buscador y encontrador

julio 19, 2011

q.d.e.p.

y pagarás el precio de estar vivo.
y no encontrarás alguien que te ponga a salvo
y correrás a lo largo de ciudades, senderos, montañas y ríos
y serás inconsciente de la vida y la muerte
y la fortuna te dará la espalda
y apretará delicadamente el canal del cuello
y cuando estés sin aire te soplará suspiros 
y sentirás alivio 
y serás nuevamente inconsciente 
y estarás eufórico 
y borrarás los errores, los temores y el hastío
pero no te preocupes, 
pagarás el precio por estar vivo.

Esto es del pasado, lo escribí para un post de días futuros, pero en este presente hay muerte y ya no es solo la de una parte del alma, sino es de esa que llega avisando con caminar de elefante, esa que uno cree poder  evadir cuando es joven, cuando se piensa con futuro, cuando quiere creer que de alguna forma lo inevitable se puede vencer.

Descansemos, llegó la señora calaca y otra vez el músculo ha tenido un pequeño paro.

julio 17, 2011

Desde aquí, poco que decir, mejor veamos cine

Max, la cadena Cinemax del cable tiene desde hace bastante tiempo un servicio de películas alternativas (diría una ventaja significativa de estar globalizado y conectado). En el caso de Latinoamérica presenta cintas de aquí y de allá, que si las tremendas brasileñas, las sicológicas argentinas, las coreanas y japonesas de suspenso o las libanesas: Lo cierto es que este es un cine a la carta que nos expone a formas de ver, sentir y mirar el mundo, sin pelearse por la copias desgastadas de los vídeos (cuando las encuentras), o las versiones baratas llamadas piratas, que son como la lotería, un azar la calidad de lo que obtienes.

Me gusta el cine argentino, quizá por el análisis introspectivo y retrospectivo que hace, lo cierto es que lo que he visto, sin excepción se caracteriza por ese lente. Quizá por esa razón me gusta y a la vez no siempre lo veo, pues esa cantidad de análisis y crisis no hace tanto bien a mi alma...

Por otra parte y como bien saben, la música es algo que me acompaña, es como una de esas compañeras que no desisten, que se acalla o que habla por mi. En mi caso crecí con tres géneros: el tango, la música clásica y el rock en inglés, gracias a mi padre, mi madre y mis hermanos mayores (no esto no es una historia familiar). Algunas veces me gustaron estos tipos otras no, lo cierto es que en estas alturas (claro con sus excepciones) es lo que aún escucho.

La cantante de tango, nombre de una película del 2010, es una de las películas que Max está transmitiendo por estos días, si tienen el chance de mirarla, tomen el tiempo. No les aseguro que la amarán o la odiarán. Lo que sí sucederá es que la reconocerán o se reconocerán con algo de olor de Gardel y Piazzolla, puede que ser tenga algo de "poesía" (no lo tomen tan literal) y un tanto de disfrazada cursilería (es que ya me he añejado con estas cosas), más a cambio obtendrán todo lo demás y además un intima fotografía. Véanla, quizá se animen y concuerden conmigo. Yo que ahora tengo tiempo, aquí les espero para saber que piensan.


julio 10, 2011

Lo que queda

No quiero soñar dos veces las mismas cosas, no quiero contemplarlas sabiamente (...)

Xinia dijo algunos años atrás: aquí todos hemos salido dañados, pero hay dos personas en particular quienes ya conocemos sus nombres. Cuando todo cambió se les murió la mitad del corazón, una parte se detuvo aunque no asumamos la responsabilidad, pero nunca más serán lo mismo.

Todos los sujetos de la mesa esquineada en la cocina, con tragos en mano bebimos y asentamos aunque comprendíamos tan poco, todos con nuestra propia versión. Vale que todos teníamos algo de alcohol en el cuerpo: cabeza, músculos, sentidos, pechos y poros (hay que confesar que no tanta bebida como en los viejos tiempos), porque sino hubiésemos echado todo a la borda y llorado en unísono.

Y después de eso, ¿qué queda?, parte de la respuesta sería.










Las imágenes son del archivo personal:  (1)volcán Chimborazo, (2-3) Ruinas cultura Inca-tumba Cañari (6)Valle postglaciación Parque Nacional Cajas


haz click en la fotografía para ampliar su tamaño

junio 17, 2011

Sí, yo también te quiero

Semanas de todo un poco: leer basura, ponerme al hilo en planificación, solo llegar al periódico y las noticias de la radio o de la web;  en fin, no dedicadas a algo que nunca he dejado de querer, la lectura a libros de tinta y papel. Tengo en mis manos un regalo nuevo: El Ocho de Katherine Neville. Confieso que no sabía que esperar de este, ahora tengo que decir que, en definitiva hurtaré un párrafo para colocarlo en el blog; sin embargo eso sucederá cuando termine la página 626, mientras tanto diré que tiene uno de los juegos que más me gustan y menos practico ya, el ajedrez.

