buscador y encontrador

agosto 30, 2008

Seda- Baricco

Cada loco con su tontera, esa es una expresión supongo conocida por todos nosotros. La otra noche, al decir varias noches ya, me prestaron un artículo de un ron que me parece delicioso (no soy ronera he de decir), Zacapa. Para sorpresa mia, este elixir que vale un bigote probar, es añejado en toneles de ron que han sido "quemados" manualmente y que a su vez ya han contenido otros licores, en este caso vino de jerez.

El arte de los sabores, el placer que esto conlleva y la búsqueda de la maravilla de la mano con la excelencia del paladar, parece algo que nos ha llevado durante la historia de la humanidad en búsqueda de mundos, a “conquistar personas y espacios”, a acercar latitudes.

Es así como encontramos rutas de sal, rutas de especies y rutas de seda. En todas ellas y en otras más que no he de nombrar, sea porque las desconozco o porque mi afán no es tratar este asunto hoy, siempre ha habido un loco, un idealista, una persona que en tiempo diferente, juntó a otros poco cuerdos o todos a su vez se fueron por allí en su motor común. ¡Qué motivo tan potente como un amor!, el que podría llevarte a perder la cordura y la razón.

Para quienes me conocen, saben que el café es una bebida que me encanta, quizá no soy tan adicta como mi hermana -a quien no le regresa el alma hasta que no haya bebido un poquito de este, sea después de cualquier cosa-.

He de mencionar que nací en una tierra cuya planta y su fruto, me dio comida, cobijo, sufrimiento y motivo para crecer, un país que celebró los 200 años de industria alrededor del "amargo" elixir.

El café tiene toda una historia, un proceso que lo lleva a lo artístico; este necesita para crecer un suelo rico y húmedo, que absorba bien el agua y drene con rapidez el exceso de precipitación. Los mejores suelos son los formados por un pequeño manto de hojas, materia orgánica y roca volcánica desintegrada. Hay que velar por la exposición al sol, por los insectos, los hongos y si todo sale bien, una planta produce su primera cosecha de rendimiento pleno casi a los cinco años de edad.

Sea arábica o robusta, la primera es superior que la segunda en cuanto a sabor, calidad y cuerpo. Al igual que la aceituna para el aceite, el té, la uva para el vino, los licores en general, el tiempo cuenta, el proceso como "la forma de tratarlos", de moldear el sabor, su color, su aroma, su cuerpo son una danza. Es así como hay tonos amarillos y dorados, dulces, afrutados, achocolados, con sabor a pimienta o recordando maderas. Todo es posible en ese universo.

Sin embargo me ronda una pregunta por la cabeza ¿Pero que pasa cuando la especialidad limita finalmente al placer? Ya no solo el café es el café que disfrutas, o el vino es eso: el delicioso vino que corre por tu garganta sin la clasificación profunda de año, color, origen.

¿Qué sucede con el paladar experto que no perdona al novato o al que nunca aprendió la diferencia?Tal parece que con los años, con el tiempo, llevás a madurar para más o para menos el olfato, el gusto, la razón o el sentimiento. No podríamos pedir que todos disfrutemos igual, o que cada sabor se repita en el sitio que visitas.

Sería corto de nuestra parte y algo más, considerar que lo que conocemos es lo correcto o lo mejor. ¿Por qué no pensar que hay mundo allá afuera que nos podría lleva a nuevas rutas de especies?

Asomarse y volver a visitar, porque aunque hallamos pensado que lo hemos visto todo o hay poco más por conocer, la vida nos podría tirar al piso a la vuelta de la esquina, con una zancadilla, recordándonos así que no hay humano alguno que haya visto o saboreado todo en la humanidad.

Bien que anden personas con locura por allí, dispuestas a jugarse un chance, aquel que por ocasiones les produzca vértigo, les explaye los pulmones, agolpe sangre en las mejillas, les arranque el estómago y después de elevares a tal punto, sean depositados en caída estrepitosa o bien plácida calma. Por cierto, deberías de leer Seda, es un libro que merece ser vivido.

agosto 23, 2008

Sintiéndome azul

A veces las patrias de otros no nos figuran mucho. Sin embargo en el momento en que iniciás un lazo significativo con alguna persona que no precisamente nació en tu misma tierra, comienza un interés particular, sobretodo si te quedás el tiempo suficiente para poder aprender de ella y hasta en distancia mamar de la teta de su país.

Guyana Inglesa es el nombre de un país, al cual poca cercanía le tengo, realmente se llama República Cooperativa Guyana. Asumo que ustedes saben donde está, sino pues por allí la rastrearán. Como contaba, no significaba nada para mi, solo eso un lugar más de Suramérica. Al pasar los años aprendí que es la ‘tierra de muchas aguas’; de los cientos de migrantes, que la búsqueda del Dorado hasta allí llegó; de los cimarrones, chinos, javaneses e indios y a pesar de que no soy “ducha” en el arte de la preparación de comidas, pues también me inicié haciendo roti y una especie de estofado de camote. El responsable, Ian mi compañero de trabajo en una organización que hace justo una década dejé.

Podría sumar el Vegemite, que no se si me quedaría con el australiano o el inglés (el segundo lo encuentro más suave que el primero). Para quien se pregunta en qué consiste, pues es una pasta de levadura que se unta sobre pan, es oscura como el color de la ciruela y sabe “a demonios en la primera entrada”. Lo siento amigos aussies pero es así, con y a pesar de su amor.

