buscador y encontrador

octubre 01, 2020

¿Cómo llegué a tallerear con Lena Yau?

"Escribo para respirar. Escribo porque quizás no sé hacer otra cosa. Entiendo al mundo como texto para ser leído, asimilado, recreado, reescrito. Imagino que tanta lectura, de libros y de realidad, hace poso en mí y luego busca salida." Lena Yau, escritora Venezolana radicada en España. Entrevista en Puchero,2018 

No les voy a atrasar mucho: no tengo idea como llegué a "tallerear" con Lena Yau, puedo confesar que he sido fisgona de sus escritos, hasta de contacto en LinkedIn la tengo. De paso, les recomiendo buscarla, ella les sorprenderá. 

Hace algunas semanas me animé y le escribí: cuestión de tiempo, de llegar al borde en medio de la ansiedad y justo antes de iniciar un "nuevo grupo".  Heme aquí inundada de lecturas en medio de los días que poco alcanzan, o las capas de responsabilidad acumuladas tal polvo. Me encuentro con cámara y micrófono silenciado porque justo "allí" hay un mar de voces, un jolgorio de migrantes en tiempos, circunstancias, comida y dolor, algo parecido a una logia, una hermandad. 

Se puede ser extraño y se seguirá extraño; sin embargo, en esos suculentos minutos que duran las sesiones, nos desprendemos de sentimientos, de dolores, de traumas, de arrastres, de pieles vividas y ella "la Lena" con un extraño y silencioso cariño, va más allá de la sesión, de los libros sugeridos, de las lecturas hechas o de los avances procrastinados.  Ella, nos llama a su mesa, la de todos, cada uno aporta el ruido, la música, la pausa, el sabor de la casa dejada, el sopor del vino. De pronto ante la tarea, te maravillas de las personas que escuchas, que desconoces y que gracias a la virtualidad, a una pandemia, a nuestra condición de fortuna, nos  "juntamos" sin pretensión. Personas agudas, intensas, extensas, indecisas, constructoras, marcadas con herrajes y cuanta cosas se pueda pensar. Hay momentos en que a una se le achica el cuerpo, se le pega la barriga al pecho y se olvida para qué está ahí.

Yo no pretendo aprender a escribir ni una obra, ni un personaje, aunque debería, pretendo no dejar de escucharles, de leer, de dejarme recomendar, disfruto infantilmente cuando encuentro una persona que es lectora voraz, quien con agudeza abre puertas, algo así a un filtro de Google (¿me darán crédito por el anuncio?)  Gracias a esta fresca y corta posibilidad es que estoy de regreso a este espacio, con ganas de volver a decir. 

Gracias por no haberse ido y visitar algunosabrazos, el blog con el nombre más rosado del "topten mundial." 

marzo 24, 2020

Desvaríos de un mismo tema: COVID-19

Algunas personas saben que, al iniciar mi universidad, comencé estudiando la carrera de Historia, un universo, algunos se burlaban con la frase "¿para qué leer sobre el pasado si ya se fue? 

En ese proceso una de las primeras cosas que aprendí no fue que esta es escrita por el discurso oficial del momento o del más poderoso, o de lo fundamental de la epistemología para esta rama; sino que es cíclica en características, aunque cambien las personas y los tiempos. Así como que los lazos vienen del pasado construido en el presente. Nada novedoso, verdad, pero lo es, porque en las raíces están elementos de lo que nos constituye y en lo que construimos. 

¿Por qué digo esto?, pues este es mi segunda publicación del año y no pensé que versaría sobre algo que es devastador: el rápido, silencioso, invisible y continuo sonido de la muerte. Esa muerte que no se obvia porque está en un campo de refugiados o trata sobre un país que le es lejano o con un nombre impronunciable a veces. Sí, hablo del COVID-19. Eso que a algunos llevó a "encerrarse" a regañadientes, a salir a hurtadillas, a vaciar estantes o lo peor: hacer que se encontraran con ellos mismos y su entorno.
El virus, que se comporta “excepcionalmente” como su naturaleza y el cual apenas estamos conociendo, obliga a poner una capa de polvo más que tóxico sobre los muertos sin importar su oficio o profesión; esto no deja de recordar esas "letras" de los libros de historia que hablan de pestes, de cosas purulentas, y gente muriendo en medio de sahumerios o abandonados. 

