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octubre 13, 2011

Pink martini

Fotografía del archivo personal
1. Seguía parándose a la orilla del río a deshojar margaritas, a revisar esquinas, a pensar egoísmos y buscar sol para ponerse de pie y caminar. Cursi era la cosa. Ella se las creía, sino ¿para qué existían las margaritas? No se daba cuenta que estaba pasado de moda todo eso. Digo eso de enamorarse.

2. Seguía parándose en la orilla del barranco. Lo que estaba de auge era eso de callarse, pensarse buen sujeto, tirar culpas al olvido, expiar la culpa, meter la mano en los bolsillos, o las palabras o la mirada. Sí saberse correcto, educado, amigo, colega con cerveza fría en el almuerzo y quizá algún vino en la cena. Lo demás estaba pasado de moda. Digo eso de enamorarse

1. Pink martini
1.25 oz greygoose vodka
0.25 oz jugo de limon
0.25 oz triple seco
0.25 oz jugo de arandano


2. Pink martini

http://youtu.be/Q6AidwXLNKo
Hagn on Little Tomato 

The sun has left and forgotten me
It's dark, I cannot see
Why does this rain pour down
I'm gonna drown
In a sea
Of deep confusion

Somebody told me, I don't know who
Whenever you are sad and blue
And you're feelin? all alone and left behind
Just take a look inside and you will find

You gotta hold on, hold on through the night
Hang on, things will be all right
Even when it?s dark
And not a bit of sparkling
Sing-song sunshine from above
Spreading rays of sunny love

Just hang on, hang on to the vine
Stay on, soon you?ll be divine
If you start to cry, look up to the sky
Something?s coming up ahead
To turn your tears to dew instead

And so I hold on to his advice
When change is hard and not so nice
You listen to your heart the whole night through
Your sunny someday will come one day soon to you

agosto 10, 2011

En la calle de los delirios

¿por qué más en la noche qué en el día 
nos permitimos delirar?
¿por qué siempre en la noche deliramos un poco más? 
cuando las noches tienen nombre y las calles no
cuando los números de las casas no significan
cuando el sol es sol, la lluvia es lluvia y tampoco significa
cuando latir es latir, respirar es respirar y tampoco significa
cuando hacer la guerra no es la respuesta y mantener la paz es una batalla
cuando las calles no tienen nombre
cuando las personas son borradas
cuando eso sucede: 
no hay vuelta a ningún lugar
no hemos conquistado nada
aún hace falta camino

junio 17, 2011

Sí, yo también te quiero

Semanas de todo un poco: leer basura, ponerme al hilo en planificación, solo llegar al periódico y las noticias de la radio o de la web;  en fin, no dedicadas a algo que nunca he dejado de querer, la lectura a libros de tinta y papel. Tengo en mis manos un regalo nuevo: El Ocho de Katherine Neville. Confieso que no sabía que esperar de este, ahora tengo que decir que, en definitiva hurtaré un párrafo para colocarlo en el blog; sin embargo eso sucederá cuando termine la página 626, mientras tanto diré que tiene uno de los juegos que más me gustan y menos practico ya, el ajedrez.

Ahora bien, como una de mis amigas queridas ha sido tan amable de corregir (para nada) el estilo de un escrito que lleva meses llenándose de polvo virtual, decidí que por hoy lo dejamos guindando en la red, como para tener suficiente tiempo de seguir con la otra lectura que luego reseñaré.

Correcto, lo que leerás es parte de esos grupitos llamados Cuadernos sueltos, como diría Gil Evans (palabras más o menos) en una de sus entrevistas, en el jazz se han tocado cosas terribles también, aún así cuando lo interpretas y lo grabas, esos 3 minutos de grabación generan un sentimiento de gloria. Por supuesto lo que sigue es algo como eso.


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El ajedrez es la vida, Bobby Fischer

Mientras me fumo esto, hábito que he adquirido a fuerza de querer huir de espacios cargados de gente, me retoma a la cabeza lo que apagarse conlleva. No significa que se acabó el combustible del tanque de gas y dejó de funcionar la estufa, o que los carbones no dan para más y se quedaron completamente negros, o que se desinfla el globo aerostático - me gusta volar-, ni siquiera se trata de las últimas horas de un moribundo. Me refiero a lo que piensas, el paso único de los años.