Lágrima de madre, el café que encuentras en algunos lugares de Argentina (con muchaaaa leche y poco café), a Marissa le gusta ese. En cambio a mi me gusta el país, los dulces, su gente de Buenos Aires, de su Patagonia, de su “puritico sur.”, podría gastarme muchos días de vida por ahí, entre los parques y las ferias de domingo, entre las cafés al aire libre y las pantallas con películas que al menos yo les pongo poquita atención.

Gracias al Festival de Montreal, el jazz comenzó a representar algo. Lugares como New Found Lands, Winnipeg, Nova Scotia, Muskoka, Vouncover, Guelp, Toronto, comenzaron a hacerme pensar que ese país sería mi morada alguna vez en la vida. Allí aparcados en lugares distintos están personas que aún hoy llamo amigos.

La gran ciudad, el mundo desconocido, comenzar la vida, abrir los ojos más allá de las pupilas, latir de ansiedad, New York de pasada. No sería justa si le quitara la excitación a la California, o su parque de Wyoming, que aún está marcado en mi lista de lugares a visitar, junto a la Alaska de Rose.

Podría decir que soy capaz de entrarle a los bichos mexicanos, si me acompañaran con un buen tequila y mayor convencimiento del Sergio o la Cristina. Me tomaría toneles de vino al lado del lago di Garda o quizá solo me perdería en un castillo de esos del norte de Italia. No obstante me guste el sushi, prepare tzaziki, hummous, intente hacer tortilla española, salmorejo o sopa juliana. Aunque pudiese pretender comer los ciento y un pescados o mariscos que “algunos” por allí devoran, no es cierto. Lo que si se puedo decir, es que he encontrado gente querida en medio de esos “españoles perdidos” en estos países.

Es así como hay historias de la Guatemala profunda, o del Honduras intentando ser ciudad; de gente perdida de la República Dominicana, de algún lugar del Senegal, del Ecuador de las alturas o del Perú pendiente, del Uruguay de mis amores -por todos sus escritores- y gente de viaje… Hay más.

Todos representan un pedazo diferente de su propia patria. Dejémonos de tonterías, pero ser ciudadano del mundo y vivir allá afuera, nos depara pequeños espacios de menor ciudadanía natal y más de los otros mundos. Pareciera que nos obliga a ser embajadores, aunque no lo hayamos pedido.

Nos da la tarea de acercar mundo o vivir en la total discrepancia, de encender la radio y poner oído atento a lo que pasa en el Pakistán, al nuevo logro de la China, a la reforma de la Francia, el revuelo de la Colombia, la convulsión de la Nicaragua, la Corea tan distante.

agosto 18, 2008

Sin Novedad en el Frente: Erich Marie Remarque

Si bien es cierto, las guerras nunca nos llevan a ningún lado y de eso estamos todos de acuerdo, no tardan en desaparecer y aparecer nuevas y antiguas riñas, enervados y recordados conflictos.

Las luchas, sean contra el narcotráfico, contra el terrorismo, contra la invasión de unos a otros (unos sí pueden hacerlo, otros no), contra la liberalización de un territorio, contra la pobreza y el pobre, contra el desamor, contra el abandono. Guerras, batallas, enfrentamientos, la destrucción e hija de todas estas.

Aunque el firmamento no estará rojo para algunos, porque su lucha no implica armas, bombas, fuego o el ruido ensordecedor de un avión volando bajo la puerta. El miedo se asoma con ojos grandes por cada lugar.

Es así como esa calma, oscura, densa, por ocasiones demasiada ensimismada para dejar un sabor de "tensa tranquilidad", inicia un paso en dirección perdida hacia ese momento donde estallará y dejará partículas de guerra esparcidas por todo el suelo.

Un golpe, una bala perdida dejando los ojos desorbitados, el músculo abierto, el frío en pecho, el llanto sin respuesta, la desolación del abandono, la habitación hecha trizas. No sabes bien si será el sonido del grillo concertando, si es la roca sobre el tejado, o que finalmente ya comenzaron detonar nuevamente las municiones. Quizá un cañón por aquí, una metralleta por allá, un grupo de palabras que hieren hasta el hondo, todos son detonantes.

Abres el diario de hoy. Tal parece que es el mismo de ayer, por lo tanto será casi el mismo de mañana. Es poco lo que cambia. Aparecen entre las páginas brazos, piernas, cuchillos, muertos por un lado y otro. Todos testigos y protagonistas quizá sin aviso de lo que sucede.

Acompañan entre las secciones los políticos haciendo "las paces" con blancas aves y teñidas banderas, presupuestos aumentando (pero no para el rubro comida). Comenzamos a impacientarnos de tanto que ocurre a nuestro alrededor y no parecen ser "buenas noticias", o desde hace años esperamos que lleguen finalmente a nuestros manos.

Esa asfixia de la violencia, debe empujarnos de alguna manera a dotarnos de buenas raciones, no solo para cuando la flaca hambre ataque, o el techo no sea suficiente protección; sino cuando el ánimo se pierda como hilo de cabo de candela (solo un poco más y se apagará).

