"Porque se tiene conciencia de la inutilidad de tantas cosas
a veces uno se sienta tranquilamente a la sombra de un árbol en verano y se calla" Preámbulo de un silencio, Ángel González
Es una película que siempre me conmueve, a pesar de que la primera vez fue quizá 7 años atrás, asumo que está relacionado con el arte de dibujar imágenes, colores, música y sonidos en especial, además de danza en luchas, actitud y palabras con tinta (yo que cuando joven no toleraba las películas chinas, me detengo con Yimou) ¿Qué mas derroche de cosas podría decir hoy?
Reconozco que fue la forma de bordar esa cinta, quizá con cariño profundo, donde siempre hay una ventana, esa mirada en otra dirección (todas diferentes), bebida y vuelta a beber de principio a fin.
Me gustan las ventanas, sobretodo en época seca, cuando no hay nubes en el cielo sea de día o de noche, así se pone el ambiente como diáfano, pareciera que todas las cosas recuperan por un tiempo su olor natural antes de terminar secándose, o bien ahogándose por la lluvia que invade muy constantemente este lugar.
Me preguntas por qué miro la ciudad así, de fea. No lo sé, desconozco la razón y el motivo. Hoy lo pensaba que, quizá todos los seres vivos quisieran huir de esto. Es decir, del olor de la basura, el hollín, las esquinas hacinadas, la gente atopellada. Es cierto lo que digo. Si hasta vi las cucarachas correr en huida por los bordes de las aceras recién barridas. No es un sueño, puedo asegurarlo.
"Aún después de haberme civilizado,
soy ese terco animal que hace de sus ojos una ventana rota"
Rocío L'amar
Durante varias veces antes, después, así como hoy han habido ocasiones donde un solo movimiento de mano, una situación cualquiera, la mirada directa de ojo a ojo, el estornudo ante el fuerte olor que pasa, el pecho que explotó hacia las rodillas, fueron en la pieza que faltaba. Es como si repitieras los primeros capítulos de la Inmortalidad de Kundera; es construir el significado de la misma acción repetida en cientos de ocasiones y años, pero es nueva al ser de uno y otro.
Si pudiera explicar lo anterior, sería algo así como Oliverio Girondo con sus ideas de emisores y receptores activos, es la dinámica de los cuerpos. Intento:
lame (se lamen, lamen)
huele (se huelen, huelen)
sueña (se sueñan, sueñan)
oye (se oyen, oyen)
devora (se devoran, devoran)
ríe (se ríen, ríen)
sorpresa (se sorprenden, sorprenden)
teme (se temen, temen)
busca (se buscan, buscan)
copula (se copulan, copulan)
viven: uno vuelve la vida buscando al otro.
Dicen por ahí que es el arte de doblar el papel para crear figuras, se trata no solo de retorcer trozos, sino y según quienes conocen, de revelar secretos cuando todavía el material no ha iniciado su transformación.
Por afición, como peatón en una banca, en el asiento del auto cuando voy de pasajero, miro hacia la parte alta de mi ciudad enana. Yo doblo y desdoblo esquinas, anuncios, personas. Aseguro que borraría unas cosas por aquí y otras por allá, tal como los cables, los basureros raídos, el color sin color de los edificios. Disfruto el juego.
Sin embargo, hace días que no veo belleza en ella. Están los mismos edificios, es más quizá hayan nuevos, pero mis ojos no pueden ver belleza y tampoco las "nuevas figuras". Lo noto, cuando busco con los ojos.
Al cruzar la calle, dar un paso con la izquierda, flexionar el torso en la misma dirección un halón me recuerda que no hay tal agilidad.
Ciertos días, la pesadez que hala la mitad de la espalda como pegamento de tensión, el adormecimiento de 3 de 5, la punzada, el calambre, la "insensibilidad", me recuerdan anuncios viejos, noticias del día con tufillo de años.
¿Por qué suceden justo ese instante? No aprendo y hago siempre la misma pregunta.
