Esto lo tomé hoy del Diario El País del día de hoy: " los escritores suelen tener la impresión de que hay dos clases de personas: las que escriben novelas (u otros géneros) y aquellas que las viven (también otros géneros). En raras ocasiones se juntan esas disposiciones en un mismo ser, aunque forma parte de la fantasía de los autores inventarse biografías trepidantes."
A veces pienso que cada dìa es parte de un cuento o parte de una novela (cualquiera que el tamañao sea) depende de las historias.
En unos momentos las personas son suficiente material para ser personajes extraños, situaciones algo particulares para ese contexto, o solo ese inicio que arrancó solo, sin que te dieras cuentas. Podrías pensar que Oscar Wilde o quizá Kubrick los vieron antes de relatarlos. (así cada uno elige quien le inspira)
Cuando entro a un espacio reciente con gente nueva y estoy lo suficientemente lejos de estas para poder observarlas, sin tener que socializar, inicio mi propio diálogo como una forma de dibujarles, de darles algún movimiento a todo, entonces ese todo se vuelve en un mundo de preguntas ¿què habrá desayunado?, ¿le habrán dado un beso hoy? ¿querrìa un abrazo? ¿que pasarìa si le digo que le visualicè durmiendo o comiendo? ¿tendrá problemas de sueño? ¿porquè se vistió así hoy?, ¿a donde irá de vacaciones? ¿tendrá un quien?
Hay sitios curiosos: la calle- las peatonales si caminas en el costado de esta y te detienes un momento, el hospital; el autobús; el subterráneo-claro si recorres suficiente tiempo-, las salas de espera de los aeropuertos, los restaurantes-como nos transformamos al comer-, las reuniones, los mercados, los congresos y senados, los espacios de solemnidad (relamente hay de todo por donde tomar)
Sale barata la fantasía, que bien, sale aún gratuito dejarse llevar por esto.
Feliz día del libro.
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