Alguna provisión debemos intentar, que lleve un temor renovado de salvar el pellejo ante esa concesión frente a la indiferencia que parece rondar por las calles, la que hace que no pestañemos más de una vez al halar un gatillo, al pasar junto a una persona tirada en la calle -con la sola extrañeza de que es un estorbo, un bulto mal colocado y no otro igual.-, la que justifica de cualquier manera el acabar con una vida, apagar el radio, retirar la palabra o volver la cara en otra dirección.

agosto 13, 2008

Lope de Vega

Lo cierto es que hay relaciones que te renuevan o lo renuevan todo. A veces no hay que ser nuevo en la vida, o “virgen” y novato de experiencia para sentirse que estas iniciando de manera fresca, verde o joven. Como si te cambiaran la batería, te pulieran la pantalla, te resensibilizaran los sentidos, te agudizaran las sensaciones, te hicieran un lifting de todo el cuerpo.

Es así como la sensación de estar reaprendiendo las cosas, las situaciones, las relaciones nos deja perplejos como la imagen de una persona frente a un edificio de 100 pisos todos de espejos; en donde tienes la tarea de intentar mirar quien está en el piso 99 (es decir hay que levantar la cabeza muy alto, agudizar la vista, desear ver algo, esperar y recorrer toda esa distancia hasta el nivel buscado).

Nosotras las personas en toda la historia de vida hemos escrito del amor y el desamor, de la vida y la muerte, las batallas, los amigos, el desastre, el dolor, las razones de la existencia. Pareciera que cada vez que uno de nosotros decide sentir, manifestar y opinar al respecto, está haciéndolo como si fuera la primera vez. Sin embargo, la primera vez cuando ya uno es viejo, esa primicia pareciera más fuerte que aquella de la hormonal adolescencia o la incipiente adultez.

Solo aquello que nos motiva a sentir y hacer ciertas “locuras” sin atenuación, con la fuerza de dejarse el pellejo en el camino, con la sensación de que no hay después o que no llegará, es lo que lleva de alguna forma a ser vivido de manera recién estrenada.

Muchas más personas de las que podremos conocer son conscientes de que antes ya se había vivido, escrito, disertado, discutido, llorado sobre estos temas. Aún así, y debo volver a enfatizar, hay momentos “tan particulares”, que te botan de tal afirmación y te llevan en un remolino personal de potenciación nueva.

Que dichosos somos y que reto, si estamos vivos de esa forma, si hay alguien o algo que nos motiva de manera tal que una melodía nos arranca las lágrimas, que una palabra con devora el intestino, que un roce nos acelera la garganta, que un vistazo nos infla de ira y otra mirada de calma, si una situación no nos deja dormir, si el desvelo de las horas es provocado por una voluntad.

Quisiera festejar eso y más (no hacen falta nunca pretextos para las conmemoraciones), por eso me permití tomar un pedazo del Lope de Vega por allá y otro del Oliverio Girondo por acá. Cada uno decide con qué parte de los dos se queda.

“Desmayarse, atreverse, estar furioso, áspero, tierno, liberal, esquivo, alentado, mortal, difunto, vivo, leal, traidor, cobarde, animoso, no hallar, fuera del bien, centro y reposo: mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, enojado, valiente, fugitivo, satisfecho, ofendido, receloso. Huir el rostro al claro desengaño, beber veneno por licor suave, olvidar el provecho(…)dar la vida y el alma a un desengaño: esto es amor; quien lo probó lo sabe.” Vega

POEMA 12-Girondo.“Se miran, se presienten, se desean,/ se acarician, se besan, se desnudan,se respiran, se acuestan, se olfatean,/se penetran, se chupan, se demudan, se adormecen, se despiertan, se iluminan,/se codician, se palpan, se fascinan,se mastican, se gustan, se babean,/se confunden, se acoplan, se disgregan,se aletargan, fallecen, se reintegran,/se distienden, se enarcan, se menean,se retuercen, se estiran, se caldean,/se estrangulan, se aprietan se estremecen,se tantean, se juntan, desfallecen,/se repelen, se enervan, se apetecen,se acometen, se enlazan,
se entrechocan,/se agazapan, se apresan, se dislocan,se perforan, se incrustan,
se acribillan,/se remachan, se injertan, se atornillan,se desmayan, reviven, resplandecen,/se contemplan, se inflaman, se enloquecen,se derriten, se sueldan,
se calcinan,/se desgarran, se muerden, se asesinan,resucitan, se buscan,
se refriegan,/se rehuyen, se evaden, y se entregan.”

agosto 10, 2008

Nosotros las hormigas

Estas últimas semanas, nuevamente he tenido una parte de la cabeza fracturada. Ahora más que nunca, me siento bastante torpe para razonar o negociar con alguien sobre ciertos temas. No parece que pueda encontrar motivo suficiente para decir sí estoy de acuerdo.

Me pregunto acerca de los "requerimientos" (por llamarlos de alguna forma) para mantener un vínculo, para justificar cuanta cosa sucede, para pasar por alto los vaivenes de la volatilidad de nosotras las personas, para no renunciar a la familia, al amigo, a la relación, cuando finalmente con la suma de los años pareciera que lo predominante es el desgaste de la bolsa de viajero, como el odre mullido de todas las campañas devoradas. ¿Dónde está todo lo bueno que ha quedado?