Sobreviviremos a esto, ¡claro que sí!  sino, ya no importará lo que lloremos, escribamos, esperemos. Lo que probablemente suceda es que al final de la crisis tendremos a alguien conocido que adquirió ese virus, a alguno que la pasa o pasó mal por esto: así como al final de un día menos pensado, “nos reiremos y servirá para los anales de quienes escriban la historia epidemiológica mundial”. Llegará un día en donde  quizá lo olvidemos o lo mandaremos a la parte más alejada de la memoria, para que también se empolve, riéndonos así de manera hilarante e inconsciente. Mientras ese día llega, hay un presente, este de “la noticia en desarrollo”, donde las personas (lo que me incluye) reorganizan su normalidad, debido a que se necesita una piedra de seguridad, una rutina, una certeza intocable algo así como un acto de fe.

Este presente, este hoy nos deja a todos líneas para un posibles análisis sociológicos, antropológicos, sicológicos, económicos y más. Será en la medida en que se retorne a “la tal normalidad” que sabremos si se superó esta oleada agresiva de paso silencioso.

Mientras tanto, barajo algunas cosas: 
-el uso intoxicante de información, sea para reír, llorar, sensibilizarse, disgustarse con otros porque a diferencia de vos, no cumplen con lo solicitado. Quizá se han agotado el tiempo de las series en las formas disponibles (quizá no hay tantas para tu gusto), del cine, de la virtualidad, instalando y desinstalando aplicaciones. 
-el poder de la censura social: la vida de las imágenes, de lo colocado en el universo virtual, el temor de colocar algo más que no sea inspirador o que no trate del momento, o bien la carencia de material que aporte, que no solo pasa por la empatía, sino por la fuerza de la realidad.
-posibilidad de volver a encontrarnos, ¿con quienes? no lo sé, quizá con Ud mismo, con su familia, aunque fuera una planta. de la importancia de las redes de apoyo, sean amigos, familia, compañeros de edificio que se juntan para en la distancia tejer el día que se vive en “ese cautiverio” que le rescata a usted de la muerte.
 - el poder del silencio e incluso de la soledad, a lo que tanto le teme esta sociedad postmoderna; de no escuchar nada más que los sonidos de su respiración, de algún animal o uno que otro auto, eso que quizá pedía su cuerpo a gritos (si usted no lo sabía); eso que hasta la naturaleza agradece. 
-sus compulsiones y ansiedades, las que quizá pensó no tenia, que le llevan a repasar noticias, revisar redes, comprar de más por el apocalipsis del supermercado o la tienda. 
- el cierre histórico de fronteras políticas y familiares, como la medida más cuerda de contención, ante el acecho de lo invisible: no hay muro, muralla que prepare para la incertidumbre y la ansiedad de quien enfrenta esta situación, sobretodo en mundo occidental donde priva lo visual. 
-la dependencia, interdependencia, interconexión y fragilidad, de las personas, de la economía doméstica, que se desata ante la compra compulsiva; de quienes ven la posibilidad de un nuevo negocio a partir de la muerte (nada nuevo, verdad); la vulnerabilidad  de los pequeños, que sin ese esfuerzo día a día se empobrecen más, porque se endeudan aunque le lleguen ecos de promesas que habrá inyección de capital, de los que miden si llegarán a fin de semana ya que su casero también debe comer, y el banco que le prestó al casero y el servicio municipal que le otorgó las patentes de funcionamiento; así como  el vendedor informal a la entrada de la municipalidad y el repartidor de frutas, de periódicos, la soda de la esquina que se programaba con los horarios de oficina para la cocina, el productor que no puede retrasar la maduración de su producto, (siga Ud tejiendo la red), el conductor de autobús entre el descanso por la reducción de horario, la frecuencia y quizá la exposición, el cobrador de peaje, quien limpia las oficina o se encierran como empleada doméstica en la casa.   
-el rol de la tecnología, la potencia, la capacidad, la como medida de estar comunicado, informado, laborando o en proceso de llenado de carritos virtuales, sin darle al botón final de compra. 
- la capacidad instalada de los países, ya que su servicio de electricidad, agua, calefacción, no se ha visto comprometido. Imagine Usted la sensación con las muertes avanzando, las personas en sus espacios de “confinamiento social” y sin electricidad o agua, para quienes tienen este servicio de manera cotidiana, casi mágica. (sin cuestionar).
-la irresoluta desigualdad, si bien es cierto, habrá un grupo de personas en las que nos contamos usted y yo (la que escribe y quien lee esto), quienes acceden a tecnología, pues tienen los aparatos y el servicio, a su vez significa esto otro poder en términos de acceso; eso no le debe permitir olvidar a los millones de personas que viven diariamente con el racionamiento de agua, el no acceso a letrinas, a tratamiento médico por carencia o bien los seguros voraces, eso no borra los miles de personas migrando por años, quienes huyen de su propia raíz, los países desolados y liderados por desoladores sin sentido, más que el de su propio beneficio. 
-lo que no se detiene, llámese las migraciones, aunque son más difíciles, las guerras, el tráfico de armas, de drogas, de órganos y cuanta cosa se le pueda ocurrir, hasta los robos domésticos y los asaltos esporádicos. Sin embargo, todos también habrán sido afectados (desearía pensar que hasta disminuidos).
- la posibilidad de construir, cierro esta publicación extensa y desprolija con lo otro que florece en medio de todo:
  •  La cooperación de los unos con los otros, países o personas, familias, amigos, productores.
  •  El tiempo de relacionamiento, en esa “obligación”, decisión y responsabilidad de verse y ver a los suyos con otros ojos.
  • Las iniciativas de apoyo a distancia con mensajes, canciones, juegos, las transmisiones streaming de ejercicios, de actos religiosos, de música, de arte, de cosas que en la cotidiana vida no solemos poner atención, las conversaciones con quienes se tenía un contacto esporádico. A esto se suman, las de llevar alimentos a la entrada de una familia, un hogar, de un centro de alimentos.
  • Los esfuerzos gigantes de personas, sin idealizarles (que tienen derecho a cometer errores), llámese a esto profesionales de salud, de seguridad, de emergencia, de construcción, a quien toma decisiones oportunas desde cualquier línea.
  •  El agradecimiento de las mascotas que pasan más tiempo con nosotros de lo habitual.
  •  Para quienes pueden realizar trabajo desde sus hogares, la posibilidad de trabajar en ropa cómoda, descalzos, quizá con una bebida favorita o más snacks de la cuenta.
  •  La diminución de la contaminación en general; lo que no es poca cosa.
  • La primavera, en los países de 4 estaciones y los árboles de flores multicolores en estos donde hay verano en plena acción.  
Usted, yo, buscaremos “esa estoica” forma de mantener la calma, de no entrar en “pánico”, de saberse que habrá tiempos mejores. Sí, una gran mayoría será afectada; sin embargo, también esa gran mayoría saldrá adelante, porque estará viva y aquí está en nosotros crecer de lo que estamos viviendo, es decir, transformar las exigencias, el dolor, las horas y la economía. No sé cómo, más “yo también tengo esperanza” en eso que se llama humanidad. 