Después de la ducha me miro el espejo y noto la barbilla saludando el sur, los pliegues cuelgan de las extremidades de las orejas, las manchas de melanina aparecen irregularmente hasta en los rincones no expuestos al sol. Sigue esa tos grosera instalada en los bronquios, el cabello seco, -recuerdo que nunca le he dado tratamiento alguno- Mi cara, la porosidad en obvia, amplia en sí misma y extendida, la navajilla ha dejado sus marcas en el camino que mi mano ha hecho cada mañana desde los 16 –bueno hay algunos días de excepción como es obvio-. Sí la cara, esa cara que conozco de memoria y sin embargo aún necesito espejo para poder recorrerla; estos surcos no me molestan y la malla de arrugas tampoco, no me considero tan vanidoso, nunca lo he sido digo yo. Sin embargo a lo que no me acostumbro es a estos ojos míos; es menos lo que puedo ver y no hay cirugía que cambie, solo "retardamientos" y eso de usar dos tipos de lentes que si de cerca o si de lejos, que si para mirarte o para dejarte de mirar me tiene algo frito. Ahora noto menos lo diferente, según yo sigo teniendo un poco más de veinte, bueno y un poco menos de cabello. No veo tan radicales los cambios en el espejo, ni siquiera la gravedad de la permuta de dirección de mis dedos a pesar de que lo visible es tan visible y que lo oculto da cierto miedo volverlo a ver con lo cual, es más sencillo ignorarlo.

Me he comenzado a preguntar si mejor sigo con esta vida que elegí, si mejor no hago estos cambios tardíos de mis hábitos, en todo caso me siento más cómodo con esta forma mía de ser, por eso es mía, además y total ya he recorrido más de la mitad del camino, aunque esto no lo diga en voz alta o lo mande al bote de las cosas que no quiero pensar. -Ciertamente aún soy joven-.

No quiero rumiar mi decisión y mis indecisiones, me da una flojera tener que explicar, el deber de ponerle palabras a todo o la responsabilidad que se va cargando en la espalda como joroba invisible. Me gustaría eso sí recuperar la ilusión, pues ya ni me arrepiento, tomo caminos en donde el dolor de barriga que me generaban las cosas es superado de manera simple como las mareas de vida diaria o solo con una pequeña omisión; el furor me alcanza en el mejor de los casos para algunas semanas y ya no sé si para meses continuos. Cada cierto tiempo tengo hambre de otras. Ciertamente doy gracias de que estés, pero es esa mezcla de excitación tardía y gratitud anciana de que andes en mi vida como ese fruto fresco que me gusta, que alcanzo y que por su propio ritmo me cansa, me hace cierto ruido.

No puedo disculparme por lo que he dicho, aunque finalmente debería de hacerlo, pero ahora te voy a dejar y me voy a dejar. Es un abandono doble y una decisión que justificaré como la mejor, así es, me gusta lo que soy aunque no lo diga y he ejercido eso en todos estos años que al fin de cuentas no son tantos y ya lo son.  Sí he pensado esto de irse apagando lentamente, todo se nos apaga unas cosas más rápidas y otras más levemente.  Lo cierto es que estoy muerto en vos hace tiempo y vos en mí, pero finalmente estar muerto me ha gustado, lo hemos llevado bien tal como la mano durante todas estas décadas con la navajilla, pero no te preguntaré que piensas, ya lo sabes me cansa esto de ponerle palabras a todo, aunque deberíamos, aunque es necesario para llenar estos vacíos y estas interrogantes cuya respuesta ya sabemos.

Lo sabías, iba a fumarme todo esto, iba a preguntarme cómo se apaga uno lentamente mientras durara el cigarrillo
. Quizá siga pensando en algunas cosas y me salten penas o dudas en una mañana de esas, como las lluvias que se dejan repentinas al inicio de las primavera en medio del café y la comodidad. Más ambos seguiremos con actitud colega y de amigo, de mártires, de amantes idos, de vecinos, hasta que el tabaco muera.

Sí yo también te quiero.

mayo 17, 2011

Pereza de vos/otros: hablemos de nos/otros

Bajo el amplio cielo existen los invisibles para pena, paciencia y un poco de incomodidad. Hay unos que decidieron no mirarlos, ni con el rabillo del ojo y si lo hacen mueven rápidamente la vista en otra dirección. 