Quisiera saber qué motiva el no dejarse morir en el intento, no salir huyendo, no decir hasta aquí basta. Me encantaría comprender mejor lo que nos provoca esos sentimientos de afecto entrañable que se meten por las articulaciones. El aprender como dar/recibir/tomar/entregar sin sentir por ocasiones (a veces las de más), que es una forma de extracción como mina de carbón o de hierro abierta a través de los ojos. Solamente dar y dejar ir.

No voy a entrar a hablar sobre daños o resarcimientos, ese tema es nota para un análisis en otro sillón. Sino solamente de esa cotidianidad que nos hace justificar lo injustificable, transformando lo que no debe ser normal en normalidad. Aquella la cual nos lleva a disculpar algo que a simple vista con ninguna persona podrías hacerlo, o la que empuja a atenuar las violentas circunstancias volviéndose en permitidas, marcándose así la vida en un halar y soltar de hilos, recargando quizá no al más fuerte sino al más resistente, a veces sin opción.

¿Cuáles son los códigos? ¿Dónde están? Necesito leer los libros que van indicando las rutas de este tipo de memoria. No puedo compartir que la genética o el vínculo de sangre sean suficientes para considerar una familia, a algún "relative" - pariente, o amigo a algún transeúnte de vida, por más buena persona.

Quiero vivir en el intento y así compartir la cuchara, el plato, la discusión, el tacto, la voz, la ruina desde la distancia o la cercanía, el temor, la incertidumbre, el andar pesado, el equipaje ligero, el temor a la noche o el placer por el turrón, mi gente nueva, también la muerta. En fin, construir es necesario para cualquier relación.

No espero perecer en el medio de la asunción de que no es obligatorio siquiera "trabajarse un poquito" la vida, porque los vínculos del ADN son transparentes, suficiente con el útero, la ubre, los linajes, la educación en sí mismos. No quiero que la tiranía o la autocracia de las relaciones me arrastre. Me urge entender, quiero hacerlo, para que lo aún remanente siga vivo.

agosto 08, 2008

Por las noches

No enciendo candelas a santos, a dioses por algún tipo de devoción. Por lo tanto, tampoco enciendo velas contra o a favor de “vibras”, o entorno a la armonía de alguna parte de la naturaleza o por solamente invocar al sol.

No hago diferencia, si son de algún lugar sagrado o solo son simple parafina, cera o sebo coloreado. No tengo la más remota idea si las que tengo en mis manos son de carácter mágico o portadoras de alguna noticia que no necesito saber.

Las velas quizá solo sean una mecha cualquiera que "prensada" en un pedazo de combustible enciende por lo alto en busca de otro lugar, será quizá la forma de encontrar calor aquellos días donde solo está el espacio, el aire cargado de oxígeno y yo.

Es la llama flotadora de la provocación, el lumen en el espacio oscuro de la habitación que se mueve revoltoso e insurrecto llamando a un punto de atención. Son el faro al voltear la cabeza hacia el abierto de la noche, unos ojos por lumen cuando no encuentro ás en el mar de personas, son la bandera en el asta más alta recordando lo difícil que es apagar la voluntad personal.

agosto 06, 2008

En el natalicio

¿Qué habrá sentido tu madre la primera vez que te encontró en persona? ¿Qué habrá querido decir tu padre cuando te conoció después de salir por algún lugar de aquello llamado útero? ¿Los conociste? ¿Tienes padre? porque si bien no lo tienes, estoy segura de que contarás en tu historia con madre, quien no puede negarse que todos tuvimos al menos por un lapso de 9 meses.
Cada vez que festejas el cumpleaños, ya fuese solo, con otros compinches, quizá con tu pareja, que se yo, hasta con algún percance, has pensado: ¿Festejará mi madre que nací? ¿Necesito saberlo? ¿Requerimos recordarlo?

¿A qué hora fuiste expulsado del espacio con clima controlado y cero inflación? ¿Cuáles son las primeras palabras que recordás después de los años?¿Te gusta como naciste?¿Querés volver a nacer y donde?

Más allá de la bebida, la torta, con mala suerte hasta la canción o el himno al festejado que en todos los idiomas hay (no podemos negarlo), los regalos (que disminuyen o aumentan por temporadas), las llamadas, los más frecuentes correos electrónicos (que acortan en casos las distancias transoceánicas, pero en otras nos "quitan" la responsabilidad de llamar o de contactar a alguien, bien tomar más minutos del día y decir hola), en fin después del universo del festejado, ¿Qué haces al recordar ese día más de cumplir otro período del ciclo de estar vivo? ¿Qué sientes? ¿Qué les has dicho a esas personas que te han acompañado estos días, estas semanas, casi tu vida? ¿Qué piensas cada vez que miras una arruga extra en la boca, las bolsas bajo los ojos, las manos algo manchadas, el cabello ralo?

