Paso uno: Encierre en espacio seguro el vértigo que le producen las alturas, de manera tal que pueda asomarse de vez en cuando y apreciar la vista panorámica.
Paso dos: No piense que volar es dejar de andar, sobretodo si usted es un pedestre, recuerde también que los pedestres siempre vemos hacia arriba, porque quizá tengamos envidia de los seres que sí pueden volar.
Paso tres: Aprenda a sortear los vientos, pero sobretodo la melancolía que a veces produce intensas ganas de dejarse estrellar.
Paso cuatro: Cuerpo, reconozca por favor el engranaje que lo compone, no piense que todo son alas, ojo ser cuidadoso con esto, sobretodo porque hay seres que de un vistazo ya se fueron por las alturas.
Paso cinco: Si escucha las radiotransmisiones, trate por favor de evitar las necias radiointerferencias, ponga un pelín de atención porque quizá encontrará algo rescatable, pero si se ha iniciado en este ejercicio y lo logró, aunque le tiemble el pulso, aunque la mirada se humedezca, aunque la boca se le seque siga. Intente, siga adelante, no se detenga, levante la cabeza, acelere el pulso, use las piernas.
Paso seis: No es fácil, se lo aseguro, todo será más complicado y a veces doloroso, quizá más allá de los manuales, cifras, citas y sentimientos llevados anteriormente.
Paso siete: Ignóreme. Que otros le cuenten mejor.
Saludos,
Yo
Nota 1: Si decide tomar un seguro, le comprendo, es más le insto a que lo intente una vez en la vida y se dará cuenta que no sucede nada. Es decir el dinero no lo necesitará, porque sus accidentes no serán los de carretera sino de otro tipo.
Nota 2: Recuerde al menos dejar espacio, para quienes son considerados brujas, ícaros, un poco davincescos, principiantes de aeronáutica, hijos del helio y otras formas menos divertidas; sobretodo no le hale a nadie los pies hacia abajo, eso finalmente puede provocar la muerte de alguno.
Nota 3: Si desea aventurarse interpretando sueños, adelante.
El volar al ras del suelo puede ser tan sorprendente como volar al ras del océano, solo habría que modificar algunas de las instrucciones…
buscador y encontrador
septiembre 15, 2008
Instrucciones de vuelo, encuentro y desencuentros
septiembre 14, 2008
Sherlock Holmes
¿Dónde estará en estos momentos ese muchacho?
La pierna cruzada, cigarrillo en mano, la lluvia a penas intensa, esa tipo gota constante que se deja colar entre las hojas.
Teclea sin cesar, ya no más en la máquina de escribir Remington, que aunque hijo de esta generación apenas la usó cuando fue estudiante. Ahora es el computador Toshiba en mano, la cual está tan ajada como la máquina pero aún es más veloz, tanto como sus ojos o sus pensamientos.
Me da por pensarle cuando se dejar mirar a través del cristal del jardín. Escritor incansable, ahora parece estar en medio de una noticia, no se si de guerra, ya que en este lado del mundo no las hay tal y como las solíamos conocer. Ahora son nuevas versiones, nuevas formas de luchar y amigar casi contratodo y contratodos.
No se si realmente está con esa noticia, la llamada primicia, ¿cuál será por cierto? En cualquier caso todos debemos esperar sus comentarios, el mensaje que llega, el correo de la mañana, las nuevas de cambio o quizá las de la última noche.
Sin siquiera proponerlo, elabora un punto aquí, cruza una línea allá. A veces, cuando le cambia la cara, casi podrías notar lo que sucede en el mundo. Un viso de nube, es el huracán quizá más para él que para los otros. La mirada entornada sin sonrisa, es un tejer, no se si de malas noticias, pero al fin una elaboración muy puntual. Todos sabemos cuando él está produciendo, porque teclea más rápido de lo normal, tuerce un poco la cabeza hacia la derecha y la lectura hacia la izquierda. Si viene sonrisa, sabemos que es “una buena maldad.”
Es mi amigo también, como de otros. No es el compañero de copas, sino más, quizá no el buen vecino, pero siempre tendrá una palabra para vos. Es un maestro, un detective, un investigador con todo y sabueso.