Solo es cuestión de precaución, es verdad. Sin embargo, hay días que no vale de nada, ni el estar de pie, ni dormida o sentada, ni al estar amando o yaciendo, solo se abalanza a decir presente.
En ocasiones, le dejo una leve sonrisa, un vistazo de chequeo, una palmadita diciendo "tranquilo". Otros días, (porque siempre hay una doble cara en cada moneda), cuando la fuerza es superior a mi ánimo y voluntad, me revuelca como una ola pasajera, ignorante del daño y con toda su consecuencia.
"En Occidente, el más poderoso aliado de la belleza fue siempre la luz; en la estética tradicional japonesa lo esencial está en captar el enigma de la sombra. Lo bello no es la sustancia en sí sino un juego de claroscuros producido por la yuxtaposición de las diferentes sustancias que van formando el juego sutil de las modulaciones de la sombra." Tanizaki, El elogio de la sombra (un libro nuevo que llegó a las manos de esta hoy)
En psicología se dice que hay eventos en la vida de las personas que mueven sus límites. Generalmente traumas o situaciones que le llevan más allá de lo antes vivido. De alguna manera, estos son la pista por donde nos movemos, sea hacia arriba, abajo, o en medio, teniendo además su frecuencia y tonalidad.
Podríamos decir que entrar a etapas nuevas de vida nos hace mover los hitos. Aunque esto no siempre ocurre en todos los casos. Es así como hay situaciones determinantes: la muerte, el nacimiento, la sobrevivencia, por mencionar unas. Estas en sí mismas y dependiendo de "que tan bien los lleves" serán los bordes del correr vida por un tiempo.
¿Qué sucede con la nueva vida? ¿Las nuevas personas? ¿Los nuevos naúfragos de tu dicha y desdicha? ¿Qué sucede con esos ojos nuevos por más usados que los tengas? ¿Cómo se ve el viejo pellejo y el ansia limpia ante la vida? ¿Qué sucede con nosotros al darnos cuenta que le preguntamos al espejo del país de la maravillas y contesta lo mismo que vos? Es decir a ambos lados se quiere lo mismo ¿No se crispa acaso la piel?.
cercano distante disidente primero de la fila mano próxima falda levantada algunas preguntas con algunas respuestas noche fresquita tarde de pacífico nuevamente sin lentes con preguntas a flor de mano la piel erizada querer hacerlo bien preguntando si te hago bien ¿qué pasa? una pregunta constante de hoy
Por estos días, no podría decir que ande inspirada. Por ejemplo hoy tomé un lápiz con tiempo para dibujar algo, resultado: ondas y más ondas. Reconozco que no espero musa alguna ni para tomar café, puesto que conmigo hay poco donde florecer; pero a la vez protesto, pues parece que no me flota ni una frase, ni una imagen, ni una palabra que yo dijese propia. Por ahora solo leo, rebusco, guardo silencio y tomo por cuentagotas lo que se cruza.Por cierto, he incorporado dos nuevos blogs..."Si yo hubiera sido embarcación me habría gustado ser velero. Deslizarme empujada por el viento. No tener prisa, ni rumbo. No hacer ruido. Si fuéramos como barcos ¿quienes serían nuestros náufragos? ¿Qué tesoros tiraríamos por la borda? ¿Qué milagro nos mantendría a flote? ¿A dónde iríamos cuando el mar fingiera estar en calma? ¿Cómo sería sobrevivir a la tormenta? ¿En qué mares se perdería nuestra cabeza?" Ángeles Mastreta.
Ayer tenía una ganas tremendas de subirme al edificio más alto de la ciudad donde vivo, o bien, que el edificio donde trabajo tuviera una terraza accesible a las personas.
Ciertamente ayer tenía ganas de sentarme al borde; a pesar del vértigo, que mis piernas estuvieran colgadas y que el viento me diera en la cara.
No tenía ayer especial interés por un clima frío o alguna lluvia, al contrario necesitaba cálido sol y quizá dormir un poco en ese estado.