enero 15, 2020

Disculpas por el polvo del sitio

Mi persiana americana
La piedra de la locura (El Bosco)

Como de alguna forma "todas las personas tenemos algo de voyeristas" y si ustedes se preguntan ¿qué ando haciendo? Mis disculpas por haber abandonado este espacio que tiene mis cariños; es que ando tejiendo una vida con un ser humano  en todos sus aspectos. Tengo que confesar que, he contado mis días posibles de vida y quisiera ser menos mezquina con estas querencias, en donde se planta, se hilan y deshilan cosas. Hace semanas atrás he amado un poco más a mi madre y mi padre y cada noche, aunque no quisiera, luto al plantarme esa semilla de realismo del reloj que recuerda que estamos viejos, que algún día no estaremos (mañana- verdad de perogrullo), que no somos los mismos, aunque yo inicie "berrinches" como si solo tuviera 17. 

Esta última década ha sido de todo, lo que usted (quien me lee sea su conocida o no), así como yo podamos pensar; desde geografías hasta mundos de revés, desde la pérdida del paladar hasta la voracidad por lo dulce. Aún no logro dormir en una cama con escarabajos, mas vivo con alergias escondidas en los poros y en las neuronas y, cada día más soy peor alumna.

Desconozco si descansaré de las incertidumbres de la libertad, esa misma que atesoro, la que me quita el sueño cuando llega el día X donde hay que pagar todas las facturas del mes, o me deja, en un movimiento como un granizo en media lluvia fría de una tormenta tropical.

No se vaya, visite este blog, que de alguna forma se convirtió por la tecnología en una obsolescencia, más una aún fresca. De alguna manera, gracias por ser parte de esto.

Abrazos 


julio 30, 2019

Adiós julio

Recién finalicé un curso sobre el cubismo, tanto que maravillarse, tanto por aprender aún y de todo, me quedo con esto de Federico García Lorca: "tan sola que tuvo que buscar su patria invisible" (en ella), lo escribió acerca d María Blanchard.

De cierta forma, en unos momentos más que otros todas hemos llevado y somos la patria invisible. Adiós a mi mes de julio.