Ese es el chico que está al otro lado del cristal, pierna cruzada, pantuflas azules, pantalón de algodón y camisa de un día cualquiera.
septiembre 09, 2008
La circunstancia
Algunas saltan por una, otras se avalanzan por los otros. La verdad es que hay una ruptura, no se si de la ecuanimidad, del orden, del sentido, del sinrazón o de la fuerza. Parece como si una ráfaga muy intensa y fuerte te diera un bofetón a veces de dolor y también de felicidad. Lo cierto, es que quiebra.
El agua lava, no solo las calles con sus montañas de basura, o los ríos arrastrando cuanto paso hay en el camino. El agua lava, a veces limpia o enturbia los sentimientos sedimentados, convirtiéndose en la mayoría de las ocasiones en el chaparrón de aviso de que pronto, aunque no sabes cuando, tus sentimientos rejuvenecidos y apropiados se presentarán ante vos.
No hablo siquiera de esa acción que podría dejar la nariz trancada, cual elefante con gripe crónica en el último año. Ni de los ojos como tomate convertido en vidrio, del dragado de energía que lleva consigo todo deslave, o quizá de las centellas que brotan con nosotros.
No quiero hablar de los motivos, pero sí de la circunstancia cuando te sostienes la cabeza pensando que no hay salida. Cuando masticas por minutos, horas y días que el otro no va a sobrevivir. que los pronósticos son insostenibles, que los mensajes no son de buen augurio. Cuando quieres arrancar la corteza con las uñas y aún no tienes respuesta, no llaman... Cuando la incertidumbre se apersona justo a tu costado y la ansiedad toca una melodía profunda.
Sin ser optimista por defecto, quiero cerrar para mi, con ese instante cuando el mensaje de las buenas noticias llega en las palabras, en el anuncio de la mirada, en la mano sostenida, en el devolverse y decidir hasta aquí y voy a comenzar, o al mirar hacia delante extender los dedos y pedir ser acompañado.
No se cuanto de esto es cierto o bueno para mi, lo que puedo afirmar es que de vez en cuando las lágrimas no están de más.
septiembre 07, 2008
Techo seguro
Es un golpe para los ojos, ver los cadáveres flotar arrastrados fuera de sus lápidas en el cementerio vecinal. Como si fuera poco, tienes el agua por el cuello cubriendo más de 50 centímetros del suelo y el cielo a tormenta cerrada.
No te preocupas por salvar los electrodomésticos, si es que los hay.Ahora es acerca de la vida. Te preguntas si llegará mañana un mejor momento.
Las tripas suenan, porque hay hambre, -la constante es el hambre por estos lares- y cada vez que llueve así, se pone peor. Si hubiese algo de suerte, que la habrá momentáneamente, llegarán los camiones de algún tipo de ayuda humanitaria, quizá ellos no revivan a mis nuevos muertos, pero al menos a mi no me dejarán morir.
El agua enfría el cuerpo, la temperatura baja y no hay más que lo que llevo puesto, ¡Cuánto desearía algo mejor!, pero pareciera que hoy no es el día, además el cielo se rasgó el alma.
Maldices la lluvia, ¿cómo no hacerlo?, si desapareció frente a la vista toda la familia, además de un pueblo entero con casas, bueyes, cabritos. Sin embargo, los números no valen, ya que todo vuelve pronto a su “normalidad” sin memoria de lo sucedido.
Estoy segura que a mi no me atenderán tanto, si por ahora solo hay 50, 100, 500 muertos, y si además tratan lo que sucedió en el sudeste asiático, Nepal, India, Bangladesh como algo antiguo, a pesar de sus treinta millones de desplazados del año anterior. Lo confirmo, lo de estas tierras no es tan importante; sino por qué en tantas décadas el tiempo se detuvo con el cambio.
¿Cómo se hace uno notar? Si se tiene frío y hambre, si la constante es la escasez, si lo que se teme es la epidemia, si lo que se quiere hoy es solamente dormir en espacio salvo, sin pensar y en compañía del recuerdo de los muertos.
septiembre 06, 2008
Aceite de roca
Una de las características del petróleo, es que por su densidad no suele mezclarse con el agua, es una capa que aunque convive con este elemento mantiene la diferencia particular de su propia condición.
De origen orgánico, fósil, fruto del proceso de transformación química por el calor y la presión sobre aquella mezcla que viene del zooplancton y las algas depositadas en los fondos carentes de oxígeno y cubiertos por capas pesadas de sedimento.
Es así como los productos más ligeros de la transformación química ascienden a la superficie por medio de los escapes. La materia densa sin suerte, como el "aceite", no escapa, se deposita si cae en trampas.
