
-una bolsa de papas tostadas,
-la llaves de las cerraduras
-cansancio en la espalda
-algo de tristeza aguda
-deseos
-la limonada en el patio
-el cuaderno de anotaciones en blanco
-algo de deterioro
-la ilusión sostenida
Partí con ese sabor de pude disfrutarla más, ese olor "de faltó tiempo", el que realmente no había. Pude haberme encontrado de manera más cercana y quizá cómplice con ésta capital. Excusas, sin embargos y peros sobran con nombres de siempre, más se sumó "la neurosis casi colectiva" (quizá solo una excepción) del "caco" acechando en la esquina, el temor de ciudad "posible para otros" al anochecer, esos escondidos en algún sitio o quizá conduciendo el taxi tomado por vos.
No puedo negar que "chupé" algo de temor, quizá porque era yo conmigo en un lugar donde los otros se encontraban en sitios diferentes y no podía "echar mano de ellos" o caminar sin ellos. Sin embargo y después de esa "desconfianza" que debe dejarse guardada en "su sitio", los espacios abundan, los escondrijos, el movimiento, la vida.
Encontré gente rica, de sabor multicolor, de tamaños variados, de densidad generosa y particular geografía. Personas que disfrutas sin más, sin un gramo extra o menos, pues tal como son aparecen como lo justo. Se suman tal adornos, variedad de espacios, los propios e impropios de las capitales de país, de centros poblados de personas y autos, así como de historias tristes y no tanto, hay movimiento.
Frente a la computadora las manos que pican por el calor. Estamos más tranquilos de noticias duras. Uno de mis poemas que fue seleccionado para una publicación en algún país perdido del continente viejo; sin embargo no verá la luz, pues no entregué a tiempo mis autorizaciones de derecho de autor, aún así, si encuentran en alguna esquina "Palabras al viento", denle una ojeada, pues allí en la página blanca que sobra algo se pudo escribir...
Estoy y feliz, no tiernamente feliz o temperalmente feliz, sencillamente bien. Estoy disfrutando de la mitad de la semana, de encontrarme furtiva en una esquina, de caminar por el centro de la ciudad que se come los tacones de mis zapatos entre huecos, aceras roídas y calles mal terminadas. De esta canción que un amigo envió, de poder saber que estoy viva, que aún me quieres y te quiero, que nos queremos con las manos, con los ojos, que dejé botado en el café urbano tanta tontería, que escuchabas la vida mientras llovía y llovía, mientras me sacaba la estupidez de los días y me acomodaba el alma, salía el aserrín por las orejas, babeaba miedos y regresaba a lo que soy, lo que ven.
Gracias por estar, por preguntar cada uno, por seguir
Caledonia
"I don't know if you can see
The changes that have come over me
In these last few days I've been afraid
That I might drift away
So I've been telling old stories, singing songs
That make me think about where I came from
And that's the reason why I seem
So far away today
Oh, but let me tell you that I love you
That I think about you all the time
Caledonia you're calling me
And now I'm going home
If I should become a stranger
You know that it would make me more than sad
Caledonia's been everything
I've ever had"
cuadro de Iritoridori
"¿Cómo se pasa al otro lado del espejo?
Para pasar al otro lado del espejo, se necesita del valor temerario de un niño de siete años, de su facultad para convertir el azul en quetzal y la nube en garza. El sabe que tiene que ascender por la vertiente más peligrosa del espejo, trepar cuidadosamente para no tropezar con el brillo, afianzar con firmeza el pie para evitar hundirse en la garganta de los reflejos, y eludir el encuentro cegador con los ojos de su doble. Entonces llegará a la cúspide y pasará al resplandor del otro lado, descendiendo por la parte oscura de la luna." Jairo Anibal Niño