Abrazo de cariños cuando lean esto 

julio 07, 2019

El mes de los zapatos rojos

Ojala vivas todos los días de tu vida. 
Jonathan Swift


Antigua, Guatemala
Julio, 2019
Hoy es mi día, el que me ha tocado vivir, 7 del 7 nací, vine al mundo como un pacto, como parte de un nuevo comienzo entre mis padres; aún no sé si es bueno o es malo, pero eso sí explica la paciencia cariñosa de ellos hacia mí. 

Estoy aquí, sin saber qué contar, como esa manera de seguir presente en un espacio donde me he repetido varias veces. Dónde por ahora tengo poco que contar. 

Reconozco que he sido amada, esperada, llorada, abandonada, que me he despedido sin estómago, he hecho mi teatro y mi luto, he roto mis esperanzas, he olvidado algunas promesas, así como he dado pasos cortos y tardíos. En resumen, no soy diferente a vos, a quien lee estas desarticuladas ideas. 

Si me conoces y aún sin conocerme, sabrás que llevo un nombre de fantasía y el nombre de una de mis abuelas ¡vaya combinación!, que ni en las novelas latinas lo usarían.  Soy afortunada, el número de la lotería de hoy fue el 70, va con mi número de cábala, aún sigo sin apostar al azar, solo en ocasiones especiales y con la seguridad de que siempre perdí. He vuelto a retomar la lectura, camino a paso ligero, aún; me preocupo de las canas en la sien derecha, tomo menos café, más tisanas y más leche, aún sigo sin disfrutar los bananos; la religión del agua tibia en la ducha es mía y sobretodo ya no soy la misma. (perogrullada), al día de hoy discuto con mis padres como insoportable adolescente, aunque su paso es más lento, más exiguo y casi apagado, no renuncio (mi error) a pensar que somos los de ayer, aunque lo sé a todas luces que, no somos los mismos.

Me gusta el mes de Dorothy (como la fantasía del mago de Oz), con zapatos rojos aunque fuera solo en el cine, siguiendo ese camino de baldosas amarillas con esa oculta esperanza a ser un alma menos petulante y más sabia, con el coraje, el corazón y la cabeza para poder ver con bondad a los otros, a los míos, a mí.

Si lees esto, si me lees, feliz cumpleaños también, un año más quizá, uno menos también, con la fortuna de poder respirar, de poder seguir luchando por quebrar los preconceptos que tenemos para con nosotros mismos, para con los otros, la fortuna de poder caminar aunque sea unos minutos más de este presente que está en nuestras manos, el poder ser y estar. 

enero 30, 2019

Sobre olor de hierbas y disolventes

Extiendo la mano para pasarla por la nariz, veo si se mueve el estómago, realmente es el pecho pero no sabía que era ahí, si tengo dudas le aprieto la nariz y si se despierta, sé que está viva, que respira. Cuatro años, justo mi hermana estaba recién nacida. Estos eran los ejercicios que practicaba cuando mi madre descansaba y yo tenía miedo que estuviera muerta.

Alguna vez leí que a partir de los 30 años uno comienza a desarrollar el olor a muerte. No recuerdo la fundamentación del estudio, al decir verdad, la ciencia confirma que comenzamos a morir desde le momento en que somos concebidos, crecer, evolucionar es también morir. Estar vivo es básicamente una constante lucha contra el proceso de descomposición de nuestra propia materia. Nada nuevo, verdad. Sin embargo, en las situaciones más cotidianas, en las crisis instantáneas o aquellas que se vienen gestando lenta y pausadamente, a paso seguro y de manera silenciosa, le crispa la piel a una y se le revuelca lo que le queda de alma.

Despertarse huérfano de madre, de padre, de hermano, de hermana, de pareja, de amigos, no es tarea fácil, a pesar de la popularidad comercial y la sabiduría de ciertas culturas. La primera vez que abres los ojos después de ese día donde "una pesadilla" no es creíble, se borra dependiendo de tu cerebro, que decide si lo hace de manera absoluta o solo por fragmentos (los que puedas quizá manejar)

En resumen, no creo estar preparada para la siguiente tarea de este "normal curso de vida" (digo si seguimos condiciones de edad y salud), quedarme después de toda mi vida sin madre y padre. Puedo decir que en este momento, no estoy lista para el olor de la hierba recién cortada o los disolventes de nuestros muertos.

diciembre 10, 2018

Esperanza

“Existe gente que sueña y se queda quieta, y
 gente que sueña y hace realidad lo que sueña, o lo intenta. 
Eso es todo... Luego, la vida hace girar su ruleta rusa. 
Nadie es responsable de nada.”
 Arturo Pérez-Reverte
 
Cuando era pequeña habían unos sitios pequeños llamados pulperías y no son como las de ahora, todo era menudeo de verdad, desde una goma amarilla de mascar procedente del recipiente de vidrio gigante, hasta el pan cuya medida pasaba por media mano o una mano entera (10 bonetes pegados) envuelto en un pedazo de papel, que de paso eran un majar con mantequilla y mermelada.
 
