buscador y encontrador

enero 02, 2016

El recuento antes del adiós

La vida es generosa conmigo, se empeña en recordarme eventos, hechos y situaciones (digo hay que responsabilizar a alguien)

31 de diciembre, 2015
Es extraño levantarse y cada vez que suena el teléfono, esperar al otro lado la noticia. Es más extraño prepararse mental y físicamente con el disfraz para enfrentar una vez más la muerte; reunirnos expectantes, considerados, esperando el comentario, hacer la rutina: preparar la merienda sin siquiera tener hambre, llegar al sitio y no comprender a la primera el juego de ajedrez.

En definitiva, es algo particular y exclusivo escuchar las "bombetas sonar", claro es el último día del año, el jolgorio de la gente no sabe esperar mientras veinte personas (un poco más lo aseguro) hablan poco o nada entre ellas, intentan mostrar respeto al muerto que está encerrado, tapado, mudo, fijo, amarillo y pequeño, ya ido en ese rigor mortis que no se mira. 

La capilla, es otro tema, es como el último trecho de esa vida: amontonadas las cosas que algunas vez fueron usadas, cocinas del comedor contiguo, sillas de madera sólida, ni lo suficientemente  pequeñas ni cómodas, ni grandes, las bancas pegadas a la pared, simulando respaldares, cuatro grupos de flores, una foto para no olvidar al olvidado, negro, azul, mezclilla, marrón en el traje; pan, mantequilla, galletas, café a la entrada por si el velar al muerto entre fuegos artificiales o durante la última misa del año, o quizá el ejercicio de estar, provocara hambre a alguno.

Saludan a la consorte, a la hermana, al hermano, se saludan entre sí, "la familia llama", tal parece que solo en estos momentos, al menos para decir mirá vine; nadie llora ¿deberían?. Parece que no tengo dolor, o bueno no lo se, pero le extraño, le quise, (en el último viaje le traje una alfombrita de alpaca para que se calentara los pies, aún no se si la usó, eso fue hace 4 años)... Los diálogos oscilan entre los aumentos de peso o los años sin verse, antes que preguntar como falleció el muerto (aunque quieren los detalles), a lo mejor se pide olvidar todos los problemas, como si por 5 minutos se dejara de ser hijo de puta.

¡Qué buena noche! no hubo ningún incidente,  el cielo está despejado y el viento no está tan intenso; hay que confirmar los detalles como si la información no estuviera bien, aunque realmente sí ha fallecido quien dicen que era, quienes sabemos quien es.

1 de enero, 2016
No hubo ganas de celebrar el cambio del año; quizá una oración, no está demás creer en algo cuando no se cree en mucho o en nada.

Van y vienen las felicitaciones virtuales, mejor desconectar el teléfono; siguen esas interminables bombetas, los perros aúllan, quisiera pensar por solidaridad con el dolor de uno; sin embargo ya sabemos que no es cierto, es por ellos mismos, porque el miedo les come los oídos, la cabeza, el alma, perseguidos y castigados sin ser responsables. A dormir con los gatos se ha dicho, no en el piso, sino en ovillo, eso es lo que queda a las primeras horas de un año bisiesto, si es que se puede dormir sin pesadillas, ¿por qué habría de tenerlas? Las tuvimos.

5:30am, la alarma, hay que prepararse temprano, las honras fúnebre son hasta las 8:30am, pero uno quisiera como que recomponerse un poco, desperezarse, armarse no de valor, sino las piezas, que se vean presentables como si con los años la madurez generara compostura y con eso una no rotura.

Fue pequeño el acompañamiento, lo comprendo, muy pocos van a los cementerios, quizá porque es el momento más íntimo antes de que uno inevitablemente sea rodeado de concreto o de tierra. Ha sido todo tan veloz, quizá años de muerte lenta, de temor a morir, de no querer morir, pues aunque nada ha sido fácil, esta consciencia de estar vivo, de moverse, de hacer, de respirar es única, uno la quiere aferrar con las manos, no importa si se gastan las uñas o se entumecen los dedos o si finalmente siempre encuentra un borde de escape.