La vida como la conozco hoy, no puede ser la misma como hace años antes del petróleo que “tocó" lo económico, lo social y porqué no, lo cultural. Traigo a colación esta materia por la imagen que rondaba en mi cabeza hace algunas horas, cuando al intentar incorporarme a una dinámica no nueva, sentí la poderosa dificultad de reunir las condiciones para hacerlo.
Sabemos todos que el relacionamiento humano puede ser complicado, más aún si hay que desenvolverse en un espacio dónde la diferencia numérica y de opinión de unos hacia vos o tu entorno, sobrepasa tus ganas de entrar en lid.
He de confesar que lo hice, entrar en escena y colocarme en posición estratégica, no recuerdo que me frecuenten las ganas de evitar opinar -aunque sí sucede-. Sin embargo al cabo de un rato, francamente deseé unirme a la pandilla de sujetos que no sobrepasan los 7 años de edad. Ya que parecía que el barro, la chichota, el moretón, el rasguño resultaba un tanto más desafiante en igualdad de ombligos y condiciones que desenmarañar la frustración colectiva sobre mi país.
Si bien es cierto, comparto tal frustración, -que al fin y al cabo abrió un espacio para cualquier otro tema-, me río de la forma en que algunas personas dictamos cátedra, eso de asegurar que la opinión de uno será la verdadera ya que es producto de la experiencia ¿Quién no tiene diferentes experiencias en un mismo tema?
Confirmo que hubo un momento dónde tuve la gana imperiosa de dar la llave de la legislación y decir damas y caballeros, es su tarea limpiar el estado del sitio. Verdad que es fácil disertar. Verdad que no se dan cuenta que ustedes también son petróleo.
¿Por qué lo digo? Pues una gota de petróleo en medio del agua, no se mezcla, no importa si está en franca “desventaja” proporcional, solo su naturaleza parece no permitirlo. Fue de esta forma, que yo me sentí una gota negra en medio de un mar blanco, rodeada por aquí y por allá, tratando de explicar y decir, te comprendo, pero a pesar de nuestra condición, nuestra densidad sigue siendo diferente y no por eso una mejor que la otra.
A su vez, mi contraparte también fue en su momento petróleo y no agua, pues parecía que no importaban las décadas en las que había estado aparcado en este lado del mundo y en esta región; ya que puedo confirmar, había aprendido como buen taxónomo a la clasificación pero parecía negligente al olvidar el ambiente en el que se habían desenvuelto las personas y las especies.
Que ironía no, pretender que un joven país se construya en dos centurias, lo que a otros les tomó siglos y milenios, donde la tarea no radica en solamente mirar el “desorganizado y algo sucio espacio” dónde se está, sino también, ese caldo de cultivo, que aunque complicado, hace cocer y germinar muchas más cosas de las que pensamos.
Finalmente, no decidí si entrar en disputas sobre matrícula educativa, sobre asfalto y octanaje, sobre corrupción o corruptela, sobre la lenta forma de los cuerpos, decidí atacar la comida -tal parece que sigo aumentando de peso-, y disfrutar la albahaca verde que estaba plantada en el horizonte del jardín donde estábamos…
septiembre 03, 2008
Platero y yo
septiembre 02, 2008
Paraíso tropial
que sobra de todo
sobran palabras
sobran fantasmas
sobran besos
sobra soledad
sobre el atardecer
sobra el verde con azul y rojo
sobra el corazon y los espacios
es tiempo de sembrar
en el paraíso tropical
septiembre 01, 2008
365 días
Confirmo que ser artífice de un cambio, quizá sin haberlo esperado o deseado, sin haber entrado en estado de gestación por nueve meses, o sin haber movido hilos para tejer algo, nos deja con los ojos dilatados de inmensa sorpresa.
Es cierto que cambiamos, al mezclarnos el suficiente tiempo para que alguien nos conozca o le conozcamos, sea por antagonismo o por paralelismo, por conjunción de nuevas energías, o porque sus piojos pasaron a ser los tuyos en un salón de clases, porque el emparedado que se cayó lo limpiaste en el pantalón, lo comiste y lo compartiste, porque llorar cambia, porque el “uso y desgaste” nos lleva a moldearnos la vida.
Nosotras las personas, encontraremos en algún punto de inflexión que la ebullición nos ha llevado a otro lugar. Que ya no somos los mismos y estaremos más sorprendidos, cuando allá afuera nos demos por enterados que nuestra vida es otra.