Ahora bien, como una de mis amigas queridas ha sido tan amable de corregir (para nada) el estilo de un escrito que lleva meses llenándose de polvo virtual, decidí que por hoy lo dejamos guindando en la red, como para tener suficiente tiempo de seguir con la otra lectura que luego reseñaré.

Correcto, lo que leerás es parte de esos grupitos llamados Cuadernos sueltos, como diría Gil Evans (palabras más o menos) en una de sus entrevistas, en el jazz se han tocado cosas terribles también, aún así cuando lo interpretas y lo grabas, esos 3 minutos de grabación generan un sentimiento de gloria. Por supuesto lo que sigue es algo como eso.


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El ajedrez es la vida, Bobby Fischer

Mientras me fumo esto, hábito que he adquirido a fuerza de querer huir de espacios cargados de gente, me retoma a la cabeza lo que apagarse conlleva. No significa que se acabó el combustible del tanque de gas y dejó de funcionar la estufa, o que los carbones no dan para más y se quedaron completamente negros, o que se desinfla el globo aerostático - me gusta volar-, ni siquiera se trata de las últimas horas de un moribundo. Me refiero a lo que piensas, el paso único de los años.

Después de la ducha me miro el espejo y noto la barbilla saludando el sur, los pliegues cuelgan de las extremidades de las orejas, las manchas de melanina aparecen irregularmente hasta en los rincones no expuestos al sol. Sigue esa tos grosera instalada en los bronquios, el cabello seco, -recuerdo que nunca le he dado tratamiento alguno- Mi cara, la porosidad en obvia, amplia en sí misma y extendida, la navajilla ha dejado sus marcas en el camino que mi mano ha hecho cada mañana desde los 16 –bueno hay algunos días de excepción como es obvio-. Sí la cara, esa cara que conozco de memoria y sin embargo aún necesito espejo para poder recorrerla; estos surcos no me molestan y la malla de arrugas tampoco, no me considero tan vanidoso, nunca lo he sido digo yo. Sin embargo a lo que no me acostumbro es a estos ojos míos; es menos lo que puedo ver y no hay cirugía que cambie, solo "retardamientos" y eso de usar dos tipos de lentes que si de cerca o si de lejos, que si para mirarte o para dejarte de mirar me tiene algo frito. Ahora noto menos lo diferente, según yo sigo teniendo un poco más de veinte, bueno y un poco menos de cabello. No veo tan radicales los cambios en el espejo, ni siquiera la gravedad de la permuta de dirección de mis dedos a pesar de que lo visible es tan visible y que lo oculto da cierto miedo volverlo a ver con lo cual, es más sencillo ignorarlo.

Me he comenzado a preguntar si mejor sigo con esta vida que elegí, si mejor no hago estos cambios tardíos de mis hábitos, en todo caso me siento más cómodo con esta forma mía de ser, por eso es mía, además y total ya he recorrido más de la mitad del camino, aunque esto no lo diga en voz alta o lo mande al bote de las cosas que no quiero pensar. -Ciertamente aún soy joven-.

No quiero rumiar mi decisión y mis indecisiones, me da una flojera tener que explicar, el deber de ponerle palabras a todo o la responsabilidad que se va cargando en la espalda como joroba invisible. Me gustaría eso sí recuperar la ilusión, pues ya ni me arrepiento, tomo caminos en donde el dolor de barriga que me generaban las cosas es superado de manera simple como las mareas de vida diaria o solo con una pequeña omisión; el furor me alcanza en el mejor de los casos para algunas semanas y ya no sé si para meses continuos. Cada cierto tiempo tengo hambre de otras. Ciertamente doy gracias de que estés, pero es esa mezcla de excitación tardía y gratitud anciana de que andes en mi vida como ese fruto fresco que me gusta, que alcanzo y que por su propio ritmo me cansa, me hace cierto ruido.