Esos lugarcitos se fueron modernizando y los recipientes de dulces cambiaron a cuadrados estantes verticales de madera con vidrio dónde se colocaban cual caleidoscopio inimaginable todos los dulces y de vez en cuando alguna cucarachilla. Eso dio paso a los teléfonos para quienes no tenían en su casa, bien se recibían mensajes y los dulces en forma de sorpresas con un polvillo dulcete, o marcianos y bien caramelos empacados, o leche en caja. Allí habían sacos de productos dónde comprabas 1/4, 1/2, o kilo completo e incluso según quien vendiera le preguntaban cuanto dinero tenías y eso te daban. Las pulperías comenzaron y continuaron a llenarse de objetos "chiquititos" como los ticos, paquetes de "shampoo", fritos vacíos con calcomanías, sopas para dos personas, minibarras de mantequilla, leches de medio litro, como claras representantes del vaivén de la economía, del cambio de la sociedad, el poder del menudeo, de hacer el menú día a día porque no alcanza para más, del grupo social al que pertenecías.
 
Dentro de mi limitada comprensión infantil no notaba que ese centro de operaciones y social no solo era el sitio obligatorio cuando algo hacía falta en la casa, sino también la máxima demostración democrática de que para todos había posibilidad. Usted no tiene para comprar un bote de shampoo, bueno un sobre de champú sedoso podrá; no puede el paquete de dos kilos de arroz, bien medio kilo puede llevar. En resumen, había para todos, desde las noticias de quien se enteraba de todo, hasta los primeros acercamientos a los cigarrillos, alguna fruta o verdura, servicio de fiado lo que se llama ahora crédito, y con suerte una banca donde sentarse, estas últimas desaparecieron por falta de espacio.
 
Hoy, cada 100 metros en algunos lugares, (nosotros los ticos usamos los metros con una inexactitud encantadora), aparece un micropuesto, ya no de abarrotes, sino de lotería, allí hay esperanza que si bien no saldrás de pobre, al invertir una módica suma te pagarán entre 80 a 90 veces lo que colocaste, y podría darte un respiro el día más asfixiante. La cosa no acaba ahí, la suerte se la echan varias veces al día, sino le basta, además de la irregular o "legal" nacional, también te ofrecerán la opción de lotería internacional de cualquier país vecino. Asumo que todos tendremos suposiciones unas más científicas que otras de las motivaciones, tendencias, y razones que mueven pequeñas hordas a dejar recursos ante una ventana que le promete un premio. Un golpe de suerte, una "platica" para resolver un problema inmediato, sin siquiera saber si es confiable el lugar, o que importa si tiene o no patente, no hay certeza cómo funciona el gane, casi un acto de fe loterística, de lectura de cábalas al cabecear en el autobús por sueño, o encontrar un número escrito en una nube. Lo que vale es el acto de ignorar la probabilidad y eliminar una ansiedad , creyendo que hoy mi suerte; que suele ser oscura, cambiará. En estas "nuevas" pulperías la democracia y  la esperanza tiene un monto, el que usted pueda pagar.

noviembre 20, 2018

La Esperanza

Hace tiempo leí que los insectos comprenden el grupo más diverso y extenso de animales en esta tierra, se conocen cerca de un millón de especies y tal parece que se desconocen o no se han descrito unos treinta millones. Es tal la cantidad que se calcula que por cada persona hay aproximadamente 200 millones de ellos.

A veces pienso, que ese estado optimista llamado esperanza, basado casi en un acto de fe en el que se cree que aquello que uno desea o se piensa sustentado en alguna lógica de que puede ser posible, es como un insecto y por ende hay posibles millones por cada persona.

Yo tengo esperanzas de todo tamaño, todos los días, varían en cantidad tanto como en frecuencia. Unas son lo más pedestres, otras tienes las formas y tamaños de asombro. Hay esperanzas como avispitas negras,escarabajos de mayo, abejas e incluso hormigas, hay otras no menos importantes parecidas a las cucarachas, pulgas y piojos. Todas son parte de este mundo diario en donde la expectativa es baja y la mortalidad es alta, tanto para unos como otros. 