No existen mientras limpian el baño y les ignoramos porque vamos presurosos al sanitario, o porque nos recuerdan a algunos que queremos realmente olvidar. Recogen la basura al pie de la puerta, así como las hojas del jardín o las encomiendas. Aquellos que podríamos llamar personas no tienen nombre, voz, aspecto, olor. Están borradas. Casi evitables al subir el tren, bajar del taxi, cruzar la calle, retirar un boleto. No existen, no, aunque tengan historia y quizá merezcan más recuerdos que los cotidianos conocidos.

Caminan unos con menos suerte que otros mirando en dirección al pavimento, tampoco existen allí, en la calle abierta, bajo el cielo amplio o en la lluvia que moja todo. Por suerte miramos a través de las gafas oscuras, no nos vemos, no existen pues son menos dignos que un leve buenos días ( aunque ni eso nos decimos a nosotros mismos cuando nos vemos al espejo mañanero.)

¿Qué haríamos unos y otros si un día deciden salir? Encontrarnos en cada esquina, en cada lugar, llamarnos por nuestros nombres, verlos despiertos mientras unos duermen, salir prendados con sonrisa, orondos y ufanos, conocedores de nuestras historietas, dueños de su propia verdad. ¿Qué sería de los visibles?

mayo 10, 2011

Legado


I hurt myself today/ to see if I still feel
I focus on the pain/ the only thing that's real
the needle tears a hole/ the old familiar sting
try to kill it all away/but I remember everything
what have I become (...)  I will let you down,
I will make you hurt...
Jhonny Cash, Hurt
No será un castigo o una sentencia, será una certeza, como esa que se filtra sonriente por los espacios de la duda, como la luz que empuja en las rendijas de las ventanas cubiertas con telas negras. Será entonces la semilla del bucle y será lo que te quede entre las manos:


"Comenzará temblando todo,
serán los pensamientos que se instalarán absolutos,
será la euforia,
será el deseo del nuevo nicho,
será sentirse viejo amigo casi el alma encontrada,
será inundarse con te amos,
será la fuerza nueva y renovada,
será volver a decir,
será releer el pasado, el presente y el futuro.
será lamer, será sorber,
será conocer los días y las noches del cuerpo,
será pensarse sujeto sin pecado o culpa casi "buen abuelo".


Será todo,
será hasta que,
la fecha de caducidad llegue como el color de las tardes que se despintan después de tantos días bajo el sol,
hasta que un nuevo coqueteo se asome en el rabillo del ojo,
hasta que sentir la fiebre de estar vivo se apague en la lámpara y se necesite más combustible,
hasta que se comience a mirar con hambre leve y furtiva en otra dirección,
hasta que nos preguntemos si fue correcto y borremos con la noche la duda,
hasta que tengamos que volver a mentir de manera piadosa,
hasta que los otros no valgan,
hasta que tengamos que contener la culpa,
hasta que no podamos evitar decir "así soy",
hasta que volvamos a mensajes esquivos en esquinas de insistencia,
hasta que la excitación sea la voz del teléfono o el buzón del correo,
hasta que la obligación de la elección nos detenga otros 100 años
hasta que muramos unos más viejos que otros, otros más lentos y cansados.


Será todo,
será hasta que,
un golpe de esquina cambie el rumbo y borre los augurios, los conjuros y los entuertos
pero para ese tiempo,
serás, seremos tan poquito
como los perros abandonados en las calles de la ciudad vieja..."


febrero 17, 2011

De cosas en el baúl: caligrafía, historia y otras tonterías

23/03/2010
Hay cosas que no se pueden "decorar" de ninguna manera (…) Sí ya sé, que la vida es así: alguien salió de clase, alguien la impartió, alguien tomó un avión (otro más que se va), alguien no se despidió, hoy quizá no había cena en casa, uno más durmiendo en la calle, el gato se orinó, llueve o es el viento. Lo comprendo todo muy bien, sin embargo hay demasiado ruido, está todo muy cargado y hoy no puedo tomar la vida así 

Sun Tzu
"La ira puede convertirse en alegría y la cólera puede convertirse en placer. Pero un nación puede ser reconstruida y una vida no puede voler a nacer

Aquí estoy con el papel, la tinta, la pluma y el tintero, trato de escribir. Mientras le doy craneo retomo lo que llamo el ejercicio de ordenar. Uno colecciona o se vuelve coleccionista a fuerza de moverse, quebrarse, repararse y no saber colocarse, de encontrarse con otros, de amontonar objetos y sentimientos unos sobre otros como retenes contra “algo” o de contenciones ante las aguas desbordadas. Guardamos lo que luego quizá no visitaremos, lo que es difícil dejar ir aunque no esté, pero solo son memorias de cadáveres pues estamos hablando de pasado.

