Una de las características del petróleo, es que por su densidad no suele mezclarse con el agua, es una capa que aunque convive con este elemento mantiene la diferencia particular de su propia condición.
De origen orgánico, fósil, fruto del proceso de transformación química por el calor y la presión sobre aquella mezcla que viene del zooplancton y las algas depositadas en los fondos carentes de oxígeno y cubiertos por capas pesadas de sedimento.
Es así como los productos más ligeros de la transformación química ascienden a la superficie por medio de los escapes. La materia densa sin suerte, como el
"aceite", no escapa, se deposita si cae en trampas.
La vida como la conozco hoy, no puede ser la misma como hace años antes del petróleo que “
tocó" lo económico, lo social y porqué no, lo cultural. Traigo a colación esta materia por la imagen que rondaba en mi cabeza hace algunas horas, cuando al intentar incorporarme a una dinámica no nueva, sentí la poderosa dificultad de reunir las condiciones para hacerlo.
Sabemos todos que el relacionamiento humano puede ser complicado, más aún si hay que desenvolverse en un espacio dónde la diferencia numérica y de opinión de unos hacia vos o tu entorno, sobrepasa tus ganas de entrar en lid.
He de confesar que lo hice, entrar en escena y colocarme en posición estratégica, no recuerdo que me frecuenten las ganas de evitar opinar -
aunque sí sucede-. Sin embargo al cabo de un rato, francamente deseé unirme a la pandilla de sujetos que no sobrepasan los 7 años de edad. Ya que parecía que el barro, la chichota, el moretón, el rasguño resultaba un tanto más desafiante en igualdad de ombligos y condiciones que desenmarañar la frustración colectiva sobre mi país.
Si bien es cierto, comparto tal frustración, -q
ue al fin y al cabo abrió un espacio para cualquier otro tema-, me río de la forma en que algunas personas dictamos cátedra, eso de asegurar que la opinión de uno será la verdadera ya que es producto de la experiencia ¿Quién no tiene diferentes experiencias en un mismo tema?
Confirmo que hubo un momento dónde tuve la gana imperiosa de dar la llave de la legislación y decir damas y caballeros, es su tarea limpiar el estado del sitio. Verdad que es fácil disertar. Verdad que no se dan cuenta que ustedes también son petróleo.
¿Por qué lo digo? Pues una gota de petróleo en medio del agua, no se mezcla, no importa si está en franca “
desventaja” proporcional, solo su naturaleza parece no permitirlo. Fue de esta forma, que yo me sentí una gota negra en medio de un mar blanco, rodeada por aquí y por allá, tratando de explicar y decir, te comprendo, pero a pesar de nuestra condición, nuestra densidad sigue siendo diferente y no por eso una mejor que la otra.
A su vez, mi contraparte también fue en su momento petróleo y no agua, pues parecía que no importaban las décadas en las que había estado aparcado en este lado del mundo y en esta región; ya que puedo confirmar, había aprendido como buen taxónomo a la clasificación pero parecía negligente al olvidar el ambiente en el que se habían desenvuelto las personas y las especies.
Que ironía no, pretender que un joven país se construya en dos centurias, lo que a otros les tomó siglos y milenios, donde la tarea no radica en solamente mirar el “
desorganizado y algo sucio espacio” dónde se está, sino también, ese caldo de cultivo, que aunque complicado, hace cocer y germinar muchas más cosas de las que pensamos.
Finalmente, no decidí si entrar en disputas sobre matrícula educativa, sobre asfalto y octanaje, sobre corrupción o corruptela, sobre la lenta forma de los cuerpos, decidí atacar la comida -
tal parece que sigo aumentando de peso-, y disfrutar la albahaca verde que estaba plantada en el horizonte del jardín donde estábamos…