Me parece que tengo esperanzas que tienen esa capacidad de mirar el espectro ultaviolecta (las menos), otras otras que son completamente miopes, montones se disparan solas con la luz o florecerán con el olfato. Bastantes huyen al primer movimiento de peligro en el aire y unas cuantas se aferran a su sitio, son desafiantes y confrontativas, abriendo las alas, enseñando la cara, alertando los sentidos. 

Dejémonos de dulzuras, mueren por montones  y deben luchar para sobrevivir en su mayoría desprotegidas. Pero ¿qué sería de cada uno sin ellas? Todos las tenemos, sino fuera así, me atrevo a pensar que no tendríamos combustible para ese acto de posibilidad celestial o científica que nos impulsa a querer, a esperar que una amiga extraviada en el camino, nuevamente levante su teléfono; o que una persona mayor en la calle encuentre afecto y abrigo, o no volver a disgustarse una por la misma pregunta que lleva a ningún sitio o a todos; o quizá que llegue la lotería con un número que se soñó, o que las dietas milagrosas existan y surtan efectos en los ojos, bien que la basura oceánica sea un cuento, o finalmente que el dolor no nos embargue de manera arrasadora cuando los amados fallecen, o quizá pensar que hoy seremos más generosos entre nosotros mismos y sobretodo con los otros seres que no entendemos.

Suena un poco naive, pero despertarse cada día, sea para mover dos pies o para lanzarse como resorte de la cama; saber que al otro lado del océano tienes familia que aún te piensa; el luchar por un hoy donde decidamos todos hacer un pacto de hermandad y dejar de perseguirnos, de empuñar cuchillos, de dar forma a los daños, de escupir fuego y soñar soberbia, de cagarnos en la vida los otros, de arrancarle la piel a un ser vivo, de hacer montañas de desechos. Bañarnos, vestirnos y salir a este mundo que te roza con una contra gruesa, oscura y cruel, eso es un acto de esperanza aunque, al llegar la noche esté fallecida o descompuesta. Al final cada una de ellas nos permiten vivir, de alguna forma extraña, nos permiten continuar, nos da el aire para volver a empezar, para creer en cualquier cosa, incluso en la humanidad.

En definitiva, estamos llenos de millones de insectos y quienes no, ya no están aquí. 

octubre 20, 2018

Mi jardín parte 1

“Una vez que un objeto ha sido incorporado en una pintura, éste tiene un nuevo destino.”
Georges Braque

No queda más que experimentar, experimentar y experimentar hasta que un día cualquiera la forma, la luz, la sombra y el pigmento hablen entre ellos: esto es poesía.







julio 31, 2018


"Look at me standing 
Here on my own again
Up straight in the sunshine
No need to run and hide
It's a wonderful wonderful life
No need to laugh and cry
It's a wonderful wonderful life..."
theme song for Peaky Blinders, Wonderful life by Black

Es el mes de Dorothy, cumplió años el día 7 del mes 7. No tuvo zapatos rojos, ni con cordón de plata, como lo dice el cuento (ese vínculo entre lo material y lo espiritual - lo físico y los astral)  

Tuvo Dorothy a Shigeru Umebayashi durante días en el ordenador. Tuvo torta esponjosa, flores hermosas, frescas, vivas; llamadas, mensajes de rutina por recordatorio del calendario, también por cariño y por voluntad. 

Dorothy se despertó más vieja, más agotada, ni más sabia, ni más lozana, ni más delgada, ni más bronceada. Despertó, respiró fuerte, no fue a clases, ni se bañó temprano, no brindó por las noches con las viejas o nuevas amistades. Se dejó llevar, miró como hacían su torta de cumpleaños, recibió la bendición materna de la hora de nacimiento, su padre olvidó la fecha (se olvida hasta de su propio día, aunque recuerda todo). No recibió la última nota de su única tía, que religiosa como relojero escribe, ella no está bien, asumamoslo de una vez. La arroparó: su familia, su pareja, algunas gotas ricas de agua. Agradeció las llamadas breves, que no dejan los silencios y sus vacíos o bien esas amistades que a veces ya no tienen más que decir. Los detalles del primer mensaje del día, y del último del mes. Estaba, es feliz, insatisfecha y agradecida de esta tremenda y demasiada corta vida, que a veces pesa, que a veces vuela, que es insuficiente, que no le quita el vértigo de la barriga. 

