Hay personas que temen envejecer -
quizá en algún momento todos tememos aunque por diferentes razones-, hay algunos que se resignan y toman esto con esa normalidad del ciclo de vida y muerte, otros se resisten y luchan de curiosas e inverosímiles maneras para acelerar o detener el envejecimiento.
Todos somos historia, formamos parte de la historia, aunque nos enteremos o no. Todos somos parte de un espacio y un tiempo que retratamos de diferentes formas, con fotografías, con música, con frases, con cartas y correos electrónicos, con noticias y vídeos, con piezas de recuerdo -pequeños zapatos, recortes, algún amuleto y hasta juguetes o electrodomésticos- cada uno lleva una carga de sentimientos de los que rompen en dolor, en sonrisas o en llantos, testigos todos, parecieran tener en común la permanencia, como esos botes en el mar de la memoria que se ven constantes y frescos, como recién puestos a navegar a pesar del tiempo.
Este domingo para la hora del desayuno y gracias a que rentaron varias películas, tuve el chance de ver lo último producido, dirigida y protagonizado por Clint Eastwood que, por estos lares llegó en el 2009, me refiero a "Gran Torino"
Rentaron en la tienda del supermercado la cinta, de la cual esperaba el drama, quizá un golpe bajo por aquí o por allá, hasta un poco de aburrimiento, pues soy algo distraída. No espera la joya que encontré.
Ciertamente todo tiempo y cultura tiene sus estereotipos, sus temores, estigmas y más; pues está compuesta por personas que producen o reproducen conocimiento, formas, mensajes, alusiones y prácticas. Por eso no pasa en la historia esta producción, que finalmente tiene todo del presente.
Para quienes aún no la han visto, tomen el tiempo; para quienes piensan que Eastwood está viejo, eso es cierto, pero no por eso es "pendejo" o de mal sabor.
Nota: Las dos imágenes de hoy son la de Kyle (hijo mayor) y la de Scott(hijo menor) del mencionado director, quienes participan en Gran Torino.