Podría decir que también requería darme un poco de autocompasión, palmearme la espalda, cagarme del miedo y decirme que todo estaría bien, aunque aún no estuviera nada mal.
En resumen, ayer podría haberme tenido un poco más de paciencia, quizá derramar menos lágrimas, saberme humana y no tan defectuosa. Ayer fue un largo día y yo era un rompecabezas con anuncio de desastre.
Hoy las cosas son un tanto diferentes, a pesar de que sigo en ayer.
Esto no es de fotonovela, o de líneas principales de periódico amarillista. No es acerca de un contacto extrasensocial. Esto es acerca de saberse sorprendido de los sentimientos.
"Ser diferente te llevará a estar solo muchas más veces que los otros. Pero los normales (los otros) también estarán solos, la diferencia es que tienen miedo."
Esas palabras más o menos quizá escuché hace mucho tiempo y otra vez hoy.
No puedo decir que yo sea tan diferente del resto, es más no creo tener algo que me haga "rara" o distinta. Sin embargo, sin que suene a momento de fotografía cursi y gris, se que es cierto.
No se cuantas veces podría haber estar sola; ya hace media vida que no cuento eso, entonces lo que me hace sonrerir es el mundo construido paralelamente, el que cruza carreteras a veces, el que compone los días, las noches y las tardes, el que acompaña.
Como habitante de un país en media construcción (sitios clausurados, otros aún con labor pendiente, el ejercicio de ir aprendiendo la faena, trabajo avanzado en ciertos niveles), pues una tiende a mirar en otras direcciones a otras gentes, en ese cruce de redes se llevan y traen vida, noticias, "tiliches", nuevos inventos.
Cuando busco, cuando llego nueva me pregunto ¿podría vivir aquí? y si la respuesta es positiva ¿por cuanto tiempo?. Las respuestas suelen ser como mis sentimientos: encontrados. A veces maravillada, otras asqueada, en muchas sorprendida, en unas tantas aburrida, atrapada con ganas de ser liberada y en otras con intenciones de pretexto para quedarme...
Ayer tocaba una roca de 3.96 billones de años, la más antigua conocida, otra de 1 billón de años que es un pedazo donde se asienta una de las megaciudades del mundo. El clima frío, como cualquier país de cuatro estaciones. La ciudad lo suficientemente pequeña para hacerte sentir acogido y lo suficientemente grande para perderse, recorrerla por días o funcionar como capital de país.
Los ladrillos de las construcciones, las imitaciones de ladrillo, el cableado subterráneo, los basureros. El lugar de comida vietnamita, española, coreana, o de cultura a la fritanga; la tienda xyz, las personas que trotan a toda hora, el subterráneo con frecuencia de relojero y en toda dirección, los autobuses, los taxis, las bicicletas, las cuadras alineadas, todo parece invitar al movimiento pero en orden, como un sentido de seguridad.
Hacía días que no encontraba un lugar, que sin ser la única belleza, la tiene, que sin ser el ombligo del mundo, lo es, que sin proponerse invitarme y coquetearme, lo logró, a pesar de que finalmente no hizo nada.
Humm, otro espacio más del mundo donde podría vivir algún destierro.
La historia sucede siempre así como la cuento, tal parece que no aprendo mucho, solo cambio de lugar:
Cuando me preparo para una empresa titánica dígase algo que va a exigir mis fuerzas, amarro energía a mi cintura de fuentes que desconozco. Trabajo más de lo que requiero (como calvinista me dijeron un día de estos). Me las ingenio para según yo estirar las manos como malabarista e ir atrapando o sosteniendo a la distancia cosas. Duermo poco. Me alimento más mal y disfruto como enana. Sin embargo, llega a un punto donde ya vivido, ya hecho, ya cumplido, ya gozado, ya sentado solo quiero regresar al sitio de partida. Regresar a casa (donde esta sea), sabiendo que es posible porque realmente al otro lado se encuentran otros haciendo que yo pueda estar en esta cara del mundo.