Ha pensado ella, si colocarse ácido hialurónico, botox o alguna cirugía, pero de las tres, la última no es una opción. Como un gato, se ha dejado llevar en las olas del mes, con caricias en el lomo, con perezas en la cama, bajo cobijas durante las lluvias, con esa especial gana de estar en silencio, ausente, leyendo, mientras balancea la cola, los pensamientos, la vida en espera, espectante del siguiente paso.

Ha vivido un mundo completo entre abrir y cerrar el ojo derecho e izquierdo (más gacho uno que el otro). De pie sobre sus dos piernas mira la cola del camino de ladrillo que dejó atrás; de frente, las luces de la ciudad esmeralda, con gente viva y muerta, algunos mejor olvidados, algunos extraviados, y otros por conocer. 

Viva el mes que marca la mitad del año. Al cerrar apetece una sangría oscura, una lluvia continua, un regazo tibio para acostarse (demasiado de Jane Austen), un viento leve, un sol de tarde de domingo, un aroma de zacate y lluvia con mirto... solo eso, todo lo demás está aquí conmigo y en mí. 

Feliz cumpleaños para cada día, para cada uno que lee esto, para cada persona en su viaje por Oz.

https://youtu.be/jMMUgnf2E9c

mayo 17, 2018

Alguna vez fue así - Bendetti

No crean que ando de nostalgias, es que estoy borrando el buzón de borradores del blog (todo con B)

Otro post viejito este fue del día mismo en que murió Benedetti. No sé como lo dejé pasar, eso fue un 17 de mayo del 2009 aunque para mí sería como un agosto. No hay más que decir, La tregua, ese libro escrito como diario. 

"Domingo 16 de junio

No me besó. Yo tampoco tomé la iniciativa. Su rostro estaba tenso, endurecido. De pronto, sin previo aviso, pareció que se añejaban todos sus resortes, como si hubiera renunciado a una máscara insoportable, y así como estaba, mirando hacia arriba, con la nuca apoyada en la puerta, empezó a llorar. Y no era el famoso llanto de felicidad. Era ese llanto que sobreviene cuando uno se siente opacamente desgraciado. Cuando alguien se siente brillantemente desgraciado, entonces sí vale la pena llorar con acompañamiento de temblores, convulsiones, y, sobre todo, con público. Pero, cuando además de desgraciado, uno se siente opaco, cuando no queda sitio para la rebeldía, el sacrificio o la heroicidad, entonces hay que llorar sin ruido, porque nadie puede ayudar y porque uno tiene conciencia de que eso pasa y al final se retoma el equilibrio, la normalidad. Así era el llanto de ella. En este rubro no me engaña nadie. 

«¿Ya pasó todo?», pregunté. «Sí, pasó todo». Era mentira, pero ambos comprendimos que hacía bien en mentir."

abril 20, 2018

Haruki Murakami (este fue un post olvidado del 2010)

Hace días terminé el libro... es profundo y sencillo, es cotidiano y vivo, tiene una tristeza atada y un sinsentido guiado.

I once had a girl, or should I say, she once had me...
She showed me her room, isn't it good Norwegian wood?

She asked me to stay and she told me to sit anywhere,
So I looked around and I noticed there wasn't a chair.

I sat on a rug, biding my time, drinking her wine,
We talked until two and then she said: "It's time for bed"

She told me she worked in the morning and started to laugh.
I told her I didn't, and crawled off to sleep in the bath

And when I awoke, I was alone, this bird had flown
So I lit a fire, isn't it good Norwegian wood.




abril 12, 2018

Por estos lares

A ritmo lento... eso intento. 

A retornar a pequeñas cosas: este blog por ejemplo.
A las ganas de dibujar: empatinada completa. 
A dejar el pretexto y retomar el ejercicio.
A escuchar música al azar (mi compañera de toda la vida) 
Una cosa más: retomar lectura


https://youtu.be/GF1EAQfC_yk

enero 20, 2018

En la lentitud del ser

“Todos los pozos profundos viven con lentitud sus experiencias: tienen que esperar largo tiempo hasta saber qué fue lo que cayó en su profundidad.”  Friedrich Nietzsche

Diciembre, en algún momento antes de navidad, todos caminábamos al ritmo que nos permiten los embotellamientos de la ciudad que es extensa (hay que alejarse del centro, vivir allí es oneroso, el condominio es solo para los que se endeudan de verdad).

Sea que se va pie, en autobús, motocicleta o automóvil; cada uno de nosotros está preocupado, la mayoría corriendo como el conejo de Alicia, a veces lo amerita a veces solo te lleva el ritmo de la marabunta.