He de confesar que soy alérgica a la celebración en tumultos. Me gustan esas relaciones casi exclusivas, a veces solo como el pretexto de encontrarnos todos o algunos entre juntos y dispares, entre cercanos y enemigos, quizá ese momento donde se cruza la noche con el día, se notan menos las arrugas (de la ropa), no hay prisas, hay algún tiempo sin planificar.
Yo no se la fórmula para estas fechas, si transformarse en caracol, ermitaño, payaso, relacionista social; lo que se, es que de vez en cuando, casi esporádicamente, caigo en la cuenta de que ya pasó otro ciclo entre fortuna y flacura de los tiempos, entre los retortijones de ser mujer y la delicia de eso, entre encontrar gente nueva y dejar de encontrar a otros. Bueno, mejor dejo la charla de hoy hasta aquí, debo ir por una torta de cumple, unas velas y otras cosas, mi madre festeja su natalicio, mi hermana está esperando. Entonces hasta luego, hasta la siguiente vez que nos encontremos.

julio 30, 2008

El árbol de la vida

Por ocasiones me saltan las ganas de ser conquistadora, de ponerme al hombro el lazo del héroe y volverme un Gulliver, ser grande y gigante, vestirme de aventura y de paisana de algún otro lugar. Quizá ser el guión de una historia de pantalla -no exijo estar en cartelera de cine o ser película de una cinemateca, me conformo con una aventura corta a blanco y negro-

Hay momentos en los que sería el fracasado no moribundo de un cuento sin acabar, el viajante de un boleto sin retorno; o la música sin pauta anotada. El guiño del ojo del mago en su acto final, la nube puntual en el calor del desierto Australiano.

Realmente me brotan las ganas de ser otra persona; no de buscar en mi bolsa de múltiples personalidades, sino al contrario de ser quien escribe y habla pero solamente tomar un boleto a otro país, con el pretexto de que las alas pesan y ya es tiempo de volar.

Sucede que a veces lo que nace dura más de unas horas, o un día completo, entonces me doy a la tarea de ir a buscar “el nuevo mundo”.

Es así como el traje que uso dura días y ese nueva persona que soy (siempre la misma) ve con otros ojos, respira con pulmones más grandes, se “monta” en los aires de esa ciudad, y encuentro detalles y mimos que no tendría en casa.

Construyo conversaciones que serían inimaginables en mi hogar país. Me doy lujos, que serían algo onerosos en mi hogar país. Es más, hasta mi casa de viaje es diferente a mi hogar país.

Lo que pasa, es que construimos bajo diferentes códigos, quizá nos hacemos mejores escuchas afuera por lo dispuesto a la aventura de la orden del día, o a fuerza de mirar con mejor ojo a la lánguida tristeza. (que va con nosotros también, como otros más.) Podría ser que ya no somos los mismos y hasta ese momento nos damos cuenta, que se yo…

Lo definitivo, lo que me sucede, consiste en que a veces me gusta jugar a ser otra persona, pero cuando regreso a mi país, extrañamente ya no soy la misma aunque lo pretenda, dándome cuenta de ello hasta con el pasar los días, con lo cual me ha quedado un pedacito del traje que salí a probar o el olor de los aires de otros nuevos mundos.

julio 27, 2008

Asignatura en revisión

¿Papá sabes qué? Tus amigos no son tan bonitos como tú crees. Eso le dice una niña de apenas unos cuantos años escolares a su padre, cada vez que él habla de lo bellos que son dos entrañables suyos, quienes a su vez él les enseña lo que a su hija le gusta y divierte, pues para cuando se conozcan o miren por allí.

He de reconocer que aunque no conozco a los dos citados y sospecho que son personas que aún no han desarrollado cinco orejas o cuatro manos -para vivir y abrazar mejor- eso como para que la pequeña manifieste semejante cosa. Sin embargo, algo de razón tendrá en lo que dice sobretodo si conocemos el particular gusto de su padre.

Anoche me preguntaba qué nos motiva o que artilugio usamos para encontrar la belleza en las personas o en los espacios; para poder hacer la diferencia y determinar si se es un universo o un planeta; para poder observar lo que hay entre un grano de tierra y un caracol; para mirar una foto y pensar que somos más bellos ahora con 60 años encima; para encontrar “eso” en medio de la basura, los huecos de las calles y la violencia a la vuelta del cañón; para no volverse loco en la diversidad. Yo por ocasiones no puedo.

Confirmo que no es la belleza de los cánones del arte, la moda o la actual cultura; sino de ese “conglomerado de persona(s)” que llevás dentro. Las que protestan, roncan, se alimentan, las que llevan a estar feliz o triste, las que dan valor para no voltear la cara y no extender un palabra, las que hacen que salgas de la cama a la hora de sonar el reloj para empezar a prepararte e ir al trabajo con sonrisa pintada y tratando de andar el mejor traje.

¿Qué sucede que has sido provocado?, con lo cual entornas los ojos, afinas el oído, inventas un pretexto de encuentro. Es decir, ¿ quién ha llamado tu atención?

Tal parece que de alguna manera un motor enano provoca volver la cabeza, seguir los labios, escuchar los pulmones y mirar a partir de los túneles del cerebro del otro. ¿Qué resorte se soltó?,

Las luces se mueven sigilosas, los sistemas están pulsando, algo ha activado el explorador, el taxónomo, el paisajista y el futurista, quienes se disputan la llegada primera a la línea de salida, quienes desean iniciar velozmente la investigación.

A veces juego a adivinar acerca de lo que nos lleva a tomar lo bello que no poseemos, el frescor de lo que quizá carecemos, la juventud que va de las manos de los recién paridos, el candor de la quinceañera de hace media década atrás, la fuerza del descubierto, la novedad de las mañanas. Tengo tantas preguntas acerca de la belleza de vos...