Ya todos nos hemos ido, ahora al recuento, a realmente darnos por notificados que ha muerto y con él, una parte de nuestra memoria. Yo le recuerdo, él ya no me recuerda, para efectos míos es así, no importa si dicen que hay vida después, si veinte paraísos, siete cielos, un par de purgatorios, nos hemos muerto ambos,de manera diferente. 

2 de enero,  2016
Todo es tan cansado. El lunes al trabajo.
Seguimos armando piezas, "hacer la rutina: preparar la merienda sin siquiera tener hambre", rearmar el juego de ajedrez, un poco más solos, un poco más viejos, esperando lo que aún falta por venir...
________________________

Gracias y adiós
q.e.p.d después de 85 años 10 meses 3 días.

diciembre 10, 2015

Preámbulo a un silencio, Ángel González

Él ya había fallecido cuando le llegué a conocer y no he dejado desde entonces.
La brevedad de la poesía, a veces hace que se enrede sola con sus pies, en otras, uno vuela sin límites, se dice de todo en una cuantas palabras, que no son unas ni cuantas...

"Porque se tiene conciencia de la inutilidad de tantas cosas
a veces uno se sienta tranquilamente a la sombra de un árbol -en verano-
y se calla.

(¿Dije tranquilamente?: falso, falso:
uno se sienta inquieto haciendo extraños gestos,
pisoteando las hojas abatidas 
por la furia de un otoño sombrío,
destrozando con los dedos el cartón inocente de una caja de fósforos,
mordiendo injustamente las uñas de esos dedos,
escupiendo en los charcos invernales,
golpeando con el puño cerrado la piel rugosa de las casas que permanecen indiferentes al paso
de la primavera,
una primavera urbana que asoma con timidez los flecos de sus cabellos verdes allá arriba, 
detrás del zinc oscuro de los canalones, 
levemente arraigada a la materia efímera de las tejas a punto de ser polvo.)

Eso es cierto, tan cierto
como que tengo un nombre con alas celestiales,
arcangélico nombre que a nada corresponde:
Ángel,
me dicen,
y yo me levanto
disciplinado y recto
con las alas mordidas
-quiero decir: las uñas-
y sonrío y me callo porque, en último extremo,
uno tiene conciencia
de la inutilidad de todas las palabras"

Ángel González

No tengo mucho que contarles, pero si pasan por el Instituto México este 10 de diciembre por la noche, venid a ver la exposición anual de grabado y estampería, habrá mucha gente que sabe de la inutilidad de las palabras.
Imagen de archivo personal
Título "El espejo", grabado 

noviembre 30, 2015

¿Chau número qué?

Tres vueltas le quería dar al estómago
No se puede con tanto ruido: los cláxones de los autos, las pitoretas de las motocicletas, las competencias improvisadas,
el ronquido del vecino,
este cuarto temporal y de huida.

No se logra la vida con el  cuerpo y el alma
cuando se arde en fiebre y una
piensa que el corazón se sale a patadas del esternón.

En la cama: tu pareja, la que encontraste haciendo eso que vos solías tener...
si,  una imagina y no tiene fundamento, es neurosis de la moderna,
si se hace, pero no se entera, es verdad por omisión.
el asunto aquí es si una es notificada y por escrito
en medio de tu nada.

Parece que hay pocas estrategias y caminos a seguir: la salida
con olor de ropa diferente,
atando cabos y cortando nudos,
la vida sabe a otra cosa,

Acto siguiente: la crisis, las preguntas, la devolución de "chuicas" dicen las "doñas" del vecindario, a pura telenovela mexicana.
al final inevitable rumiar cada cosa.

noviembre 16, 2015

No hay tal mar

El mar no es nadie
solo existe aquí,
con ese disfuncional modo en el saludo,
el pensamiento de minuto y medio en la mañana,
al tener nombre y apellidos, licencia y registro médico.