Ciertamente todos, absolutamente todos y sin chistar lo digo, almacenamos “lo que se nos ocurra”: cartas, correos, facturas, fotografías, cuchillos y cucharas, memorias borrosas, solo que unos son más inteligentes que otros, pues al menos se dedican a una profesión como la taxonomía, la medicina forense, la historia, la numismática o la filatelia y los demás nos complicamos sin remuneración alguna, je,je…
Aunque no estoy condenando, nunca me gustó esa práctica amontonadora (al menos visualmente hablando), la de colocar cosas en las ventanas, de apilar y apilar adornos o de cubrir paredes completas de dibujos y posters, recordatorios nuestros. Me gusta más la ventana limpia y las cortinas “corridas” y lo digo a riesgo de que soy aprendiz de historiadora, que me gusta visitar la memoria, “tratar de entender” las razones o los motivos y que tengo una bolsa llena de "chucherías". Sin embargo, hace mucho tiempo comencé a pensar que todos debería levantar un movimiento de “medio borrón” (para comenzar por un punto al menos), no para quedar desmemoriados, sino como dice mi amiga Norma para viajar con carga más ligera sin eso que nos tortura, dispara, activa, quita el aire, se vuelve carbón en el techo y moho en la planta de los pies.  ¿Qué piensan?  Ah y antes de que lo digan, sí ya sé que me estoy volviendo un poco mentirosa (algunos comprenderán sobretodo con esto)

diciembre 17, 2010

Despedidas dobles: parte III y final, risibles


Tuve mis cinco segundos de riqueza. Acabo de regresar de Europa y no lo digo por más, sino porque justo tres días después recibí un correo en el que daban un número de tiquete de pago - oops-, cosa curiosa en ese momento estaba ordenando mis finanzas y sí tenía números de tiquete. Mi cerebro y yo, es decir ambos pensamos haber leído un número similar al del mensaje y además recórcholis iba coincidiendo con lo que tenía en la mano. 

A pesar de que conozco las historias del spam, en algún rincón mío se escondió la esperanza de que aunque no fuera jugadora, aunque este fuera año par en mi calendario personal -es decir de mala suerte-, me hubiese ganado un dinero. Tuve fe en que la suerte hubiese hecho trabajo silencioso como la muerte o la vida y finalmente sonriera de forma descarada para mi. Sí ya saben el desenlace, una mentira completa parte del eterno fraude de la red.

Hablando de esas tierra y considerando que no es la primera vez por esos lares, en esta ocasión me ha acompañado el disgusto, no lo traía conmigo, me lo fueron endosando despacito, yo por supuesto me dejé y ojo, no es asunto de mi ánimo o de mi condición cualquiera. Quizá lo atribuyo a que semejante tierra que lleva  nombre de mujer me ha quitado amigos, me ha dejado botada, me ha engañado con su lotería, me ha atrapado con sus controladores españoles y como ando algo victimista, he comenzado a pensar que no tiene espacio ni para mis visitas. Ah bueno, se me olvidó decir que me surraron algo así como sudaka en la calle. Uff y vale que "soy blanquita, alta y se dar las gracias"

diciembre 01, 2010

Mi espacio público

Mi ciudad está derruida
no sirven los planos,
no hay planes,
no hay proyectos de largo plazo.

Las calles con huecos
las basuras vertidas,
los perros deambulan.

No veo recursos, tengo
mis dudas grandes,
gordas, frías.

Sé que debo intervenirla,
rescatarla, reconceptualizarla.

Esto no es urbanístico,
administrativo o financiero.

Sé que, volver a construirla
me llevará a leerla otra vez,
sin embargo, a hoy,
aún no tengo manos, ojos, aliento
o respiro para ponerme(la)
de pie.