No puedo disculparme por lo que he dicho, aunque finalmente debería de hacerlo, pero ahora te voy a dejar y me voy a dejar. Es un abandono doble y una decisión que justificaré como la mejor, así es, me gusta lo que soy aunque no lo diga y he ejercido eso en todos estos años que al fin de cuentas no son tantos y ya lo son.  Sí he pensado esto de irse apagando lentamente, todo se nos apaga unas cosas más rápidas y otras más levemente.  Lo cierto es que estoy muerto en vos hace tiempo y vos en mí, pero finalmente estar muerto me ha gustado, lo hemos llevado bien tal como la mano durante todas estas décadas con la navajilla, pero no te preguntaré que piensas, ya lo sabes me cansa esto de ponerle palabras a todo, aunque deberíamos, aunque es necesario para llenar estos vacíos y estas interrogantes cuya respuesta ya sabemos.

Lo sabías, iba a fumarme todo esto, iba a preguntarme cómo se apaga uno lentamente mientras durara el cigarrillo
. Quizá siga pensando en algunas cosas y me salten penas o dudas en una mañana de esas, como las lluvias que se dejan repentinas al inicio de las primavera en medio del café y la comodidad. Más ambos seguiremos con actitud colega y de amigo, de mártires, de amantes idos, de vecinos, hasta que el tabaco muera.

Sí yo también te quiero.

junio 10, 2011

Música y fotografía



Estaba dejándome estar,
oyendo el tiempo caer en los relojes de arena. Mirando un minuto partir... Jorge Drexler

y agradeciendo a quien es un conocedor: Solitary dog sculptor, un son 
"Give that slow knowing smile" http://youtu.be/p4NSoDfhhO0


mayo 17, 2011

Pereza de vos/otros: hablemos de nos/otros

Bajo el amplio cielo existen los invisibles para pena, paciencia y un poco de incomodidad. Hay unos que decidieron no mirarlos, ni con el rabillo del ojo y si lo hacen mueven rápidamente la vista en otra dirección. 

No existen mientras limpian el baño y les ignoramos porque vamos presurosos al sanitario, o porque nos recuerdan a algunos que queremos realmente olvidar. Recogen la basura al pie de la puerta, así como las hojas del jardín o las encomiendas. Aquellos que podríamos llamar personas no tienen nombre, voz, aspecto, olor. Están borradas. Casi evitables al subir el tren, bajar del taxi, cruzar la calle, retirar un boleto. No existen, no, aunque tengan historia y quizá merezcan más recuerdos que los cotidianos conocidos.

Caminan unos con menos suerte que otros mirando en dirección al pavimento, tampoco existen allí, en la calle abierta, bajo el cielo amplio o en la lluvia que moja todo. Por suerte miramos a través de las gafas oscuras, no nos vemos, no existen pues son menos dignos que un leve buenos días ( aunque ni eso nos decimos a nosotros mismos cuando nos vemos al espejo mañanero.)

¿Qué haríamos unos y otros si un día deciden salir? Encontrarnos en cada esquina, en cada lugar, llamarnos por nuestros nombres, verlos despiertos mientras unos duermen, salir prendados con sonrisa, orondos y ufanos, conocedores de nuestras historietas, dueños de su propia verdad. ¿Qué sería de los visibles?

mayo 10, 2011

Legado


I hurt myself today/ to see if I still feel
I focus on the pain/ the only thing that's real
the needle tears a hole/ the old familiar sting
try to kill it all away/but I remember everything
what have I become (...)  I will let you down,
I will make you hurt...
Jhonny Cash, Hurt
No será un castigo o una sentencia, será una certeza, como esa que se filtra sonriente por los espacios de la duda, como la luz que empuja en las rendijas de las ventanas cubiertas con telas negras. Será entonces la semilla del bucle y será lo que te quede entre las manos:


"Comenzará temblando todo,
serán los pensamientos que se instalarán absolutos,
será la euforia,
será el deseo del nuevo nicho,
será sentirse viejo amigo casi el alma encontrada,
será inundarse con te amos,
será la fuerza nueva y renovada,
será volver a decir,
será releer el pasado, el presente y el futuro.
será lamer, será sorber,
será conocer los días y las noches del cuerpo,
será pensarse sujeto sin pecado o culpa casi "buen abuelo".


Será todo,
será hasta que,
la fecha de caducidad llegue como el color de las tardes que se despintan después de tantos días bajo el sol,
hasta que un nuevo coqueteo se asome en el rabillo del ojo,
hasta que sentir la fiebre de estar vivo se apague en la lámpara y se necesite más combustible,
hasta que se comience a mirar con hambre leve y furtiva en otra dirección,
hasta que nos preguntemos si fue correcto y borremos con la noche la duda,
hasta que tengamos que volver a mentir de manera piadosa,
hasta que los otros no valgan,
hasta que tengamos que contener la culpa,
hasta que no podamos evitar decir "así soy",
hasta que volvamos a mensajes esquivos en esquinas de insistencia,
hasta que la excitación sea la voz del teléfono o el buzón del correo,
hasta que la obligación de la elección nos detenga otros 100 años
hasta que muramos unos más viejos que otros, otros más lentos y cansados.


