¡Abrázame!
Cuelga tus manos en mi cadera.
Dame fuerza para no comenzar a decir adiós.
Dame plomo para que mis miedos no vuelen pensando en el día en que no habrá regreso.
Dame color para que el frío no congele todo lo que nace y tiene recuerdos.
Dame memoria sin bordes oscuros que recuerden futuros de guerra y prohibición: Dame tus labios hoy.
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