"Después de tomar la poción, Jekyll disminuía un tanto su estatura, tomaba un aspecto desagradable para con todos sus semejantes, adquiría la fuerza y la astucia de doce hombres, su naturaleza malvada se volvía dominante, además su inteligencia se hacía extrañamente brillante y sus reflejos extraordinarios; a esta "persona" la llamó Edward Hyde. Después de unas cuantas transformaciones a Hyde, y viceversa, Jekyll se acostumbró a realizar regularmente la metamorfosis con el fin de poder entregarse a placeres antisociales prohibidos, que nunca se permitiría en la persona de Jekyll. Sin embargo, su parte maléfica se fue haciendo más y más fuerte, rebasando la capacidad de Jekyll para controlarla. Después del asesinato del parlamentario, Jekyll, horrorizado, decidió dejar de tomar la poción.
Desgraciadamente para el doctor, después de algún tiempo de tranquilidad, las trasformaciones a Hyde se producían espontáneamente, mejorando sus "facultades" y Jekyll solo podía permanecer de esta forma mientras durasen los efectos, cada vez más debilitados, de la poción. Finalmente se agotó un ingrediente fundamental de la poción, una sal que había adquirido inicialmente en gran cantidad. Las nuevas remesas de esta sal ya no producían una poción efectiva. Al principio, Jekyll lo atribuyó a impurezas en estas remesas, pero finalmente llegó a la conclusión de que la impureza desconocida se hallaba en el lote inicial, siendo ésta la que otorgaba efectividad a la mezcla, por lo que nunca más podría obtener una poción efectiva, y quedaría convertido en su oscuro alter ego Hyde permanentemente."
A veces es como el extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, o Fausto casi gritando "Dos almas ¡ay de mí!, imperan en mi pecho y cada una de la otra anhela desprenderse." Ya no es decir "quizá todos" llevamos ese personaje de la doble cara de las caricaturas de Marvel, el sujeto que jugaba con una moneda para elegir si el bien o el mal. El dr. Jekyll y el Mr. Hyde, el dios y el diablo. Es confirmar que todos nos componemos de esas dobles caras, de esas dobles vidas, unos más que otros se mueven quizá con mayor pasión y menos desidia, con más absolutismos y menos grises, con más garras de acero y menos dedos de seda; así parece que va trascendiendo la vida, entre ese "juego" de mundos, entre el cruce, hasta que finalmente impere uno. ¿Cuál será?