Reconozco que esa diminuta habilidad desarrollada por vos persona, lo que al día de hoy continuas hilando, la manera de acercar, de mover como un felino cazador, de pensar como un engranaje de reloj, de errar como yo no he aprendido, de temer como todos lo hacemos, de luchar ferozmente, hace que tengamos asignaturas pendientes sobre nuestra belleza.- ¡Qué bien!-

¿Será entonces que vamos a tomarnos un café y jugamos a exploradores? o ¿mejor invito a la hija de mi amigo?

julio 25, 2008

¿Sos indispensable?


En teoría de recursos humanos y en otros ámbitos de la administración, así como en la cotidaneidad, ¿cuantas veces hemos escuchado que nadie es indispensable en un trabajo? Lo anterior se usa como una forma de ilustrar la correlación institución-sujeto, estructura-persona o el ciclo de vida contenido en una relación laboral.

Si bien es cierto, las personas son el motor de funcionamiento y avance, los valores organizacionales, la estructura funcional de esta, los objetivos estratégicos y la planificación que acompaña son los pilares del pensamiento institucional. Es así como la anterior postulación reconoce entonces que nadie es indispensable y que el curso mismo de una organización continuará a lo largo de la vida de esta con o sin nosotros.

La mayoría de las organizaciones, empresas, instituciones siguen aún conformadas por personas, aunque países donde cierto tipo de industria ha ido sustituyendo el sujeto por la máquina imparable, estén invirtiendo tal afirmación.

A pesar de que puedo compartir muchos elementos anteriores, debo reconocer que discrepo en la línea pura de la teoría. Quizá lo indispensable casi podría entenderse como la eterna permanencia (y no es cierto), es necesario reconocer que las personas y cierto tipo de personas llegan a ser claves-esenciales en momentos particulares de una estructura.

No consiste en ponerse una medalla personal por la labor ejecutada, o autonombrarse el especialista único y particular de la temática aún no descubierta, o pedir que te reconozcan las horas de vida entregadas al trabajo o que te nombren la cabeza oficial por la aceptación y el liderazgo que puedes ejercer.

Sí se trata de reconocer que hay personas que por su actitud, su conocimiento, esfuerzo y trabajo se vuelven motores fundamentales en los espacios donde se desenvuelven, podrían así ser líderes positivos o líderes, pero cabecillas finalmente.

Quisiera elegir hoy a los líderes (positivos) que tienen esa particular habilidad de llevar a cabo tareas diminutas y campales juntando los esfuerzos de otros, reconociendo el trabajo desde el individuo y el grupo, pero sobretodo tomando de la materia de la ilusión, de idea y de la fuerza para crear.

Hablo de las personas que son “alma” en un espacio, donde el vacío que dejan (sano también) se nota, por que la sustancia principal se modifica. Es así como lo queramos o no parte de la memoria institucional, el oxígeno fresco que se cuela por la sangre del cuerpo es producto de la contribución colectiva y el motor de su cerebro-corazón. Por lo tanto no se debe pretender que nada cambia, o que no nos duele cuando ese sujeto quien nos ha acompañado por "todo este tiempo" se marcha, lo hacen marcharse o desaparece en medio de la neblina explicatoria.

Seguimos hablando de personas que conforman una cultura organizacional, continuamos hablando de los altibajos que se producen cuando las personas clave son movidas o han tomado otro camino( sea en lo positivo o lo negativo). En definitiva, todo exige tomar partido.

Compartir o no lo que he dicho, no nos lleva a mucho quizá, pero hay que reconocer que no es tan cierto que unos podamos andar sin los otros por el mundo, como si nada hubiese pasado, porque aunque fuera para un dolor de muela, cada persona cuenta.

julio 20, 2008

El camino de regreso (II)

Pienso, que cuando uno decide entrar nuevamente al mundo sea “completamente” preparado o bajo la intemperie total, por más que pretenda no tiene idea plena de lo que habrá en el paso dos del segundo uno, aunque la experiencia desarrollada le permita olfatear y sospechar lo que podría haber en los alrededores del futuro cercano.

El camino de regreso, como ya todos lo sabemos puede ser corto o extenso, puede ser que retornar al hogar siempre se haga más sentido, en algo más entrañable sea por las tristes noticias, por los vientos de cambio o solo por que vas de llegada. ¿Sin embargo, has pensado qué harás sino encuentras camino de regreso? o ¿Qué harás sino quieres regresar?

No eres es el cuento de Hanzel y Grettel, aunque bien hubieras querido dejar migas o piedrecillas a lo largo del camino, fuese para regresar hacia donde ibas o retomar de donde venías; con algo de suerte podrías llevar bajo el brazo la guía para perdidos de Robinson Crusoe (he de decir que es muy útil, a veces no tan precisa como se requiere pero útil), o alguna brújula especial.

Cuando iniciamos un camino hacia cualquier lugar, no pensamos que no vayamos a encontrarlo, o bien que no regresemos al punto de partida, lo cierto es que hay ocasiones donde hay puntos de no retorno.

Los no retornos, no solo son para vos que has dejado el espacio de manera física por las circunstancias motivadoras fuese el nuevo empleo, terminar la relación, el regreso esperado a casa, la muerte, el nacimiento, lo inevitable, la beca estrenada. Los no retornos son también para aquellos que si bien no se marcharon con uno, igualmente han continuado camino, o son para los otros que en su memoria perdieron eso, la memoria y no saben como regresar. Lo cierto es que de alguna manera todos nos miramos con alguna nostalgia de lo que se deja, nostalgia de lo que se encuentra, nostalgia sin motivo aparente, nostalgia que la encontramos sentada en la calle esperando a un transeúnte, nostalgia de vestido rojo o de camisa negra, hay motivos suficientes para sentarse con ella a beber en la mesa.