Decisiones matizadas de otra tonalidad. Acercamiento desde espacios no pensados. Paladeo de sabores “nuevos”. Visualizaciones con ojos expuestos a otra intensidad de luz. No somos los de hace 53 semanas atrás. Hasta la panza es nueva y el intestino más viejo o el surco más profundo.
La constante es el cambio tanto como no darse por enterado siempre. La realidad es que los años nos llevan en tropel y nosotros vamos cargando de cuanta cosa la cajuela del automóvil, sin a veces percatarnos.
¿Qué será lo que observamos cuando de vez en vez volvemos la mirada hacia la distancia?, cuando llega o se marcha la gente. Cuando en definitiva sabemos que no somos los mismos, que ya recorrimos lugares, los cuales han vuelto a aparecer lejanos pero esta vez porque no los frecuentamos. No es acaso un cambio darse cuenta que además tenemos el valor de ver eso, de reconocer que unos nos cambian a otros. De que los otros nos significan tanto. De saber decir lo que ansiamos.
Mi vida es otra diametralmente en tanto, desde hace 365 días atrás que más bien parecen años.
agosto 30, 2008
Seda- Baricco
El arte de los sabores, el placer que esto conlleva y la búsqueda de la maravilla de la mano con la excelencia del paladar, parece algo que nos ha llevado durante la historia de la humanidad en búsqueda de mundos, a “conquistar personas y espacios”, a acercar latitudes.
Es así como encontramos rutas de sal, rutas de especies y rutas de seda. En todas ellas y en otras más que no he de nombrar, sea porque las desconozco o porque mi afán no es tratar este asunto hoy, siempre ha habido un loco, un idealista, una persona que en tiempo diferente, juntó a otros poco cuerdos o todos a su vez se fueron por allí en su motor común. ¡Qué motivo tan potente como un amor!, el que podría llevarte a perder la cordura y la razón.
Para quienes me conocen, saben que el café es una bebida que me encanta, quizá no soy tan adicta como mi hermana -a quien no le regresa el alma hasta que no haya bebido un poquito de este, sea después de cualquier cosa-.
He de mencionar que nací en una tierra cuya planta y su fruto, me dio comida, cobijo, sufrimiento y motivo para crecer, un país que celebró los 200 años de industria alrededor del "amargo" elixir.
El café tiene toda una historia, un proceso que lo lleva a lo artístico; este necesita para crecer un suelo rico y húmedo, que absorba bien el agua y drene con rapidez el exceso de precipitación. Los mejores suelos son los formados por un pequeño manto de hojas, materia orgánica y roca volcánica desintegrada. Hay que velar por la exposición al sol, por los insectos, los hongos y si todo sale bien, una planta produce su primera cosecha de rendimiento pleno casi a los cinco años de edad.
Sea arábica o robusta, la primera es superior que la segunda en cuanto a sabor, calidad y cuerpo. Al igual que la aceituna para el aceite, el té, la uva para el vino, los licores en general, el tiempo cuenta, el proceso como "la forma de tratarlos", de moldear el sabor, su color, su aroma, su cuerpo son una danza. Es así como hay tonos amarillos y dorados, dulces, afrutados, achocolados, con sabor a pimienta o recordando maderas. Todo es posible en ese universo.
Sin embargo me ronda una pregunta por la cabeza ¿Pero que pasa cuando la especialidad limita finalmente al placer? Ya no solo el café es el café que disfrutas, o el vino es eso: el delicioso vino que corre por tu garganta sin la clasificación profunda de año, color, origen.
¿Qué sucede con el paladar experto que no perdona al novato o al que nunca aprendió la diferencia?Tal parece que con los años, con el tiempo, llevás a madurar para más o para menos el olfato, el gusto, la razón o el sentimiento. No podríamos pedir que todos disfrutemos igual, o que cada sabor se repita en el sitio que visitas.
Sería corto de nuestra parte y algo más, considerar que lo que conocemos es lo correcto o lo mejor. ¿Por qué no pensar que hay mundo allá afuera que nos podría lleva a nuevas rutas de especies?
Asomarse y volver a visitar, porque aunque hallamos pensado que lo hemos visto todo o hay poco más por conocer, la vida nos podría tirar al piso a la vuelta de la esquina, con una zancadilla, recordándonos así que no hay humano alguno que haya visto o saboreado todo en la humanidad.
