Aún falta un día más antes de que diga, otra semana que se fue volada. Además puedo ir -cuando lo logro- a una clase de baile, que más bien es de calistenia para quienes somos muy torpes -lo puedo asegurar.
Los jueves, un día que no tiene ni un pie aquí, ni uno allá. Así pienso y así quedó la negociación entre los "dos bandos visibles" hondureños entre Micheletti y Zelaya. ¿Por qué?, pues después de tres semanas de intentar "revertir un golpe de estado" cosa que sería algo sin precedentes en la historia, las declaraciones del mediador en el cual manifestada la búsqueda de un equilibrio entre los requerimientos de ambos grupos, en este caso el presidente de Costa Rica fueron respondidas con ningún resultado.
Los chicos micheletti se llevaron el documento para analizarlo en casa, agradecieron el esfuerzo y la acogida. Los chicos zelaya agradecieron el tema y declararon la cosa un fracaso desde el día uno, anunciando de una vez que el depuesto presidente (ex-presidente a mi juicio si me pongo muy semántica) se disponía marchar a Nicaragua para entrar a Honduras “su tierra”, caminando.
Todos debemos hacer concesiones en una negociación, es una premisa -aunque sea una-, la historia así lo ha demostrado. Parciera que siempre debemos preguntarnos ¿hasta qué punto están los países y sociedades dispuestas a este ceder?, sobretodo las personas que “presiden”, pues siempre es acerca de gente.
Si bien no conozco muchas persona que estén de acuerdo con un golpe de estado, en el tema hondureño las posturas (como lo normal) son encontradas y reacias en este caso. Es como si al escuchar ambos grupos asientas, sí tienen razón de un lado, sí tienen razón del otro. ¿Será acaso que sí tienen razón pero en planos distintos? Finalmente la democracia es la suma de esos encuentros diferentes en un espacio común.
Ver a Honduras aislada, sin hacer la lectura de la reciente historia centroamericana, sin releer lo que han dicho por años los “famosos barómetros” de gobernabilidad, democracia y satisfacción (la insatisfacción). El olvidar lo que sucede con ciertos gobiernos en Suramérica sin recordar las personas y a quienes representan, es como tener una fotografía con los bordes perdidos e inclusive su figura central borrosa.
Sí es complejo el escenario y sí Honduras parece que profundiza su condición espiral, pues pasan los días, las semanas, los meses y pareciera que la siguiente vez que nos demos cuenta será noviembre y aún no estará de acuerdo nadie. Ojalá que no suceda… ojalá que sea el juego de la cábala y la superstición, no la realidad, mientras unos abren los ojos de susto, otros manifiestan espanto y se mantienen todos de pie casi sin moverse.