A hoy, busco en cualquier lugar para que,
lo que queda no se haga más polvo.

Sí, así está mi ciudad derruída.

noviembre 21, 2010

Borradores de cuentos inconclusos: el circuito del miedo, los cazadores

Saltar de un árbol a otro, correr, esconderse, mimetizarse, ser lo suficientemente ágil, pasar desapercibido, todos son oficios que a veces se entrenan despacio, pero que se emplean de una sola vez cuando se huye. La adrenalina se agolpa en el cuello, en los músculos, en las extremidades, haces uso de todo, piensas rápido, corto, sucinto, te asustas mucho, te aceleras, luchas por sobrevivir, haces curvas, rectas, te pegas a los rincones asquerosos. No te detienes nunca, no se puede una detener, pues para ese momento ya no estarás viva. 

Los cazadores amigos tiene sus mandíbulas tensadas, sus músculos tensados, sus corazones saliendo por las comisuras de sus colmillos junto a la baba y el odio, los ojos nublados, podrían ser buenos "sujetos" sin embargo no lo son. Ambos luchamos, ambos hacemos el máximo esfuerzo, ambos corremos como no lo solemos hacer, más ellos son tres y medio y yo solo soy yo y mi miedo, mi oportunidad de morir y mi deseo de vivir. Como duele esto. Ambos luchamos, me he caído, me duelen los pulmones del golpe, salgo al claro, entro a los oscuro, corro, sigo corriendo, intento trepar. Subir es una opción de alejamiento. No lo logro, no es cierto, como duele sentir las mandíbulas en el costado, verse la sangre en el cuerpo del otro y el de uno (no sabía que corría tanta por mi cuerpo). Saber que en cinco segundo más seguirá otro dolor. El de quedar atrapada y después ya no seré lo que recuerdo, lo vivido, ya no estaré. Ya no...

noviembre 17, 2010

Borradores de cuentos inconclusos

Tenía que regresar. Si bien el cuerpo le permitía hacer más o el cerebro no se había cansado aún -pues ambos estaban acostumbrados a empujar los límites, a vivir de la nada-; sus bolsillos no daban una gota ante tanto desajuste y tanta ausencia.

El tiempo se había acabado en el trabajo y los que no sabían, los ignorantes de todo el cúmulo de sucesos, exigían su presencia, la paciencia acostumbrada y el buen tino de su peculiar carácter.

Regresó como se había marchado: andando, retomando las huellas que había hecho cuando caminaba hacia delante, hacia el fin, según él. Cuando poco faltó para tirarse por la línea de los rieles, por el salto de un viejo río o buscar con más fuerza para encontrar a la orden el conocido veneno contra hormigas.

Al llegar a la última colina que abría paso al valle vivido, sintió el cuchillo en la barriga y el ardor en el cuerpo. Cada montaña de las que había sembrado estaba arrasada. Era más pobre ahora, mucho más… más viejo, más desilusionado, con menos fe -si es que alguna vez la tuvo-, con más arrugas y lo que más le estorbaba es que estaba más triste y más enojado.

Volvió la vista en una larga mirada hacia toda la tierra con su base y sus bordes, reconoció el silencio y la ausencia, la miseria, el conteo menudo de los detalles, las preguntas de siempre, la pobreza de las fuerzas y de los esfuerzos. Se volvió a encontrar anciano, mala persona, torpe, dispuesto a probar labios "viejos" con aprensión a su propia repulsión, con miedo a reconocer que ya no era el mismo, a hacer por temor a su propia condición.

Había logrado quemar la mayoría, sino arrancarla o intoxicarla con el combustible. Destruir significó que ya no estaban más que los rastros de cada campo que había sembrado en conjunto o solo por su motivo. Los espacios de bosque, los de flores perennes, los de plantas estacionales, las medicinales, las piedras colocadas en murillos, las otras que dibujaban rutas. Todo lo posible de quemar fue quemado.

Hacían falta cosas sí, la casa -bueno nunca existió se decía-, los papeles, las notas, las cuentas bancarias, las fotografías, las cintas sueltas, la bebida reservada, quedaba aún todo lo que no se podía quemar, ni fumar, ni embriagar, ni abortar tal como las palabras y los sucesos.