Bien que anden personas con locura por allí, dispuestas a jugarse un chance, aquel que por ocasiones les produzca vértigo, les explaye los pulmones, agolpe sangre en las mejillas, les arranque el estómago y después de elevares a tal punto, sean depositados en caída estrepitosa o bien plácida calma. Por cierto, deberías de leer Seda, es un libro que merece ser vivido.
agosto 23, 2008
Sintiéndome azul
Nos da la tarea de acercar mundo o vivir en la total discrepancia, de encender la radio y poner oído atento a lo que pasa en el Pakistán, al nuevo logro de la China, a la reforma de la Francia, el revuelo de la Colombia, la convulsión de la Nicaragua, la Corea tan distante.
agosto 18, 2008
Sin Novedad en el Frente: Erich Marie Remarque
Si bien es cierto, las guerras nunca nos llevan a ningún lado y de eso estamos todos de acuerdo, no tardan en desaparecer y aparecer nuevas y antiguas riñas, enervados y recordados conflictos.
Las luchas, sean contra el narcotráfico, contra el terrorismo, contra la invasión de unos a otros (unos sí pueden hacerlo, otros no), contra la liberalización de un territorio, contra la pobreza y el pobre, contra el desamor, contra el abandono. Guerras, batallas, enfrentamientos, la destrucción e hija de todas estas.
Aunque el firmamento no estará rojo para algunos, porque su lucha no implica armas, bombas, fuego o el ruido ensordecedor de un avión volando bajo la puerta. El miedo se asoma con ojos grandes por cada lugar.
agosto 13, 2008
Lope de Vega
Es así como la sensación de estar reaprendiendo las cosas, las situaciones, las relaciones nos deja perplejos como la imagen de una persona frente a un edificio de 100 pisos todos de espejos; en donde tienes la tarea de intentar mirar quien está en el piso 99 (es decir hay que levantar la cabeza muy alto, agudizar la vista, desear ver algo, esperar y recorrer toda esa distancia hasta el nivel buscado).
Nosotras las personas en toda la historia de vida hemos escrito del amor y el desamor, de la vida y la muerte, las batallas, los amigos, el desastre, el dolor, las razones de la existencia. Pareciera que cada vez que uno de nosotros decide sentir, manifestar y opinar al respecto, está haciéndolo como si fuera la primera vez. Sin embargo, la primera vez cuando ya uno es viejo, esa primicia pareciera más fuerte que aquella de la hormonal adolescencia o la incipiente adultez.
Solo aquello que nos motiva a sentir y hacer ciertas “locuras” sin atenuación, con la fuerza de dejarse el pellejo en el camino, con la sensación de que no hay después o que no llegará, es lo que lleva de alguna forma a ser vivido de manera recién estrenada.
Que dichosos somos y que reto, si estamos vivos de esa forma, si hay alguien o algo que nos motiva de manera tal que una melodía nos arranca las lágrimas, que una palabra con devora el intestino, que un roce nos acelera la garganta, que un vistazo nos infla de ira y otra mirada de calma, si una situación no nos deja dormir, si el desvelo de las horas es provocado por una voluntad.
Quisiera festejar eso y más (no hacen falta nunca pretextos para las conmemoraciones), por eso me permití tomar un pedazo del Lope de Vega por allá y otro del Oliverio Girondo por acá. Cada uno decide con qué parte de los dos se queda.
“Desmayarse, atreverse, estar furioso, áspero, tierno, liberal, esquivo, alentado, mortal, difunto, vivo, leal, traidor, cobarde, animoso, no hallar, fuera del bien, centro y reposo: mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, enojado, valiente, fugitivo, satisfecho, ofendido, receloso. Huir el rostro al claro desengaño, beber veneno por licor suave, olvidar el provecho(…)dar la vida y el alma a un desengaño: esto es amor; quien lo probó lo sabe.” Vega
POEMA 12-Girondo.“Se miran, se presienten, se desean,/ se acarician, se besan, se desnudan,se respiran, se acuestan, se olfatean,/se penetran, se chupan, se demudan, se adormecen, se despiertan, se iluminan,/se codician, se palpan, se fascinan,se mastican, se gustan, se babean,/se confunden, se acoplan, se disgregan,se aletargan, fallecen, se reintegran,/se distienden, se enarcan, se menean,se retuercen, se estiran, se caldean,/se estrangulan, se aprietan se estremecen,se tantean, se juntan, desfallecen,/se repelen, se enervan, se apetecen,se acometen, se enlazan,
agosto 10, 2008
Nosotros las hormigas
Me pregunto acerca de los "requerimientos" (por llamarlos de alguna forma) para mantener un vínculo, para justificar cuanta cosa sucede, para pasar por alto los vaivenes de la volatilidad de nosotras las personas, para no renunciar a la familia, al amigo, a la relación, cuando finalmente con la suma de los años pareciera que lo predominante es el desgaste de la bolsa de viajero, como el odre mullido de todas las campañas devoradas. ¿Dónde está todo lo bueno que ha quedado?