Será todo,
será hasta que,
un golpe de esquina cambie el rumbo y borre los augurios, los conjuros y los entuertos
pero para ese tiempo,
serás, seremos tan poquito
como los perros abandonados en las calles de la ciudad vieja..."


abril 30, 2011

Ya todos lo sabemos- Ernesto Sábato falleció

‎"Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano". (Antes del fin)

A veces hay que romper silencios para ciertos momentos, sobretodo cuando hay que quitarse el sombrero, agachar la cabeza, guardar las palabras y ser testigo de otra vida apagada pero no sin antes  haber dado tanto como lo hizo en este caso Ernesto Sábato. 

Hablar de Sábato es hablar de complejidad o de una forma de tejer que no es sencilla de mirar. Él es otro de la historia de este pedazo de tierra llamada Latinoamérica y de un delicioso país llamado Argentina. En lugar de escribir más les anoto unos enlaces que podrían ser obligatorios, sobretodo el último.

http://www.elpais.com/articulo/cultura/Fallece/escritor/argentino/Ernesto/Sabato/elpepucul/20110430elpepucul_2/Tes

http://www.bbc.co.uk/news/world-latin-america-13248749

http://www.epdlp.com/escritor.php?id=2248

abril 17, 2011

Ismael Serrano o Susumu Yokota y Nancy Elizabeth-

 En realidad no es por el sabor, sino por las insoportables ganas de llorar y
 el poderoso e inestable estado de fragilidad, que estoy segura transformará mi vida. Que transforma mi vida cuando llega, tan familiar, tan rechazado (por la debilidad), pero al mismo tiempo como la altura, indómito y vencible, cuando lo asumes, como el horno, el fuego, forjando mi carácter, mi alma.

Hay más allá afuera que aquí adentro, esa ha sido la conclusión de los últimos días. Tuve un jefe que solía decir que todos siempre tenemos algo que manifestar. Quizá él se refería a todos pero no en todo momento, en fin como no tengo nada que decir no debería escribir; sin embargo como dije: allá afuera hay más que aquí adentro, allá afuera hay personas. Ahora solo para escuchar de noche: Ismael Serrano (letra y música) en Déjate convencer o bien Susumu Yokota y Nancy Elizabeth en 12 días y 12 noches (sin letra y con música) y por cortesía de Pilar, Bomba Estero en Agua Salada


"Una día la vida echará abajo tu puerta.
Rendida, acorralada te pedirá cuentas
por este fracaso,
por haberme mentido.
Y no encontrarás ... lo que te ponga a salvo,
que el hecho de estar vivo siempre exige algo.
Déjate convencer,
duerme esta noche conmigo...

Déjate convencer.
Ya habrá alguien que se haga cargo
de recoger las culpas de este pecado.
A donde iré, sin este abrazo.
No te puedes negar,
no sea que nuestro pasado nos llegué a atrapar.
Esta noche está en nuestras manos decir alguna verdad
que ya, que ya mentimos a diario.
Anda, echa un vistazo a tu alrededor,
...  mira que no hay un alma que llevarse a la boca,
que hay que repartir caricias
y esta noche me toca. 

Que yo también comparto los mismos miedos,
también busco una cinta para atar el tiempo.
También arrastro conmigo una cadena de sueños.
Una día la vida echará abajo tu puerta. 
Rendida acorralada te pedirá cuentas 
por este fracaso, 
por haberme mentido."


abril 10, 2011

Los enamoramientos

Javier Matías en su libro Los enamoramientos retrata una historia cualquiera un poco pesimista, un poco sombría y cuyo tema central son las diferentes dimensiones de ese estado. El libro cuenta a través de los ojos de una mujer que observa fascinada como cada mañana una pareja de enamorados se encuentran en un café, hasta que deja de verlos para enterarse posteriormente que, el hombre había sido asesinado y habría quedado todo con un tinte de impunidad. Como diría el autor, el amor tiene sus facetas oscuras y grises, no todo es alegría o plenitud. 

La reseña me hizo hizo recordar tres cosas, mi propio cuento en donde disfrutaba encontrar cafetines y donde 30 minutos bastaban hasta que llegó el ya no suficiente.  El informe que esta semana expuso el Banco Mundial (Crimen y violencia en Centroamérica: un desafío para el desarrollo) y que mi madre estaba de luto por la violencia de la impunidad, así como en el libro.

