Socialmente, desde este occidente, pensamos que es necesario ponerle nombre a todo, sino se nombra no existe, quizá deba no existir, hacemos recuentos de las cosas, sea para evadir el olvido, o como lo más "new age" generar un mantra o quizá una visualización, para ser eficientes con el tiempo, para no omitir, para confirmar, para desear, para abarcar y quien quita que hasta para exorcizar.
Si bien, este post debería ser una de las listas, me pareció importante y quizá trascendente para el ejercicio identificar una lista en un listado, algo así como un Tesauros. Tengo aquí algunos tipos, quizá usted que me lee tenga más o mejores ideas e inclusive se atreva a escribir alguna. Por ahora propongo:
- De formas de besar, de posturas, afectos, ideas ilusiones, asesinatos, de cosas que se deben dejar morir, esa las llamaría listas bolsa desastre, parece que eso somos.
- De posesión o liberación, usted elige si lo ve de corte religioso o psicológico. Listas del constructo social (hasta se me dio elegante)
- Listas de compras, o de chequeo, quizá valgan también para alguien, esas serían las listas operativas.
- Listas en inglés, castellano, portugués, cantonés, italiano, listas de babel.
- Listas con dibujos y garabatos, listas de codificación dispersa.
- Listas con sudor, con saliva, piel y hasta dolor de articulación, esta lista sería de práctica científica y confirmación física.
- Deberíamos hacer listas sobre quienes extrañamos, lo que nos hace falta y lo que no sucederá, quizá sean estas listas de querencias.
- Listas familiares, capítulo aparte ya estudiado por la psicología, etnografía, y cuanta vaina académica o chamánica existe.
- De último y sí menos importante´, la de propósitos de año nuevo, esas solo son repeticiones, y suelen ser listas tan efímeras cuya tasa de sobrevivencia parece tan baja, al menos de lo que he observado, que son las últimas. Ustedes me dirán que necesito ver estas con más amor, lo sé, pero de entrada me parecen aburridas, debo confesar que pasé por ahí, y que de ahí no pasó, hizo más efecto en mí pensar en las 12 uvas, con maleta, pasaporte y billetera corriendo como descocida por aquí, con un pedacito de no me olvides y un inexistente calzón amarillo por allá que una puñetera lista de propósitos