Es,
cuando coloco flores en el dormitorio,
si escucho sus historias,
las de hijos idos y odios de las concubinas,
podría ser si la radio tararea canciones viejas, cursis
o soy yo cuando el jazz estalla mis arterias y el blues se sienta a las 10:35 pm.
en un silencio desesperanzador.

No hay nadie debajo de los arrecifes empujados a la superficie,
ni a la luz de los cuchitriles o al eco de la voz.
Sé que vive cuando pone la mirada dura
¿qué esperar?,
está maduro
ido,
desconectado,
salvado de excesos,
con ese miedo de los valientes
proveído por la suma de años.

Hay,
hambre y, ni un bocado,
hay arena,
pasto debajo de los pies,
el goteo habla de vivos,
si por mí fuera, desconecto todo.

Nota mental: buscar una nueva emisora.

noviembre 02, 2015

Día de Muertos: Solo la muerte de Pablo Neruda

Un poema de Neruda... primera vez que lo traigo a este sitio mío y que quizá tiene una mirada diferente a la que quiero compartirles, pero fue el mejor para este momento, hoy el día de la muerte, la señora calaca, la huesuda, la catrina, la parca, la dientuda; En estos días he sido afortunada y he podido participar en un taller impartido por Jesús Petlacalco de Proyecto Patrimonio México y ejecutado en el Instituto México

Han sido días de hacer y parte de ese hacer "es culpa del día 2 de noviembre, esa fecha que nos recuerda un sincretismo religioso maravilloso, una forma de ver la muerte con amor, de recordar a los idos con igual cantidad de amor, un deseo de una mejor vida.  ¡Lindo día!


Papel picado
Equipo cortador, picador, aramador

Solo la muerte

"Hay cementerios solos,
tumbas llenas de huesos sin sonido,
el corazón pasando un túnel
oscuro, oscuro, oscuro,
como un naufragio hacia adentro nos morimos,
como ahogarnos en el corazón,
como irnos cayendo desde la piel del alma.

Hay cadáveres,
hay pies de pegajosa losa fría,
hay la muerte en los huesos,
como un sonido puro,
como un ladrido de perro,
saliendo de ciertas campanas, de ciertas tumbas,
creciendo en la humedad como el llanto o la lluvia.

Yo veo, solo, a veces,
ataúdes a vela
zarpar con difuntos pálidos, con mujeres de trenzas muertas,
con panaderos blancos como ángeles,
con niñas pensativas casadas con notarios,
ataúdes subiendo el río vertical de los muertos,
el río morado,
hacia arriba, con las velas hinchadas por el sonido de la muerte,
hinchadas por el sonido silencioso de la muerte.

A lo sonoro llega la muerte
como un zapato sin pie, como un traje sin hombre,
llega a golpear con un anillo sin piedra y sin dedo,
llega a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta.

Sin embargo sus pasos suenan
y su vestido suena, callado como un árbol.

Yo no sé, yo conozco poco, yo apenas veo,
pero creo que su canto tiene color de violetas húmedas,
de violetas acostumbradas a la tierra,
porque la cara de la muerte es verde,
y la mirada de la muerte es verde,
con la aguda humedad de una hoja de violeta
y su grave color de invierno exasperado.

Pero la muerte va también por el mundo vestida de escoba,
lame el suelo buscando difuntos;
la muerte está en la escoba,
en la lengua de la muerte buscando muertos,
es la aguja de la muerte buscando hilo.

La muerte está en los catres:
en los colchones lentos, en las frazadas negras
vive tendida, y de repente sopla:
sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,
y hay camas navegando a un puerto
en donde está esperando, vestida de almirante."

octubre 25, 2015

Estamos hechos de barro

Las urgencias se ralentizan,
el tiempo sigue el ritmo,
estamos ahí
mudando sin enterarnos.
Ella me habla,
yo no entiendo,
nací limitada,
entonces, comprende y
se deja moldear para enseñarme
de la forma más lenta, más silenciosa y
personal.