Este lado del mundo (Latinoamérica) está convulso, no necesariamente por las manifestaciones del "poder ciudadano", de las elecciones insufribles de Perú, de las estupidez en Guatemala cuando su presidente y esposa deciden divorciarse para poder hacer lo que los Kirchner hicieron en Argentina, o por el autoritarismo que encuentras por doquier y que a mi juicio se manifiesta más fuerte en el Sur que en el Centro. 

Se encuentra hirvente, temerosa, escondida, agitada, crispada y cansada de la violencia en cualquiera de sus formas. México libra una guerra de baja intensidad (por ponerle un nombre) del 2006 al presente han muerto 34.000 personas. El triángulo norte de Centroamérica concentración de la violencia (Guatemala, Honduras y El Salvador) no se escapa, ni siquiera el llamado paraíso costarricense, país al que le cuesta 0,58% de su PIB  o 96  millones de dólares al año y esto a pesar de que ha sido catalogado el más seguro. Es chocante saber que es constitucionalmente permitido en Guatemala tener hasta 5 armas y que se tiene el derecho de comprar hasta 3000 municiones al mes; es decir se podrían gastar 100 balas por día o que El Salvador tiene la tasa más alta de homicidios de América Latina con 58 muertes por cada 100.000 habitantes (una de las más altas del mundo también) e invierte un 1,99% de su PIB más de 260 millones de dólares al año en seguridad pública o privada.

Me preguntarán ustedes por qué hablo de violencia, bueno porque pensaba en todas esas formas, las que salen de los enamoramientos, las que se llevan en los hogares, entre las personas, en la demagogia, por la radio o la televisión y los periódicos en las que no se necesitan armas para herir o matar. Todos sin excepción estamos expuestos a esas formas en diversos espacios, en las relaciones de inconvivencia y a veces pareciera que no afecta, pero a mi juicio, la misma inevitablemente se va depositando sobre uno y lo penetra como la capa de hollín de la contaminación de las calles y así pareciera que nos acostumbramos a vivir con una suerte de brazos caídos, o con olor a muerte impregnado por dentro o por fuera. No basta con decir que necesitamos un cambio o redireccionar nuestras geografías, requiere de un trabajo constante, intenso y decidido de hacer esfuerzos diferentes antes de que esto realmente nos mate o seamos un cascarón de personas.

Les recomiendo la lectura de ambos, porque la vida y la muerte, las querencias y no querencias tienen siempre ficción y realidad.

marzo 17, 2011

La piel del miedo, Javier Vásconez

El placer por la lectura comenzó con los mundos que dibujaba mi madre en las historias que me relataba, las que fabricaba de cualquier cosa mientras me llevaba caminando por los alrededores de la casa. Luego ella me enseñó a leer cuando ya no podía contármelas más, así me lo dijo; tendría yo 4 o 5 años y leía en voz alta diciendo, punto, punto y coma, fue una crisis comprender el punto y aparte y el punto y seguido. En fin, ella junto con una de mis tías y uno de mis hermanos hicieron el grato favor de permitirme descubrir la literatura.

Joven, más joven, más fresca, más ingenua y bastante quinceañera, pensaba que había nacido en un continente algo verde y en una época poco interesante. Sin embargo como el tiempo permite que uno se pueda desprender de ciertas petulancias para cargarlas con nuevas, me dejó encontrarme con libros de grandes que muchos conocemos. Descubrir América Latina en la literatura es delicioso a pesar de que solo escuchamos de 1 persona de cada 100.000 que escriben, intentan o hacen. Es así como se fue poblando mi vida con Borges, Mistral, Girondo, Darío, Paz, Rulfo, Vallejo, Gallegos, Martí, Benedetti, Lispector, Lillo, Neruda, Guillén, Bolaño, Asturias, Cardoza, Amado, Caicedo, Debravo, Dobles, Oreamuno, Sabines, Onetti y blah, blah, blah.

Un día de esos y varios más me saltó el vacío del fin, de la muerte de los que leo, no porque me conocieran sino porque se agotaría todo, pensaba en las casi nulas posibilidades de quienes podrían renovar lo que siente, piensa y sueña esa tierra linda. Ciertamente no contaba con esos vivos como Márquez, Galeano, Mutis, Ospina, Fuentes, Llosa, Ramírez, Peri, Belli, Gelman, Sepúlveda, Restrepo, Mastreta, Bryce Echenique y cuantos más que no he leído y están allí afuera, aunque hay unos y otros que pueden ser llamados maestros y no.

