayer y semanas hacia atrás, en donde el tiempo desaparece como inhalar o exhalar... es así como se han ido los últimos cinco años si lo pienso bien... en fin, la lectura sigue siendo un punto de retorno un detener y avanzar de las manecillas del reloj siempre con hambre, siempre con preguntas. De los viejos y bien viejos tiempos, Oliverio Girondo, con quien inicié el primer post de este blog. " Abandone las sombras, las espesas paredes, los ruidos familiares, la amistad de los libros, el tabaco, las plumas, los secos cielorrasos; para salir volando, desesperadamente.
Abajo: en la penumbra, las amargas cornisas, las calles desoladas, los faroles sonámbulos, las muertas chimeneas, los rumores cansados; pero seguí volando, desesperadamente.
Ya todo era silencio, simuladas catástrofes, grandes charcos de sombra, aguaceros, relámpagos, vagabundos islotes de inestables riberas; pero seguí volando, desesperadamente..
Un resplandor desnudo, una luz calcinante se interpuso en mi ruta, me fascino de muerte, pero logre evadirme de su letal influjo, para seguir volando, desesperadamente.
Todavía el destino de mundos fenecidos, desoriento mi vuelo -de sideral constancia- con sus vanas parábolas y sus aureolas falsas; pero seguí volando, desesperadamente.
Me oprimía lo fluido, la limpidez maciza, el vacío escarchado, la inaudible distancia, la oquedad insonora, el reposo asfixiante; pero seguía volando, desesperadamente.
Ya no existía nada, la nada estaba ausente; ni oscuridad, ni lumbre, -ni unas manos celestes- ni vida, ni destino, ni misterio, ni muerte; pero seguía volando, desesperadamente. "