En esta ocasión, no había como en otras un sol resplandeciente aunque fuera una tarde seca. No había una de esas brisas frescas de los libros y las historias, no había mas que nubes grises que se comían los bordes blancos que parecían brillar a lo lejos. No había nada, ese era el precio del retorno, el clavo ardiente de la soledad y el contenido de la basura.

noviembre 10, 2010

Variaciones aburridas de un tema

"Octubre, las carroñeas sobrevuelan mi cabeza.
Quizá, solo quizá miren lo que otros no pueden ver

Tiempo de migración,
nubes negras, anchas alas, remolinos al atardecer

Quizá van, solo quizá van al sur.
Yo sin embargo, sin brújula, sin alma, sin ojos sin alas.

¡Como deseo estar de regreso!"

Sade me gusta en definitiva, tiene un voz, una melodía que pareciera embalsamar. Hay una canción que escuché cientos de veces, eso sí menos que Sin Embargo de Joaquin Sabina (la cual fue tocada de manera continua en periodos de trabajo loco por más de 8 horas, como si no hubiese otra tonada... Aquellos tiempos con Cristina, eran aquellos.), volviendo a la canción se llama No Ordinary Love.

Lo curioso del tema es que nunca le puse tanta atención a lo que significaba la letra, hasta que se convirtió en un hilo que me movía parte de las náuseas. Extraño verdad, pero es cierto, a veces le damos más contenido y carga emocional a cosas o situaciones de allá afuera de lo que merecen, quizá sea que de cierta manera nos sentimos enlazados con otros, menos solos o más comprendidos, menos abordados (evitando así hablar de nuestras culpas y miedos) y un tanto acompañados. Pongo un "pedacito" (no de cielo sino de canción), si  leen sin contexto, es tremendamente rosa y cursi, si escuchan la música que la mujer le puso, se aprieta alguna parte de uno y algo más. ¿A poco no?

Sade - No Ordinary Love

"I gave you all the love I got
I gave you more than I could give
I gave you love
I gave you all that I have inside
And you took my love
You took my love (...)

Didn't I tell you
What I believe
Did somebody say that
A love like that won't last
Didn't I give you (...)

Keep trying for you
Keep crying for you
Keep flying for you
Keep flying and I'm falling
and I'm falling"

septiembre 07, 2010

El olor de la lavanda

Allí Grenouille pasó 8 años de su vida donde se dio cuenta y enfatizó mas su don, un olfato inimaginable,
 pues él podía oler a las personas a una gran distancia, 
sabía donde estaban las cosas así estuvieran muy bien escondidas,
 poco a poco este pequeño desarrolló cada vez mas su sentido del olfato y
 gracias a él podía hablar pues solo conocía las cosas por su olor. Patrick Süskind

tomar con las manos la vida por el frente y la cintura,
atisbar la mirada,
hundir la lengua en las comisuras,
saborear los labios, 
respirar la piel,
latir por los poros,
acelerar el estómago,
partir con fuerza,
romper la distancia con ansias y sed.


me gusta la vida de esa forma.

septiembre 05, 2010

Días viejos

esta piel de cebolla
estos ojos transparentes
estas manos temblorosas
este equilibrio falso -muy alta está la grada-
este cuerpo sin tibiezas
esto de envejecer con dignidad es indigno

septiembre 03, 2010

Cuadernos sueltos: el peso de mis pensamientos

Cuaderno suelto I
las palabras son así de ligeras
entran por los oídos y se desvanecen
si logran llegar no van intactas
sino logran llegar ya no importa,
algo se pierde siempre en el camino

Cuaderno suelto II 
las palabras son como el polvo,
pueden incomodar, pueden causar alergia, pueden molestar al dolor/
solo pesan si han ingresado en vos,
si le das la carga de los sentimientos.