El explorar y explorarnos en sentimientos y vida se convierte en una oportunidad, otra vez; es así como a lo largo del trayecto caes en la cuenta de que no podrás llevarte lo pericos contigo, que el perro habrá que ponerle vacunas "internacionales de viaje", que el plan de moverse en el tiempo requerirá vivir aparte, que los meses siguientes no serán iguales para nadie, que realmente requieres de una carga inmensa de voluntad si quieres que las cosas sucedan en la transición que se aqueja o la que ya pasó.

julio 19, 2008

Decir, hacer

Hace un par de semanas incié una nota para este blog(aún sin terminar), versa sobre mis escritores favoritos de Uruguay. ¿Por qué uruguayos? No lo se, solamente reconozco que cuando fui juntando los nombres de algunos que significaron un gran descubrimiento para mi, aquellos de los cuales tomaría algún texto y lo daría sin temor de que no fuera a despertar sentimiento, (por que se les odia o se les quiere, así de sencillo), pues me di cuenta de su nacionalidad.

Hoy que buscama un poema de mis favoritos, volví a tropezarme con este de Octavio Paz, el cual copio y lo hago por que me parece íntimo, quizá por que aunque él nunca se dará cuenta de mi existencia (por obvias razones) yo se que él exite y que de alguna forma podría decirle que siento lo mismo que él.


DECIR, HACER- Octavio Paz
A Roman Jakobson

"Entre lo que veo y digo,
Entre lo que digo y callo,
Entre lo que callo y sueño,
Entre lo que sueño y olvido
La poesía
Se desliza entre el si y el no:
dice
lo que callo,
calla
lo que digo,
sueña
lo que olvido.
No es un decir:
es un hacer.
Es un hacer
que es un decir.
La poesía
se dice y se oye:
es real.
Y apenas digo
es real,
se disipa.(...)
palabra
impalpable:
la poesía
va y viene
entre lo que es
y lo que no es.
Teje reflejos
y los desteje.
La poesía
siembra ojos en las páginas
siembra palabras en los ojos.
Los ojos hablan
las palabras miran,
las miradas piensan.
Oír
los pensamientos,
ver
lo que decimos
tocar
el cuerpo
de la idea.
Los ojos
se cierran
Las palabras se abren.”

julio 18, 2008

El camino de regreso (I)


¿Qué esperas encontrar en el camino de regreso? ¿Quienes quieres que estén al toque de la puerta? ¿Quienes imaginas en la estación del tren o a la salida del avión cuando llevas las manos cargadas? ¿A quienes esperas ansiosamente ver por la ventana que da a la entrada de tu vieja casa? ¿Qué consuelo necesitas? ¿Por qué llamas? ¿Quieres que sigan tus amigos siendo los del barrio marcado por unos kilómetros de vida y toda la malla tejida de dos? ¿Qué esperas observar en la mirada de quienes vos reconocés? ¿Qué esperas al llegar y al partir, al salir y querer retornar? Dime.

En los días que han pasado, las semanas, los meses y años, la araña atrapó no solo insectos, sino también polvo, agua, alguna hoja y cuanto se pudo sostener en la red. Aunque no lo notes, otras arañas que le precedieron tejieron nuevamente el espacio removido mil veces por la escoba limpiadora; es correcto lo que ves, parece la misma araña, pero no es ya la misma.

La escalera está más vieja (tanto como vos y yo), quizá y con suerte, las polillas no le habrán devorado mucho más. Los cuervos, zanates y chotacabras podrán haber volado en parvada hacia el sur (para no volver al menos en un tiempo). El pito del tren confirmará que aún no ha dejado de funcionar, pero el pesado andar igualmente recordará que no es la maquinaria ágil que fue concebida hace cientos de vidas atrás, cuando fue abordado por primera vez.

Probablemente el remolino de sonidos de la ciudad, el olor especial de algún basurero sin recoger, el gesto de saludo, la copa media llena están como los dejaste: intactos. Encontrarás abrazos extendidos, todo sabrá a hogar, a conocido, a pesar de que la intensidad de la luz cueste, porque debes acostumbrarte nuevamente a ella. A veces hay trillos que aunque se dejen de caminar, no por eso dejan de estar mullidos y marcados por el paso.

Aseguro sin ser practicante de las magias y los ocultismos que encontrarás un poco de todo: una mezcla de candor, de novedad, de cambio, de extrañeza e inclusive de no pertenencia. La vida no cambia en estos sentimientos que planta a cada persona a través del tiempo, por eso no en vano el sol quema la piel y hace que los objetos pierdan color.

El sentimiento estará dividido, una lucha campal se librará entre un pie derecho y uno izquierdo, entre el presente y el recuerdo, entre las navidades presentes y fantasmas futuros, entre vos y yo. Lo cierto, como diría Neruda nosotros los de antes ya no somos los mismos. No esperemos entonces que sea el mismo abrazo, el mismo beso, si ya siquiera soy la misma persona, ni vos.

julio 16, 2008

Gracias

Gracias. No me refiero al cuadro de Rubens o de Sanzio en alusión a las tres diosas. Tampoco a la celebración del mes de noviembre, ni al pueblo Hondureño del departamento de Lempira. No hablo de gratitud por lealtad, o el apellido de una persona, bien el inicio de una canción de Violeta Parra o el nombre de un cabo perdido del mundo.