Quisiera saber qué motiva el no dejarse morir en el intento, no salir huyendo, no decir hasta aquí basta. Me encantaría comprender mejor lo que nos provoca esos sentimientos de afecto entrañable que se meten por las articulaciones. El aprender como dar/recibir/tomar/entregar sin sentir por ocasiones (a veces las de más), que es una forma de extracción como mina de carbón o de hierro abierta a través de los ojos. Solamente dar y dejar ir.
No voy a entrar a hablar sobre daños o resarcimientos, ese tema es nota para un análisis en otro sillón. Sino solamente de esa cotidianidad que nos hace justificar lo injustificable, transformando lo que no debe ser normal en normalidad. Aquella la cual nos lleva a disculpar algo que a simple vista con ninguna persona podrías hacerlo, o la que empuja a atenuar las violentas circunstancias volviéndose en permitidas, marcándose así la vida en un halar y soltar de hilos, recargando quizá no al más fuerte sino al más resistente, a veces sin opción.
¿Cuáles son los códigos? ¿Dónde están? Necesito leer los libros que van indicando las rutas de este tipo de memoria. No puedo compartir que la genética o el vínculo de sangre sean suficientes para considerar una familia, a algún "relative" - pariente, o amigo a algún transeúnte de vida, por más buena persona.
Quiero vivir en el intento y así compartir la cuchara, el plato, la discusión, el tacto, la voz, la ruina desde la distancia o la cercanía, el temor, la incertidumbre, el andar pesado, el equipaje ligero, el temor a la noche o el placer por el turrón, mi gente nueva, también la muerta. En fin, construir es necesario para cualquier relación.
No espero perecer en el medio de la asunción de que no es obligatorio siquiera "trabajarse un poquito" la vida, porque los vínculos del ADN son transparentes, suficiente con el útero, la ubre, los linajes, la educación en sí mismos. No quiero que la tiranía o la autocracia de las relaciones me arrastre. Me urge entender, quiero hacerlo, para que lo aún remanente siga vivo.
agosto 08, 2008
Por las noches
Es la llama flotadora de la provocación, el lumen en el espacio oscuro de la habitación que se mueve revoltoso e insurrecto llamando a un punto de atención. Son el faro al voltear la cabeza hacia el abierto de la noche, unos ojos por lumen cuando no encuentro ás en el mar de personas, son la bandera en el asta más alta recordando lo difícil que es apagar la voluntad personal.
agosto 06, 2008
En el natalicio
¿A qué hora fuiste expulsado del espacio con clima controlado y cero inflación? ¿Cuáles son las primeras palabras que recordás después de los años?¿Te gusta como naciste?¿Querés volver a nacer y donde?
Más allá de la bebida, la torta, con mala suerte hasta la canción o el himno al festejado que en todos los idiomas hay (no podemos negarlo), los regalos (que disminuyen o aumentan por temporadas), las llamadas, los más frecuentes correos electrónicos (que acortan en casos las distancias transoceánicas, pero en otras nos "quitan" la responsabilidad de llamar o de contactar a alguien, bien tomar más minutos del día y decir hola), en fin después del universo del festejado, ¿Qué haces al recordar ese día más de cumplir otro período del ciclo de estar vivo? ¿Qué sientes? ¿Qué les has dicho a esas personas que te han acompañado estos días, estas semanas, casi tu vida? ¿Qué piensas cada vez que miras una arruga extra en la boca, las bolsas bajo los ojos, las manos algo manchadas, el cabello ralo?
He de confesar que soy alérgica a la celebración en tumultos. Me gustan esas relaciones casi exclusivas, a veces solo como el pretexto de encontrarnos todos o algunos entre juntos y dispares, entre cercanos y enemigos, quizá ese momento donde se cruza la noche con el día, se notan menos las arrugas (de la ropa), no hay prisas, hay algún tiempo sin planificar.