Es cierto que el final del siglo XX trajo consigo el desmoronamiento de algunos principios ordenadores del sistema internacional de posguerra y la obligada reformulación de otros. El equilibrio de las fuerzas que se conocía ya no era el mismo, lo que se llamó Guerra Fría parecía cosa de un pasado lejano y los esquemas de relacionamiento, los juegos de fuerzas, las nuevas e inestables economías habían aprecido más fuertemente y todo había cambiado para cuando nos dimos cuenta.
"El principio de seguridad nacional, originalmente vinculado a las amenazas del enemigo externo, eminentemente estatal y con implicaciones de carácter territorial, tuvo que ser reformulado hacia conceptos vinculados a factores de orden interno, que tienen que ver más con la calidad de vida del ser humano, la democracia, el estado de derecho, entre otros elementos, más que con argumentos relacionados con la diplomacia, la estrategia o el armamento.
La seguridad, entonces, empezó considerarse como un factor clave y determinante para el mejoramiento de la calidad de vida de las personas y el pleno aseguramiento de sus derechos. Como resultado de ello, lo que anteriormente se conoció como “amenaza” sufrió una ampliación, básicamente, en dos dimensiones: el sujeto y sus fuentes. Por parte de los sujetos, esto significó que el Estado-nación había dejado de ser el actor exclusivo de la seguridad. Las personas, ahora, resultan un actor vital de la seguridad y, con ello, la consecuente desterritorialización de la seguridad. Del lado de las fuentes, se consideró el surgimiento de las llamadas “nuevas amenazas” (pobreza, los problemas ambientales, las epidemias, el terrorismo, entre otros) que tienen básicamente que ver con los derechos humanos, la calidad de vida de las personas o están asociados con factores del desarrollo.
Este hecho, planteó, también, la necesaria reforma del papel tradicional que deben jugar los aparatos de seguridad en tiempos de paz o en democracia. Por supuesto, ello, colocó el tema de la subordinación, de dichos aparatos de seguridad, al poder civil democráticamente electo, como una prioridad impostergable. En muchas sociedades, como las centroamericanas, por ejemplo, se dio prioridad al replanteamiento del ejercicio policial, cuyo enfoque, ahora, debería estar más orientado por los mecanismos de prevención y un menor peso a los medios represivos; al tiempo que se iniciaron reformas (parciales o profundas) a las instituciones castrenses (la misión de las fuerzas de seguridad, estructura, objetivos y doctrinas, tamaño y los costos, separación de funciones, profesionalización, democratización interna, efectivo control civil y legislativo, transparencia y rendición de cuentas). " Daniel Matul y Geanina DInarte.
Hoy fui asaltada: dos sujetos jóvenes, con ropa "limpia y decente" con sus cabezas cubiertas por capuchas. Uno más alto que yo, el otro màs bien pequeño. Caminaba por uno de los paseos màs transitados de la capital, doblé una esquina, me di cuenta que alguien caminaba detrás mio. Alguna persona se acercó para ayudar, un arma, un bolso, dinero, una tarde fría y limpia de enero y un miedo profundo... con eso quedé.
Yo que suelo defenderme, hice un intento, pero el miedo, un arma, dos personas, las amenazas, siempre parecen poder más. ¿Me pregunto qué haré de ahora en adelante? Me pregunto, ahora que estamos a un mes justo de las elecciones, ¿qué dicen los programas de gobierno sobre seguridad? No lo sé, quizá deba ir a buscar propuestas mentirosas.
Ya les contaré.