Cuaderno suelto III
palabras rojas, incendiarias,
pegajosas, insistentes, voluptuosas, detonantes,
pendencieras, militantes, revueltas me tienen la sien y las entrañas

Cuaderno suelto IV 
Pesan tan poco las palabras,
cuando era por cartas parecían tener más consistencia.
ahora que es por electrónico
1670 mensajes solo ocupan un 1% del espacio.
Pesan poco los sentimientos ...

agosto 22, 2010

"el agua es el elemento y principio de las cosas" Tales de Mileto 

Debajo del ala del teatro de pie los cacos esperan, los policías cerca haciendo anotaciones bajo los techos, las nenas de tacones altos se suman a la reunión, los de oficina y corbata ven como no se salvan de la humedad, los habitantes de la calle recogiendo los pies y yo. El paraguas para el sol, no ayuda más, no cuando llueve de adentro hacia afuera, no cuando llueve de abajo hacia arriba, no cuando se llenan los caudales de blanca, fría e indiferente agua. Hace frío, apuesto que todos tenemos frío por dentro -quizá sea un problema del viento- a pesar de que todos somos "hornitos". Quiero un cigarrillo. Se desenrosca la botella roja, se pega un trago el "amigo" del piso, es el único que se calienta y en ese momento todo quisiéramos tibia ebriedad, mientras la calle sigue siendo azotada.

agosto 18, 2010

Clasificaciones

¿Qué hace uno cuando recibe regaños o desaprobaciones de sus lectores? ¿Acaso se preocupa o se disgusta con ellos? ¿Qué se hace cuando se reciben críticas? cuando piensan que estás enfermo de la cabeza o del corazón, que te burlas de su cordura, de sus consejos, de sus mimos para con vos... ¿Qué se hace?

No lo sé, podría a lo largo de estos dos años y medio hacer un listado de múltiples cosas, de clasificaciones de consejos, correos y demás, a todo esto queridos amigos y amigas (por eso del género), queridos lectores gracias por leer, por intentar hacerlo entre líneas también, por preocuparse, por enviar notas, por pensar que necesito (muchas veces ha sido así y no niego que hay días más que otros)... pero por ahora no se preocupen todavía se sonreír y aún tengo dientes, que lo diga Penélope.

Un beso

agosto 17, 2010

La enfermedad de mi risa


El doctor, el amigo, el colega, el exmarido y la suegra, entre otros me dicen que ría. Sin embargo yo río, no agua, pero sí río, no a bocanada abierta sino de manera discreta, con cercanía y complicidad como los riachuelillos que se forman al inicio de la peña. 

Tengo que decir que aunque tengo ganas de agua grande, de pulmón abierto resulta que no puedo. Esto es producto de algo más profundo que no sé si lo puedo explicar y tiene que ver con mi limitación física. Imagínense ustedes como ser río suelto, arrasador e intenso si me hacen falta tres muelas, un diente, dos amígdalas y no se cuantas cosas más que dejé perdidas en el transcurso de mi crecimiento. 

Pueden ahora comprender cuando me vean en la calle la razón de mi cara, o acaso les parece que ¿podré reír completo? o si voy al dentista reiría remendado. Entienden entonces el motivo por el que no río. Je,je...

agosto 15, 2010

Espirales

"Hay una atmósfera de suspensión, como si todo lo que hay alrededor nuestro estuviese esperando que algo ocurriese." William Somerset Maugham.

No eligió tomar el papel de Penélope, el cual piensa es solo un nombre bonito, no una historia griega. Ni siquiera analiza lo que hace: asomarse por la ventana y mirar hacia la calle, sentarse por enésima vez a chequear el correo electrónico a ver si alguien ha escrito -pues ya no llegan más que recibos por el postal-. Intentar escribir su primer libro -en el cual lleva años ya-. Buscar el teléfono móvil a ver si han llamado -aunque los sábados nunca hay llamadas, ni los domingos tampoco- Buscar en los papeles del escritorio las notas clasificadas a la izquierda debajo de los cuadernos para elegir la que volverá a leer- Pensar en Whitman y decirse como una oración -no desfallezcas si no me encuentras pronto. Si no estoy en un lugar, búscame en otro. En algún lugar te estaré esperando - No le gusta tejer, el "quilting", el macramé o esas tareas que según ella están reservadas para las personas aburridas. Dibuja mucho, muchos garabatos en carbón o con pinturas de tres colores siempre para luego desechar los trabajos. Busca pretextos para decir que aún no ha llegado la oportunidad. Sueña con cambiar de trabajo -este es de reciente adquisición- Se tira al sofá, intenta ver una película cualquiera, una serie, no una novela. Le da vuelta al reloj, busca el olor de sus presentimientos en el aire, los que se confunden con la carga de la estación lluviosa. Toma café, ordena la estancia, se apuña las manos, se sienta en el sillón, en este caso le han dicho que no es su tarea, que ya ha hecho, ahora son otros los que deben hacer -es insolente dejar en otras manos parte de un futuro-. Se pone de pie, come un dulce, se asoma a la ventana, regresa a la computadora a relamer las teclas.