Lluvia en San Carlos, cerámica y tela 

Anochecer en el Caribe 

Arena, arenita, polvo, arcillita



Tiempo de sake

octubre 10, 2015

12 - Oliverio Girondo -

Ya he escrito sobre él antes, de hecho creo haber abierto este blog con uno de sus poemas, él no es el único entre mis libros, pero uno de mis autores de retorno, le gustaban escritores grandes como Gourmont, Darío y Nietzsche, pintó, quebró convencionalismos idiomáticos y poéticos, viajó, vivió, pensó, sintió.

Hoy, con urgencia, con ganas completas de esas que no se escriben, me lo traje de nuevo:

12
"Se miran, se presientes, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan, se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se dislocan
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan,  se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehuyen, se evaden y se entregan."

octubre 01, 2015

Resumen de los días

Llegó octubre
no sé si son las aguas, el otoño,
el árbol que está floreciendo en una época que no debiese, pero
tengo un desconsuelo,
como tristeza en los huesos,
o de frío,
un invierno que anda por el aire y se mezcla con la lluvia,
o de días soleados que queman junto a las nubes grises, gordas y rotundas.

septiembre 21, 2015

Cotidianas noticias

A veces furtivamente leo el horóscopo,
 convencida de que esas suertes de venta de remedios de agua no serán,
 pero con ganas de que algún día una sorpresa se diera.

Las noticias de lunes me impresionan aún, no por los asesinatos que parecen ser más frecuentes en el fin de semana, o los sicariatos -que es la palabra de moda-, ni los femicidios a pesar de las campañas. Todo esto es pan nuestro de cada día (me gusta el pan por cierto, el fresquito de la panadería del centro). Al final estoy en shock por "culpa" de quien organiza las portadas del periódico digital (ese es el punto); no sé quien es, pero debería saber que me deja fuera de órbita, no comprendo si trabaja mucho o poco, pero normalizar el "arrestado por matar a machetazos" junto al de las fotos de las primeras xilografías a todo color en la historia de la humanidad, no me cabe en la cabeza. -¿Será que quiere enviar un mensaje a un clan al que no pertenezco?

Debería de comprar el tiraje impreso y así cada semana me evito la misma situación, o quizá sea que internamente lo veo como mi cuota de "factor sorpresa". En definitiva, la entrega en papel es más ordenada -además me da el chance de saludar al vendedor y escuchar una de sus historias-, ¿cómo seguirá de salud?-. Volviendo a mi problema, la versión digital es como la bolsa de verduras sin empacar de la feria, todas se mezclan gracias a la inercia de colocarlas en el mismo sitio, solo que la noticia "más pinchada" toma mayor visibilidad; gracias a eso, el nobel compite con el rapero de momento -¿qué tipo de conversación podrían tener estos dos?-, o el divo de tres botones abiertos en la camisa con el culo de la mujer con cuarenta años quien lo sigue teniendo "duro" según dicen los titulares.

Insisto en leer el periódico, debería de aprender mi lección y asumir la culpa, o quedarme con el de papel, como en los fines de semana donde me siento lujuriosa y me sirvo el desayuno en la terraza (porque sí tengo terraza también), pongo el pancillo, el café fresquito y algún queso que hubiese sobrevivido a mi refrigerador.

Esto es un desorden (como mi cabeza), debería de no pensar en las noticias, debería no pagar porque me llenen los ojos y la vida con solo tristezas, o las tangas de alguien  o la membresía digital del pequeño grupo aquel. Debería exigir titulares diferentes, debería ser indiferente, no seguir comprando nada que contenga osos muriendo  de hambre, brazos, piernas y vísceras descritas, o fotos de niños muertos y a todo esto, sigo comprando el periódico, que no me digan que si en internet hay cosas mejores, todos escriben lo mismo, comemos de las mismas fuentes solo que en diferente idioma. Yo no encuentro con quien quejarme y claro quiero seguir informada...

agosto 31, 2015

Como quien oye llover

Está lloviendo otra vez, aquí y ahora, después de tanta sequía, no es suficiente... No es suficiente ni en la literatura, en la vida misma es tan recurrente como el árbol, el amor, el desánimo, la búsqueda. Ayer, me dediqué a fotografiarla en el minuto mismo, aunque al decir verdad lo que siempre me apetece es Octavio Paz.

"Óyeme como quien oye llover,
ni atenta ni distraída,
pasos leves, llovizna
agua que es aire, aire que es tiempo,
el día no acaba de irse,
la noche no llega todavía (...) 

sin oírme, oyendo lo que digo
con los ojos abiertos hacia adentro,
dormida con los cinco sentidos despiertos,
llueve, pasos leves, rumor de sílabas,
aire y agua, palabras que no pesan:
lo que fuimos y somos, 
los días y los años, este instante,
tiempo sin peso, pesadumbre enorme,
óyeme como quien oye llover,
relumbra el asfalto húmedo,
el vaho se levanta y camina,
la noche se abre y me mira,
eres tú y tu talle de vaho,
tú y tu cara de noche,
tú y tu pelo, lento relámpago,
cruzas la calle y entras en mi frente..."

Lluvia serie en el mismo espacio
 Imágenes del archivo personal, 2015

Imágenes del archivo personal, 2015,
prohibida la reproducción sin previo consentimiento

Imágenes del archivo personal, 2015,
prohibida la reproducción sin previo consentimiento


Imágenes del archivo personal, 2015,
prohibida la reproducción sin previo consentimiento

Imágenes del archivo personal, 2015,
prohibida la reproducción sin previo consentimiento

agosto 20, 2015

El presente

Todo está cotidiano, como si desempolvar fuera pan nuestro de cada día, cambiar el agua al florero, abrir la puerta al gato, está esa espeluznante impresión de que al día de hoy es lo que se ama hacer, lo que sigue el resto de la vida; y, en un minuto comienza esa música que viene de no sé donde, la trompeta va abriendo paso por la piel, las venas abiertas, lentas, densas como la lava que transporta rojos oscuros, granates, incendiarios.

Bailar con esa pereza entre el bolero y el dolor del blues, tocar a través de la ropa con la autoridad y el derecho, ¿cuál?, un sentimiento en medio de las piernas, unas ganas de empujar la pelvis, un deseo en la cabeza, los ojos dejan el cuerpo. Deslizarse, la humedad del baño recién terminado, la limpieza de cinco minutos, sin pecado y sin rencor, la saliva de lobo feroz, las urgencias improcedentes y desordenas, el olvido, las uñas, la trompeta otra vez, el minuto 8:32 ya no es mío...

agosto 10, 2015

Cuentos inconclusos

Me tiembla la nalga izquierda, un calambre que ha durado ya cuatro horas, no duele, más parece un tic que no permite concentración alguna, es como si insistentemente quisiera decir estoy aquí. Me salta el pecho y la barriga, "hay algo en el ambiente", lo juro. Está cansado este radio, no deja de pitoretear el problema fiscal que lleva 30 años ya. Los pulmones "halan" más aire, no se llena el pecho, el cuerpo hoy está independiente cada parte, ansioso, en incertidumbre y nadie sabe qué lo provoca. Siento una presión en la cabeza, está denso el ambiente, demasiada lluvia esperando caer. Doble luz: la lámpara y  la ventana, el teléfono y el ordenador. Dos sorbos más de agua, llevo 500 mililitros, ¿a qué hora me darán ganar de "mear? ¿Sería la llamada para una oportunidad? ¿sería la llamada para unos datos extraños? (no diría fraude, pero no me encaja lo que escucho por la línea), ¿será la ansiedad de los olores? Llevo zapatos rojos, altos, brillantes, bien hechos.

