Un blog es una vitrina en la pantalla de tu computadora. Un marco de colores cambiantes. Un espacio de ideas donde uno tira la cuerda, donde hay otros peces, algunos te los cuales te halan hacia el agua o vos a ellos. Quizá es brincar fuera del anonimato aunque sabes que hay millones de personas y sigues siendo anónimo.
Un blog podría ser esa columna que no escribes por que no eres periodista, escritor, contador, juglar o lo que fuera, pero te das a la aventura de ponerte máscaras de cada personaje.
Un espacio así finalmente es la conversación en un bar cualquiera, en la mesa de la esquina cerca de la ventana; la bebida caliente después del chaparrón, los temas varios en la cafetería mientras esperas que baje el tráfico y la gente. Sin embargo, lo que más me gusta del blog es que es una bitácora.
Quizá sea la bitácora de los pensamientos que algunos no obvian, de las conversaciones que atrapas de reojo con el borde de la oreja. Quizá sea el registro de los pensamientos de unos, del trabajo de otros, de las fotos aburridas y de los lloriqueos cualquiera, de la basurita en el ojo o del espacio abierto de la cabeza.
Quizá sea el pretexto de creer que se puede dar vida dentro de un virtual, de encontrar alguien quien no buscas o que quizá sí, de mostrar cuanto hay allá afuera, de enseñar un poco lo que te mueve y llena, sea sentimiento, espacio, morbo y demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario