Cuando uno aborda un autobús o un tren, entra por una puerta de alguna microcomunidad. A mi me gusta sentarme atrás, pues puedo ver quien entra o sale, además "mi asiento" es justo donde se encuentran las llantas debajo, así que los compensadores ayudan a no sentir tanto golpeteo de la carretera carpeteada y recarpeteada como una sábana armada de retazos.
La noche de hoy estaba algo aburrida, "todos" andaban preocupados por el partido de fútbol. Huele a lixiviados.
El señor del asiento tercero come una mandarina (olor demasiado intenso para mi). Una niña de bien quizá con 30 años encima, vestida elegantemente. Una chica cerca de los 20 con un cutis de porcelana y ropas de oficina (generalmente le veo a ciertas horas). El indigente que logró subirse (él también tiene dinero suficiente para el pasaje, bien) se transforma y en una esquina mezcla el alcohol barato de la botella roja con jugo (tomo de esa aguardiente también) y bebe, luego abre una paquete con embutidos y come (lo se porque está diagonal a mi) En el asiento de la par un chico con pinta universitaria (ustedes saben joven no adolescente, algo hippie con un pin del "che") escuchando música.
Los asientos de la mitad del autobús hacia atrás con graffitis pequeños hechos con marcador que dibujan nombres o consignas. Dos asientos son los que quedan para el final. Escucho un cabrón, alguien salta fuera del autobús, el chico hippie se va "espantado" corriendo detrás igualmente saltando a la calle.
Resumen: fue asaltado en solo unos segundos. No parece haberse dado cuenta ninguno de los pasajeros, corrijo: el asaltado, una pareja en la última fila del autobús y el asaltante sí se dieron por enterados.
Hace unas noches atrás fue una gorra, anteriormente un bolsito, las ventas "autobuseras" han aumentado, los que piden dinero por su salud, por su casa, por su vida, las noticias de asaltos, heridos, chocados y muertos aparecen por doquier. A veces pienso que este micromundo se está volviendo algo "peligroso" ¿dónde no lo es?, mientras tanto quizá deba moverme unos asientos más adelante.
Ya les contaré que decido.
La noche de hoy estaba algo aburrida, "todos" andaban preocupados por el partido de fútbol. Huele a lixiviados.
El señor del asiento tercero come una mandarina (olor demasiado intenso para mi). Una niña de bien quizá con 30 años encima, vestida elegantemente. Una chica cerca de los 20 con un cutis de porcelana y ropas de oficina (generalmente le veo a ciertas horas). El indigente que logró subirse (él también tiene dinero suficiente para el pasaje, bien) se transforma y en una esquina mezcla el alcohol barato de la botella roja con jugo (tomo de esa aguardiente también) y bebe, luego abre una paquete con embutidos y come (lo se porque está diagonal a mi) En el asiento de la par un chico con pinta universitaria (ustedes saben joven no adolescente, algo hippie con un pin del "che") escuchando música.
Los asientos de la mitad del autobús hacia atrás con graffitis pequeños hechos con marcador que dibujan nombres o consignas. Dos asientos son los que quedan para el final. Escucho un cabrón, alguien salta fuera del autobús, el chico hippie se va "espantado" corriendo detrás igualmente saltando a la calle.
Resumen: fue asaltado en solo unos segundos. No parece haberse dado cuenta ninguno de los pasajeros, corrijo: el asaltado, una pareja en la última fila del autobús y el asaltante sí se dieron por enterados.
Hace unas noches atrás fue una gorra, anteriormente un bolsito, las ventas "autobuseras" han aumentado, los que piden dinero por su salud, por su casa, por su vida, las noticias de asaltos, heridos, chocados y muertos aparecen por doquier. A veces pienso que este micromundo se está volviendo algo "peligroso" ¿dónde no lo es?, mientras tanto quizá deba moverme unos asientos más adelante.
Ya les contaré que decido.