Yo corro también, todos al decir verdad nos saltamos a los “lentos” a los invisibles, que déjeme decirle no son los niños pequeños o los adolescentes atrapados por los auriculares;  son los adultos que aún independientes o con alguna ayuda mecánica, deben superar sus propias limitaciones de edad, subir esas gradas de autobuses que tienen entre 30 y 40 cm de alto de las aceras, quienes caminan con sus bastones de una o tres puntas sorteando los huecos de las zonas de paso peatonal, a quienes quieren arrasar durante la lucha por cruzar en las aceras tapizadas de huecos, bolsas de desecho, puestos de venta, agua y lixiviados, gente urgida de su siguiente parada.

Las calles son junglas, eso escuché alguna vez, no recuerdo donde; no sé si es la mejor metáfora. Lo que sé es que mi ritmo urgente a cualquier lugar hace que no se vea al hombro, al de la par, excepto si este representa una limitación para el propio desplazamiento, léase: estorba. No importa, si el país en que se vive, tiene una legislación; si cuenta con cuotas para parquear, o para asientos en el autobús, descuentos del 5% en el supermercado o en el teatro. Pasa porque después de décadas de riqueza o estreches, presencias y ausencias, de abandonos, de sortearse la vida, de sobrevivir a la violencia, a los hijos (si los hubo), a los dramas, a la propios ausentes, la gente importe.

https://youtu.be/SYUgGs9IStY 

"Old man look at my life,
Twenty four
and there's so much more
Live alone in a paradise
That makes me think of two.

Love lost, such a cost,
Give me things
that don't get lost.
Like a coin that won't get tossed
Rolling home to you."


enero 10, 2018

Susan Sontag y "varianzas" de por qué escribo

"Escribir consiente , a fin de cuentas, en una serie de licencias que uno se da a sí mismo para ser expresivo en ciertas formas. Para inventar. Para saltar. Para volar. Para caer." Susan Sontag

Ella (Sontag) expresa algo que que no sabía resumir. ¿Por qué escribo? ¿De quién escribo? ¿Por qué aun no abandono un espacio que uso tan poco? ¿Qué esperar?

Desde que tengo memoria, me contaron historias (y yo las imaginaba), estaba jugando por ahí (y me iba a buscar los mapas hechos rompecabezas para saber más, para buscar pistas), leía como si se acabara el mundo, como si fuera a devorar esas gominolas de azúcar industrial que, me gustan. Me atreví con el blog (espacios que digamos se leen cada vez menos -pues hay que buscarlos-, ellos no nos buscan como otras redes sociales  o te sugieren con sus famosas "cookies" la "tendencia"). Al punto, inicié esto porque quiero decir/contar (como todos nosotros- verdad de perogrullo-), fue hacer público temas personales, no de análisis político o internacional, no de derechos humanos, no de trabajo; solo aquello que podría mover o conmover, cosas que me encuentro por ahí, tonadas que se pegan en la piel o en la cabeza como discos de acetato rayados y cuya aguja no pasa más allá.

Escribir para mí, es ese ejercicio de organizar ideas, cuando se es caótico o disperso como yo, es ver personas por la calle y preguntarse la historia de la historia que les llevó donde están; a veces será hiperbolizar, imaginar un hilo completo, producto de una mano sobre otra, de una escupa en la acera, de la basura que no sabemos recoger, de los deseos que se escuchan en la hora del almuerzo o de esos encuentros de amistades cada vez más exiguos, quizá de la conversación telefónica que una es depositaria, al hacer uso del transporte público.

En mi caso y seguramente de millones de personas, no es pretender un reconocimiento tipo Pulitzer, o un premio por los 700 versos escritos en tiempos verbales ya pasados de moda. Ni siquiera espero que alguno de mis lectores lean mensajes ocultos de situaciones de vida que me suceden. No es acerca de mí y sí. Ni si tengo un "roomie cachondo" o una cocinera estupenda a la mano, si fui a la playa, si tomé un vuelo de huida a un nuevo sitio y me tomé la foto con los azules más espectaculares. Es acerca de como vemos el mundo, como veo el que ve o el que nos ve. Como interactuamos. Es el espacio para saltar y caer. A poco cada uno de nosotros no ha pensado en graficar algo y solamente no se ha atrevido a hacerlo.

Gracias por acompañarme en este 2018, espero tener historias de manera más frecuente. Enredarme menos y tirar líneas.

Abrazos,