Me gusta saber que por ahí, en algún sitio, hay alguien que tiene esa inmensa capacidad de enamorar con las letras, de atrapar, de crear, de suspender y que algunos de nosotros seremos tomados como bichos en telaraña en esta tierra dispersa llamada Latinoamérica, que está viva, que vive en iniquidad, con petróleo, bosques, mares, oxígenos, con muchas palabras aún por decir, con caudillos sembrados en uno que otro país, que lucha ante la violencia, que es desordenada y en plena construcción. Todo esto para una muestra, un botón:

"Desperté en medio de la noche con el ruido de los disparos en el corredor, fue como si rebotaran desde el rellano de la escalera hasta mi conciencia y, unos segundos después, el estruendo había prendido como un relámpago dentro de mí. No tengo una imagen coherente de cómo reaccioné ante esa cadena de disparos y los insistentes alaridos de mi madre. sólo a través de los gritos supe que estaba viva. La violencia había estallado, era un volcán derramando lava ardiente ante mis ojos. Tuve un presentimiento. Me escondí entre las sábanas y todo se tiñó de una blanca reverberación. Corrí descalzo hacia un rincón del cuarto, busqué refugio detrás de un sillón, pero el horror que experimentaba era tan frío como las tablas debajo de mis pies. Me preguntaba quién había disparado en medio de la noche y había hecho añicos el delicado cristal de mis sueños. Sentía un torbellino en la cabeza. Al abrir los ojos perdí el equilibrio y me encontré apretando con las uñas el borde del sillón. Con sigilo de gato cambié de lugar, respiré con ansiedad, sentí humedad en la nuca y las palmas de las manos. El miedo se expandió por todo mi cuerpo, contagiando mis nervios hasta alimentarme con la sangre de la violencia. Alguien tendría que haberme advertido lo que debía hacer. No sabía como comportarme... Tenía diez años, pero esa noche comprendí que el miedo nos multiplica..."

Este libro trata de la historia del dolor, de la vida con epilepsia y algo más.

marzo 10, 2011

De la memoria y de los bits


El filósofo alemán Arthur Schopenhauer dijo que cada uno tiene el máximo de memoria para lo que le interesa y el mínimo para lo que no le interesa.  Misma cosa comentaba Eduard Punset sobre las investigaciones últimas de comunicación, en la que se apunta que se ha aprendido a olvidar los recuerdos insulsos frente a los que han representado algo en la vida. Sin embargo lo efímero y lo perdurable se han relativizado más en este mundo de la comunicación, donde parece que todo se ha convertido en efímero, con diferencia de minutos, semanas y cuando mucho meses.

La maravilla humana se comunica, sí sabemos más que nunca lo hace por Internet; partimos del principio que enviar un mensaje, una cadena, colocar un post, escribir un artículo en aquella materia en la que nos sentimos más diestros, duchos o posibles hace que nos vinculemos. Que lo digamos todos los seguidores en el libro de las caritas, de las fotografías  o de los blogs.

Desde hace años se escriben artículos, posiciones y por qué no teorías acerca de la evolución de la comunicación, esa planteada bidireccional (emisor receptor, canal, mensaje y viceversa), más no necesariamente cierta o de contacto a pesar de la vinculación, en este caso la realizada por la red. De allí las comunidades de aprendizaje, los estudiosos de la materia y las preocupaciones de decenas de países por las formas de aprender y enseñar en virtualidad pues cada vez más “invertimos” más tiempo ante una pantalla cualquiera que ante el calor de los cuerpos.

Hace dos décadas atrás no hubiésemos pensado que se podía tener “una relación” por la red virtual, de esas en las que se tejen esperanzas, se desdibujan miedos, se cifran futuros o se construye con las personas, bien las de coleguitas o seguidores de espacios. Sin embargo es risible ya que antes de eso muchos vínculos se daban por medio del teléfono y más atrás por cartas o mensajeros. La no presencia quizá ha sido una constante en la comunicación humana que nos cuesta admitir.

Ahora me pregunto ¿cuántos de nosotros no hemos tejido relaciones que llamamos profundas por la red? He de decir que hay vínculos que yo he construido de manera más fuerte por el internet con limitados, pocos o ningún abrazo, los que son esenciales para mí. Así como he tenido alguna vez una relación que se construyó como los naipes en medio del desierto, en el aire, en lo seco, en lo poco fértil, que produjo cosas maravillosas, que me dejó pobre, pues realmente era yo con mi circunstancia y así quedé, en la nada.  