Estoy vieja, voy a salir a caminar; a ver si se recompone el cuerpo o lo que no es igual: para entender a la loca que llevo por dentro y que intenta desatarse a punta de sierra, pócimas y armónicos del ambiente. Si bien no la culpo, es lunes y esta  gente no está preparada para lo que viene.



julio 31, 2015

Saramago

"Tengo una fe ciega en el futuro, y hacia él se extienden mis manos. Pero el pasado está lleno de voces que no callan y al otro lado de mi sombra aparece una multitud infinita de sombras que la justifican (...)A donde dan los portalones?”
Las maletas del viajero, Ediciones B, S.A., 1998
Saramago.

Quiero pensar como siempre, que los años impares son mejores... a pesar del cada día de mis sombras. 
Cierra el primer mes del segundo semestre, ¡qué de cosas!
Bienvenido agosto, cuando mi madre nació, o yo me enamoré, o mi padre nació después, o el tener historia no era un castigo. 
¡Qué de cosas somos!
Me pregunto:  ¿Quienes estarán en el final del camino que falta?

julio 20, 2015

De travesías y otros viajes cotidianos

llega a la estación, sube al tren,
parte, ella se encuentra en el sitio de salida,
la dejó.

llega a la estación, sube al tren,
parte, ella se encuentra otra vez en el sitio de salida.

dormir y despertar en el mismo lugar
solo que cada día desaparece algo,
al principio cosas pequeñas,
que si las flores de la macetera,
si los perros erizados por el sonido,
o el vendedor de periódicos y
el claxón de las motocicletas enanas.

cada vez, algo no está,
no encaja,
se echa de menos,
quizá deja un espacio algo ennegrecido,
lo que asusta es cuando desaparecen las personas
y ella sigue ahí, llegada tarde, aunque el tren no ha partido,
subida al tren, aunque despierta en el andén,
dice adiós,
agita la mano,
extraña,
no se va,
se muere y despierta en el mismo lugar.

las fórmulas han sido todas:
llegar de primera, dejarse llegar de última, controlar la ansiedad,
hacer camino de migajas de panes, perfumarse, leer a tolstoi,
usar audífonos, pensarse desapercibida, pagar los tiquetes en línea,
comprar asientos a diferente hora, dejar a los cuervos partir,
estar sobria, no abrir la boca, sonreír dignamente,
hacer ayuno, levantar las manos, fe, medallitas, hierbas de mercado...

ella está melancólica, lo sé,
pero es muy reina o muy niña,
no pertenece,
no corresponde,
no penélope,
no sísifo,
no pasos atrás,
no hay música o comparsa,
no hay frío más profundo,
no hay lluvia más aguja,
hay solo una opción:
tomar el tren

julio 07, 2015

La suma del tiempo y otros sinsentidos

Dorothy está de paseo, dejó Oz por un día y anda en búsqueda de torta para el cumpleaños, pero tiene tanto que hacer: 

  • Terminar el examen de final de curso a ver si salva el clima.
  • Ponerse al día de la semana y media de atraso futuro.
  • Dormir con la lluvia tempestuosa que lava y lava, que arrastra continua y sin perdón.
  • Sacar los zapatos rojos (está de fiesta.)
  • Decidir si abandona de una vez por todas estos grupos de whatsapp de mierda... creo que las relaciones individuales le dan mejor.
  • Dejar de escribir sobre afectos a los desaparecidos y encontrados.
  • Darle las gracias y finalmente adiós.
  • Hacer trazos nuevos, mientras evita el tráfico insufrible en el asiento del acompañante.
  • Arrepentirse de rodillas y ponerse de pie.
  • Completar el libro de poesía.
  • Ocultar detrás de las orejas Le jardin sur le Nile.
  • Trasplantar las reinas de la noche para la habitación.
  • Buscar más arcilla en el pueblo perdido de Dios.
  • Acabar la bolsa de dulces y sobarse la panza del dolor.
  • Enamorar mariposas invisibles.

Oh Dorothy, además de sonámbula, escribe sin razón, pero a dejarla hoy, que ha sido un año que solo Ángel González sabría describir.