La cosa continuaba con el proceso de adaptación de ellos y el cómo adecuaron los espacios con luces y movimiento para poder "notar" los sonidos de sus hijos; pero también trataba de sus hijos del cómo se incorporaron a la dinámica de los padres que escuchaban con las manos y los pies por medio de vibraciones.
Posteriormente me enteré de la discusión que se lleva en algunos sitios de Estados Unidos acerca de todo el tema de cultura de los sordos, en donde hay personas que debaten el derecho y la cultura de ser sordos, de no incorporarse a ese mundo de ruido y sonido.
Qué fina es la línea verdad, la de elegir que debe o no ser para una persona; en la cual algo que fue extraño para ellos por tanto tiempo, fue deseado, soñado y añorado, se convirtió en un proceso de nueva adaptación. ¿De qué hablo? del implante coclear que vivió esta pareja, les hizo enfrentar nuevas situaciones: uno evolucionando más que el otro, uno sintiéndose culpable porque el otro no evolucionaba, ambos temiendo mucho y contando poco, uno tomando la decisión de escuchar como esa forma de vivir y el otro de desconectar también como la decisión de vivir; uno viviendo cada cosa como una aventura el otro como un castigo aunque fuese el mismo tema, fue entonces cuando uno entró al lava autos cinco, cien veces para sentir los sonidos del agua, de algo que no significaba nada más que el movimiento, el otro responsabilizaba a los sonidos de su propio dolor.
El silencio es tan valioso, es tan único tan particular, como la lectura de un libro, cada vez que este es visitado por alguien es casi que vuelto a escribir, es nuevamente vivido. En la otra mano el sonido, el que te permite distinguir el "ánimo", la condición, la procedencia, el que te recuerda que hasta caminar sobre el pasto fresco, verde, corto y húmedo tiene ondas, el que hace un vínculo suave o intenso entre la roca tirada sobre el agua mansa y la mano, el ojo y el oído.
Alguna vez pensé en un "sentido que pudiese sacrificar", hoy no estoy tan segura y me doy cuenta que cada parte tiene su tarea. El elegir uno de estos por sobre el otro me llevará no solo al imperio de un sentido sobre los otros, sino también a una nueva lectura, a una realidad diferente, a resultados distintos aunque parezcan lo mismo. En fin, hay mucho que hilar en torno a esto y lo que escribo solo es un arranque.