Quizá sea que el uso de la distancia  lo que nos gusta y “nos salva” de los compromisos o de ciertas cosas o sentimientos, nos coloca en un lugar algo menos inseguro a partir de la propia inseguridad, nos permite no darnos por aludidos, contestar cuando se nos pega en gana, cuando creemos que tenemos el tiempo, o cuando nuestra propia ánima decide que debe ser, así sin más. Con una tecla podemos apagar, aplazar, contestar o enviar al bote de la basura, es como tener el poder de ese famoso interruptor rojo de la guerra fría.

A veces pienso que esa red maravillosa por donde viajan los mensages de Julian Assange, de los embajadores de todos los países, los secretos de las armadas, los números de los bancos, los estados de deuda, las ofertas de empleo, las medicinas no inventadas y cuanta basura se nos ocurre a la humanidad colocar, es realmente uno de los pasos de la misma de mostrarse con su todo sin mucho temor y más descaro, saltando así sus “virtudes”, defectos, fracasos, inventos, basuras, vínculos, engaños, sueños, oportunidades, futuros, pasados, realidades, arenas y tiempos sin tiempo. ¿No es la red una caja roja de Pandora con muy pocos bits de memoria?

 ¿Qué opinan?

febrero 17, 2011

De cosas en el baúl: caligrafía, historia y otras tonterías

23/03/2010
Hay cosas que no se pueden "decorar" de ninguna manera (…) Sí ya sé, que la vida es así: alguien salió de clase, alguien la impartió, alguien tomó un avión (otro más que se va), alguien no se despidió, hoy quizá no había cena en casa, uno más durmiendo en la calle, el gato se orinó, llueve o es el viento. Lo comprendo todo muy bien, sin embargo hay demasiado ruido, está todo muy cargado y hoy no puedo tomar la vida así 

Sun Tzu
"La ira puede convertirse en alegría y la cólera puede convertirse en placer. Pero un nación puede ser reconstruida y una vida no puede voler a nacer

Aquí estoy con el papel, la tinta, la pluma y el tintero, trato de escribir. Mientras le doy craneo retomo lo que llamo el ejercicio de ordenar. Uno colecciona o se vuelve coleccionista a fuerza de moverse, quebrarse, repararse y no saber colocarse, de encontrarse con otros, de amontonar objetos y sentimientos unos sobre otros como retenes contra “algo” o de contenciones ante las aguas desbordadas. Guardamos lo que luego quizá no visitaremos, lo que es difícil dejar ir aunque no esté, pero solo son memorias de cadáveres pues estamos hablando de pasado.

Ciertamente todos, absolutamente todos y sin chistar lo digo, almacenamos “lo que se nos ocurra”: cartas, correos, facturas, fotografías, cuchillos y cucharas, memorias borrosas, solo que unos son más inteligentes que otros, pues al menos se dedican a una profesión como la taxonomía, la medicina forense, la historia, la numismática o la filatelia y los demás nos complicamos sin remuneración alguna, je,je…
Aunque no estoy condenando, nunca me gustó esa práctica amontonadora (al menos visualmente hablando), la de colocar cosas en las ventanas, de apilar y apilar adornos o de cubrir paredes completas de dibujos y posters, recordatorios nuestros. Me gusta más la ventana limpia y las cortinas “corridas” y lo digo a riesgo de que soy aprendiz de historiadora, que me gusta visitar la memoria, “tratar de entender” las razones o los motivos y que tengo una bolsa llena de "chucherías". Sin embargo, hace mucho tiempo comencé a pensar que todos debería levantar un movimiento de “medio borrón” (para comenzar por un punto al menos), no para quedar desmemoriados, sino como dice mi amiga Norma para viajar con carga más ligera sin eso que nos tortura, dispara, activa, quita el aire, se vuelve carbón en el techo y moho en la planta de los pies.  ¿Qué piensan?  Ah y antes de que lo digan, sí ya sé que me estoy volviendo un poco mentirosa (algunos comprenderán sobretodo con esto)

febrero 10, 2011

It's probably me

Tengo miedo de que me olvides,
el asunto es que no me sabías antes,
por lo tanto era olvido.
Sin embargo ahora, ahora ya ni siquiera
tengo la oportunidad de no ser olvido, porque
no somos, porque no fuimos.
No comprendo la razón de mis temores,
ah sí, es que tengo miedo que me olvides.