Quizá me refiera al agradecimiento por aquello que se hace con la voluntad, con el cariño, el amor, la “buena vibra”. Podría haber dicho gracias por el disco de jazz que escucho de manera interminable por estos días, por ese libro que me cayó justo en la cabecera de la cama, por compartirme esos detalles que son difíciles de cranear, por el pastel de cumpleaños, por la medicina nueva, por el fax que enviaste, el beso en la frente. Como verás algunos gracias son de vida o muerte, otros son de vida normal.

A todo esto, lo que puedo confirmar es que al decirte gracias, me refiero a que soy consciente y no doy por garante lo que me das como persona, lo que hacés por mí.

No hay definición en el diccionario para la palabra sola, siempre viene acompañada (en otro momento hubiese pensado -pobre palabra que sola no es nadie-). Sin embargo, eso dice también de la carga, es como una mano que viene con otra, o una sonrisa que esconde un cordón de dientes detrás, quizá un vistazo enfocado mejor por los lentes, gracias acompañado es la acción de dar gracias, de agradecer, de decir “me toca esto.”, de saber que puedo contar con vos.

En este caso gracias es por vos.
Gracias a vos.

julio 11, 2008

Toc, toc, toc: ¿Hay alguien en casa? Enfermedades silenciosas, esas que no se manifiestan clínicamente al principio.

Cuando eras pequeño el dolor de panza era eso dolor de panza, la fiebre era eso fiebre, el golpe era eso el golpe y el moretón en la piel, el dolor de muela era eso dolor de muela sea por que te salía un diente nuevo o bien iba para abajo uno usado, cariado y sin ganas de seguir en la boca. ¿Qué quiere decir? Que quizá si el mensaje de tu cuerpo usado de niño te decía esas cosas, suerte de vos que eras un niño con un crecimiento normal, aunque hubieses vivido en la última casa de la barriada o con el techo desvencijado, bien en el palacete de los cuentos.

Linfoma de Hodgkind- problemas hematológicos, mononucleosis infecciosa, daños hepáticos, , cierto tipo de desórdenes psicológico y neurológicos, tumores cerebrales, cáncer, celiaquía, bulimia, anorexia; en general las enfermedades autoinmunes( hay más de 80) -mal de Chron y siga la procesión...

Hay un camino extenso de enfermedades silenciosas muchas de las cuales probablemente no he escuchado ni escucharé jamás, al menos que en la tómbola de los “premios de la vida”, obtenga algún letra o número de esos, solo que hay un pequeño detalle, y es que dependiendo del momento y las condiciones, el tiempo puede fulminar o dar alguna oportunidad de combatir.

Parece que este tipo de situaciones te dejan sin defensa. Caes sin entrenamiento a un juego clave. Se instala en tu vida sin que puedas oponer grado alguno de resistencia por semejante inquilino; pero no hay peor silencio que el autoimpuesto.

El de llevar las cosas “solo” a veces se da por que se desconoce, sucede también que cuando algo sale la luz no tienes la mínima idea de que hacer o para donde tomar; quizá por que no comprendes lo que significan las noticias, quizá por que aún eres “joven” en la vida para asumir que hay algo que no funciona.

Ser joven (niño, adolescente, adulto) iniciando trayecto y tener “algo defectuoso” es como una lucha con el sello de temor al fracaso con vos y con los otros, sea la condición que tienes, el mundo que rodea, las batallas que se avecinan sin saber o sabiendo-eso es suerte-, la incertidumbre, la predicción, la reacción, el día a día.

Lo sensato pareciera radicar en tomar algunas previsiones, paso 1: Ponerte(o te llevan) a las órdenes de los médicos (serán más de uno), ya que entre lo que te dicen las personas a las que les comentas, además de las historias que cada uno tiene que contar, sumado al universo de conocimiento, desconocimiento y tratamiento hay (en el mejor de los casos) efectivo van a pasar millones de segundos (que ya no son tranquilamente tuyos.) El paso 2: Supongo que las preguntas que te haces, ver donde estuvo el detalle, preguntarte si había algo que hacer o no, lo matizas con un posible conjunto de ataques de incertidumbre sobre los cuales verás que hay luces de esperanza y otros momentos donde la mancha gris petróleo será bien densa.

Si el desenlace no es positivo (al menos para uno) pues sumas a veces de manera más temprana el cierre del círculo de la vida. Sin embargo, si las noticias son positivas y la vida ha de seguir, con lo cual solamente tendrás “eso” latente-manifestante, pasarás por el mundo de manera normal, sin que parezca que hay gran problema, probablemente algo más alerta para que no te incluyan esto o lo otro en la comida; saber que si te da una fiebre podría ser la manifestación de aquello; que si te da un nuevo calambre es el aviso de algo irritable, más entre brinco y salto vas sorteando la existencia.

He de confirmar que se tiene suerte si el silencio se ha manifestado, aunque no lo digo por que mi oficio sea ser optimista, sino por que quizá se cuenta con alguna oportunidad de ser escuchado y con esto de obtener alguna respuesta al toc, toc del golpecillo en la puerta. Cuando eso sucede al menos tendremos que colocarnos una flor verde en la solapa.