agosto 13, 2010

Flores de campo

Ella tiene 75 años, durante este tiempo ha criado sus hijos de todas las edades y generaciones, ha asistido a algunos de sus nietos y mirado con cierta distancia sus bisnietos. Si le dieran un vistazo, concordarían conmigo en que no parece tener tal edad, es ágil, flexiona tocando el piso en un plis-plas, hace abdominales, corre (no tanto como antes porque ha comenzado un problema en uno de sus pies).

Duerme, se ilusiona y no admite el tiempo o la edad. Da y espera, perdona y quiere, lucha y escucha (lo que quiere).Es intensa con sus amigos a quienes se encuentra en su rutina de iglesia todos los domingos.

Esa mujer es pequeña, mide menos de 1.50cm, es soprano -a mi me cuesta el timbre de su voz-, es ebanista, es agricultora consejera y habladora telefónica, trabaja desde los 9 años. Es hija de un cirquero e intentó enseñarnos a caminar por la cuerda floja sin mucho éxito. Le gusta la comida, no así cocinar -¿y quién dijo que las madres cocinan?- Lee todo los días aunque sea una página de sus libros ya reescritos, releídos y revisitados. 

Hace casi un año abrió correo electrónico y cada ciertas noches nos pide ayuda y lo revisa. Escribo para ella, como en otras ocasiones, aunque estoy segura que no me lee. Esa, damas y caballeros es la mujer que me da vida.

agosto 07, 2010

Al cerrar los ojos

"Un sociólogo norteamericano dijo hace más de treinta años que la propaganda era una formidable vendedora de sueños, pero resulta que yo no quiero que me vendan sueños ajenos, si no sencillamente que se cumplan los míos." 
Mario Benedetti 

El humo se me pega en el cabello, la piel y la ropa, llevo el sabor en la boca y la nariz. Me gusta porque se juega en los dedos de la mano, por esa cortina casi espesa, esa distancia, esa separación que se consume o se agranda y la sensación de que un halo de irrealidad está presente.

En algún espacio perdido de la conversación, la bebida, la comida, la noche un tanto lluviosa, el horario entrado, hablamos de sueños. No de planes de futuro, que eso es un pendiente, o los temas de decisión profesional, sino saltó ese mundo onírico que permite construir una realidad.

Toda la vida he soñado, cosas agradables y otras no tanto. Cuando sueño recuerdo con más intensidad algo, un gesto, un color, una situación, un sabor o todo junto. Algunas veces los sueños se repiten con precisión en detalles cual reloj. Otros que son pocos, se van ampliando en ellos mismos, como versiones de una tonada. Ha habido ocasiones en que lo "dormido" ha sido tan fuerte, que se cuela en mi realidad y la impregna, a veces la devora, la asusta o la crece o finalmente le deja un "deja vu". 

Contaba pues la otra noche un sueño que tuve una sola vez, fue breve, fue relámpago con todos los colores, sin diálogo alguno, tres personas, una cama (aquí Freud comenzaría a interesarse), una espalda descubierta (la mía) y sin más detalles una vida cambiada. El sueño parte de la colección más reciente de historias, que hoy no le pongo el contenido pues es abrir mucho esta cebolla. Lo cierto es que  me ha acompañado por el último año, cambió cierto aroma del espacio y empujó a otras miradas. 

Podrían decir que es extraño tomar de un sueño, de una realidad no existente aunque haya en este personajes de los presentes, pasados y futuros. Será más raro que salte el miedo con esa boca oscura o que un sujeto "normal y corriente" cambie el rumbo por un halo de humo. Sin embargo es así, hay personas que compran números de la lotería por un sueño, otros buscan en medio de los vivos esa cara que no reconocieron y soñaron, otros se hincan y rezan motivados por esto, otros se sienten acompañados. ¿Cómo no escucharlos entonces?
 Mi esposa desnuda
Eugenio Salvador Domingo Felipe Jacinto Dalí Dómenech