Algunos podrían asustarse de los días de neblina donde inclusive se desaparece y la luces solo sobreviven por su fuerza, o del frío páramo que te hace recordar que estás vivo por dentro pues vas congelándote inevitablemente, o quizá de la lluvia a las 9 de la mañana o del sol de 15 minutos a las 2 de la tarde que se repite día tras días dejando moho alrededor. Uno podría tener temor de tantas cosas, pero esas las que no se tocan son las más fuertes, las que dan vida o la quitan, las que ponen calma o profunda incertidumbre, las que hacen que unos junten manos y recen, que otros escondan amuletos en la bolsa o eviten pasar bajo una escalera  y le den las gracias a la postal del santo. Pero yo no.

Sí, hay ciertos sentimientos que probablemente son algo o nada, corazonadas o certezas no comprobables,  hay una parte de nosotros todos conformada solo por nuestra locura, nuestra muda lucidez, nuestra imaginación o verdad, eso es parte de lo que no permite que desaparezcamos en medio de la neblina, de la lluvia, de las distancias, de las intermitencias, de todo. 

Hay días que vienen a mi estas sensaciones en medio de todo como un déjà vu , como diría Sting y sus amigos, it's problably me.



If the night turned cold 
And the stars looked down
And you hug yourself 
On the cold cold ground
You wake the morning 
In a stranger's coat
No-one would you see
You ask yourself, 'Who'd watch for me?'
My only friend, who could it be?
It's hard to say it
I hate to say it 
But it's probably me

When your belly's empty 
And the hunger's so real
And you're too proud to beg 
And too dumb to steal
You search the city 
For your only friend
No-one would you see
You ask yourself, Who'll Watch For Me?'
A solitary voice to speak out and set me free
I hate to say it
I hate to say it 
But it's probably me

You're not the easiest person I ever got to know
And it's hard for us both to let our feelings show
Some would say 
I should let you go your way
You'll only make me cry
If there's one guy, just one guy
Who'd lay down his life for you and die
It's hard to say it
I hate to say it
But it's probably me

When the world's gone crazy, and it makes no sense
And there's only one voice that comes to your defence
And the jury's out 
And your eyes search the room
And one friendly face is all you need to see
If there's one guy, just one guy
Who'd lay down his life for you and die
I hate to say it
I hate to say it
But it's probably me
Written by Sting, Michael Kamen and Eric Clapton

enero 17, 2011

Yo me nazco

Puede ser que la mayoría de las personas lleguemos a un punto donde digamos, hemos envejecido. Esa certeza quizá significará que el cuerpo no será turgente, que los pliegues de la piel se habrían multiplicado, que escasean los cabellos, que los sentidos están transformados y que pensaremos que somos algo sabios y aprendidos, aunque un tanto necios (como si antes no lo fuéramos). 

Quizá y en varios casos se llevaran en los bolsillos la cuenta de los llamados éxitos con sus fracasos. Los pequeños secretos y las cosas que nos hacen miserables, grandes o medianos. Quizá la mayoría con hijos, algunos con carreras (aunque sean hacia el olvido), con cuentas, con alguna posesión aunque sea la polvera, pero finalmente historia. 

La vida que algunos venden, que otros han comprado o que bien nos han enseñado a la mayoría, no digo sea mala o buena. De ciertos lados siempre parece que debe estar resuelta con logros visibles y caídas ocultas, con verdades de ser buenos y maldades no asumidas aunque seamos grises. Así parece que vamos caminando en alguna dirección con cargas tomadas, asumidas, compradas, construidas y hasta inexistentes. Parece a veces que dejamos de vivir para vivir por otros, para asumir por otros porque a veces es más fácil, se tienen más pretextos y hasta más respuestas.

Tengo algo de esa vida, pero también de otra, que confieso me quiebra el cráneo y me gusta más. Esa que en algunas ocasiones puebla la incertidumbre, se cae derribada, se lame las heridas, se llora ciega, se duerme cansada, se mece apacible, se empuja como un huracán, es inconsistente e inadecuada, no acepta el convencionalismo aunque duerma con este, se hace y se repiensa, quiebra para no ser jamás la misma, hasta el día en que no pueda más... 

Como saben, me gusta la poesía y este post fue provocado por ella, por María Elena Walsh, escritora argentina quien murió esta semana. Ella escribía para jóvenes y niños canciones y poemas (Manuelita la Tortuga es una conocida). No soy joven y sin embargo me siento a la par. Esta mujer escribió sobre la vida, un pedacito compartido:

Playa de Sanur

"Yo me nazco, yo misma me levanto,
organizo mi forma y determino
mi cantidad, mi número divino,
mi régimen de paz, mi azar de llanto.
Establezco mi origen y termino
porque sí, para nunca, por lo tanto.
Soy lo que se me ocurre cuando canto.
No tengo ganas de tener destino.
María Elena Walsh